El parto | |
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¿Cuándo debemos actuar? Si bien nuestra San Bernardo tiene un fuerte instinto para desenvolverse en un parto, no es del todo cierto el dicho aquel de "dejar actuar a la naturaleza" pues pueden presentarse situaciones en las que debamos intervenir. La perra querrá estar cómoda y tranquila así que lo más conveniente es que la persona que la acompañe y vigile para anticiparse a las situaciones de riesgo, sea la más cercana al animal. Lo normal es que la madre se ocupe de sus cachorros nada más nacer rompiendo en primer lugar el saco amniótico , suturando el cordón umbilical e ingiriendo la placenta así como lamiéndolos para estimular su respiración y propiciar las primeras heces y orina. Sin embargo en ocasiones sucede que nuestra hembra no tiene ni idea de lo que debe hacer carente de todo instinto maternal, y aunque algunas reaccionan pasado el primer cachorro, otras no lo hacen en todo el transcurso del parto. En estos momentos se hace necesaria nuestra intervención, los pasos a seguir son los siguientes: 1.- Liberar al neonato del saco amniótico y/o membrana alantoica que lo recubre: Aunque la operación no es complicada hay que proceder con cierta destreza, pues la bolsa resulta viscosa y escurridiza. Deberemos habernos puesto unos guantes esterilizados secos para conseguir sostener al cachorro sin que se escurra entre nuestras manos ya que abrir el saco es como si estuviéramos tratando de cortar una lámina de plástico del que utilizamos para los alimentos. Debemos realizarlo lo más rápidamente posible para propiciar su primera inhalación de aire. 2.- Liberar al cachorro del cordón umbilical y placenta: Significa que debemos cortarle (el cordón). En el cachorro que hemos oído gritar y por lo tanto está respirando, este paso no tiene mayor trascendencia pero en muchas ocasiones el cachorro nace inerte y sin capacidad para reaccionar por sí mismo, al menos de forma inmediata. Para cortar el cordón debemos depositar al cachorro en el suelo de la paridera y utilizar unas tijeras bien afiladas de punta redondeada y perfectamente esterilizadas. Con la punta de los dedos pulgar e índice de la mano que tengamos libre, empujaremos hacia la barriga del pequeño los líquidos umbilicales que aparecen más oscuros dentro del cordón y procederemos a realizar un corte limpio con la tijera más o menos hacia la mitad del cordón. Una vez separado el resto del cordón con la placenta del cachorro y siempre comprobando que respira normalmente y después de haber limpiado con una gasa empapada en Betadine la zona donde se ha seccionado el cordón, se realiza un nudo muy prieto lo más cerca posible de la barriguita (en el ombligo) para evitar una posible hernia umbilical o la eventración. El trozo de cordón que queda unido al cachorro se secará en el plazo de 6 a 8 horas completamente, quedando negro, duro y muy fino. Al cabo de 24 ó 48 horas, se caerá por sí mismo. 3.- Evacuar los fluidos de pulmones y vías respiratorias: Para ello debemos tomar al cachorro entre las dos manos, boca a bajo, sujetando firmemente la cabeza y el cuello con nuestros dos dedos pulgares por arriba e índices por debajo. Hecho esto y asegurándonos nuevamente de que su cuello está firmemente sujeto, levantaremos nuestras dos manos por encima de nuestra cabeza y realizaremos un movimiento de arco desde arriba hasta la altura de las rodillas, a gran velocidad, como si se tratara de un centrifugado. Esta maniobra la podemos realizar tantas veces como sea necesario, hasta estar seguros de que el cachorro respira normalmente y que, acercando su tórax a nuestro oído no escuchamos una especie de ronroneo interior, que significaría que aún tiene líquido en los pulmones y vías respiratorias que hay que hacer expulsar. Si aún así no respira normalmente, podemos abrirle la boca e insuflarle aire, soplando a una distancia de un par de centímetros. No hay que dar el caso por perdido mientras las almohadillas, los labios, la nariz y la lengua adquieran un color blanquecino-amarillento que significa que el cachorro está muerto. En algunos casos el cachorro tarda en reaccionar totalmente hasta 8 ó 10 minutos o incluso media hora. 4.- Secar al recién nacido: Es la última operación antes de ponerlo a mamar de la madre. Hemos de tener en cuenta que el cachorro, a estas alturas es incapaz de regular su propia temperatura corporal, por lo que es esencial que permanezca seco y en contacto con una fuente de calor (la propia madre o una mantita eléctrica envuelta en una toalla suave a una temperatura de 38,5ºC). Lo normal es que el cachorro, por el simple manejo entre nuestras manos sienta ganas de orinar o defecar, en cuyo caso limpiaremos la zona de los genitales con una gasita embebida en agua tibia y terminaremos luego de secarlo con la toalla. Si la madre no realiza esta operación de estimular al cachorro tendremos que hacerlo nosotros, pues hasta los días 20-22 él es incapaz de orinar y defecar si no es estimulado. Esto lo haremos varias veces al día mediante un masaje circular por el bajo vientre y alrededor del área genital y anal, ejerciendo cierta presión, con una gasa o toallita suave hasta conseguir nuestro propósito, limpiando a continuación los genitales y el ano.
Los cachorros han nacido, respiran, están limpios y hambrientos, pero ahí no termina nuestra intervención nos faltan algunas cosas por hacer: 1.- La identificación: Es fundamental realizar una cuidadosa identificación de cada cachorro nacido, incluidos los que nacen muertos. para ello anotaremos en un gráfico la hora de nacimiento, el sexo del recién nacido, el tiempo empleado en su recuperación o estimulación respiratoria, si ha sido necesaria nuestra intervención o si la madre se ha ocupado de todo, si ha nacido con o sin bolsa o membrana y si la placenta venía con él o no. Y, por último, cualquier característica especial que lo identifique y distinga de sus hermanos. Toda esta información nos resultará muy útil en los días que siguen para constatar su aumento de peso y normal crecimiento, para reconocer las razones que pueden implicar ciertas dificultades en su desarrollo y crecimiento, etc. 2.- Chequeo completo para descartar anomalías: Existen una serie de causas que pueden afectar al desarrollo embrionario o fetal y es importante que en las horas siguientes al nacimiento, el criador reconozca si alguna de ellas están presentes en sus cachorros. En algunos casos la anomalía implicará el sacrificio del animal. Muchas veces estas anomalías tienen una razón genética, pero en otras ocasiones pueden haberse contraído por un mal manejo de la madre durante la gestación o a consecuencia de la administración de ciertos medicamentos, traumatismos, carencias vitamínicas o alimenticias, etc. Las principales anomalías son las siguientes:
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