Dirigentes no estuvieron a la altura de las necesidades de la rebelión

Bolivia: La Insurrección abortada

La lucha de los obreros y campesinos no ha sido suficiente, aún no se ha logrado derrotar políticamente a la clase dominante burguesa


Luego de varios días de enfrentamientos y luchas en las calles de La Paz, El Alto, Cochabamba y otras ciudades de Bolivia, el pueblo explotado logró un primer triunfo contra el gobierno burgués demoliberal del lacayo Gonzalo Sánchez de Lozada (a) «Goni», al hacerlo retroceder y botarlo del poder. Sin embargo, la lucha de los trabajadores tanto de obreros y campesinos no ha sido suficiente, aún no se ha logrado derrotar políticamente a la clase dominante burguesa y al imperialismo norteamericano que mueve sus tentáculos para esquilmar y chupar las riquezas que pertenecen a los pueblos del mundo.

La explotación y exportación del gas en Tarija (al sur de Bolivia), generó la indignación y protesta de las masas contra los pulpos de las transnacionales y contra los grupos de poder de la derecha boliviana, que habían acondicionado las leyes para su propio beneficio, el llamado Consorcio Pacific LNG conformada por las trasnacionales: Repsol, British Gas y British Petroleum, se frotaban las manos por los acuerdos que habían llegado con Gonzalo Sánchez, el decreto supremo 24806 que habían aprobado los patrones bolivianos, el mismo que indicaba que el gas y el petróleo explotado era boliviano mientras esté bajo la superficie, después que salía del subsuelo toda esta materia prima era «regalada» a las transnacionales, de tal manera que toda esta transacción económica desfavorecía a los intereses del pueblo boliviano, de acuerdo a las cifras oficiales del INEB existen 8’274,325 habitantes de los cuales el 58,6% es pobre y el 37% vive en extrema pobreza, a pesar que las cifras oficiales han tendido a minimizar la cantidad de pobres.

Todo el plan y maquinación imperialista de succionar las riquezas del suelo boliviano, fueron una de las causas que originaron que los explotados campesinos, obreros, estudiantes, etc., salieran a las calles a protestar contra la usurpación que venía ejecutando en forma descarada el siniestro Gonzalo Sánchez con sus amos imperialistas. La efervescencia revolucionaria crecía en la medida que la intransigencia reaccionaria del gobernante aumentaba, luego que mandó a asesinar a no menos de 86 y herir a 500 luchadores sociales del pueblo, las masas estaban comenzando a desbordar y plantear posiciones más avanzadas que una simple renuncia del presidente, el pueblo ya empezaba a exigir la toma del poder para los trabajadores, sin embargo, la levadura no fermentó porque detrás de la dirigencia no existía una estructura política organizada con suficientes niveles de conciencia y correcta conducción de la lucha de los trabajadores. Como la historia se viene repitiendo y nos viene enseñando en estos años en América Latina (Ecuador, Perú, Chile, Argentina, y ahora Bolivia), el reformismo ahogó y abortó la insurrección y toma del poder por parte del pueblo explotado, le dio un respiro al sistema capitalista, lejos de darle el empujón final y mandarlo al basurero de la historia. Momentáneamente el capitalismo salió airoso porque los mismos dirigentes que dicen ser revolucionarios, jugaron a favor de la contrarrevolución, no existió una dirección que planteara la insurrección y toma del poder para los trabajadores.

