Todos a la
política
“El nivel de
lucha política en Perú está muy en baja. Los políticos no tienen
concepciones firmes. En el Congreso hay muchos tránsfugas, no tienen
consistencia, no tienen concepciones políticas ni económicas. Como hay
neoliberalismo, entonces ya, se conforman con eso”, explica Sybila.
- ¿Los latinos vendemos ideologías y los gringos nos dan
sus productos. Ellos tienen la economía que quieren y firman un tratado?
- Eso le
pasa a Toledo y da vergüenza. Cuando Bush fue a
visitarlo, él lo abrazaba y no sé, si fuera sólo apariencia, da lo mismo,
pero no.
- ¿Piensas
que los chilenos son paternalistas, que siempre están esperando que los
demás hagan lo que ellos deben hacer? ¿Te molesta que nadie reclame y
todos pasen por encima?
-Eso es
ahora, porque antes la gente luchaba por sus causas. No debe haber clase
política, todo el mundo debe ser consciente de lo político. Hay que hacer
una política para que la gente no se muera de tuberculosis, para que los
niños puedan ir a la escuela y aprender.
- ¿Qué
piensas de la aparición de la corrupción en Chile?
-Si la gente
está mejor, de por sí hay menos corrupción. Mientras más politizada está
la gente, menos corrupción hay. Me he fijado que muchos hijos de amigas
están completamente des- politizados y ahí entonces entra la droga y todo
eso. Si se tiene algo de política, puedes profesionalizarte, profundizar
lo que te gusta…
- Eso pasa
también porque no hay un contagio de parte de los políticos...
-Antes,
cuando yo estaba en Chile, la gente era recontrapolitizada.
En Perú pasa que la gente está muy desinformada, Esa es una nación en
formación. Hay un fomento del problema étnico y un desmedro de la lucha
de clases. Me ha preocupado que en Chile unos gringos se han comprado no sé
cuántas miles de hectáreas y que tienen una especie de colegio.
-¿Y los
mapuches?
- Ese tema
está muy fuerte, pero el problema no es el pueblo Mapuche, sino la gente
que se puede aprovechar de eso, por política incluso, porque está muy
elegante hablar de eso. ¿Qué han hecho los norteamericanos en Yugoslavia?
Han hecho un sancochado de divisiones, han reducido algo que luchaba por
ser una nación. No sé como será acá todavía.
-Al pueblo
Mapuche se le acusa de estar ligado a grupos terroristas y no se les
reconoce una capacidad de organización propia...
-Aquí ha
vuelto un poder de la burguesía y qué ha pasado, se reventó todo. La
política cambió, con un sistema como el que se está llevando todo. Hay
que ver el proceso étnico, pero dentro de la lucha de clases, porque
también hay mapuches que son unos explotadores y no les importa nada una
vez que tienen el poder.
- Tú crees
que la contienda sigue siendo la misma de siempre. ¿Luchar contra el
imperialismo?
- Sí, de
todos modos. El imperialismo norteamericano se analiza de una forma más
grande y se ve que ellos son potencia hegemónica, porque Francia y todos
los que eran potencias coloniales se tuvieron que unir. Ahora lo que pasa
con los musulmanes… aparentemente como perspectiva lo mejor que podría
suceder, es que se forme un frente anti-
imperialismo yanqui.
José María Arguedas
“Lo ideal es
que yo pueda ir y venir a Perú, quiero trabajar y ordenar el material de
mi esposo, buscar originales que seguramente deben estar todos
apolillados. No sé ni siquiera si voy a tener que dejar el trabajo de
anotación, porque si conseguimos financiamiento vamos a tener que
trabajar rápido. Por lo pronto quiero recuperar la vida que perdí, mi
madre y mi familia. Hay una cosa que me emocionó mucho, dentro de poco me
voy a juntar con mis compañeras del colegio, ellas me han llamado, va a
ser muy bonito”, nos cuenta al terminar la conversación.
Unos días
antes de entrevistar a Sybila, regalé una
colección de lápices que tenía en mi cuarto. Junto con las lapiceras
obsequié unos cuadernos universitarios que aún tenían unas hojas huachas para escribir. Sybila
me dijo que en la cárcel tenían prohibidos los lápices y los papeles y
que con una pequeña ampolleta de veinticinco watts
iluminaban los pabellones donde se encontraba prisionera. Esa es la
historia.
