LAS MARZAS SEGÚN SE CANTABAN EN EL PUEBLO DE BEZANA (BURGOS)


Revista de Folklore (Jaime L. Valdivielso Arce)       
(La Fundación Joaquín Díaz, de la Diputación de Valladolid)

Los mozos del pueblo formando un solo grupo recorrían todas las casas de la localidad cantando las Marzas en la noche del último día de Febrero.

Llegados a la casa que corresponde en su recorrido, el mozo que dirige el grupo pregunta:

                   ¿Cantamos o rezamos?

Obtenida la licencia del dueño de la casa, comienzan a cantar:

 

Santas, buenas noches
gentes de esta casa,
nobles y caballeros,
galanes y damas.

Si nos dan licencia
para que cantemos
con mucha prudencia
las marzas diremos.
Oh, dichoso Marzo,
que mañana llegas,
regando los campos
con tus flores bellas.

Y los pajaritos
en las arboledas
con el sol brillante
buscarán la ausencia.

Y los ganadillos
irán a la sierra
a pacer las flores
y las frescas hierbas.

Oh, dichoso Marzo,
que mañana llegas,
con una nevada
que tiembla la tierra.
                     
.../...   


.../...
Traemos un burro
cargado de arvejas,
lleno de gorgojos
hasta las orejas.

Traemos un burro
cargado de nada
que no come trigo,
paja ni cebada,
que come chorizos
que le dan las damas.

Visperas de Marzo
traemos por escrito
que guarden la fiesta
del Angel bendito.

Con mucha prudencia
las Marzas cantemos
y que un día todos
en el cielo estemos.

Durante el canto de las Marzas aprovechaban los mozos para rondar a las mozas, solían utilizar en esta ocasión dos cantares de ronda tradicionales, que son LOS MANDAMIENTOS y LOS SACRAMENTOS SANTOS, en los que se glosan los Mandamientos y los Sacramentos, pero dándolos una orientación amorosa muy propia de la finalidad que se pretendía.

 

LOS DIEZ MANDAMIENTOS

 

LOS SACRAMENTOS           SANTOS              

Si quieren oir, señores,
los Sacramentos cantar,
incorpórense en la cama
que los vamos a empezar.

El primero es el Bautismo,
ya sé que estás bautizada;
te bautizó el señor cura
para ser buena cristiana.

El segundo es Confirmación,
ya sé que estás confirmada,
te confirmó el Arzobispo
para ser mi enamorada.

El tercero es Penitencia
y ésa me la echan a mí,
que el andar contigo a solas
no lo puedo conseguir.

El cuarto es la Comunión,
recíbela con anhelo,
que si la recibes bien;
derechita irás al cielo.

El quinto es Extenuación,
de extremo a extremo te quiero.

El sexto es el Orden.
Yo cura no lo he de ser,
que los libros de latín
yo nunca los estudié.

El séptimo es Matrimonio
y es lo que vengo a buscar;
aunque tus padres no quieran
contigo me he de casar.


Los diez mandamientos santos
voy a cantarte, paloma,
para que me des el "si"
ellos ten en la memoria.

En el primer mandamiento
lo que se manda es amar,
te llevo en el pensamiento
y no te puedo olvidar.

El segundo es no jurar;
yo tengo hecho juramento
de seguir siempre a tu lado
y de seguirte queriendo.

El tercero es oir misa
y nunca con devoción.
Sólo por pensar en tí,
prenda de mi corazón.

El cuarto honrar padre y madre;
el respeto lo perdí;
el respeto y el cariño
sólo te lo tengo a tí.

Es el quinto no matar:
a nadie he dado la muerte
y tú me matas a mí
el día en que vengo a verte.

Niñas que al balcón salís,
meted las faldas para adentro,
que hacéis pecar a los hombres
contra el sexto mandamiento.
                                 
  .../...

.../...
El séptimo es no robar;
a nadie he robado yo,
sólo he robado a una niña
que llevo en el corazón.

Octavo no levantar
falso testimonio a nadie
como a mí me lo levanta
una niña de esta calle.

Noveno no desear
la mujer de tu vecino
como yo lo deseaba,
niña, casarme contigo.

Décimo es no codiciar
de los vecinos los bienes.
No hay bienes en este mundo,
niña, como tus quereres.

Los diez mandamientos santos,
niña, se encierran en dos;
que me quieras y te quiera
y nos casemos los dos.

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