EL PODER, LA DICTADURA DEL 
PROLETARIADO Y EL PARTIDO ÚNICO

La simple relación de dos personas plantea el problema del poder; Hacer la revolución significa terminar con la sociedad capitalista; el Poder concebido como un objeto al que hay que tomar, asir, capturar, es de por sí un concepto capitalista de posesión, como todo producto de la ideología burguesa, es un concepto falaz el creer que hay que ir hasta palacio para tomar el poder. También se tiene entendido que el poder lo ejercen las clases dominantes, las que sólo pueden ser desplazadas y reemplazadas por un Partido Revolucionario, constituido por revolucionarios de una clase obrera revolucionaria, en cuyo marco se implica la dictadura del proletariado, sin embargo una dictadura del proletariado que parte de la ideología burguesa con conceptos de posesión y dominación vertical, demostró ser solamente una dictadura del aparato burocrático del Partido que finalmente se convertiría en una dictadura del Jefe del Partido, esto es deformar y tergiversar para al final cuestionar el socialismo escala al comunismo, ideología y práctica que a la larga terminaría en revisionismo que abortaría la verdadera revolución, dando lugar al restablecimiento del sistema capitalista, como ha ocurrido en el bloque socialista de la URSS y Europa Oriental, como está ocurriendo en China, Vietnam y Cuba.

Es indispensable saber que la filosofía es el hilo conductor para todo conocimiento humano, esto incluye a la ideología. El pensamiento humano como la ideología, la filosofía o la ciencia, son semejantes a operaciones matemáticas extensas, en que, basta equivocarse en un punto de la larga cadena de prácticas y razonamientos para concluir en el error; y es por eso que se hace necesario, que para garantizar la revolución, no se le debe dar cabida a ningún rasgo de ideología capitalista, pues el capitalismo, llevando en sus entrañas el germen de su autodestrucción está condenado al fracaso, el viejo capitalismo, desigual e injusto no nos sirve para crear la nueva sociedad colectivista, fraterna y solidaria.

Una verdadera revolución se fundamenta en sus bases sociales, en una auténtica democracia popular, en la hegemonía del pueblo, la cual se construye políticamente, no con astucia ni prepotencia, que son propias de la ideología capitalista, sino que se construye en consenso democrático popular desde las bases hacia la dirigencia. Los dirigentes no llegan al cargo para ejercer caprichos burgueses, sino para representar a las bases, porque se supone que es el que mejor sintetiza las ideas, sentimientos y necesidades de esas bases, porque se supone que es el que mejor conduce la estrategia general y las tácticas particulares de la revolución, por lo tanto, se somete al poder revocatorio, si no cumple con desarrollar las aspiraciones revolucionarias de las masas y no es a la inversa, que la hegemonía se ejerza desde arriba, porque eso es dominación, sometimiento, subordinación capitalista y por ende, revisionismo y garantía de restablecimiento capitalista

Esa es la construcción del consenso democrático igualitario, igualdad de derechos, todos son iguales en derechos ante el Dios de Justicia, y ante los hombres también. Cristo la primera jerarquía revolucionaria sobre el planeta dijo: «sabed que los gobernantes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños, y los ricos ejercen su opresión contra ellas. Pero no será así entre ustedes, pues, el que quiera ser más importante que sea servidor de todos, porque el Hijo del Hombre, que es Cristo, no vino para servirse de otros, sino para servirlos y para dar su vida en rescate por muchos». Vemos en este pasaje bíblico que Cristo no era ningún mojigato sentimentalista, cuando leamos la biblia encontraremos a un Cristo Revolucionario, encontraremos que Jehová Dios de los Ejércitos es un Dios de Justicia Igualitaria, cuando leamos la biblia encontraremos allí revolución, cosa muy opuesta a lo que enseñaron los religiosos, enseñaron religiosidad, que es decir: moralismo, sentimentalismo, metafísica anti-dialéctica no evolutiva de carácter estático, idolátrico, por tanto religiosidad llena de ignorancia que protege, defiende y sostiene la desigualdad del capitalismo, todo religioso es un amante de satanás, porque se divide hablando del Dios de Justicia y no combaten al capitalismo, cuando escuchemos hablar a un religioso, le oiremos hablar de Dios sin combatir definida y firmemente al capitalismo, oiremos a un satanás dividiéndose a sí mismo, contradiciéndose.

