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Reproducción del Pelvicachromis pulcher (Boulenger, 1901).

Sinónimos: Pelmatochromis pulcher, Pelmatochromis kribensis.

Autor: José L. Blanco.


Quisiera empezar diciendo que las condiciones de mantenimientoP. Pulcher comentadas más abajo no son en absoluto las descritas normalmente en la bibliografía general sobre acuariofilia dedicadas a este pez y es por ello que no han de tomarse como una regla "tipo" para la reproducción de esta especie sino meramente como una curiosidad.

Hace tiempo que compré seis pequeños "kribensis"que metí en un acuario comunitario; tiempo después, decidí introducirlos en un acuaterrario ya maduro de 96 litros de capacidad, la parte sumergida es aproximadamente la mitad con solo 20 cm de altura del nivel del agua. El substrato de fondo lo forma una fina capa de lava volcánica con mucha arcilla de color marrón oscuro. El recipiente no contiene plantas a excepción de una piedra cubierta de musgo de java Vesicularia dubyana y como decoración dos grandes piedras de lava volcánica una encima de otra que forman una escalera hacia la base de la parte emergida del recipiente.Kribensis

La filtración está a cargo de un potente filtro interior mecánico de esponja con una bomba de 600 l/h que forma una agradable cascada. Cambio el agua aproximadamente 1/3 cada mes, del grifo con adición de sal marina hasta una densidad cercana a 1.008. Los parámetros del agua son Ph=8, Gh= 20, Kh=5, NH3 y NO2 son inapreciables y los nitratos (NO3) llegan a final de mes con valores de hasta 30 ppm momento en que llega el cambio de agua. La fluctuación de estos parámetros no me importa demasiado habida cuenta del biotopo que se intenta reproducir el cual está fuertemente influenciado por las variaciones producidas por las mareas.

La iluminación es relativamente pobre, un solo tubo fluorescente tipo grolux de 20 watios se encarga de ello, la temperatura es mantenida por un termocalentador de 100 watios graduado a 27 ºC. La alimentación la constituye larva roja de mosquito previamente descongelada y enjuagada pues es el único alimento aceptado por otro habitante del acuario: un gran periophtalmus o "saltarín del fango" de casi 17 cm de largo; otros habitantes del acuaterrario son un Scaptophagus argus de seis cm y 10 cangrejos ermitaños terrestres que de vez en cuando van al agua a renovar su reserva del preciado elemento.

Al día siguiente de uno de los cambios de agua mensuales una pareja de kribensis, que parecía formada ya hace tiempo en el anterior acuario empezó a cortejarse recorriendo todos los escondites del acuaterrario. Parecía que el macho llevaba a la hembra de aquí para allá enseñando los posibles lugares hasta que por fin parece que la hembra dio su beneplácito, un jarroncillo de barro con una abertura apenas suficiente para uno de ellos. Afortunadamente esta pieza estaba muy bien situada en un ángulo que me permitía observar con comodidad su interior. En este momento parece que el macho perdió su interés pero la hembra se ponía delante de él exibiendo su gran mancha roja ventral, característica inequívoca de su madurez y predisposición al desove.

kribensisPor fín una tarde pude observar como pusieron los huevos, primero entraba la hembra, ponía los huevos en la cara superior-interna del jarroncillo y salía (pues el recipiente no daba para más), momento que aprovechaba el macho para entrar a su vez y fertilizar los huevos. Estos en número de 40 – 50 fueron los que depositó la hembra en su primera puesta.

A partir de entonces el macho se dedicó a patrullar los alrededores atacando con gran velocidad y efectividad a cuanto intruso se acercara al escondite de la hembra, éste se ocultaba a alguna distancia pero parece que era más bien para no delatar a su cónyuge, Tuve que sacar al scaptophagus pues no parecía darse cuenta de donde no debía molestar pese a los reiterados ataques del macho. Así dejé que la naturaleza siguiera su curso.

Dos días más tarde nacieron las larvas, no las cambiaron de lugar y después de cuatro días dieron su primer paseo siguiendo la mancha roja de la hembra que no dejaba para nada acercarse al macho pese a la diferencia de tamaño. La alimentación de los alevines fue desde el primer momento a base de nauplios de artemia seguido a los pocos días de comida en polvo. Sospecho que el periophtalmus devoró algunas crías, pues éstas desaparecían durante la noche y no encontraba sus cuerpos en el interior del filtro mecánico; aún así consiguieron salvarse de esta primera nidada más de 20 de los que algunos repartí entre colegas y otros forman parte con su brillante colorido de la segunda generación a punto de completar su ciclo natural en éste y otros acuarios de mi domicilio.

 José L. Blanco, febrero 1997

 

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