Ofrenda de Día de Muertos
Texto y ofrenda de Pilar Ibarra. Fotos de David Montero. Miércoles 1 de Noviembre de 2000.
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La cultura mexicana  afianzada en su entidad, no distingue entre la vida y la muerte, todo es vida y la muerte es parte de ella, y no parte del final, sino inicio perpetuo. Todos los vivos cargamos la muerte con nosotros, es compañera de viaje, nos alerta ante el peligro y nos recuerda a cada rato nuestra naturaleza limitada.


Ofrendar, es compartir con los parientes difuntos ciertos goces de la vida, algo de los frutos obtenidos en el año que pasó. La ofrenda se prepara y se obsequia a las ánimas que en noviembre, que es cuando se levanta la cosecha y los muertos vuelven a su antiguo hogar a disfrutar de las buenas cosas que antes les gustaban.


Cada familia hace ofrendas según su situación económica y la cosecha lo permite. Las ofendas poseen carácter social por excelencia y mientras más personas estén presentes, más honrradas serán las almas, puesto prueba que mientras vivieron tuvieron muchos amigos.


Los preparativos empiezan a mediados de octubre, el jefe de familia se va al pueblo más cercano y compra lo necesario para el altar.


La ofrenda maya, es un homenaje, para aquellos que ya no están pero que se quiere recordar. Contiene ciertos elementos primordiales, estos son, en primer lugar, la posición, en forma de pirámide.

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