Viernes 28 de junio de 2002
Barcelona – Malgrat de Mar 72 Km.
Esta tarde a las 19:15 sale el autobús que nos llevará a Barcelona. RENFE odia las bicicletas que es como si nos odiase a nosotros. En la AISA pasa lo mismo pero hemos decidido hacernos los suecos. Deberíamos empaquetar y facturar a nuestras compañeras pero no lo hacemos. A ver si cuela.
Cada viaje aprovechamos más el tiempo. Hoy he tenido que trabajar, y en vez de esperar a mañana para iniciar la marcha cogemos el autobús que sale de Ciudad Real esta tarde y así ganamos unas horas. Cholula y Rocinanta se habían quedado cargadas ayer para poder salir hoy pitando pero al llegar al garaje, sorpresa, la rueda delantera de la montura de mi hermano Gorgo está pinchada. No hay tiempo para arreglarla por lo que le damos aire con el compresor y partimos raudos a la estación de autobuses. El cuentakilómetros marca 660, ¿a cuantos llegará?
Hubo suerte. Sin preguntar a nadie hacemos un hueco en el maletero y colocamos las bicis como podemos. El chófer hizo un curso de electricidad en el centro de cooperación ONCE conmigo. Nos dice que hay que facturarlas pero como ya va a ser mucho lío por esta vez pasa. La mayoría de las veces los problemas son los que uno quiere que sean.
Hasta Madrid el autobús va lleno pero a partir de allí el pasaje se aclaró bastante. También hubo cambio de chofer aunque el manchego vino hasta la parada de la cena y luego se volvió con el autobús que bajaba de Barcelona. Los 23 pasajeros nos acomodamos lo mejor posible y el que más como el que menos planchó la oreja. En la parada de Hospitalet nos bajamos a mover las bicis y facilitar la retirada del equipaje de los que allí se apeaban. Al chófer parece que no le gustó nada "la jugada ciclista" y nos lo recriminó. Le dio igual porque pasamos de él como de los desechos por vía anal. Nos bajamos en la estación de Sanz y a las 6:00 ponemos los cuentakilómetros a cero y comenzamos a pedalear por las calles de Barcelona. Las torres de la Sagrada Familia nos dan recuerdos para los minaretes de Santa Sofía. Esperamos poder dárselos. El viaje que ahora comenzamos es largo pero tampoco hemos hecho ninguna promesa y hasta el final no sabemos donde llegaremos. Pegado a Barna se encuentra San Adriá de Besós y pegado a ésta, Badalona. Cambiamos de localidad con sólo cruzar una calle. Seguimos pedaleando, ahora por la Nacional II, hasta llegar a Mataró. Son las nueve y ya apetece desayunar. Mariscal ha puesto una frutería y nos vende un melón de diseño por 7 euros. Barato desayuno teniendo en cuenta que la pieza que nos embuchamos era "única". Tan sólo dos personas en el mundo lo han probado y esas dos personas hemos sido nosotros. ¡Vaya privilegio!.
Llegamos a Malgrat de Mar. Por esta zona, en los campings, te cobran más si vienes en bici que si lo haces en coche. No nos mola y mientras comemos pensamos que haremos. Por televisión vemos como Turquía gana a nuestro verdugo futbolístico en el mundial, Corea. Los coreanos acaban cuartos, un puesto por delante de nosotros. Preguntamos en un par de campings más y nos quedamos en el único que cobra por parcela, el Camping del Mar. Acabamos la jornada con 72 Km. que para ser el primer día no está mal.
Domingo 30 de junio
Malgrat de Mar – Figueras 94 km
El reloj toca a las 7:00 pero lo ignoramos. Hasta las ocho no hay movimiento. La paliza del autobús y las pocas horas que dormimos nos han hecho mella. La temperatura es agradable para subir en bici. El comienzo de la etapa es un rompepiernas con continuos sube y baja pero luego se suaviza hasta llegar a Gerona. El termómetro marca 23ºC. Nos dirigimos al centro urbano donde nos espera un bonito casco antiguo que recorremos a lomos de nuestras compañeras. La Pujada de Sant Feliu me pilla desprevenido pero no la de la catedral que me obliga a colocar el plato pequeño.
- Mira Gorgo, nos quedan 10.879 Km para Rangun.
Junto a la catedral hay un cartel que indica las distancias a varios lugares de índole religiosa: la Meca 4.926, Jerusalén 3.876, Roma 1.079, Amritsar 8.148, Benares 9.197. Éstos dos últimos se encuentran en la India según me informa mi hermano mucho más puesto en geografía que yo. Los Km. estarán bien pero la dirección va a ser que no. En la entrada de la catedral faltan doce estatuas. En el interior, suelo, paredes y bóbedas, parece que no han tenido ninguna restauración. Esto le da una imagen mucho más auténtica.
Mientras me aprieto una butifarra, Ronaldo le aprieta dos goles a Oliver Kant a pesar del presentimiento de este último (presentía que iba a ganar el mundial, lo mismo que presentía que iba a eliminar al Madrid de la liga de campeones).
Lunes 1 de julio
Figueras – Port Barcares 93 Km
A las ocho ya estamos pedaleando. Encontramos a un ciclista alemán que viene de hacer el camino de Santiago, luego bajó a Madrid, de allí a Barcelona y ahora se dirige a Italia. Lleva ya 6.000 Km. en las piernas. Como él no habla español ni inglés y nosotros tampoco sabemos alemán, la conversación no se extiende mucho. Nos separamos en La Junquera donde paramos a desayunar. Delante nuestro está la ahora vieja frontera francesa y su primer pueblo, Le Perthus. En la travesía hay mucha animación. Su fuerte pendiente me anima a jugar con el "platillo". En el Au Champ (Al Campo) de Perpignan conocemos a Antonio Botero, un escultor que trabaja el bronce. De padre gallego y madre andaluza vino a Francia cuando era pequeño. Habla por los codos pero su conversación es entretenida. Su mujer, 25 años menor, no sabe español pero él tampoco quiere que lo aprenda. A causa de su trabajo ha vivido en muchos sitios: Méjico, Venezuela, Barcelona, París. Ahora está aquí, en Perpignan. Es un cachondo mental y lo justifica por la sangre andaluza.
Comemos en un parque de la ciudad y nos bajamos hacia la costa en busca de alojamiento. En Port Barcares el trenecito turístico se ha empotrado con un turismo. Mi hermano pide una lista de los campings del pueblo pero todos están alejados. Elegimos Le Sable d’Or. Yo estreno la piscina y Gorgo la ducha.
Martes 2 de julio
Port Barcares – Narbone 62 Km
El día amanece ventoso.
Así fue, y el cabrón nos sopló en la cara durante toda la etapa. Y por si fuera poco teníamos que ir haciendo equilibrios en el ridículo arcén. Cuando llevábamos una hora pedaleando tan sólo habíamos avanzado 12 Km. En Leucate paramos a desayunar en un parque, pero indirectamente los jardineros no nos dejan reposar los krispis. Continuamos nuestra lucha con Eolo cuando, de pronto, a la rueda trasera de Cholula se le escapó un pedo. ¡Menudo reventón! La cubierta ha quedado para pocos trotes, pero de momento tenemos que hacerle un arreglo de emergencia. No imaginábamos que el envase de tetrabrik de la leche que habíamos ensilado en los buches nos iba a sacar de un aprieto. Llegamos a Narbone con la hora justa de comer y, en un jardín con el paso vedado a las bicis, damos cuenta de una paella a lo "E. Leclerc". Damos una vuelta a ciegas por la ciudad, cruzamos el canal de la Robine y llegamos frente al Hotel de Ville. En el fondo de la plaza se hallan los restos de la Via Domitia, una calzada romana que unía Italia con España. Dejamos a Cholula y Rocinanta igual que dejaban los cawboys sus monturas en el farwest y comenzamos a patear la ciudad. El "cloitre" de la catedral de St Just et St Pasteur se visita sin "eurear" (pagar euros). Esto no pasa en España. Esta catedral es chata pero mola un mazo. Su altura es impresionante. En las animadas calles del centro vemos el restaurante Taj Mahal y a mi hermano le viene a la memoria que de momento no podemos o no debemos visitar el original, a causa del conflicto indo-pakistaní. Echamos un vistazo a las postales que hay en los expositores y descubrimos una bella ciudad, Carcasone, que además es patrimonio de la humanidad. Como no queremos desviarnos de nuestra ruta tomamos nota para otra ocasión. Subimos por la orilla del canal viendo los "bateaumouches". Pasamos bajo un puente parecido al de Florencia y llegamos hasta una esclusa donde observamos como funciona. Tras el paseo descansamos un rato en la Via Romitia imaginando a los legionarios desfilando por ese mismo lugar ha ya muchos años. A pocos Km. de la ciudad se encuentra el camping "Les Floralys", cerca del canal, por lo que esa noche nos dormimos con una nana que croaban las ranas. Sólo hemos hecho 62 Km. pero Eolo los ha subido al valor de 124.