Es así, que la Doctrina del Cordero de Dios, Alfa y Omega, señala a los religiosos con los siguientes títulos:

3433.-En la prueba de la vida, muchos tuvieron fé con límites; esto se llamará en el divino Juicio de Dios, fé mundana; esta extraña fé, corresponde a los falsos profetas, de que habla el divino evangelio de Dios; porque la más microscópica ignorancia del espíritu, con respecto a Dios, hace de la criatura, un falso profeta; las divinas parábolas del evangelio de Dios, fueron escritas por causa de las costumbres que la humanidad se crearía, al elegir sistema de vida; es más fácil que entren al Reino de los Cielos, los que en sus formas de fé, vincularon las divinas parábolas de Dios, con sus propias costumbres del diario vivir; a que puedan entrar, los que no tomaron en cuenta lo de Dios.-

Así encontramos que toda parábola y toda lectura bíblica es una referencia al sistema, como por ejemplo: en la parábola del endemoniado gadareno en que el demonio que se había apoderado de este hombre se llamaba «legión», en el imperio romano 2000 hombres que ejercen la conquista y dominación armada, constituyen una unidad militar, equivalente a una división de militares actuales, agresores y genocidas, cuando ven a Jesús Liberador, los demonios llamados legión le reclaman: «no me atormentes», porque Cristo les decía: «sal de este hombre, espíritu inmundo». Aquí nos está diciendo esta parábola que la dominación imperialista del espíritu inmundo provoca graves desequilibrios en la humanidad dominada, provoca las crisis propias del modo de producción capitalista en el hombre gadareno que está simbolizando a la humanidad sumida en los desequilibrios de la desocupación, pobreza, ignorancia, miseria, delincuencia, drogadicción, sexismo, hambre, analfabetismo, consumismo, vanidad, etc. se le trunca a grandes sectores de la humanidad toda oportunidad, toda dignidad, todas libertad.

Igualmente el Reino de los Cielos es una sociedad sin privilegiados, donde rige la ley común: todos son iguales en derechos delante de Dios, sin ley común no existiría el equilibrio universal; no se conocería el desarrollo de ninguna clase de vida, el todo sobre el todo del universo, encierra la ley del comunismo molecular, la naturaleza es comunista por naturaleza, por eso el comunismo es eterno e infinito y el egoísmo dividido del capitalismo es efímero.

...La salvación y la entrada al Reino de los Cielos, como las parábolas, tienen, pues, un clarísimo significado político-social: no se puede ser moralista, si a la vez vivís la inmoralidad; de verdad os digo, que ningún moralista de este mundo entrará al Reino de los Cielos, porque fueron inmorales al aceptar la forma de vida que explotaba a mis humildes....

Las Sagradas Escrituras como la DCD, están en perfecta referencia a los acontecimientos histórico-sociales que vive la humanidad, expulsar demonios significa quitarles el poder a los explotadores y esto sólo corresponde a los humildes, a las masas populares explotadas, a las mayorías marginadas, excluidas; el endemoniado gadareno que andaba entre sepulcros gritando y lastimándose a sí mismo, es la parábola de la violencia autodestructiva y la odiosa insolencia que ejercen los propios pobres unos contra otros, es la ideología capitalista que desintegra, descompone, envilece, degrada, degenera, fragmenta, divide, confunde a la población en multitud de males sociales como producto de un sistema demoníaco que sostiene el principio maquiavélico «divide y reinarás», pero antes de Macchiavelo la biblia ya enseñaba sólo satanás divide y se divide a sí mismo. El ser humano así desarticulado, humillado, ofendido de mil maneras, tiene que rescatar su dignidad y derechos humanos liberándose de la legión de demonios explotadores. Yo soy la luz, el camino, la verdad y la vida dijo Jesús de Nazareth, él nos da el derrotero, Cristo es la Primera Jerarquía del Comunismo Revolucionario sobre la patria planetaria; nada de religioso, moralista, sentimentalista, cucufato o ignorante tenía él, lo que él tenía era la profunda sabiduría de transformar la sociedad de lo primitivo capitalista del imperio romano a una sociedad nueva y superior, sin capitalistas, sociedad nueva y superior dialécticamente evolucionada a un mundo solidario y de consenso colectivo, fraterno, porque ama al prójimo como a sí mismo, que ama a Dios por sobre todas las cosas, es decir, que ama la ley común que rige en el Universo, ley común que da igualdad de derechos y que unifica. Gloria al Primer Comunista del Universo, Jehová de los Ejércitos, garantía de victoria del Comunismo eterno e infinito.