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Cría y desove de "Cichlasoma" temporale  (Günter,1862). 

Sinónimos: Cichlasoma hellabrunni, Cichlasoma crassum.

Autor: José L. Blanco.


 

tempora1.JPG (14744 bytes)Comencé mi experiencia con este pez, encargando 10 ejemplares que cuando al fín llegaron a mi ciudad descubrí eran de apenas tres cm y que tenían una tonalidad grisácea con unas motas negras muy diferentes a los que yo había visto exibir con toda su bella librea de adulto en algún acuario público. No sin gran desilusión y duda por mi parte, lo confieso, los introduje en un acuario de 600 litros que en aquel entonces era comunitario con otras especies de cíclidos amazónicos.

En seguida se adaptaron pese a las atentas miradas de unos cíclidos lucio (Crenicichla), de 2 grandes parejas de Astronotus ocellatus de más de 30 cm y de 6 Cichlasoma severum más o menos de 20 cm.

Con el paso del tiempo (algo más de 2 años) fue paulatinamente cambiando su coloración transformándose en un bello pez de color marrón achocolatado con manchas aterciopeladas verdes, y unos ocelos negros a lo largo de su línea lateral; fueron creciendo y engordando hasta aproximadamente 18 cm momento en el que uno de ellos estuvo, pese a su timidez y torpeza iniciales, intentando delimitar un territorio situado en la esquina opuesta por donde suelo introducir el alimento, huelga decir que este rincón es el menos "bullicioso" habida cuenta del carácter y tamaño de sus habitantes.

Este acuario no tiene plantas naturales. Además, tengo la costumbre de dejar un reposo "estacional" de dos meses coincidiendo con el invierno de nuestras latitudes templadas y en este momento la temperatura había subido por causas naturales a 25 ºC pues ya se acercaba el verano. La filtración corre a cargo de un filtro interno formado por una caja plástica pegada a uno de los lados del acuario en el que se combina un filtro mecánico (esponja tipo foamex) que limpio cada dos días, químico (NitraZorb Chem) y biológico (otra esponja específica) teniendo un caudal teórico de 1200 l/h. Existe además un cabezal impulsor de 600 l/h en la otra esquina del acuario que aseguran un buen movimiento del agua. La luz de este acuario, aparte de la ambiental que es mucha, corre a cargo de un reloj programador que difunde durante 11 horas los 140 watios de "luz día" fluorescente de los que está dotado este acuario.

El substrato de fondo se compone de una fina capa de grava (1 cm) no muy clara y con un grosor aproximado de 6-8 mm, esta grava va de lado a lado según el capricho de sus "dueños", por lo que siempre está limpia; completa la sufrida decoración, algunas piedras planas y macetas tumbadas todas ellas muy oscuras.

El mantenimiento es muy estricto, cambios regulares con agua del grifo, de un 10 a un 20% cada dos o tres días. El Ph es más bien alto para esta especie, alcanzando en algunas épocas 7.8 siendo la dureza general (dGh) de 15 º y la de carbonatos (dKh) inferior a 5º. Por supuesto los amoniacos y nitritos son inapreciables y los nitratos no llegan 10 ppm en ningún momento debido en parte a los generosos cambios de agua y en parte a la filtración química.

Constituye la alimentación grandes trozos de merluza y lechuga complementándose una vez a la semana con alimento seco en bolas especial para cíclidos que utilizo como corrector vitamínico.

Pero habíamos dejado a nuestro posible macho acotando un territorio, decidí quitar al resto de las especies pobladoras del acuario y dejé a sus congéneres pues aún no sabía cual sería la hembra elegida, y al cabo de unos días observé que solo dejaba entrar a otro "chocolate" en este territorio convirtiéndose después éste en una ayuda para la defensa del mismo y alternando con temblequeos y sacudidas su cortejo nupcial. La coloración cambió a un espectacular rojo burdeos en las zonas que antes eran marrones sobre todo cerca de la cabeza e intensificándose el verde del resto del cuerpo. Como no parecían terminar de "arrancar" aproveché un cambio de agua para subir la temperatura a 27 º C y por fín una mañana, después de una lluviosa noche en la que bajó espectacularmente la presión atmosférica, me regalaron la vista con toda una pizarra plana en el fondo repleta de huevos. Temiendo su inexperiencia, sifoné no sin gran resistencia de los padres la mitad de los huevos que trasladé a un pequeño acuario de cría aparte. No hizo falta esta precaución pues demostraron ser unos progenitores irreprochables ya desde el primer momento. A los dos días nacieron las larvas que fueron depositadas más o menos juntas a lo largo de un lado de la pizarra de puesta (el lado más oscuro), tardaron otros cuatro días en empezar a nadar y era la madre la que más se ocupaba de ellos, siendo el padre el encargado de patrullar los límites del territorio enzarzándose en continuas disputas con los congéneres que aún quedaban. Suelo dejar siempre en los momentos de cría algún pez o grupo de ellos que no sean muy combativos para que asegure el "vínculo de pareja" de los esposos pues he notado que en muchas especies redunda beneficiosamente en el desarrollo de la progenie.

Alimenté a los alevines desde el primer momento de la natación libre con nauplios de artemia que introducía en el centro del cardumen mediante un tubo transparente complementado con una jeringuilla en su otro extremo. El crecimiento no era muy rápido, he reproducido otros cíclidos que aun siendo de una talla de adultos muy inferior crecían el doble de tamaño en el mismo tiempo.

Al poco tiempo, cerca de un mes y medio, separé a las crías (1 cm) pues necesidades de espacio me impedían destinar este acuario permanentemente al crecimiento de los jóvenes alevines, trasladándolos a otro acuario de 100 litros donde fueron creciendo junto a sus hermanos antes separados hasta un tamaño aproximado de dos cm a los tres meses. Durante este periodo los fui acostumbrando a una dieta parecida a la de sus padres aunque algo más carnívora. Un día decidí cambiarlos en una tienda del ramo y me consta que a causa de su color inicial estuvieron mucho tiempo en su acuario de exposición.

Respecto a los padres, siguen reproduciéndose regularmente, al macho le ha salido una típica joroba frontal que no hace más que realzar de por sí la innegable elegancia y porte que esta bella especie posee.

 

 

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