Miércoles 3 de julio
Narbone – Frontignan Plage 100 Km
Amanecemos con buenas noticias: Eolo se ha marchado, ¡aleluya!. Salimos pitando hacia Béziers. La carretera se cobra muchas vidas de la fauna. A nuestro paso vemos atropellados un turón, un zorro y un espécimen sin identificar que parece el cruce de un castor y una rata. Tras 30 Km. de carretera llana aparece frente a nosotros, en un pequeño cerro, la ciudad de Béziers con sus estrechas calles y su Catedral de Saint Nazaire. De nuevo dejamos atadas a Cholula y Rocinanta y nos vamos de paseo. Mientras espero sentado en un banco a que vuelva mi hermano de un "negocio", me entra un "porretas" y, para largarlo, le digo que no hablo francés, solamente español.
El tío va hasta el culo. Me ofrece "aliño" para los cigarros.
Se sorprende al enterarse que vengo desde Barcelona y se lo cuenta a un colega suyo que pasó por allí. Hablamos un buen rato hasta que volvió mi hermano del McDonals y luego nos despedimos. Terminamos el paseo en la catedral. Utilizamos el "accés au clocher". Todos los días no se fisgonea por el interior de una vieja catedral y menos gratuitamente y en lo alto de su campanario. Esta vez no cuento los peldaños de la escalera de caracol para convencerme de mi no adicción a tan rara afición. Con el claustro y el Jardín des Eveques damos por finalizada la visita y nos piramos. Durante varios Km. pedaleamos paralelos al canal de Midi. Molaría recorrer en canoa algún tramo. De pronto un clavo atraviesa la rueda trasera de Cholula. La pobre está gafada, dos días dos averías. El ciclista panki que vimos en el Intermarché aprovecha para tomarnos la delantera. A los pocos Km. de nuevo se viene abajo la dichosa rueda. La causa era la defectuosa colocación de uno de los dos parches que antes habían tapado los agujeros del clavito.
Ahora pedaleamos junto a la concurrida playa. En Sète buscamos un zapato nuevo para Cholula a ver si cambia algo la suerte. Este pueblo está rodeado por canales que unen un lago con el mar. No es como Venecia pero se le da un aire. Acabamos en Frontignan Plage en el camping La Tamarissade. El precio es de 8 euros para dos personas. Es el más económico que hemos encontrado. Al ducharme me daría cuenta del porqué. Un jubilado alemán viene de su país, también en bici, y se dirige a Roses (Gerona) donde se reunirá con su mujer. Ella viajará en coche que es algo más cómodo y rápido. Nos regala una recámara que no le sirve. El recepcionista del camping habla español y le gusta mucho nuestro país, donde ha estado varias veces, porque hay muchos bares. Tiene un gato negro que vigila la oficina.
Jueves 4 de julio
Frontignan Plage – Nîmes 87 Km.
Otro día ventoso aunque mejor que el martes. Mientras pedaleo se me ocurren títulos para esta historia como por ejemplo "Cruzando Francia por los carreterines del Vicario" o "Equilibrios en bicicleta a una cuarta del suelo". El estado de la mayoría de los arcenes es pésimo y donde éste falta hay un escalón lateral de vértigo. Hay que reconocer que la sombra que proyectan los plataneros que flanquean la calzada te hace olvidar un poco esos detalles. Entramos en Montpellier y seguimos los indicativos de "Centre historique". Primero vemos un acueducto pero creo que no es de época romana y luego un arco de triunfo en restauración y una estatua ecuestre de Ludovico Magno con una corona de laurel. Tendré que buscar en alguna enciclopedia quien fue este personaje. De nuevo el McDonals nos saca de un apuro y supongo que no será la última vez. Podíamos pasear un rato más por esta ciudad pero decidimos continuar hasta Nîmes a ver si llegamos a la hora de comer.
Al pasar Lunel, Eolo aprieta los dientes y me hace cambiar al plato del medio. ¡Cómo le gusta castigarnos!. A mí, y he dicho a mí, me dejó hecho polvo. No me recuperé ni con la media tortilla de patatas y el medio litro de "bière". A la entrada de Nîmes hay un cartel indicando las ciudades que tiene hermanadas. Salamanca es la española. Arrastrándome llego al camping Domaine de la Bastide, a unos 5 Km. del centro. Hay varios y "varias" colegas aquí acampados. Después de una tonificante ducha cogemos el autobús que va al centro. No tenemos mucho tiempo antes del regreso y hacemos una visita relámpago. Primero vemos una torre solitaria como una amapola y luego La Maison Carrée, un templo construido hacia el año V d.C. que fue dedicado a Cayo y Lucio Cesar, nieto e hijo adoptivos del emperador Augusto. El nombre actual se le dio en el siglo XVI. Sus viejas columnas descansan sobre un alto podio que domina la plaza. La cathédrale St Castor está rodeada de numerosos artistas que exponen sus obras a los posibles clientes. Les Jardins de la Fontaine fue uno de los primeros parques públicos de Europa. En su interior se encuentra Le Temple de Diane un edificio bastante deteriorado pero que no desentona nada en este lugar. No se conoce cual era su función exacta y yo me pregunto: ¿Y de los demás sí?. Este bonito jardín necesita más tiempo del que le dedicamos. Esperamos el autobús de regreso en el boulebar Jean-Jaures. Hay numerosos partidos de petanca con público y todo, que incluso trae amacas plegables para ver cómodamente a los virtuosos de la bolas metálicas. Hasta ahora en todos los lugares hemos visto aficionados practicando este juego. A ver si mañana consigo enterarme lo que quieren decir los carteles publicitarios de la mujer y la gata negra.
Viernes 5 de julio
Nîmes – Avignon 61 Km.
Ayer nos quedó por visitar el principal monumento de la ciudad: el anfiteatro "Les Arènes" que fue construido a finales del siglo I d.C. Mide unos 133 m. de largo y 101 de ancho. La fachada tiene 21 m. de alta y está compuesta por dos niveles de 60 arcadas cada uno. Tenía capacidad para 20.000 espectadores. Con Cholula y Rocinanta aparejadas nos encaminamos hacia allí muy ilusionados pero, mira por donde, el interior está cerrado a visitas desde el viernes al domingo por la celebración del ballet. Cuando hay toros es lo mismo. Tiempo perdido por culpa de los mal informados de la oficina de información. Como ya no hay solución nos ponemos piernas a la obra camino de Avignon. Somos conscientes de que cruzaremos el Ródano, pero el primero fue el Gardón. Por toda la carretera hay puestos de fruta. Le Pont de l’Europe nos cruza, esta vez sí, a la otra orilla del Rhône, pasando antes por l’ile de la Barthelasse, la isla fluvial más grande de Francia (700 hectáreas).
El centro de Avignon está totalmente rodeado por una muralla. A primera vista nos mola un mazo. Al igual que pasa en Almagro, en el mes de julio, aquí también se celebra un festival de teatro. Hay carteles y gente repartiendo publicidad de las obras por todos lados. Comemos en la Place de l’Horloge, junto a un tiovivo de dos plantas que hace las delicias de los niños y de los orientales que visitan la ciudad. También disfrutan algunos no orientales, ¡y no lo digo por nosotros!. Vamos a la isla del Ródano donde hay varios campings. Nos quedamos en uno llamado Bagatelle, el más cercano. Mi Roci y la Cholu se quedan durmiendo la siesta y nosotros volvemos al centro. Otra postal nos informa de que en Arles hay otro anfiteatro. Cuando volvamos a Nîmes intentaremos ver los dos para así comparar. El Palais des Papes es gigante. Los más de 9 euros que piden por la entrada hacen que desistamos en visitar su interior. Nos conformamos con ver el chasis. Desde la parte más alta de la ciudad vemos elevarse en el horizonte el Mont Ventoux, meta de muchas etapas del Tour. ¿Será nieve lo que corona su cima?. Un grupo de gente hace "taichí" o algo parecido, lo que me trae a la memoria a mi excompañero Basilio, practicante de ese tipo de artes orientales.