2. Sybila Arredondo:
LAS ARMAS QUE TRAJO DE PERÚ.
Fue culpada de
llevar armas a Perú en apoyo a grupos guerrilleros, hecho que nunca se
comprobó. Puesta en prisión y señalada por el ex presidente peruano Alan
García como la mujer más peligrosa del país; fue también acusada de alta
traición a la patria por Fujimori. En diciembre
pasado, Sybila Arredondo regresó a Chile tras
14 años de presidio y, con curiosa mirada, nos cuenta cómo ha sido su
reencuentro con Chile durante estos meses. Por Pablo Soto y Ana María
Olivares.
Ella con los ojos
cerrados va de un lado a otro de la habitación, un hombre vestido de
negro trata de adivinar cada uno de sus movimientos para evitar que choque
contra los muebles. Ella se desplaza libre, sin aparente dirección. Choca
con las paredes, rebota una y otra vez, se agita. Otro hombre la sigue
muy de cerca con un micrófono y, sin embargo, no logra captar más sonido
que el de su respiración como un murmullo doloroso. No es necesario oírla
para escuchar sus gritos.
La escena
corresponde a las primeras imágenes de “Hable con ella”, última película
del español Pedro Almodóvar. En la cinta, el cineasta busca demostrar
cómo las mujeres siguen siendo un total misterio en un mundo
predominantemente guiado por los hombres, aun más cuando nos enfrentan a
su silencio. Un silencio que, a ratos, se convierte en una
arma más poderosa que mil palabras.
Después de siglos
de permanente subordinación, en que millones de mujeres han levantado sus
voces en la lucha por conseguir espacios de igualdad frente a los
hombres, hay otras cuyo obligado silencio las ha convertido en protesta
en sí mismas.
Días después de
cumplirse un aniversario más del día internacional de mujer, fuimos a la
búsqueda de una mujer que, por quince años, estuvo recluida en una de las
cárceles de alta seguridad más estricta de América. Una mujer cuya voz
fue callada y que, en su mudez, encontró las experiencias de vida que hoy
la convierten en un ícono de lucha.
Sybila Arredondo, hija
de la escritora Matilde Ladrón de Guevara, nos abrió las puertas de su
casa y sin, miedo a recordar, nos habló de su extenso paso por Perú.
Madura, atenta, sencilla y cauta hizo un balance de estos meses de libertad.
Habló de política, guerra, reivindicaciones femeninas y de cómo ha
enfrentado este verdadero “desencuentro” con Chile.
La guerra de Bush
Cuando llegó a
Chile, después de quince años prisionera en Perú, fue impactante ver en su
rostro el dolor y cansancio del encierro. A ratos, y de no ser por las
obvias diferencias, era difícil distinguirla de su madre porque se veía
mucho mayor. Sybila volvía a su país y, en su
mirada, se notaba el miedo de enfrentar una vida completamente nueva, una
vida que dejó guardada entre sus libros y que hoy la recibía de vuelta,
pasándole la cuenta de su larga estadía en Chorrillos.
Esa imagen
pretendíamos encontrar cuando nos acercamos a la puerta de su
departamento. Sin embargo, dimos con una mujer rejuvenecida, de voz dulce
pero fuerte, de piel lozana, de mirada fija y reflexiva. Una mujer
inteligente, tranquila y certera que, con mucha garra, trata de dejar
atrás el sufrimiento de un encierro injusto.
Fue invitada por
una organización feminista a celebrar el día de la mujer, y al ser
consultada sobre la importancia de esta fecha, es tajante al afirmar que
“hay que recordar que son fechas internacionales y, por tanto, no hay que
ser chovinistas. Para mí tiene un significado más allá de lo que significa
ser hija de Matilde. Yo siempre celebré este día, incluso cuando estaba
incomunicada. Nosotras hacíamos coincidir la fecha con las visitas y
preparábamos presentaciones de teatro y danza, era una forma de demostrar
y demostrarnos que aunque nuestra situación era crítica, no nos
olvidábamos que estábamos ahí por ser las mujeres que somos. Debemos
celebrar, pero a la vez dejar claro que la emancipación de la mujer no se
desliga en absoluto de la situación del hombre. Las desigualdades de
nuestros derechos no es una cuestión que nos concierna sólo a nosotras”
Evaluando el
desarrollo de los movimientos femeninos en Chile. ¿Cree que este trabajo
carece de algo todavía?
