ARCHIVO PÚBLICO DEL COMANDANTE CLOMRO
Informe Clomro-2  DIFUSIÓN
Sección I  REPORTAJES, ENTREVISTAS EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN, Y PUBLICACIONES
Subsección B  NOTAS

Parte I
1997
 

SOBRE EL 50º ANIVERSARIO DE LA INVESTIGACIÓN OVNI
Y EL EXTRATERRESTRE EN TV

Web argentina Sin Fronteras,
www.sinfronteras.com.ar
 

ESCÉPTICOS  ARGENTINOS

Por Guillermo J. Dangel*

    Los OVNIS no sólo convocan a quienes creen en la presencia extraterrestre, también ha creado un género particular de investigadores empeñados en demostrar que los OVNIS no son otra cosa que errores de observación, fraudes pergeñados por bromistas o inventos de pícaros que intentan sacarle provecho a la ingenuidad humana. Se trata de los escépticos, un grupo cuya pasión por el  tema OVNI muchas veces es superior a la de los mismos creyentes en el fenómeno.
    Un espectáculo desopilante es ver discutir a los escépticos con los creyentes. Se odian, no se entienden, sin embargo unos y otros se necesitan porque más allá de cualquier otra  consideración los une la pasión por los OVNIS.
    En la próxima nota se hablará de ellos, pero mientras tanto se transcribe esta crónica de una fiesta donde los escépticos festejaron, nada menos, que los cincuenta años de la ufología. "Los ovnis no existen", dice uno de los invitados, "sólo existen los hombres que ven ovnis", remata.  Pero nadie se sorprende ni se rasga las vestiduras en ese lugar. Es natural, se trata de una reunión de escépticos argentinos que fueron convocados para conmemorar los cincuenta años del avistamiento de una cuadrilla de extraños aparatos que se movilizaron a la velocidad de un chicotazo sobre el Monte Rainer, en Estados Unidos, y dieron inicio a la ufología moderna. Algo ya se ha dicho sobre este suceso en la primera nota. El norteamericano describió lo que vio como platos rebotando sobre el agua, y de esa imagen surgió la expresión platos voladores, UFO, OVNIS, VED, y también esta reunión realizada el 24 de junio de 1997 para recordar los cincuenta años de algo que aún hoy parece tan fantástico como al principio.
    Pero lo extraño es que esta fiesta de escépticos, es decir gente que no cree en la existencia de los platos voladores, ni en la presencia de extraterrestres en nuestro planeta, va a festejar lo inasible e invisible.
    El periodista que me ha invitado a esa reunión es quizá el mejor en estos temas. Sabe todo lo que ha ocurrido sobre OVNIS en el mundo, sin embargo no cree que ninguno de estos casos  tenga que ver con extraterrestres.
    Sus amigos, que han tenido la amabilidad infinita de recibirme en el seno de esa reunión, piensan de manera parecida a él sobre los OVNIS, aunque luego, casi al final de la noche, me doy cuenta de que aún no han cerrado del todo las puertas de la fe.
    Ese mismo día, un programa de televisión ha tratado el tema de la posibilidad de que exista vida extraterrestre en nuestro planeta. Para ello en medio de dos tribunas colmadas han ubicado a tres contactados y algo poco común: un señor que dice ser un extraterrestre. Mi amigo periodista ha tenido algo que ver en el asunto del alienígena, y ni bien llega a la reunión donde pensamos festejar los cincuenta años de la OVNIOLOGÍA, nos muestra la grabación del programa. Van llegando los invitados y descubro que muchos de los que ocupan las tribunas en el programa, van a cenar conmigo esa noche. De inmediato se especula sobre la posibilidad de que el hombre que dice ser de otro mundo sea un esquizofrénico o un chanta, o ambas asimetrías a la vez. En el programa los contactados invitados de inmediato se muestran más escépticos sobre la posibilidad de atribuirle un origen cósmico al invitado, quizá con mayor incredulidad que mis acompañantes.