El famoso Pont d'Avignon se llama Pont Saint Benezet. La leyenda cuenta que se hizo por un milagro. Terminó de construirse en 1185, midiendo 900 m. con un total de 22 arcos, ¡muchos nos parecen!. Hoy sólo quedan en pie cuatro ya que fue destruido, casi totalmente, por Luis VIII en 1226. En la isla había un café con música bajo uno se sus arcos. La famosa canción dice: "sur le pont d’Avignon" cuando en realidad era "sous le pont" donde todos bailaban. Piden 3.5 euros por pasear por el trozo que aun queda en pie. ¡Otros 7 euros que nos ahorramos, hoy estamos de suerte!. No tenemos que hacer otra cosa que ir dejando euros por el camino como hacía el otro con las miguitas de pan. Es hora de descansar un poco y nos sentamos en la Place du Palais, donde un oriental de tez morena entretiene al casual público haciendo poses, imitando esculturas y cuadros famosos. Otros son menos famosos pues no los conocemos, tal vez sean de invención propia. Un malabarista toca un raro instrumento de viento para atraer a los viandantes; los actores gritan desde improvisados podios con la misma intención. Es la "batalla" por conseguir público. Cómo nuestro francés es más bien corto, no sabemos si el último grito es "la prosieme" o "a poicher" o qué.
Nos vamos en busca de la cena. "Los Miserables" están acampados a las puertas del Shopi. Anda que no hay supermercados por aquí: Intermarché, E. Leclerc, Casino, Carrefour, Super U, Monoprix... Dos rumberos amenizan a los comensales de una terraza y luego pasan la cesta. A nosotros no nos llega pues el bocadillo y las latas de "bière" nos delatan. Grupos de bailarines de distintas nacionalidades, entre ellas Méjico, han conseguido reunir un numeroso público, mientras el rubio malabarista espera paciente su oportunidad. Es un cachondo que habla varios idiomas. Entre sus espontáneos y casuales colaboradores hay una niña española, Raquel. A las once nos volvemos al camping. Para lo que acostumbramos hoy nos hemos desmadrado.
Sábado 6 de julio
Avignon – Aix en Provence 90 Km.
La noche se mete en agua. ¡Anda y no recojas la colada!. La persistente lluvia retrasa nuestra salida de Avignon. Con los chubasqueros enfundados nos ponemos en ruta porque, aunque ahora mismo no llueve, creemos que no tardará. A los pocos Km. nos deshacemos de ellos pues, como no dejan transpirar, dan mucho calor. Si vuelve a llover tiempo habrá de volvérselos a poner. Me detengo bajo el cartel de la gata negra y retengo el "eslogan": "Parce que c’est toi, parce que c’est moi". Sigo sin comprender el mensaje. A mi amigo Wilm le va a tocar saciar mi curiosidad. La etapa corre llana a la sombra de los plátanos. Pasamos por St. Andiol, el pueblo en el que acampamos un día de verano del año 2000, cuando regresábamos de un viaje por el norte de Italia. Por esta zona las parras se han sustituido por árboles frutales, manzanos, perales y cerezos. Mi hermano se pasa unas ganas locas de parar pero es sensato y sigue adelante.
Aparecen los primeros repechos antes de llegar a Lambesc, el pueblo donde paramos a comer. El restaurante se llama Plaza de Héroes y Mártires y tiene una fuente en medio. Los perritos han marcado los bancos y tenemos que usar el suelo como asiento. Sigo sin ver el lado positivo de los animalitos de compañía. Una inmobiliaria tiene las fotos de las fincas en venta en el escaparate, lo que me trae viejos recuerdos. Una pareja de niños de no más de cuatro años vienen a la fuente a por agua. No pueden ni con el cubo y lo tienen que llevar a rastras. Seguimos hasta Aix en Provence. En el último repecho damos alcance al gigante que en los llanos se nos escapaba. Ahora viene una fuerte bajada y sin darnos cuenta acabamos en el carril rápido de una autopista que rodea la ciudad. Sólo hay dos campings y los dos son de cuatro estrellas así que elegimos uno al azar. Su nombre es Chantecler. Muchos de los árboles, además de la sombra, dan energía pues son frutales y hemos llegado a tiempo de probar sus frutas. Mi hermano hace 96 Km. y yo alguno menos porque después de acampar, en lugar de volver a la ciudad a callejear, preferí quedarme en la piscina. Como tenía tarea literaria atrasada no pude ni darme un bañito.
Domingo 7 de julio
Aix en Provence – Vidauban 97 Km.
San Fermín. Cholula despierta coja. No es que se pierda mucho tiempo en arregalr un pinchazo, pero esta pequeña avería nos retrasa la salida. Por una causa o por otra llevamos varios días demorando la hora del inicio de etapa. Hoy es el primer día que la ruta transcurre por un terreno no montañoso, aunque tampoco llano. Continuas subidas y bajadas intentan limar nuestras fuerzas pero hoy me encuentro flex y Gorgo no te digo. El primer pueblo de aparente importancia que cruzamos es St. Maximin. La travesía está muy animada. Leo al vuelo el titular del periódico L’Equipe: "Tous après lui" y deduzco que se refiere a Lance Armstrong. Ayer comenzó el Tour en Luxemburbo y seguro que ganó el prólogo. Una etapa acaba en Béziers donde estuvimos hace unos días, ¡lástima no haber coincidido!. Supongo que en un futuro tendremos más oportunidades de forzar el cruce de caminos.
A la entrada de Brignoles de nuevo renquea Cholula. Siguen las secuelas de aquel clavito camino de Séte: "El arreglo va ser una cámara nueva", sentencia Gorgo. Como es domingo no encontramos abierto ningún super por lo que tiramos de la caballa que nos acompañaba desde Ciudad Real (para estas ocasiones u otras de más apuro) y la fruta recogida ayer del camping. Preguntamos a una pareja de chavales si saben si hay camping en Vidauban. El macho dice que no lo sabe y que está lejos y luego pregunta a su amiga. Ella responde que sí hay, pero no conoce la carretera. No nos quedamos muy convencidos y pregunto a un negrito adulto, pero también lo ignora. Mi hermano se ha quedado traspuesto en un banco. El hombre me aconseja que pregunte en un bar que hay cerca pero seguimos igual. Tiramos "p'alante" y ya encontraremos algo. Vemos numerosos moteros y alguno nos estira la pierna al adelantarnos. Creo que significa un reto aunque esta vez sea broma. La montaña rusa sigue hasta Vidauban donde acampamos por 7.50 euros. Nuevo record y eso que nos han cobrado por Cholula y Rocinanta.
Lunes 8 de julio
Vidauban – Ideal Camping, cerca de Nice (Côte d’Azur) 90 Km.
A las ocho nos ponemos en marcha pero paramos enseguida, concretamente en el Intermarché de la salida de Vidauban. Como no abren hasta las nueve, pedaleamos en ayunas algunos Km. ¡Qué rica nos está la leche!. Normalmente ese es nuestro desayuno acompañado de cereales y galletas rellenas. Seguimos por la nacional hasta St. Raphael y allí elegimos ir por la carretera de Nice al borde del mar. Hasta que topamos con la costa cruzamos una zona inundada por golfistas (jugadores del golf, no golfos). Los paisajes de la recortada costa son "très jolies". Esto parece Anchuras pero sólo en las curvas. Hay muchas calas a las que se accede descendiendo por escaleras. Las casas se agarran a la sierra para no caer al mar y los pinos dan ese tono verde que tan buen juego hace con los azules del cielo y las aguas. ¡Bonita etapa!. Cannes está hermanada con Madrid. En la oficina de turismo una hija de españoles atiende a mi hermano al que "cala" en su forma de decir "bonjour". En el Monoprix salgo de dudas con respecto a la insistente gata negra: Sheba es una marca de comida para gatos.
