La crisis asiática y la inestabilidad financiera mundial | |||
Por Jesús Albarracín y Pedro Montes
Por razones aun no explicadas, el hado del capitalismo suele escoger el mes de octubre para desencadenar los "crash" bursátiles. Así ocurrió en octubre de 1929 y así volvió a suceder en el de 1987. No resulta raro, pues, que conforme se acercaba la tercera semana de octubre de 1997, en la que se cumplía el aniversario de estas crisis, el nerviosismo se apoderara de los medios financieros. Los días previos, toda la prensa económica se había hecho eco de dichos aniversarios. Para los más de los expertos y analistas, no había razones para preocuparse porque, argüían, "la expansión económica está asentada en bases firmes", "los mercados financieros son más sólidos que en 1929", "funcionarán los mecanismos de seguridad introducidos a raíz del "crash" de 1987", etc.. Pero para unos pocos, el paralelismo de la evolución de las bolsas con lo que sucedió en los momentos previos a los crash de 1929 y 1987 era sorprendente. Tan sorprendente, que el viernes 24 de octubre, coincidiendo con la fecha del inicio crash de 1929, la Bolsa de Nueva York cerró la sesión con importantes pérdidas y el lunes siguiente simplemente se desplomó y hubo que cerrarla precipitamente antes de hora para evitar males mayores, sobrepasados los mecanismos de seguridad.
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