Es importante entender la diferencia entre un planteamiento reformista y un planteamiento revolucionario, los reformistas intentan hacer ciertas aparentes mejoras reivindicacionistas como la «lucha contra la pobreza», mejorar los niveles de sueldos, aplicar asistencialismo, disminuir las graves contradicciones entre el patrón y el trabajador, implementar proyectos para desterrar el analfabetismo, etc. la característica principal del reformista es que no plantea cambiar la esencia del sistema económico capitalista, esto es, la eliminación de la plusvalía (ganancia generada por los trabajadores que pasa y es robada por los patrones), tampoco pasa por su mente, la necesidad de eliminar la odiosa propiedad privada sobre los grandes medios de producción, punta de base del sistema explotador capitalista, defendida a punta de fusiles por las FFAA y las FFPP. Los reformistas consideran que la sociedad cambia gradualmente, que debe existir paz entre el rico y el pobre, que deben en forma armoniosa llegar a resolver sus problemas y diferencias, este enfoque erróneo y equivocado, trae consigo la prolongación del sistema imperante, mantiene su supervivencia, haciéndole el juego a los intereses de las clases dominantes. El reformista tiene una concepción ideológica mistificada y ecléctica que ilusiona y confunde a las masas hambreadas, les llena de una espantosa esperanza que a la larga nunca lograra alcanzar, porque se adorna de principios incorrectos. El verdadero revolucionario no sólo aspira cambiar las estructuras sociales y económicas del sistema capitalista actual, sino que tiene la tarea de construir un nuevo sistema económico y político que elimine la injusta distribución de las riquezas, que estando en manos de unos cuantos va en perjuicio de las grandes mayorías. El revolucionario no concilia ni hace pactos con la burguesía, no le da las espaldas a los explotados, tiene una brillante ideología que le sirve como escudo para no dejarse contaminar por la ilusión de la cultura capitalista, los revolucionarios del mundo se entregan con alma corazón y hasta la propia vida, con sudor de frente y con sacrificio para regar la semilla, dando su cuota por poner las bases para un sistema de vida que satisfaga las necesidades de progreso de las mayorías, el revolucionario tiene sentido colectivo, ama a su prójimo como a sí mismo, se preocupa principalmente de las masas y también se preocupa por su propio desarrollo, se preocupa por su conciencia política. Un verdadero revolucionario, tal como enseñó Jesús de Nazareth, es aquel que de raíz arranca la mala hierba y no junta el vino nuevo con el viejo, (la revolución camina sin reformismo ni revisionismo), sino que defiende por sobre todas las cosas el derecho de los explotados, no dejándose envenenar ni comprar por la tentación mercantil del capitalismo, por lo tanto ser revolucionario implica querer a sus hermanos de clase y luchar por el gobierno de los obreros y campesinos.

Los hermanos trabajadores del pueblo boliviano vieron escapar de sus manos la posibilidad de asumir la conducción del gobierno, debido a lo frágil y caduco que representan las propuestas políticas e ideológicas que sustentan los movimientos políticos de la izquierda boliviana, propuestas que colindan con el reformismo social demócrata e incluso con el socialismo burgués que aspira mejorar el sistema capitalista basado en las leyes del oro, en el robo de la plusvalía, el mismo que perfecciona las leyes de la propiedad privada y el sistema de explotación salarial de los trabajadores.

Se cambió mocos por babas, como en el Perú cambiamos a Bermúdez por Belaúnde, a éste por Alan García, a éste por Fujimori,a éste por Paniagua y a éste por Toledo, igual los reformistas Evo Morales, Felipe Quispe y compañía, lejos de tomar decisiones correctas con las aspiraciones de los explotados, sirvieron de suavizadores de la crisis del poder imperante, al aceptar la sucesión del nuevo Presidente Carlos Mesa, tiró por la borda todo el proyecto político-social del gobierno de obreros y campesinos, que más quería el imperialismo, como lo es la actitud de reformistas maquilladores que mejoran las condiciones de supervivencia del capitalismo.

El MAS y su papel reformista

El MAS (Movimiento Al Socialismo) de Evo Morales, Filemón Escobar y Antonio Peredo siempre planteó «recuperar» la «democracia» secuestrada por el neoliberalismo, su papel de oxigenador de las clases dominantes es muy consabido porque dio tregua al gobierno «gonista» y ahora lo hace con el nuevo Presidente y defensor del sistema imperante: Carlos Mesa, su llamado al diálogo y a las negociaciones con la clase explotada de nada valen porque legitimizan sus leyes injustas. El objetivo que mueve al MAS, es su estrategia electorera para ganar votos y apoyo, lo cierto es que sus propuestas no sirven a los intereses que buscan los explotados más explotados entre los explotados. El MAS no tiene un proyecto revolucionario, pero si reformista, su actitud con el «gonismo» jugó de contención a las movilizaciones y luchas del pueblo, en una ocasión dijo «(...) Hemos sido tolerantes y comprensivos y (...) hemos agotado el camino del diálogo mas allá de nuestras propias posibilidades, frente al impulso de nuestras bases de asumir acciones de hecho; hemos frenado muchas de ellas».

La dirección del MAS conllevó a un diálogo infructuoso con la clase dominante, esto ha originado decepción en los campesinos bolivianos porque finalmente siempre terminó en dialogo y negociación a favor de los explotadores. Lejos de mantener una posición clara y sin ambigüedades el MAS ha desarticulado propuestas más revolucionarias que sus propios militantes, por ello está ausente de una política de dirección.