De nuevo estamos junto a uno de ellos a la hora de jalar. Aquí son todos de dos plantas. Éste tiene por nombre "Carroussel de la ville de Cannes". El tiempo de cada vuelta es de 3 minutos y el precio, 2 euros. Hay una pareja con 3 pequeños y los suben 3 vuletas lo que suma 18 euros: tres mil pelas por nueve minutos de entretenimiento. Lo mismo hay algún abono y se ahorran algo. Mi hermano dice que el padre debe ser algún arquitecto que malpaga a su delineante y su administrativo. Nos instalamos en el Ideal Campìng, donde nos aconsejan por dos veces que atemos bien las bicis. Veo en la TV un Mapei al que están entrevistando. Se trata de Oscar Freire que ha ganado la etapa. Con un poco de suerte no será la última. El camping es pequeño, de pocas y compactas plazas. Los servicios son mixtos y no es el único donde esto se estila. Nos encontramos en plena Côte d’Azur, en la rivera francesa. La playa es de piedrecitas y el agua tiene una buena temperatura. Me doy mi primer baño salado del año y mi hermano, al final, también. Flotando boca arriba diviso lo que supongo será un macrogigantesco hotel y detrás, a lo lejos, los blancos picos de las montañas. Más tarde mi hermano vería en un plano que todas superan los 2000 m. y alguna los 3000. La rueda trasera de la Roci hace un movimiento extraño a causa de la deformada cubierta. Lo más seguro es que tengamos que comprarle un zapato nuevo.
Martes 9 de julio
Cerca de Nice – Menton 52 Km
Después de embuchar los cereales borrachos de leche nos hincamos un pastel de kiwi tamaño regimiento. La temperatura es buena pero el cielo deja escapar unas gotas de agua. El mastodóntico edificio que ayer llamó nuestra atención es una residencia turística. ¡Anda que no entra aquí peña, es descomunal!. La mañana está llorona pero ojalá siempre que nos llueva sea de esta suave manera. Un motorista marsellés que sabe algo de español (estuvo en Toledo, Ávila y luego de fiesta en Valencia) me cuenta que vienen muchos españoles a Niza. Lo primero que me llama la atención de esta ciudad es un edificio clásico con un cartel que dice "Negressco". No sabía porqué me sonaba tanto ese nombre pero luego recordé que así se llamaba también un local de Tánger. Compramos una cubierta y una cámara para las nenas y después nos vamos a patear la parte antigua de la ciudad. Desde aquí mandamos las primeras postales, una para la principal coleccionista del mundo, nuestra hermana Ana, otra para Wilm y Marisa, a quienes no les llegó la australiana, y otra para un mejicano que se hizo amigo de mi hermano en su segundo viaje a ese país. Vemos una colección de postales fotografiadas por Jean Louis Martinetti, ¡vaya monstruo!. Caminamos por el mercado de las flores que ha crecido en cuanto a variedad de artículos y después comenzamos la ascensión a la Colline du Château, colina donde ya no quedan ni restos del castillo, aunque sí los de una antigua catedral del siglo XI. Un cartel asegura que desde lo alto hay una panorámica de las más bellas del mundo. La verdad es que es muy bella pero todo va en gustos. "Heureux qui comme Ulysse a fait un beau voyage". Desde lo alto de la colina (92,755 m., long. Este 4º 46’, lat. Norte 43º 41’) mana una gran cascada artificial. La mañana abre y nuestro amigo Loren, tocayo del que andará por "Fontanarejos", nos acompañará el resto del día. Las calles de la vieja Niza son peatonales y están llenas de comercios, restaurantes y terrazas. Los edificios de cuatro plantas están pintados de distintas tonalidades y todas las ventanas tienen contraventanas de madera vestidas con colores suaves. Es una medina pero occidental. Lo mejor de la visita a esta ciudad de 400.000 almas (5ª de Francia con el 2º aeropuerto internacional del país) vendría a la salida, una larga cuesta que me obligó a poner el plato pequeño. ¡Vaya panorámica la de Villefranche sur Mer y su bahía!. La carretera va subiendo hasta otro bonito pueblo, Eze, encaramado en lo alto del cerro. De aquí a Mónaco, unos 6 Km., ya es bajada. Hay muchos españoles visitando este principado. Nosotros damos un paseo por los alrededores del Casino donde hay una exposición de esculturas al aire libre. No encontramos ninguna de nuestro amigo Antonio Botero. Tampoco vemos a Raniero y familia pero, como seguro que algún día volvemos con más tiempo, ya los llamaremos para tomar algo juntos. Quedan pocos Km. hasta Menton. El último tramo hasta el parque St. Michel, donde se encuentra el camping municipal del mismo nombre, acaba con mis fuerzas a pesar de la corta etapa que hemos hecho hoy: 52 Km.
Italia
Miércoles 10 de julio
Menton - Albenga 90 Km.
Menton es el último pueblo francés. Nos despedimos de él y del país: au revoir France!. Las aduanas están abandonadas como ocurría con las de La Junquera. El negocio de las casas de cambio casi habrá ido a pique con la moneda única, ya que la mayoría de la gente que cruza estas fronteras son europeos comunitarios. La SS1 (o Vía Aurelia) con dirección Génova nos da la bienvenida a Italia. El primer tramo tiene varios túneles. Aparece un híbrido de autobús y tranvía que utiliza la misma ruta que nosotros. Pocos Km. antes de llegar a San Remo hacemos un alto para impedir el pedaleo en ayunas. ¿Quién nos iba a decir hace tres años que íbamos a volver a San Remo, y además en bicicleta?. Teníamos una amiga aquí a quien visitar. Vive en el parque que rodea el auditórium Franco Alfano. Es una melaleuca de las que nos trajo locos en Australia. La Roci ya no lleva "ese meneito" gracias a la michelín nueva. A lo lejos, asomada al mar, está Imperia, la capital de la zona por donde ahora pedaleamos. Ya sé el significado de la "IM" que predomina en las matrículas de los vehículos. Esto es el paraiso de las "escuter" y otras descendientes de las Vespas. Ahora entiendo el argumento de la canción sobre la Vespa que unos italianos, tras forrarse en su país, llevaron a España. Hoy en vez de comer con 50 cl. de birra subimos la tasa a 660 cl. Esta "minilitrosa" por barba nos sirve como dopaje para continuar la etapa. A la salida de Imperia tengo que usar el segundo plato. Va a ser la tónica del día, subidas y bajadas que unen los pueblos costeros. El primer campeggio nos pide algo más de 18 euros. Demasiada subida respecto a Francia. Cómo nos parece caro seguimos pedaleando. En vez de bajar, los precios van subiendo y terminamos pagando 26 euros, y encima agua fría en las duchas. Es la segunda vez que venimos a Italia y ya no recordábamos lo ladrones que eran por aquí. Al final se suaviza el cabreo paseando por la zona histórica de Albenga. Gracias a una postal descubrimos que el pueblo merecía una visita. El casco antiguo está sembrado de torres de las que destacan tres que parecen besarse. Las calles están enlosadas y los edificios unidos entre si por una especie de arbotantes. ¡Menuda sorpresa nos tenía guardada Albenga!. Cenamos en el restaurante "El Iglú Verde", un local itinerante que hasta el momento sigue nuestro mismo camino.
Jueves 11 de julio
Albenga - Pegli 84 Km.
Salimos de Albenga con dirección a Génova. A unos 45 Km. se encuentra Savona, otra capital (SV), y allí paramos un rato. Subimos a una especie de ciudadela donde conocemos a Franca y a la que suponemos su hija. Está interesada en hablar con nosotros a pesar de la dificultad del idioma. Piensa que somos gemelos. Hacía ya tiempo que nadie nos lo decía. Seguimos hasta Varezze donde comemos (en dos minutos cerraban la tienda, a si que por los pelos). Para ir de restaurantes hace falta mayor presupuesto del que traemos, pues el nuestro al ser para tan largo tiempo (tres meses, seis, un año...?) no nos llega aquí más que para supermercados. Nos sentamos frente a un grupo de asiáticos de tez morena que están devorando una sandía de 30 kg. Como en los demás paseos marítimos de los pueblos italianos, aquí también hay un tiovivo cubierto por mamparas. Sesteamos un rato y luego damos otro apretón. Llegamos a Pegli, un barrio de las afueras de Génova. Seguimos el cartel de campeggio carretera arriba. Pagamos 15 euros que después de los 26 de ayer nos saben a Gloria Bendita. Además es nuevo, el agua caliente va incluida en el precio y está agradablemente ubicado. Los ruidos artificiales suenan muy lejos apagados por los naturales que emiten los pájaros e insectos. ¡Casi "na" la diferencia!
