Escondida en mi habitación empecé a mirar por el agujerito.
Claudia empezó acariciando al chico, que tenía un rabito precioso...
Se desnudaron enseguida... y yo hice lo mismo.
Me había puesto calentísima y tenía envidia de Claudia por tener ella en sus brazos a un chico tan lindo.
Qué ganas tenía de sentir en mis manos un rabito como ese.