EDUCACIÓN Y ENTRENAMIENTO

Puede ser que el nuevo miembro que se suma a familia haya recibido ya alguna educación doméstica antes de entrar en tu casa. Si no la ha recibido, recuerda que un cachorro quiere hacer sus necesidades por sí mismo aproximadamente unas seis veces al día. Es cuestión tuya especificar dónde y cuándo debe hacer sus <>. Enseñárselo debe ser tu primera labor en educación y debe comenzar en el mismo momento de entrar en tu domicilio.

Idealmente debería sacarse al cachorro al exterior después de las comidas ya que el estómago lleno ejerce presión sobre la vejiga y el colon. Lo que entra en el perro debe eventualmente salir; el momento más natural y apropiado es después de su comida. Cuando evacue debe ser elogiado, lo que hace más porbable que ocurra lo mismo después de cada comida. Debe estimulársele también a que utilice siempre el mismo lugar al que probablemente se verá atraído después de haberlo usado varias veces.

Algunos veterinarios mantienen que un cachorro puede aprender a orinar y defecar al mandárselo si está vien enseñado. La ventaja de esta atécnica estriba en que el perro asocie el acto de la eliminación con una palabra en particular de tu propia invención más que con un tiempo o lugar, que puede no ser simpre conveniente o alcanzable. Así, mientras estás visitando una zona desconocida o no quieras salir con el perro a temperaturas bajo cero, él sabrá cuándo y dónde desalojar al oír la voz convenida. La evacuación sucede cuando al oír la palabra o frase se provoca un reflejo condicionado que elimina todo lo contenido en la vejiga e intestinos. Cuanto más corta sea la palabra más la podrás repetir y fijar en la memoria del perro.

La palabra de mando elegida debe darse simultáneamente con la eventual apertura del esfínter para establecer una rápida y perfecta correlación. Por esto debes familiarizarte con los signos reveladores que preceden al proceso de eliminación del cachorro, y así estarás capacitado para emplear tal palabra en el momento crucial. Generalmente hay un sentido de urgencia por parte del perro, al que puede seguir una actitud de husmeo y rodeo que pronto reconocerás. Es importante utilizar la palabra de mando convenida en el lugar habitual, sólo cuando sepas que el cachorro puede eliminar, es decir cuando su estómago o vejiga estén llenos.Pronto aprenderá a relacionar el acto con la palabra. Si pretendes intentar este método, ahí va un consejo: no emplees nunca pra este fin el nombre del perro ni ninguna otra palabra que se oiga frecuentemente en casa:¡ya te puedes imaginar los resultados!

Finalmente, recuerda que todo adiestramiento necesita su tiempo. Con una práctica intensiva se puede conseguir una respuesta condicionada con cualquier perro sano normal de unas seis semanas de edad. Incluso los perros ensalivados de Pavlov necesitaron hasta cincuenta repeticiones antes de conseguir la respuesta deseada. Los resultados se consiguen con paciencia y perseverancia; no hay que descorazonarse.

En el interior pueden emplearse hojas de periódico para recubrir la zona destinada a que el perro evacue por sí mismo. Esta zona debe ubicarse algo separada de las destinadas a comer y a dormir, para que un cachorro no orine ni defeque en donde come. Al cambiar los periódicos, las hojas de debajo deben ponerse encima de las nuevas para sugerir tanto por el olor como por la vista la función de los papeles. Debe acariciarse al animal mientras hace uso de ese rincón especial o inmediatamente después. Cualquier ayuda positiva aumenta las probabilidades de que vuelva a valerse del mismo sitio.

Es aconsejable que a su llegada el cachorro quede confinado en una sola habitación que normalmente es la cocina ya que probablemente tiene un pavimento fácilmente lavable. Recorriendo toda la casa, el tamaño de ésta le puede parecer confuso, y ¡puede dejar sus <> en alfombras y tapicerías! Más tarde ya habrá ocasión pra familiarizarlo gradualmente a sus nuevos entornos.

CUÁNDO Y CÓMO ENTRENAR

Al igual que la adaptación, el adiestramiento debe comenzar tan pornto el cachorro entre en casa. Las sesiones de adiestramiento deben ser cortas pero frecuentes, por ejemplo, de diez a quince minutos tres veces al día. Esto es mucho más eficaz que unas sesiones cansadas de media hora que pronto pueden resultar aburridas. Durante estos tiempos estás edificando tus relaciones con tu cachorro, por tanto hazlos lo más amenos y agradables posible. Es bueno realizar estas esiones antes de la comida del perro, no después, cuando él no lo haría por sí mismo. De esta forma el animal relaciona sus sesiones de adiestramiento, con algo agradable.

EL COLLAR Y LA CORREA

El cachorro debe acostumbrarse al collar y la correa tan pronto como sea posible. Si es muy joven se puede usar un collar ligero, pero cuando crezca un poco será necesario otro más fuerte para los entrenamientos. Recuerda poner su nombre y dirección en una chapa de identificación sujeta al collar para evitar que se pierda si se da el caso de que se aparte de tus dominios par explorar los alrededores.

Deja que el cachorro lleve el collar hasta poderlo utilizar como corresponde. En pocoç tiempo se acostumbrará a él y podrás enganchar la correa. Puede darse el caso de que se resista a que le conduzcas con la correa o simplemente se siente y se niegue a andar. Pugna con él unos pocos minutos tirando de la correa si es necesario y déjalo luego relajar durante el resto del día. No hay que tratar de enseñarle hasta tanto no haya aprendido que en cualquier circunstancia debe obedecer de los tirones, pero esto precisará de unas cuantas sesiones. Recuérdese que el período de concentración de un perro es corto y por tanto es prudente que la acción sea breve: la paciencia es la clave del éxito.

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