Viernes 12 de julio
Pegli - Campeggio Lo Scoglio de Lavagna 69 Km.
La jornada ciclista matutina es corta. Con tan sólo 13 Km. llegamos al centro de Génova donde aparcamos nuestras máquinas. De momento se quedan a la sombra pero seguro que no tardará en visitarlas Lorenzo. Además de compartir el asfalto con los coches por aquí hay que hacerlo con tropocientasmil "vespas". Éstas tienen incluso zonas acotadas para su exclusivo aparcamiento. La Vía Garibaldi (Gia Strada Nuova) acoge al Municipio (ayuntamiento), además de numerosos edificios de porte palaciego. Las calles del centro son estrechas, están enlosadas y pasan el día a la sombra pues la altura de los edificios con seis plantas y lo cerca que se encuentran las fachadas opuestas impiden el paso del sol. Me está gustando Génova. Las zanjas y andamios son inexcusables para el mantenimiento de la parte vieja de la ciudad. Nos gustan más las catedrales que los euros a los italianos y por eso nos vamos directos al Duomo, la catedral de San Lorenzo (S. XII - XVI). Toda su fachada está decorada con franjas alternativas de material claro y oscuro. Es semejante a los trajes de los presos de las viejas películas de blanco y negro. El suelo de mármol también intercala estos colores. La planta está dividida en tres naves separadas por negras columnas unidas entre sí por arcos ojivales. Superpuestas, van otras columnas de menor tamaño y a dos colores, éstas unidas por arcos de medio punto.
QUESTA BOMBA
LACIATA DALLA FLOTTA INGLESE
PUR SFONDANDO LE PARETI
DI QUESTA INSIGNE CATTEDRALE
QUI CADEVA INESPLOSA
IL IX FEBRAIO MCMXLI
A RICONOSLENZA PERENNE
GENOVA
CITTA DI MARIA
VOLLE INCISA IN PIETRA
LA MEMORIA DI TANTA GRACIA.
Dentro de la catedral se conserva la bomba a que hace referencia la inscripción y que milagrosamente no explosionó. Hubiera sido una lástima que este monumento se destruyera durante la guerra. Por la tarde nos toca hacer los Km. de los que nos habíamos escaqueado por la mañana. El primer repecho de categoría que nos encontramos casi nos cuesta un contratiempo: Gorgo sube más ligero que su hermano y lo espera en la cima pero no lo ve cuando pasa. Su hermano al llegar arriba tampoco lo ve esperándolo y piensa que estará al final de la bajada. Cómo tarda demasiado en subir, Gorgo piensa que algo ha pasado y desciende el puerto en su busca, pero su hermano esperaba ya en la bajada opuesta sin saber a ciencia cierta si se volverían a encontrar. En un caso así tendríamos que contactar por vía telefónica con intermediación ciudadrrealeña.
Sábado 13 de julio
De campeggio a campegio 105 Km.
El control de firmas se encuentra en el campeggio Lo Scoglio de Lavagna. Viendo el libro de ruta, se adivina que la etapa de hoy va ser diferente a las demás. A los 8 Km. empieza el puerto y no tardo en colocar el plato pequeño. Todo el monte es un espeso bosque. El paisaje no puede ser mejor para acompañar la ascensión y se agradece la sombra que nos proporcionan los árboles este soleado día. Menos mal que entre repecho y repecho hay algún descanso. En lo alto el cuentakilómetros marca 24. Hemos subido 615 m. en 16 Km. Nos hacemos una foto junto al cartel del puerto, el Passo Bracco. Seguimos por la Vía Aurelia. Regularmente aparece una Casa Cantoniari con el P.K. (punto kilométrico) y las siglas A.N.A.S. en la fachada. Supongo que serán el equivalente a las antiguas casas de camineros de las que aún queda alguna en pie por las carreteras españolas. Vemos parados a otros dos ruteros que más adelante nos darían alcance. Al saludarnos nos damos cuenta que somos paisanos. Se llaman Teo y ¿Fernando? y vienen de Zaragoza. En tren hasta Barcelona y de allí en barco hasta Génova. Acaban de comenzar sus cortas vacaciones y quieren llegar a Sicilia para subir al Etna. Sólo tienen 15 días por lo que no descartan la utilización de otros medios de locomoción además de sus bicicletas. De momento ya han cogido un tren para evitar el puerto, pero les ha salido rana. No llevan tienda de campaña y duermen al aire libre. Prefieren gastar el dinero en alimento y no en alojamiento. El "más" ciclista me pregunta por el mistral pero yo no sé de que me habla.
Les pido información sobre el Tour y nos cuentan que Armstrong ganó el primer día aparentemente sin forzar. Freire ganó un srint y la ONCE la contra-reloj por equipos, poniendo a González de Galdeano como líder y a Beloki y varios más españoles entre los primeros de la general. En el Coop, otro super, nuestros colegas comprueban que lo de las 4000 pelas por el kilo de jamón york era cierto. Anteriormente han rodado por Cuba, Portugal, Colombia y Marruecos, pero siempre en periodos cortos de tiempo a causa del trabajo. Su ritmo es superior al nuestro y su dirección, a partir de Pisa, distinta. Quedan aún 50 Km. hasta la ciudad de la famosa torre pero apostaría a que llegan hoy. Nosotros tras pedir presupuesto en varios campeggios nos instalamos en el Endera. Cuando escuchas los precios piensas que se están cachondeando. De momento y salvo el primer día, al final encontramos alojamiento por un precio no excesivo. Tenemos tiempo de darnos un baño en la playa y no perdemos la oportunidad. Ignoramos si esta costa pertenecerá aún al mar de Liguria o al Tirreno, pero lo que si es seguro es que pertenece al "Mare Nostrum". Nos encontramos en la región de la Toscana y venir aquí y no visitar Lucca sería un error, como nos ha dicho el gafillas de la oficina de información. También le preguntamos por Padova y nos dice que tiene una iglesia similar a la de Santa Sofía en Estambul. Mañana iremos a Pisa y luego pensamos ir a Florencia, pero antes nos desviaremos unos Km. para ver Lucca (Padova nos pilla de camino para Venecia). Hasta el momento esta ha sido la etapa reina con 105 Km. y un puerto, para mí, de categoría especial, y para reponer fuerzas volvemos a cenar en el "Ristorante La Casa Del Esquimal Ecologista".
Domingo 14 de julio
Llegamos a Pisa 40 ó 50 Km.
Había puesto el reloj más temprano para salir pronto y llegar cuanto antes a Pisa, pero la tormenta de anoche ha durado casi hasta las ocho de esta mañana. En lugar de ganar tiempo lo hemos perdido. La etapa de hoy es corta y totalmente llana, no todos los días van a ser maratones.
Un cartel nos indica el camino de la Torre Pendente. Cuando llegamos a la Piazza dei Duomo me quedo sorprendido por los tres monumentos, torre, duomo y battistero, y sobre todo, por la torre inclinada porque de verdad que está inclinada, y de tal forma que hasta asusta. Parece que va a caer en cualquier momento. La tarde oscurece y llueve de nuevo. Nos refugiamos en una iglesia y luego paseamos por la ciudad: la Piazza dei Cavalieri tiene viejos edificios con dibujos en sus fachadas, la calle Borgo Stretto con soportales, la Piazza Garibaldi con una estatua del susodicho (habrá que informarse acerca de este tipo), la poco interesante Fortezza Nuova donde se juntan los pintas a enlitronarse y la diminuta Santa María della Spina que parece una catedral gótica para gnomos. Las fachadas que miran al Fiume (río) Arno están descoloridas dejando una imagen llamativa. Pero lo que de verdad mola en esta ciudad es la Piazza dei Duomo y en eso tengo que dar la razón a mi prima Estrella. Allí nos volvemos a dirigir atraídos como por un fuerte imán. Para acceder al interior de la catedral sin rascarnos los bolsillos, pasamos a la hora de misa. Otros han hecho lo mismo que nosotros pero no han aguantado el sermón completo en italiano y han salido antes de que acabara. El cura ha tenido unas palabras para ellos. Una de las lecturas la hace uno de los guardas jurados y después sigue con otras tareas correspondientes a un monaguillo. ¡Qué raro!. Mi hermano opina que les tocará a turnos pero yo soy peor pensado y creo que es el enchufado de algún pez gordo del clero. Luego le vemos fuera con otro "sotanero". Me da la espina que el guardia ha cumplido hoy ya con su servicio.