Mientras la masa pedía la renuncia de Goni y Mesa, Evo Morales propuso la formación del «estado mayor del pueblo» para hacer frente a la represión, sin embargo esto no pasó de ser una expresión demagógica distorsionadora de la realidad, porque no cuenta con un proyecto político revolucionario para derrotar al capitalismo, por ello siempre legitimó el régimen parlamentario, y buscó el consenso con otros partidos pseudo-izquierdistas como el MIR.

Felipe Quispe, el Mallku y la posición indecisa del indigenismo nacionalista

La inacción de Felipe Quispe y de su movimiento Mallku, mostró en un determinado momento las desviaciones ideológicas que presenta un sector del indigenismo, el suspender los bloqueos contra el gobierno y su adhesión al «estado mayor» de Evo Morales ha sido sin duda una de las eventuales críticas por su inacción. Quispe no discutió dentro del CSUTCB la forma de participación a favor del MAS, aprovechó la adhesión para no quedar fuera de la negociación de la lucha de los cocaleros, porque corría el riesgo de perder posición y prestigio ante Evo y el MAS. Felipe Quispe es conocido por tener un discurso indigenista y ser radicalista en palabras.

Tareas del Movimiento Obrero y Campesino de Bolivia y del Mundo

Los trabajadores de Bolivia y de Latinoamérica tienen que renovar sus estrategias y luchas, deben dar un salto histórico para derrotar a las clases dominantes de cada uno de sus países, debemos generalizar la revolución social y no contentarnos con reinvindicacionismos, reformismos o revisionismos, las masas deben nutrirse del pensamiento comunista para impulsar tareas que realmente sirvan para construir la total emancipación de los explotados. Las Sagradas Escrituras nos enseñan la importancia de construir una sociedad basada en un sistema económico en donde cada individuo consuma y se le distribuya de acuerdo a su necesidad y cada uno produzca de acuerdo a su capacidad, este principio comunista es la piedra fundamental y pilar sobre la que giran los Evangelios de Dios, por ello las masas de obreros y campesinos tienen la misión de diseminar el pensamiento comunista con la finalidad de preparar el camino a la sociedad sin clases sociales y sin propiedad privada.

Los distintos sectores del pueblo deben tener un plan de lucha unificado para expresar-se, para coordinar, organizarse y movilizarse. Los pueblos deben comprender que es necesario establecer un objetivo verdaderamente obrero, campesino y popular que permita conducir a la victoria todos los procesos de lucha que emprenda. Es una necesidad histórica romper con la democracia «representativa» y burguesa, esto es la democracia de los explotadores capitalistas, que se maneja en los países del Tercer Mundo, esa democracia de los de arriba sólo favorece al imperialismo norteamericano y a la burguesía virreynal, que percibe su tajada por su servilismo felipillo y vendepatria, debemos construir la verdadera democracia de los de abajo, superando los peligros de los caminos reformista, reivindicacionista, revisionista y aventurero del pensamiento pequeño burgués.

El MAP (Movimiento Anti-imperialista del Perú) se nutre del pensamiento comunista de Alfa y Omega, que lejos de tener una interpretación y concepción religiosa del mundo, apunta por un desarrollo objetivo y científico para buscar la unidad internacionalista de los trabajadores, luchar contra el nacionalismo, el militarismo, el racismo, el sexismo y construir las bases ideológicas y políticas del cristianismo comunista primigenio, con la intención de fortalecer la unidad anti-imperialista. Alfa y Omega nos plantea la necesidad de derrotar y eliminar la concepción religiosa de las mentes del pueblo, rescatando los principios doctrinales y éticos, de las Sagradas Escrituras del Mundo, debemos dejar a un lado el cliché divisionista de llamarse cristiano, judío, musulmán, protestantes o de cualquier otra religión. No es la cuestión creencial la que está en juego sino la supervivencia de las masas ante la voracidad primitiva de los imperialismos. Tenemos la misiòn de unir a las masas bajo un principio creyente y comunista, respetando el punto de vista de los no creyentes y ateos, por ello propugnamos la abolición de la religión dentro de la sociedad, las nuevas bases ideológicas de la Ciencia Celeste, nos traza el camino a seguir. De allí que el MAP apuesta por una revolución de los trabajadores, por ello su misión política es exigir y en lo posible conducir a los dirigentes reformistas para que rompan con la burguesía en los momentos de las crisis revolucionarias. Frente a la política de los reformistas e indigenistas, es preciso levantar una estrategia obrera, y dar los pasos para la construcción de un nuevo y auténtico partido obrero, revolucionario, comunista e internacionalista, dispuesto a llevarla hasta la derrota final del capitalismo.

 

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