    La verdad no parece muy creíble el hombre. Está vestido igual al subcomandante Marcos, con pasamontañas y todo, sólo que no cita una sola vez a ningún poeta latinoamericano. Cuando se le pide que demuestre mediante algún acto excepcional su condición particular se niega redondamente, "no pienso mover ningún vaso, no soy David Copperfield. No pienso materializar nada, no soy el Sai Baba. No pienso hacer un milagro, no soy Jesús", responde, se diría, con cierta displicencia de ofendido, aunque enseguida pone en duda la divinidad de Jesús, cometiendo el único acto insurgente de la tarde, en consonancia con su vestuario. Para mí que ya es noche, porque el programa que veo es una grabación, se acaba el extraterrestre, ya que comienzan a llegar nuevos invitados, se apaga la televisión y comienza el festejo.
    Como no podía ser de otra manera los escépticos hablan de Ovnis. Comentan los diferentes casos que investigaron en su vida, entonces descubro que en algún momento de sus existencias fueron creyentes.
    Uno de ellos investigó un caso de avistamiento de una nave en Sarandí, provincia de Buenos Aires, en 1978. No sólo los testigos presenciaron las evoluciones de un OVNI, sino que una mujer pudo ver a dos extraterrestres caminando junto a su casa. Pero el ex creyente, ahora escéptico, remató su historia contando que la investigación se derrumbó cuando le preguntó a la mujer si los había escuchado hablar. La mujer le contestó afirmativamente y agregó: "hablaban en guaraní". Otro de los presentes relató su experiencia en los cerros cordobeses. Se encontraba con un grupo místico que había decidido pasar la noche en plena sierra. De pronto algo conmocionó al grupo y se escuchó un gritó: "un duende". De inmediato todos comenzaron a correr de un lado a otro con la intención manifiesta de ver ese extraño y poco común fenómeno. De pronto él mismo vio un brillo ondulante trasladándose de aquí a allá, y por un segundo sintió que algo maravilloso estaba pasando. Pero el escéptico que es hoy día lo llevó a cometer un acto racional. Se encontraba con su perro, entonces le dio la orden, poco espiritual por cierto, de que el animal atacara a ese pequeño duende. El animal, bestia al fin, sólo esperaba ese permiso y se abalanzó sobre la inocente presencia. Así pudo comprobar que el duende era en realidad un zorrino que luego de pelear un rato se escapó entre las sombras de la noche. Cuando el perro volvió junto a su amo, este no soportó el olor que le había impregnado el zorrino, y trató de alejarlo todo lo posible de su lado. Sin embargo una de las mujeres del grupo buscó al animal, que según su buen ver y entender había contactado con la pequeña criatura fantástica, lo abrazó con fruición amorosa y comentó al borde de las lágrimas: "que olor a duende tiene este perro". Cientos de historias más se sucedieron esa noche donde el sorprendido siempre había resultado el narrador, pero lo más interesante es que toda esa gente no podía dejar de hablar de esos temas, y nadie dejar de   escuchar.
    En un momento pensé que parecía una reunión de hombres desengañados con el amor pero que no pueden dejar de hablar de mujeres, o de la esperanza que les aguarda en cada esquina  de la vida. Todos mencionaban con nostalgias las mil hipótesis que en todo el mundo se lanzaron sobre los OVNIS, citaban autores que desconozco, y algunos comentaban congresos sobre UFOLOGÍA a los que asistían casi como un hábito. Pero todos sin excepción en algún momento de su vida habían recorrido kilómetros y kilómetros para observar una huella de pastos quemados, tres marcas profundas en algún lugar perdido de la Argentina, o entrevistar a testigos de algún hecho increíble. Entonces pensé que esa noche, los escépticos argentinos reunidos en esa casa en realidad conmemoraban el sueño perdido en algún momento de sus vidas de que los OVNIS no necesitaran de los hombres para existir.