¡Qué se cae, qué se cae!. Estoy frente a la torre y no me canso de mirarla. Haremos hora por aquí, buscaremos unas pizzas y volveremos para ver iluminados estos fantásticos monumentos.
Lunes 15 de julio
Pisa - Lucca 30 Km.
Vuelve a llover y además de forma más persistente. Las ocho, las nueve, las diez y no lo deja. A las once nos ponemos en marcha pero no porque haya dejado de llover sino porque lo hace con menos intensidad. Nos pasamos por la Piazza dei Duomo para despedirnos de la Torre Pendente. Los turistas llenan la explanada a pesar de la lluvia. Ahora me explico porque hay tanto moreno vendiendo paraguas. A los 4 Km. hay un Carrefour y nos detenemos para reponer provisiones y es entonces cuando cesa el agüita. Antes de volver a la ruta devoramos un pollo "asao". Hay unos 20 Km. hasta Lucca con un pequeño repecho de 3 Km. pero de fácil ascensión. Subiendo vemos a lo lejos la silueta de la Torre de Pisa. Seguro que en otra ocasión la "escalaremos". En la oficina de información de Lucca nos dan la primera mala noticia: no hay campeggio en la ciudad ni en los alrededores. La segunda se encarga de dársela a mi hermano el recepcionista del Ostello della Gioventú: "completo". Atamos a las compañeras en la Piazza Anfiteatro, plaza en forma de elipse donde antiguamente estaba la arena de un anfiteatro romano. La primera "chiese" (iglesia) que vemos es la de San Frediano que tiene un enorme mosaico en la fachada. En una capilla está el cuerpo de Santa Zita.
La Torre delle Ore tiene un ascensor que no estrenamos. La Chiese San Michele "in foro" es de color blanco a causa de la piedra caliza con la que está construida. Su alta torre rectangular domina la plaza que se asienta en el antiguo Foro Romano. En la Piazza Napoleone preparan el escenario donde esta noche actuará David Bowie. Muy cerca está la Chiesa San Giovanni y la de San Martino (duomo) con una alta torre con las dos últimas plantas de color blanco que contrasta con el oscuro de las inferiores. De nuevo vuelve la desesperante lluvia. En lo alto de la Torre dei Palazzo Guinigi crecen algunos árboles. Nos reunimos con las compañeras y los cuatro juntos contemplamos la lluvia. Una "pícola ragazza" no quiere que fotografíe a mi hermano en la Piazza Anfiteatro pero al final la convenzo para que pose junto a él. Nos comemos un par de "focacces" cada uno y nos vamos a la estación de tren pensando que allí podremos dormir. Como era de esperar los guardias nos invitaron a levantarnos y acabamos durmiendo en la calle bajo los soportales.
Martes 16 de julio
Lucca - Firenze 89 Km.
Estoy en la Piazza della Signoria en Firenze (Florencia), frente al Palazzo Vecchio, uno de los mejores lugares de Italia, a mi juicio y arquitectónicamente hablando, y eso que la Piazza dei Duomo es flipante. Llevamos unos días viendo lugares impresionantes. Esta vez son artificiales y en el 99 fueron naturales. Volviendo a la plaza en la que estoy, voy a decir que es de forma irregular y de un considerable tamaño. La preside el nombrado Palazzo Vecchio, un altísimo edificio almenado con una torre en el centro de la fachada. En la base de ésta hay un gran reloj. Bajo las almenas hay pintados numerosos escudos. A la izquierda del edificio hay una mastodóntica fuente dedicada, creemos, a Neptuno. Un poco más a la izquierda una estatua ecuestre y una reproducción del David de Miguel Angel. Pero donde hay estatuas en cantidad es bajo la nave que hay a la derecha. Dos pétreos leones custodian el acceso y en el interior descansan varias esculturas humanas de temática griega o romana. Las columnas tienen la base adornada con pequeños leones y los capiteles están muy desgastados.
Cuando sonó el despertador esta mañana, ya llevábamos 20 minutos pedaleando. El cielo amenazaba con lluvia, aunque de momento nos respetó. La carretera es llana salvo dos repechos pequeños. Al atravesar algunos pueblos recuerdo la canción infantil: "por el arrabal pasaba un perrito". Desayunamos enfrente de una pastelería a la que acuden los clientes en coche. ¡Cómo en los take-away!, comenta mi hermano. Seguimos adelante a un buen ritmo pues queremos llegar a Firenze cuanto antes. Pisa, Lucca, Pescia, las provincias son tan pequeñas que las atravesamos rápidamente. A pesar de su reducido tamaño, tienen más pueblos que campo abierto entre ellos. El camino parece una interminable travesía de población. La carretera mojada nos indica que la lluvia va delante de nosotros. No tardamos en darle alcance. 11 Km. bajo sus efectos nos dejan como sopas.
El centro monumental de Firenze está muy mal indicado y nos cuesta encontrar la oficina de turismo. Ante nuestros ojos tenemos la famosa catedral de Florencia con su enorme cúpula dominando la ciudad. Es flipante. Por las concurridas calles nos vemos obligados a esquivar a los peatones con las bicis a modo de "slalom". De camino al campeggio nos remoja otro chaparrón. Sale el sol y colgamos todo a secar, la ropa, la tienda, las botas... Poco dura nuestra suerte. Ya se porqué han hecho fijas en plantilla a las nubes, por lo trabajadoras que son. En chanclas nos vamos al centro y de camino vemos una terraza desierta. ¿A quién se le ocurre montar aquí un bar al aire libre, o mejor dicho, al agua libre?. Estando sobre el famoso Ponte Vecchio vemos cruzando el río el mismo mamífero no identificado que días atrás, en Francia, yacía muerto junto a la carretera. El suelo de las calles está adoquinado o enlosado. Hay chiesas y palazzos por todas partes. Mola pasear por esta ciudad. Mi hermano lee una pintada en una pared que dice: "Don’t work, see the world". Y comenta: "Eso es lo que ahora estamos haciendo nosotros". Parece que la lluvia se ha tranquilizado, mejorando así mi estado anímico, ya bastante castigado por su incansable insistencia. De vuelta al campamento, ya de noche, la solitaria terraza que vimos, ahora tiene otro aspecto. Hay músicos tocando en directo sobre un pequeño escenario. ¿Qué pedirán aquí por una birra si donde no tienen esos extras te clavan 3 euros?.
Miércoles 17 de julio
Firenze.
Con la miel de Marce domesticamos el sabor del mimetizado arroz con leche que anoche fuimos incapaces de acabar. El cielo está muy encapotado. A ver si es posible que hoy se tome un descanso. Desde la Piazzale de Michelangelo, donde hay otra reproduzción del famoso David, hay una bella panorámica de Florencia. Destacan el Duomo di Santa María del Fiore con la Cúpula de Brunelleschi y el Campanile de Giotto, que a pesar de sus 82 m. es incluso algo más bajo que la cúpula. Aunque escalar estos monumentos es algo más económico que el Harbour Bridge, lo dejamos para cuando hagamos una visita más turística. Si fundimos euros al ritmo que desean los italianos nos quedamos sin divisas en un par de meses y lo que tratamos nosotros es que nos lleguen para un par de años, por lo menos.
