Capítulo I
Secretos Que Compartimos
Por: Sunaona Shiratori

Capítulo I

El sol de la tarde comenzaba a descender tras de las montañas, dando con sus últimos rayos un leve tinte dorado a las nubes que con sus tenues rosas adornaban el cielo. El viento soplaba gentilmente, meciendo la yerba crecida, así como los obscuros cabellos del Príncipe Sayan que se encontraba en una lejana colina.

Ajeno quizá a todo el mundo, los ojos fijos en el pasto. Su mirada revelaba una mezcla de preocupación y enojo, se encontraba sentado sobre la yerba, su rostro apoyado en sus manos, y sus codos descansando sobre sus rodillas. Respiró profundamente y elevó los ojos al cielo. Una expresión de tristeza podía notarse en su ser, entonces empuñó sus enguantadas manos, y se irguió con arrogancia parándose en la cima de la colina dijo:

Vegeta: No… esto no me puede estar pasando a mi. YO SOY EL PRÍNCIPE DE LOS SAYAJINES!!! LA RAZA MÁS PODEROSA DEL UNIVERSO!! Cómo demonios se me puede llegar a ocurrir semejante cosa!!!

Tras haber gritado esto al viento, sus manos se cerraron con mayor fuerza. A la vez que un extraño tembló sacudió su cuerpo, cerró los ojos con fuerza, y una lágrima rodó por su mejilla.

Vegeta: (volviendo a sentarse) TE ODIO KAKAROTO!!!!!… A quien trato de engañar… que importa mi raza ni nada, su simple mirada boba es suficiente para acabar con mi fuerza de voluntad… no puedo seguir callando esto. (colocó su rostro entre sus manos) Amo a Kakarotto, ya no puedo soportarlo, no puedo negarlo por más tiempo… pero y ahora que? (levantó la vista) MALDICIÓN!!! QUE DEMONIOS DEBO HACER AHORA??!!

Dijo mientras se dejaba caer sobre la yerba, recostándose en ella, observando que en ese momento, varias hermosas aves cruzaban el cielo.

Vegeta: Si tan solo no te hubiese conocido nunca… te tomó tan poco tiempo entrar en mi corazón, y a mi me tomó tanto tiempo darme cuenta de ello… Debo decírselo…

Había obscurecido ya cuando Vegeta volvió a su casa. Entró sin decir una palabra y se dirigió hacia su cámara de gravedad. Iba a cerrar la puerta cuando Bulma llegó.

Bulma: Hola Vegeta, no vas a cenar?

Vegeta: Después, ahora no tengo hambre.

Bulma: (muy sorprendida pensó) Un Sayajin sin hambre? Acaso es el fin del mundo? (luego dijo) Bien, como quieras. (comenzó a alejarse, pero se detuvo y se volvió hacia Vegeta) Por cierto, llamó Goku.

Vegeta: Que? Que Kakarotto llamó?

Bulma: Si, así es. Y me pidió que te preguntara si te gustaría ir a entrenar a las montañas con él, se irá tres días. Dijo que Goten iba a ir con él, pero que tuvo un compromiso.

Vegeta: (a medida que escuchaba, no sabía si alegrarse o preocuparse, pero mantuvo su aparente indiferencia) Dile que está bien, pero que en el futuro se busque a alguien más con quien entrenar, no me gusta perder el tiempo con ese zoquete.

Bulma: Bueno Vegeta, pero no lo tienes que tomar de ese modo (dijo alejándose)

Vegeta: (tras cerrar la puerta de la cámara de gravedad) Esta es la oportunidad que necesitaba, ahora sólo debo pensar en lo que voy a hacer… tengo tres días para decirle lo que siento…

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