    El dueño de casa antes de despedirnos comentó que en el cielo no se veía una sola nube. Los ojos de todos brillaron. Volví caminando a mi casa acompañado por una luna en forma de cuenco. Arriba se veía un planeta brillando intensamente. Quiero creer que era un planeta, ya que no titilaba como las estrellas.
    Entonces miré hacia el cielo con paciencia, esperando. Y creo que los escépticos que acababa de despedir, también hicieron lo mismo.
 

(*) Periodista y escritor. Ha publicado tres libros: La Ciudad Perdida de Erks (1995) Contacto y Abducción Extraterrestre (Diálogo con los seres del Cosmos, 1996) Uritorco, un cerro sagrado que convoca al misterio (1997)
 


Nota publicada en el semanario argentino FLASH
N° 894, 9 de julio de 1997
 



    Sr. Lalo Mir: 
    He sabido sobre la ridiculización que usted efectuara sobre mí en su programa Planeta Caníbal, lo cual le agradezco, pues me encanta que haya gente que, en vez de serme indiferente, se ponga a hablar de mí, aunque sea en contra, porque ser combatido acrecienta mis fuerzas. 
    De paso le comento que cuando hay gente que me cree verdaderamente extraterrestre, me siento un tanto bien, pero otro tanto mal, en deuda con esas personas, porque sé que no he brindado lo suficiente para que me crean y sin embargo lo hacen. En cambio la duda y el escepticismo, el ataque y la ridiculización, no me ponen mal, porque no emergen de limitaciones mías, sino de la limitación de la gente, de no saber evitar juicios apresurados, creyéndose jueces de aquello que ignoran, como opinólogos de lo que ni siquiera estudiaron. 
    Mal que le pese, la votación en Frente a Frente sobre si hay extraterrestres entre la gente, finalizó con la superioridad del SI por 1.000 a 500 del NO. Así que si usted no cree y se integra a ese medio millar, para mí no es nada más que uno más entre los 500 derrotados; derrotados por gente de mente más abierta a las realidades que otros prefieren ignorar y negar. Los extraterrestres estamos aquí, le guste o no.
    Para colmo suyo, de los cuarenta invitados al programa en que estuve, veinte votaron por la posibilidad de que yo pueda ser un extraterrestre, manifestando con la mano en alto, que estaban en DUDA. Dos votaron que para ellos yo soy un extraterrestre. De los veinte restantes (perdedores como usted en la estadística) algunos no iban a votar ni por SI, ni por NO, ni por DUDA, para no quedar comprometidos o involucrados con ninguna toma de posición. Contando estas abstenciones, los que me negaron como extraterrestre, fueron minoría. 
    Después de mostrarle esta estadística, le sugiero que se actualice, y tome la real dimensión de lo que la gente piensa ante casos como el mío, a pesar de que personas como usted quieran inducir a la gente a pensar como les parece. 
Mi promedio de adhesión, rechazo y duda en las radios donde la gente llama, es de un tercio por cada lado. Quizás el tercio de creyentes en radio, que supera las adhesiones a mí en el programa de Rial, se deba a que en vez de distraerse con superficialidades como mi vestimenta, la gente me escucha con más atención y recibe más conceptos para formular un juicio más amplio. 
    Pero a usted le tocó en suerte verme en una situación que no concuerda con la idea del extraterrestre arquetípico para la gente: el telépata, el Rantés telekinético, el de blanco o el de dorado. No le cabe a la gente el extraterrestre guerrillero, porque supone que La Guerra de las Galaxias es mera ficción y que las luchas cósmicas transportadas a la Tierra en el plano humano no existen. Y que ponerme ropa militar como símbolo de que he venido a un combate contra fuerzas que no son de este mundo, no encaja con lo que se espera de un extraterrestre aquí, se supone que traemos amor o tecnología, no rebelión contra el sistema corrupto y opresor. 
    Usted ignora quién soy, qué soy, qué me impulsa. Y abre juicios sobre mí, con burla y ridiculización. Si a usted le hubiera tocado en suerte bajar a tomar un cuerpo humano y tener que venir a decir cosas sobre la trama oculta de la creación y manipulación de este planeta, quizás no usaría pasamontañas y saldría a hacerlo a cara descubierta. Pero eso yo ya lo hice, y mi nombre y apellido quedaron marcados: X.X. el loco, X.X. el mentiroso, etc. Esta sociedad no se merece ver mi cara, porque nadie se merece que al salir a dar la cara se lo ridiculice. Entonces ríanse ustedes de mi pasamontañas, de mis anteojos, de mi ropa y de mi nombre "cósmico". Ríanse de todo ese envoltorio y apariencia, porque no permitiré que vuelvan a reírse de la persona cuya identidad oculto, porque decidí que mostrar desde mi nombre y apellido, hasta mis ojos, era una actitud franca que no se supo ver como tal; exponer el nombre y traslucir la verdad en los ojos, son cosas que carecen de valor para quienes piensan que uno sale a mentir sin importarle su consecuente difamación, y que la mentira o la verdad en los ojos les  son indistinguibles. Por eso no importa que mis ojos ya no se vean, anteojos mediante: sería inútil pretender usarlos como transmisores de mi verdad, ante quienes son incapaces de leer lo que dicen. En vez de fijarse qué hay hacia adentro de mis pupilas, sólo se fijarían en el color y otras características que permitan mi posible identificación. 