El Battistero de San Giovanni tiene mucho que envidiar al que había en Pisa. El Ponte Vecchio cruza el fiume Arno, mismo río de aquella ciudad. En el Palazzo dei Pitti hay una fuente bajo una nave ovoide rodeada de estatuas. Las que llaman la atención son las de unos niños que juegan dentro del agua y otro que nada con un refinado estilo "crolw". Leemos furtivamente que el colombiano del Kelme, Botero, batió al imbatible Armstrong en la contra-reloj. González de Galdeano sigue de líder. Ahora llegan los Pirineos y después los Alpes. No es que Lance me caiga mal pero prefiero que el récord de Indurain dure más tiempo. Si ha cedido la victoria a Botero no estará tan fuerte como aparentó en la etapa prólogo.
Los guías de las excursiones organizadas llevan sus plegados paraguas (gracias al cielo) en alto para facilitar el no extravío de sus "ovejas". La serpenteante cola para entrar al Duomo es gigantesca. El fallo de esta plaza es que no hay donde sentarse para contemplar este impresionante monumento. Su austero interior contrasta con la abundante decoración de sus fachadas. Llama la atención el mural que hay pintado en la altísima cúpula, por lo demás, hemos visto mejores iglesias en Italia. Dentro nos entran un par de "nonos" (bambinos caducados), uno, el barbicano, chapurrea bien el español y lleva una Biblia, el otro en cambio sólo habla su lengua natal y lo que lleva es un bastón y sospechosas intenciones. Por todas partes hay negros, moros y asiáticos vendiendo láminas, gafas, bolsos, trenecitos de letras de madera o saltamontes hechos con alargadas hojas. Cuando se acercan los policías recogen rápidamente la mercancía para volverla a sacar en cuanto pasan. También hay montones de dibujantes que pintan los rostros de los turistas al natural o en caricatura. Otros plasman en sus cuadros bonitos paisajes florentinos, y otros dibujan para ellos mismos, por gusto. Las casas que cabalgan sobre el Ponte Vecchio son ahora joyerías. Una pareja de policías pasea entre la gente sobre caballos blancos calzados con gomas. Me fijo que torre, catedral y batisterio están separados lo mismo que en Pisa. Sería la costumbre de la época. El Campanile nos anuncia con su particular voz que son las nueve. Al igual que en el Tour hay días de descanso, hoy nosotros hemos cogido asuntos propios y damos reposo a Cholula y Rocinanta.
Jueves 18 de julio
Florencia - Rávenna 159 Km.
Intuía que la etapa de hoy iba a ser de cuidado por lo que además del desayuno, a mitad de la mañana, hice el avituallamiento del que mi hermano pasó. Seguimos la SS67 Tosco Romagnola, una "estrada" que lentamente va picando hacia arriba, hasta coronar el Passo del Muraglione de 907 m. Los que cuestan subir, son los últimos 10 Km. El paisaje de los Apeninos es de verdes bosques con pocas poblaciones. Ya pensaba que Italia era una ciudad continua. Gracias al mapa en relieve que vimos en el campeggio de Pisa, cambiamos la idea de ir de Florencia a Bolonia, con varios puertos, por la de ir por Rávenna con tan sólo éste que acabamos de coronar. En el descenso nos abrigamos. Dejamos la Toscana y nos metemos en la Romagna. Prácticamente todo el camino hasta Forlí es dencenso. No hay campeggio y sin pasar al Coop continuamos hacia Rávenna. Un cartel nos la anuncia como Patrimonio de la Humanidad pero es tarde y como no tiene tampoco campeggio, seguimos hacia el norte buscando la costa. Acampamos en Marina Romea después de casi nueve horas sobre nuestras monturas. Los 159 Km. de hoy van a ser difícil de superar.
Viernes 19 de julio
Rávenna - Sottomarina 99 Km.
Anoche le dije a mi hermano que no hacía falta meter en la tienda las botas y las toallas. Él opinaba distinto. Anda si no le hago caso y lo dejamos todo fuera, ¡menudo tormentón!. Los truenos daban miedo y caía agua "pa hartar". Si no amarro las chanclas se largan navegando. Amanece con un cielo gris que nos da pocas esperanzas. Dejamos los chubasqueros a mano y espoleamos a nuestras monturas. La etapa es llana y tan sólo se empina en los puentes. Uno de ellos cruza el Pó. Como nos pasó con el Ródano, el "fiume" que le precedía, nos confundió. Nos sentamos en las mesas de un restaurante que había en un supermercado y nos desayunamos nuestra ración de cereales y una especie de pizza de fresa. Con tanta gasolina llegamos "sobraos" a Chioggia, el inesperado aperitivo de Venecia. Después de comer y sestear a la sombra de una moderna iglesia nos topamos con la zona antigua de esta sorprendente ciudad. Está en una isla rodeada y atravesada por canales. La calle principal es ancha y las demás, perpendiculares a ésta, estrechas y desembocan en los canales. Uno de ellos es cruzado por varios puentes peatonales y otro permite al tráfico rodado acceder al vecino y cercano pueblo de Sottomarina, donde están los campeggios. Nos instalamos en el Grande Italia. Después nos bañamos en el Adriático y volvemos a Chioggia con las bicis desaparejadas. Hay una especie de fiesta. Todo el mundo cena en unos grandes comedores al aire libre.
Sábado 20 de julio
Sottomarina - Venecia 71 Km.
Otra etapa llana. Hay un tramo de "strada" flotante en la laguna Veneta. El resto de la carretera rodea esta gran laguna camino de Venecia. El ritmo que llevamos es de 22-23 Km/h. Gorgo me pregunta si lo aumentamos. "Negativo, esta velocidad es suficiente". Llegamos a buena hora al campeggio Venezia, casualmente el que vimos anunciado en el de Firenze. Nos duchamos, hacemos la colada, comemos y nos acercamos a Venecia. El Ponte della Libertá con 3.850 m. une esta ciudad-isla al continente. Parece que el monzón de la Toscana se cansó de seguirnos. "Abicicletamos" en la Piazzale Roma y nos introducimos en la "medina acuática". A pesar de que toda la ciudad está a nivel del mar, hay que subir y bajar muchísimos escalones. Es un lujo que todas las calles sólidas sean de uso exclusivo peatonal. ¡Menudo laberinto!, mejor no salirse de los circuitos señalizados. No por nada, sino porque te puedes encontrar un canal cerrándote el paso y tienes que volver por donde has venido.
Hay un puente flotante "chiuso" (cerrado) que lleva a la Isola della Giudecca, cercana a Venecia. Santa María della Satute es una iglesia de base octogonal. Su interior es atípico porque no tiene la planta de cruz latina como las demás iglesias. Mi hermano me hace mirar hacia arriba para ver la diferencia de altura con la cúpula del Duomo de Firenze. La Trattoria Ai Cugnai tiene una miniatura de los tres monos que coronaban la puerta de un pub en Sidney. En el Campo de San Maurizio (aquí a las plazas las llaman "campos") vemos otra torre inclinada. Por fin llegamos a la Piazza San Marco. Es de considerables dimensiones. Las fachadas de tres de sus lados tienen soportales y en el cuarto se levanta la Basílica de San Marco y el Campanile. A primera vista no tiene Batisterio. A mi juicio, lo peor de esta plaza son las palomas. Por un euro te venden un saquito de comida para que se posen en tu mano y te hagas una foto. ¡Lástima de euro, bueno, de euros porque el negocio tiene clientes!. Nos sentamos frente al Canale di San Marco con vistas a Santa María della Satute y las islas de la Giudecca y San Giorgio, con otro campanile de ladrillo rojo y un tejado en alta pirámide. Hago la ruta del McDonald’s, inevitable siempre en los grandes espacios urbanos. De vuelta a la Piazzale Roma, cruzamos el Canal Grande por el Ponte Rialto, con dos filas de pequeños comercios, la mayoría cerrados. Por debajo cruzan barcazas atiborradas de jóvenes que beben y cantan. Todos llevan la misma camiseta pero de distinto color en cada barca. Desde lo alto del puente la gente les saluda. Me ha gustado Venecia y creo que por ahora es el "must" de Italia (artificial, claro). De los 71 Km. que hemos hecho, 16 han sido sin alforjas.
Domingo 21 de julio
Venecia.
