Don Rafael, me dirijo ha usted, para expresar
mi gratitud por la labor
que hace que, por desgracia, vivimos en un mundo alocadamente y no sabemos
respetar y a la vez despreciamos nuestra identidad, por que francamente lo
antiguo es casi eterno en comparación con lo que se realiza o se crea hoy en
día.
Para mi las nuevas urbanizaciones me desalientan, solo respiras contaminación, ruidos estridentes, gritos, reyertas, robos violentos,
agobios, estrés, etc.
Por lo tanto cuando veo o entro en una casa "antigua" siento, una nostalgia,
una sensación extraña de encanto que me hace retroceder en el tiempo,
sus cuatro paredes desprenden el olor de las épocas remotas (pero no tengo
cien años), me parece como sentir el sonido de los carros atravesando por
los adoquines (pero no me siento ido), el bullicio de las gentes humildes o
las charlas coloquiales de los vecinos, los paseos por las calles o avenidas,
etc.
Alguna de estas cosas me recuerda a mi infancia y creo que a muchas
gentes también, ya que las nuevas generaciones se han criado en un ambiente
aparentemente fastuoso, lleno de caprichos y no creo que esto les conmueva.
En definitiva cuando escuchas noticias sobre el derrumbe de uno de estos
emblemas urbanísticos, ya sea por cualquier excusa, no se puede negar un
cierto odio que brota al mismo tiempo que se desmorona el símbolo.
Por lo tanto le doy mi apoyo y felicitaciones por todos los que
defienden
lo que otros desarmados destruyen, como por ejemplo el patrimonio histórico,
y en especial a usted por su labor
terra
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