La historia del antiguo Egipto es una de las más fascinantes, intrigantes y polémicas de cuantas se conocen respecto a pueblos primitivos.
Egipto conoció 2000 años de civilización ciertamente avanzada entre los años 5000 y 3000 a.C., mas ese trecho de tiempo en realidad es una parte de lo que puede denominarse prehistoria Egipcia, dado que todavía no se conocía el arte de la escritura.
Cuando se habla de la prehistoria de un país se produce siempre una gran confusión, un desorden muy difícil de reorganizar, hasta el punto que los historiadores, pese a su pericia, no logran aclarar.
Lo peor de todo es cuando se posee una serie de documentos escritos pero en un lenguaje que nadie es capaz de descifrar. Y este fue el caso de Egipto, al menos antes de que un hombre armado de mucha paciencia, del que hablamos mas adelante, llamado Jean-François Champollion, consiguiera descifrar lo jeroglíficos encontrados en las tumbas del Valle de los Reyes y en otras, así como en otros templos y grandes ruinas.
Jean-Francois Champollion
En el mundo antiguo los únicos lenguajes conocidos y hablados eran, el griego, el latín y el hebreo, y en esas lenguas ya existían leyendas e historias escritas, a las que era posible acudir para conocer los fundamentos de los pueblos más primitivos del mundo.
Sin embargo la historia del antiguo Egipto la ignoraron los hombres del 1700 a.C., exceptuando algunas leyendas mas o menos inverosímiles transmitidas en los tres idiomas mencionados.
Fueron los Griegos los primeros en interesarse en la historia real del antiguo Egipto, cuando a partir del 600 a.C., empezaron a llegar al hermoso país del norte de África, y se maravillaron ante los adelantos de una civilización casi desconocida hasta ese entonces.
Naturalmente la historia que contaba la tradición oralmente, apenas se ajustaba a la realidad, estando compuesta en su mayor parte de leyendas, en ocasiones incluso mal urdidas, tan inverosímiles que era imposible darles crédito.
Los Griegos, junto con otros pueblos, nunca dudaron de tales relatos, ya que sus historias estaban llenas de mitos y leyendas.
Sin embargo, gracias a la labor de historiadores y expertos, se han ido recopilando las inscripciones, junto con la lista de reyes pergeñada por Manetón. Así se conocieron muchos datos hasta entonces desconocidos.
Manetón fue sacerdote egipcio, que vivió unos 3000 años a.C., y compuso una historia del país, mediante archivos hallados en varios templos, y aunque incompleta, dicha lista ha sacado a la luz parte de la historia del antiguo Egipto.
Una vista de las ruinas del templo de Erment (Hermonthis), tomada desde el
oeste. Las proporciones de esa construcción eran muy grandes, a juzgar por los restos
conservados hasta nuestros días.
Conocemos por las pinturas halladas en algunas tumbas de las diversiones que gozaban los antiguos egipcios, y una de ellas era la buena mesa. Los invitados de una casa grande solían sentarse en mesas para dos comensales, a veces hombres y mujeres juntos, pero mas a menudo los dos sexos separados. Unas camareras atendían las mesas, sirviendo la comida y la bebida. La comida consistía en gran variedad de carne, verduras y frutas en profusión, habiendo en mesitas secundarias bandejas atestadas de dulces y pasteles. El vino probablemente era un verdadero lujo, pero no faltaba en los grandes festines. Así era frecuente que los invitados se emborrachasen, a veces a tal punto que no se acordasen lo que acababan de comer. De esta manera vemos que desde la mas remota antigüedad, el ser humano ha sentido una predilección por satisfacer a sus sentidos corporales, habiendo sido los Romanos quienes llevaron esta predilección a la mayor altura con sus orgías y bacanales.
Miembros de la expedición franco-toscana a Egipto.
Champollion esta sentado al centro del cuadro pintado por Giuseppe Angelelli
entre las ruinas del templo de Karnak. De pie, junto al gran descifrador Hipólito Rosellini su gran disípulo.