Las banderas en Latinoamérica nacen como símbolos de la independencia
lograda por nuestros países. En el Ecuador la primera fue de color rojo como símbolo
de la sangre que los patriotas estaban dispuestos a ofrendar por su libertad.
Fue diseñada por Eugenio Espejo, precursor de la independencia política de
nuestro pueblo, y apareció una mañana sobre las cruces de piedra de la ciudad.
Posteriormente el Mariscal Antonio José de Sucre después del triunfo de la
Batalla del Pichincha enarboló el pabellón tricolor de la Gran Colombia sobre
el fortín del Panecillo; esta bandera de los mismos colores aunque con
diferentes proporciones fue modificada y cambiada durante el período de
inestabilidad política posterior a la Independencia, hasta que en 1.900 siendo
Presidente de la República el Gral. Eloy Alfaro se consagró para siempre la
actual Bandera porque estaba " sellada con la sangre de nuestros héroes,
se mantuvo siempre inmaculada y triunfante y es un monumento de nuestras glorias
nacionales".
Sus colores son: amarillo, en franja doble de latitud que las otras dos, y
significa el oro, la abundante riqueza y los recursos naturales de nuestro país;
el azul que simboliza el cielo y el mar; y el rojo la sangre vertida por los
patriotas que nos dieron Patria y Libertad.