    Quizá algún día sepa más sobre mí. Quizá no lo suficiente para que me crea, pero sí para que respete, sin burlas, mi modo de ser y de actuar. 
    "Señor" Raúl Portal:
    Para no reiterar conceptos de la carta abierta a un burlón televisivo que le escribí a Lalo Mir, adjúntola a la presente, pues lo expresado en ella le cabe a usted perfectamente; considérela hecha a su medida. 
    Sus burlas en PNP para conmigo, son lo único que podría esperarse de alguien que cobra por ridiculizar a las personas por los errores que cometen. Claro que los tramos que usted pasó de mis declaraciones, no destacaban error alguno de mi parte, por lo que si la intención fue presentar como gracioso que alguien diga ser extraterrestre, que describa cómo llegó aquí, que le diga princesa a su amada, y que aplauda irónicamente a quien lo acusa de lucrar con eso, creo que es por su falta de seriedad, que lo lleva a buscarle lo ridículo a lo serio. 
    Creo que el público ya se ha dado cuenta de sus falencias, a tal punto que ya no está para consumir el mediocre producto televisivo que ofrece. Ver un programa de furcios que son ridiculizados, alternados con extractos de frases sueltas de películas, series y programas en general, para crearle un contexto cómico a lo que de por sí no es gracioso, pudo tener audiencia hace unos años, pero ya no llama, no va, así como pasó con los bloopers de Tinelli, que quedaron atrás.  Pero usted insistió, Pergolini puso la opción inteligente los martes a las 22.00, y la gente eligió bien: el rating lo dice todo. Si de comicidad se trata, la gente busca el humor ingenioso y creativo; y si de tomarle el pelo a alguien se trata, el público prefiere a los que se lo hacen en la cara al entrevistado (Andy, Tognetti, Di Natale, Nacho...) y no por detrás, copiando programas en un laboratorio de edición, donde el pasatiempo es buscar errores, lo cual es fácil, porque es común que en televisión se cometan. No hay que ser muy inteligente para elaborar un programa como PNP. 
    Si de inteligencia se trata, quisiera ver qué sería capaz de decir en un mano a mano, cara a cara conmigo en un debate televisivo, y qué recursos inteligentes podría usted elaborar para desacreditarme ante el público y ponerlo en mi contra, pues le recuerdo que en el programa en que estuve, mis detractores no pudieron lograrlo (véase cifras de votación en la carta a Lalo Mir). Y le aclaro que había científicos allí, incluso sus apreciados dogmáticos del CAIRP. Por eso no le auguraría mejor suerte de la que corrieron ante mí. 
    Me río de los que se me burlan, pues me parece graciosa la tontería que demuestran. Me causa gracia y los aplaudo o les agradezco cuando me califican como payaso o estafador que busca lucro. Pero eso lo hago en tanto esté de humor; en caso contrario, no tengo reparos en mandarlos a donde usted ya sabe, y donde también usted se puede ir ya mismo. 
    Considerando que el ennoblecimiento del alma no contempla el incurrir en comportamientos descalificadores para con el prójimo, y que la burla, sobre todo si es excesiva, es contraproducente para la elevación espiritual, el perfil humano de bajo rango que usted presenta, hace que el calificativo de señor yo se lo ponga entre comillas, pues esto alude a su mediocridad como persona, en una escala de valores en la que el respeto a los demás y el trato a un cierto nivel ausente en usted, son rasgos que lo definen. Y no voy a especular con que estas facetas suyas emerjan de sus actividades periodísticas durante el proceso, en que los valores que forjaran su conducta no fueron los más nobles, porque al respecto usted ha hecho su propia autocrítica que he leído, si bien creer en autocríticas tales me resulta más dudoso que para usted creer en que vengo de otro mundo. 
Desde que empezó CQC, mi elección de los martes no dejó alternativa; sólo ayer hice zapping con PNP, porque estaba avisado de que usted se había metido conmigo. No me habría metido con usted a decirle todas estas cosas, si usted hubiera admitido su ignorancia sobre mi caso, y no hubiera tratado de ridiculizarme. Claro que sería mucho esperar de los burlones televisivos, que alguna vez se pongan a reflexionar sobre cosas trascendentes, cuando se les paga por ocuparse de superficialidades, que son lo que les da de comer, y con lo que dan de comer basura televisiva a la sociedad. 
    Lo que, al menos, rescato de usted, es su gusto por los monos: no todos ellos fueron transformados en humanos por acción genética de nosotros los extraterrestres, así que si los simios ignoran que estamos aquí, es por imposibilidad racional, no por mediocridad cultural. 


 


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