7. CONCLUSIONES
Hemos pasado revista a los aspectos
generales del régimen antiguo de filipinas y proveído material
suficiente sobre el que formular un juicio sobre esta contribución
de España al avance de la civilización. En esta revista ciertos
elementos sobresalen en contraste con el juicio convencional del sistema
colonial español:
-
La conquista fue humana y la hicieron
misioneros mas bien que guerreros.
-
El dominio de España fue benévolo,
sin absolver a la administración de la lacra de corrupción
financiera.
-
Ni las islas ni sus habitantes fueron
explotados. De hecho, la colonia fue una carga constante al tesoro de Nueva
España.
-
El éxito de la empresa no se
midió por las exportaciones e importaciones sino por el número
de almas puestas en camino de salvación.
-
La población recibió
los beneficios de la civilización cristiana según España
los entendía en los dias del resurgimiento religioso que llamamos
‘reacción católica.’ Este cristianismo impuso la fe y las
observancias de la iglesia medieval pero hizo por los isleños filipinos
que lo recibieron lo mismo que hizo por los Fancones o Anglos mil años
antes. Amansó sus vidas, elevó la condición de las
mujeres, estableció la familia cristiana, y les dió la literatura
de la vida devota.
-
Y la factura por estas bendiciones
no fue muy alta. El sistema de gobierno fue económico y el establecimiento
religioso lo mantenía principalmente las haciendas de la órdenes.
Los honorarios de la iglesia pudieron ser excesivos a veces pero las ocasiones
de tales honorarios no eran frecuentes. Los aparceros de las haciendas
de la iglesia encontraron en los frailes amos fáciles de contentar.
Zúñiga describe una gran hacienda de los agustinos cerca
de Manila que rentaba menos de $1.500 mientras que el valor annual del
producto se estimaba en no menos de $70.000. La hacienda mantenía
unas cuatro mil personas. (142)
-
La posición de las mujeres
era entre los indios cristianos de Filipinas tan buena como entre los pueblos
cristianos de Europa.
-
Conspícuo entre los logros de
la conquista y conversión de las islas en el area de progreso huimanitario,
si consideramos las condiciones en otras colonias tropicales europeas,
fue el de la prohibición de la esclavitud y los esfuerzos
incesantes para erradicarla en sus formas solapadas. Esto sólo
ya es prueba suficiente de que los motivos dominantes de España
y las políticas clericales fueron humanos y no comerciales.
-
Otra prueba no menos notable de la
prosperidad confortable de los nativos en general bajo el antiguo dominio
español ha sido el aumento constante de la población.
Al tiempo de la conquista la población con toda probabilidad no
superaba el medio millón. En la primera mitad del siglo XVIII, según
el historiador de los franciscanos San Antonio, la población cristiana
era de 830.000. Al empezar el sigglo XIX Zúñiga estimaba
el total en un millón y medio basándose en la recaudación
de 300.000 tributos. El cálculo oficial en 1819 era de algo menos
de 2.600.000; en 1845 Buzeta calcula el número en un poco menos
de cuatro millones que casi se doblaría en el medio siglo siguiente.
(143)
A la vista de todos estos hechos, uno
ha de coincidir con el sencillo tributo de Zúñiga a la tarea
de España:
“El dominio español
impuso muy pocas cargas a estos indios y le liberó de los muchos
infortunios que sufrían a causa de las guerras contínuas
entre distritos donde murieron muchos y otros llevaron vidas miserables
de esclavos. De esta manera la población crecía muy despacio
cual es el caso hoy con los infieles de los montes que no aceptan sujeción
al rey de España. Desde la conquista se ha experimentado un aumento
en bienestar y en población. El ser sujetos del rey de España
ha traído muchas ventajas en lo que concierne al cuerpo. No diré
nada de la ventaja de conocer al verdadero Dios ni de la oportunidad de
obtener felicidad eterna para el alma porque no escribo como misionero
sino como filósofo.” (144)
El antiguo régimen de Filipinas
ha desaparecido para siempre. En poco más de una generación
la gente ha salido de una vida tan remota del mundo contemporáneo
exterior que muy bien pudieran haber vivido en la edad media en algún
abrigado rincón, igualmente protegida contra la violencia física
que contra la vorágine intelectual del mundo exterior, y totalmente
inconsciente del progreso del conocimiento. De repente se encuentran sumergidos
en una corriente que los revuelve sin poner oponer resistencia. Bautizados
a sangre y fuego, una vida nueva y extraña les es impuesta y se
encuentran frente a la lucha por la existencia en condiciones que no perdonan
flaqueza y que empujan implacablement la desidia o la incapacidad contra
la pared. Cuál será el resultado nadie puede predecir. Pero
para el estudioso de la historia y de la evolución social será
un experimento de interés profundo. |