No puedo opinar
mucho, porque en este momento estoy recién tomando contacto. Es cierto
que, desde los años 70 y 80, los movimientos femeninos han perdido la
perspectiva y su vínculo con los problemas comunes más cercanos,
acercándose a una vertiente social demócrata. Aunque eso es reflejo de
una situación general, ya que en el año 70 había fuertes movimientos de
liberación y quizás todavía no se esbozaban los problemas del avance del
capitalismo, por lo menos no en América latina. El movimiento femenino
siguió la corriente y eso perjudicó a las mujeres que viven con mayor
intensidad la lucha y la violencia. Son ellas las que deben tomar las
raíces políticas de lo que es la lucha de clases, que es mi postura.
En Chile, las
presas comunes se ven discriminadas en sus derechos ante los hombres,
pero también existen prisioneras políticas que han denunciado otro tipo
de discriminaciones ¿Cómo viviste tú esa diferencia en el trato de
géneros?
Las situaciones
más dramáticas que yo podría relatar están relacionadas con eso, en la
existencia y aplicación de medidas reaccionarias y muy restrictivas en
contra de las mujeres y, sobre todo, de las presas políticas. En nuestro
caso, las compañeras no podían dar a luz ni tener a los niños en la
cárcel; las sacaban a la maternidad y, luego de dos o tres días, debían
entregar a sus hijos a algún familiar o se los llevaban a orfanatos. Esa
parte era una de las más duras e injustas, porque los niños perdían
cualquier conexión con la madre, mientras que las presas comunes sí
podían criarlos.
Algunas tesis afirman
que los movimientos feministas, en América latina, siempre se han visto
aparejados a los modelos europeos o norteamericanos. Otros, sostienen que
la fuerza de lucha proviene de las mujeres indígenas que siempre fueron
más fuertes y ligadas a situaciones más duras. ¿Cuál fue tu experiencia
al respecto dentro de la cárcel?
Creo que la mujer
latina, en su historia y hasta ahora, es más política; quizá porque las
europeas tengan intereses más puntuales que hablan de cuestiones ya
solucionadas. Ellas luchan por cosas más complejas, mientras nosotras acá
seguimos en torno a temas elementales como derechos de maternidad y al
trabajo. El resto son cosas que no se diferencian con las que piden los
hombres. En la cárcel, nosotras vivimos situaciones difíciles para
cualquier tipo de mujer. Hasta diciembre del 2000 pasamos 23 horas
encerradas; luego de eso, tuvimos talleres de danza y teatro porque
notaron que teníamos secuelas graves producto de no hacer ejercicios. En
las celdas el espacio era muy reducido y, además, debíamos sentarnos en
el suelo.
Leonas de invierno
Durante el año 98
la escritora Matilde Ladrón de Guevara, madre de Sybila
Arredondo, escribió “Leonas de invierno”, libro que compila las memorias
y relatos de una mujer desde la década del 30 hasta ahora, donde relata,
además, su experiencia como madre de una prisionera política. Hoy, Sybila reparte su día entre la lectura, viajar en
metro e ir hasta una feria donde firma el libro de su madre y se toma
fotos con quienes la reconocen. Se siente agradecida del cariño de la
gente y comprometida a contar lo que vivió en las cárceles peruanas. Le
han pedido que escriba sus memorias, pero quiere tomarse un año sabático
para aterrizar y resolver algunas cuentas pendientes.
¿Cómo fue el
reencuentro con su madre?
Fue como una
pequeña revolución en esta casa; en principio, tuvimos algunos problemas
pero hemos sabido encontrar soluciones. Mi madre ya es muy mayor y espero
que pueda tener una vida menos dolorosa después de todo lo que le ha
tocado vivir. Yo siempre digo que ella es quien más ha sufrido, porque
para nosotras habían tantos problemas que
solucionar, que no nos dábamos cuenta si nuestros familiares estaban
sufriendo. Teníamos problemas graves, pero todo se resolvía con mucha
política, entendida como vehículo para resolver los conflictos de la
mayoría. Por ejemplo, en tres años tuvimos 22 compañeras con tuberculosis
y hubo que tomar medidas extremas: Tomamos toda la leche que llegaba y la
redistribuimos, reduciendo la cantidad de la que estábamos sanas y
dársela a las enfermas, ya que si no, se nos morían. Sin embargo, esas
cosas no nos apabullaban; al contrario, sentíamos que era lo más justo y
que había que hacerlo. En ese sentido, yo sufrí menos que mi madre,
porque ella estaba centrada en un mismo problema, mientras nosotras
tratábamos de solucionar la vida para no morir.
