El Cocodrilo Poeta
Historia de un proyecto poético

¿Cómo nace una revista literaria? La primera respuesta, por evidente, es a partir de un sueño, una quimera, del deseo mágico de vencer al molino de viento.
Poco a poco descubrimos que éramos varios quienes compartíamos este sueño, y comenzaron las reuniones. En principio, se trató de hacer un taller alterno al que impartía el maestro Federico Patán en un aula de la Facultad de Filosofía y Letras.

Comenzamos a reunirnos los sábados, hice un mapa de casa y puse una mancha negra en el sitio preciso. Los integrantes iniciales de este grupo, compartíamos la sed poética, además de estudiar, discutir y escribir poesía, un buen día Agustín Cadena planteó formar un Grupo Cultural Interdisciplinario llamado Terra Ignota, nombre decidido tras muchas discusiones, votos y propuestas. El proyecto comprendería todas las disciplinas artísticas, y tendríamos una sede con un teatro donde representaríamos obras de teatro, danza, música; se montarían exposiciones, happenings, recitales, lecturas, y hasta habría cafetería y librería. Desde luego habría una o varias revistas donde los miembros del grupo publicaríamos nuestra obra, todos comenzábamos a escribir entonces y algunos ya estaban decididos a ser escritores (esto sucedía en 1989).

Al final, no se hizo nada con este mega proyecto del cual una revista era apenas una pequeña parte. Con los años cada quien encontró su puerto de arribo; en el periodismo cultural, la vida académica, la narrativa, el teatro, la poesía, o simplemente en la vida.

Tras algunos avatares y una mudanza del original Taller de la Mancha Negra, surge el proyecto. Nos fuimos a lo evidente, estudiar las revistas que más nos llamaban la atención y charlar tranquilamente sobre lo que nos gustaba o disgustaba de ellas.
Las propuestas llovían cada sábado, ya en la nueva sede llegaron a las reuniones más jóvenes interesados en la poesía.

Creí que el proyecto estaba olvidado (de hecho lo estuvo). La revista sobrevivió a su fundación tras un parto difícil y vio la luz, por pura persistencia una primavera de 1993.
Muchos poetas de reconocida trayectoria han creído en este proyecto desde antes de su nacimiento, no han sido defraudados; otros jamás quisieron apoyarnos, sin embargo también han sido publicados. Muchos más quedaron sin publicar al terminar el proyecto.

Esta revista ha sido el impulso de muchas otras publicaciones, que con imaginación y talento han creado sus propios caminos: Páginas Huérfanas, Equipo Mensajero, Vuelo de Voces, Alforja, Diturna, Oráculo que han tomado mucho de nuestro proyecto y lo han engrandecido para beneficio de todos los escritores.

Nos enorgullece haber sentado pautas y modelos; nos enorgullecen todos los poetas que se han dado a conocer en nuestras páginas. Por situaciones materiales no hemos continuado en papel y tinta y ahora existimos en el ciberespacio.

Muchos escritores nos han apoyado de mil maneras, nos preguntan cómo ayudarnos y han tenido la inciativa de hacerlo. Aquí debo comenzar a nombrar a Eduardo Langagne, Alejandro Aura, Vicente Quirarte, Raúl Renán, Bernardo Ruiz, Marco Antonio Campos, Jorge Ruiz Dueñas, Enriqueta Ochoa, Juan Gelman, Octavio Paz, Homero Aridjis, José Emilio Pacheco, Isabel Fraire, Thelma Nava, José Luis Cuevas, Joaquín Díez-Canedo, Myriam Moscona, Elsa Cross, Antonio del Toro, Dante Medina, Marcos Huerta, Fanny Rabel, Iliana Godoy...

... no sólo el futuro se mueve, sino también el pasado cambia constantemente...

O para decirlo de modo sintético: Página en construcción...





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