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Cuando Javier se diriguía a lo que iba a ser su primera enatvista
de selección, tuvo el súbito presentimiento de que las cosas no iban a
rodar bien para él. Especiahnente, temía que el entrevistador le
preguntara por aquellos dos "en blanco". Javier, por imposición
familiar, se matriculó al terminar 1a selectividad en la Facuttad de Derecho.
Miembro de una familia de juristas, su destino parecía sellado.
Sin embargo, al término del primer trimestre, tanto él como su padre estaban
convencidos de que habían fallado en su elección. Como ya era demasiado
tarde para intentar la aventura en otra Facultad, Javier siguió el curso
a trancas y bartancas, y consiguió sacar tres asignaturas en junio. Durante
el verano conoció la Psicología (es decir, la ciencia y a una chavala
impresionante que había terminado primer curso de esa especialidad) y
se enamoró de ambas (de la Psicología y de la psicóloga). EI curso siguiente
comprobó, ya en la Facultad de Psicología, que las mujeres y las ciencias
parecen distintas en verano que en invierno y, con bastante desilusión
por su parte, se dijo que habría que buscar otra carrera y otra "piba".
Al tercer año se matticuló en Económicas. Sea que el tiempo tratsscurrido
le hubieta ayudado a madurar, sea que por fin habia encontrado lo que
le gustaba, elcaso es que a partir de aquel momento- aprovechó bien su
tiempo y, salvo un pequeño tropezón en tercero (la dichosa Estadística),
aprobó todos los cursos en junio. No obstante, en su currículo destacaban
con una evidencia llamativa aquellos dos cursos fallidos, desde que terminó
el COU, hasta que aterrizó en Económicas. Aunque se decidió por un currículo
funcional, había un hecho díficil de disimular. Javier contaba con veinticinco
añitos cuando terminó la carrera, y eso que se habia librado de la "mili"
por excedente de cupo. No sé si conoces las jocosas leyes de Murphy. Una
de ellas asevera: "Si aIgo malo puede pasar, pasará." Otra asegura: "siempre
que cae una tostada al suelo, el lado untado con mantequilla queda hacia
bajo;" Como no podía ser de otra manera, el entrevistador, a los cinco
minutos de hablar con Javier, le preguntó por aquel vacío de tiempo, y
nuestro amigo, que no quería confesar que había pasado por las aulas de
tres Facultades distintas antes de encontrar su camino, pero que tampoco
había preparado un argumento válido para justificar aquel hecho, farfulló
que, tras la selectividad "se había tomado un descanso". Aunque la entrevista
continuó unos minutos más, Javier era consciente de que todo era
ya inútil, que ya no había nada que hacer en aquel empleo. ¿Cuál había
sido el error de Javier? Sencillamente, no haber preparado la entrevista.
¿Qué podria haber respondido a aquella previsible pregunta? Podría haber
dicho algo así: "Bien, a los diecisiete años estaba yo muy confuso acerca
de cuál era mi vocación. Por ello intenté estudiar sucesivamente Derecho
y Psicología, sin demasiada fortuna. Finalmente, encontré mi camino en
Económicas, y desde que empecé estos estudios mi rendímíento ha sido satisfactorio.
En cierto modo, estoy casi satisfecho de haber sufrido aquel percance,
porque, a pesar de todo, fui capaz de tomar una resolución dura, cuando
lo más facil hubiera sido seguir en Derecho o en Psicología. Hoy
seria quizás un abogado frustrado o ua psicólogo amargado. En cambio,
aunque la decisión fue difícil, he sido capaz de estudiar lo que
me agrada, y hoy me siento capacitado para trabajar en lo que más me gusta
hacer". No es tan infrecuente que, a los diecisiete años,
un estudiante esté indeciso frente a su futura carrera profesional.
El entrevistador lo habría entendido así, si Javier lo hubiera
argumentado correctamente. Fíjate que nada ver que su primera elección
se debiera a la presión patena, lo que hubiera dado idea de sumisión,
o de una extrapunitividad poco favorecedora para su candidatura.. Ni tampoco
mencionaba su romance estival con la psicóloga en ciernes (lo que hubiera
supuesto de manifiesto cierta irreflexión o inmadurez). En su lugar,
recalcaba su madurez personal, al adoptar una decisión dificil, y sus
buenos resultados académicos. El entrevistador, por supuesto, hubiera
sido consciente de la estrategia de Javier, pero habria extraído de este
hecho tres consecuencias favorables para nuestro amigo: Aquel handicap en el currículo de Javier se hubiera podido convertir en uno de sus puntos fuertes, pero para ello era necesario que Javier preparara la entrevista. |