¿Cómo fue ser hija
de una mujer tan activa y feminista?
Tengo la sensación
de llevar conmigo muchos fundamentos. Yo me revelé a los 16 años y tomé
mi camino, que era muy propio, pero ahora lo analizo y me doy cuenta que
siempre he estado relacionada con actividades que tengan que ver con la
literatura, desde la perspectiva más teórica. Hay una ligazón con mis
antepasados. Siempre hay una especie de relación con los conocimientos
más folclóricos adquiridos con las parientes y familiares que refuerzan
la enseñanza académica. A mí me ha pasado eso que, en lo fundamental, no
ha habido gran ruptura con lo que hizo mi madre.
¿Y esa ligazón
también te dejó relación con el área más feminista?
También tengo
algunos de esos fundamentos, siempre ha habido mujeres que han roto un
poco las formalidades, incluso desde los tiempos de la Biblia. La
política debe considerar el campo femenino en específico, pero hay otros
campos muy importantes dentro de esas especificaciones.
¿Parece que no te
acomoda el término feminista?
Me acomoda más el
término femenino. A las feministas se las ve como liberacionistas,
cuando el problema del género femenino y su emancipación, no puede
desligarse de los problemas que las mujeres compartimos con los hombres.
Lo feminista tiene un ideal que alguien podría asociar al lesbianismo,
porque aleja y rechaza todo lo que tenga que ver con hombres. Lo que
queremos solucionar son problemas de todos a través de políticas
correctas, en ese sentido, no podemos desvincularnos de los problemas de
los varones.
¿Cómo ha sido
aterrizar en este Chile con Ricardo Lagos como Presidente de la
República, con casos de corrupción y reality shows?
Ha sido como un
desencuentro con ese Chile que me tocó vivir en mi adolescencia. Tuvimos
un gobierno que rompió con todas las estructuras nacionales, entonces
simplemente se aplicó el neoliberalismo, como ocurre en Perú o en
Argentina. Es una cuestión internacional que habla de guerras sin especificar
el tipo de guerra que ataca. Yo me siento algo desfasada en cuanto a las
posiciones que se dan en función de estas movilizaciones. Por otra parte,
hay una evidente falta de interés por la política que nace de una baja
valorización por la filosofía y que potencia sólo la tecnología.
Entonces, el Estado ha perdido fuerza, es un Estado decrépito. Es
cuestión de mirar lo de la corrupción que, pienso, es más un efecto que
una causa. En todos los países se habla de corrupción, por no hablar de
las cosas fundamentales que llevan a la corrupción, las cosas que llevan
al descontrol.
Este año las
reivindicaciones de las mujeres fueron a favor de la paz y en contra de
la violencia ¿Qué opinión te merecen estas demandas femeninas?
He escuchado
críticas de que las reivindicaciones son bastante generales, como que les
falta especificidad para sostener una dirección más importante en el
campo de lo que es la lucha feminista. Yo no podría fijar una opinión
porque todavía no me doy cuenta. Por supuesto, hay cosas comunes como el
tema de la violencia, pero eso también cabe dentro de un contexto social
y económico, no son situaciones que afecten a las mujeres de manera
desligada de los hombres. Respecto de la guerra, creo que hay una enorme
contradicción entre lo que significa la guerra y la paz. En este caso, yo
prefiero decir que estamos contra la guerra de Bush,
porque estar contra la guerra a secas significaría también ir en contra
de la eventual defensa que haga Irak. Esta es una guerra de rapiñas, como
dirían los clásicos socialistas, que no se justifica y que verá como
principal sacrificado al pueblo.
Para muchos es una
guerra anti terrorista...
Una guerra
política. A mí me inquieta bastante que los gobiernos actuales señalen como
delincuenciales las acciones políticas de la gente. Hay que estar atentos
a este nuevo concepto de terrorismo que nace de la política
norteamericana y que les es muy cómodo. Para ellos todo es terrorismo,
así se pida que a una no la voten de la casa que arrienda. Este es un
problema político, de políticas internacionales, que impide un
determinado tipo de lucha, en defensa de una posición contraria a una
fuerza única y hegemónica.
Publicada
el viernes 14 de marzo de 2003
Por:
José Miguel Labrin Elgueta
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