Para empezar el día hacemos una hora de ejercicio. Aunque nos toca descanso, conviene algo de entrenamiento. Otra más que le debemos a la lógica, ciencia que es ilógica. Ayer vi al vuelo el horario de un supermercado: de 8 a 20 horas y de 8 a 13. Pensamos que este último horario podría ser para el domingo, pues no, era el del miércoles, y hoy esta "chiuso". Sustituimos nuestro desayuno habitual por fruta y miel. Como no sabemos cuando volveremos a visitar Venecia, hoy nos quedaremos en esta irrepetible ciudad. Queremos hartarnos de canales, y no precisamente de Antonio. Pero hoy acaba otro sueño, Armstrong ya es líder tras pasar los Pirineos. Va decidido a por su cuarto Tour. Buscamos un lugar para fotografiar el Ponte Rialto ya que el objetivo de la cámara de mi hermano necesita mucho espacio de por medio. Seguimos sin desvelar el misterio de las mareas, pues el nivel del agua aquí ni sube ni baja. Nos faltaba ver el interior de la Basílica de San Marco y al entrar nos quedamos gratamente sorprendidos. Venecia es distinta hasta en eso, los arcos y bóvedas están decorados con brillantes mosaicos. Sobre un dorado fondo numerosas figuras observan a los fieles desde el techo. Acompañando a Jesucristo hay 14 individuos que serán los 12 apóstoles y 2 agregados, supongo. El suelo irregular también está lleno de mosaicos pero estos son de teselas tradicionales formando dibujos geométricos. Cinco puertas tiene la fachada principal, escoltadas por columnas y coronadas por brillantes mosaicos. Las cúpulas del tejado son peraltadas. Una "nona" piensa que donde entran dos entran tres y se sienta encima de mi hermano. Lo que no había tenido en cuenta es que como ocupa dos sitios ya no somos tres sino cuatro. Así no cuadra el refrán. La parte negativa de Venecia son los elevados precios. Nosotros evitamos, siempre que podemos, pagar el impuesto turístico que aplican a todos los productos. En nuestras pequeñas mochilas traemos unas latas de caballa, unas naranjas y uvas pasas, y de ellas damos cuenta en el parque cercano a San Marco. Para amenizarnos la comida hay un "flipao suelto" que parece un "tigre encerrao". Hay un gran barco atracado en el Canale di San Marco. Es el Europa Visión de Génova (Festival Cruceros). No sé si algún día viajaré en alguno, pero también debe molar. Es otro tipo de viaje al que no estamos acostumbrados. Te lo dan todo resuelto y eso se paga. Los del camarote con terraza seguro que llevaran nuestro presupuesto de un par de meses o más. Nos sentamos en uno de los puentes que cruzan el canal del Puente de los Suspiros. Debe ser hora punta de góndolas. No es lo mismo cruzar ese famoso puente por debajo subido en una góndola, que como lo hacían tiempo atrás por encima los que iban al trullo. Venecia se hunde y la prueba son los muchos edificios cuya estructura está cediendo. Con el paso del tiempo, el mar ha ido ablandando sus cimientos debilitando así las construcciones y augurando su derrumbe. Pero para que eso ocurra aún queda tiempo. Seguro que volvemos antes. Hoy hemos hecho la friolera de 27 Km., pero eso sí, en tres cómodas etapas.
Lunes 22 de julio
Venecia - Monfalcone 134 Km.
La etapa de hoy ha sido larga en kilometraje pero corta en vivencias. Salimos temprano y hemos estado pedaleando hasta encontrar un campeggio. En el de Albatros son 3 euros menos que en el Isola de no sé qué, razón suficiente para quedarnos. La inminente fuga de Lorenzo nos impide disfrutar del piscinón que hay en las instalaciones. Después de todo hemos tenido suerte ya que la tormenta de hoy nos ha pillado bajo techo. Puede ser casualidad, pero la otra galopada de este viaje vino tras un día de descanso y fue por la misma razón, la ausencia de campeggios.
Slovenija (Eslovenia)
Martes 23 de julio
Monfalcone - Kozina 63 Km.
Despedaleamos los 4 Km., y no el uno y medio que nos dijo el de la gasolinera, que hay desde el campeggio hasta Monfalcone, pueblo que ni siquiera Gorgo visitó por estar demasiado retirado de la choza. No debe estar mal pues además del mar tiene muchos canales. Los últimos Km. para llegar a Trieste discurren por un continuo acantilado. El paseo es agradable con el mar como fondo. Junto a la costa hay continuos conjunto de boyas. Será algo que tenga que ver con la pesca, seguro.
Ya en Trieste vemos "dorcientas" cabinas, pero ninguna operativa para el "España Directo". En Italia tenemos que alimentarlas para poder hablar usando el servicio de telefónica que se cobra en destino. Luego te devuelve la moneda si no se la ha tragado antes de tiempo. Lo peor es que casi todas sólo funcionan con tarjeta. Al final conseguimos contactar, esta vez con nuestra hermana Ana, que como es una andorrera no la habíamos pillado en casa hasta ahora. Una pareja de españoles, Ana y Antonio, nos calan enseguida. ¿Será por las llamativas camisetas de telefónica que llevamos como uniforme?. Se dirigen en plan mochila al sudeste asiático sin apreturas de tiempo. Nos dicen que se puede solicitar el visado para Irán en Estambul y, como la burocracia es tan lenta, se puede recoger luego en Ankara. Pensábamos pasar el día en Trieste pero luego cambiamos de opinión, como tantas veces, y tiramos para Eslovenia. Hay 30 Km. desde el centro de la ciudad hasta la frontera "Slovenija", o desde el nivel del mar hasta el suelo de las nubes. Gorgo dice que la cuesta no es para tanto. Para cruzar la línea política que separa los dos países no me ha hecho falta ni abrir el pasaporte, pues con el vistazo que el guardia ha echado al de Gorgo ha sido suficiente. ¡Y pensábamos si tendríamos problemas!. Antes de cambiar de país, un "nono" balduendo nos dio una buena charla. O hay muchos viejos grillaos en Italia o todos nos han tocado a nosotros.
A 3 Km. está el primer pueblo, Kozina, y como tiene un autocamp decidimos pasar un día en este país. De haber querido lo podíamos cruzar sobre la marcha pues por esta franja tiene menos de 40 Km. Además la cuesta me ha castigado mucho y encima esta es una oportunidad de sumar otro país en nuestro haber. De todas formas sigo pensando que lo de las fronteras es sólo una cuestión política. Hace pocos años esto era una región de Yugoslavia, lo mismo que Croacia, el nuevo país al que mañana pensamos llegar. Desde hacía ya tiempo que no comíamos a mesa puesta. En el "restavracija" nos apretamos unas buenas pizzas (se nota que aún estamos cerca de Italia) empapadas en cerveza fresca, aquí llamada "pivo".
- Sabe un poco dulce, como la "sin alcohol".
Es que era sin alcohol. Pedimos las cosas un poco a boleo y por señas, pues el idioma no se parece a ninguno conocido. Aprendemos a dar las gracias, "hvala lepa". No sabemos si en Croacia se hablará la misma lengua. Hay tanta tontería con el tema de los idiomas que ya no me extraña nada. Por ejemplo en Niza, ciudad francesa, tienen su propia lengua, el nizarro. Kozina no tiene nada especial, son casas normales desperdigadas por el bosque que inunda estas montañas. Pegado a éste se encuentra Hrelje, de casas juntas pero también de poco interés. No deben pasar muchos forasteros por aquí pues la "policija" nos ha identificado dos veces. Un chaval está jugando al baloncesto, si fueran dos podríamos haber jugado un Slovenija-España 2x2. Casi todas las matrículas empiezan por KP. Casualmente a 28 Km. hay una ciudad llamada Koper. La deducción es lógica, pero yo no digo "ná".
Cuando ya parecía que no íbamos a tener vecinos en el autocamp, apareció una pareja de italianos en su autocarabana. El tío chapurrea un poco el francés y el inglés. Hemos montado los dos iglúes, cosa que no hacíamos desde el primer día en Italia. Hoy hemos pedaleado 60 Km. por la bota y sólo tres por la pequeña y joven Eslovenia.
Hrvatska (Croacia)
Miércoles 24 de julio
Kozina - Crikvenica 106 Km.
Subiendo y bajando vamos peinando las colinas eslovenas. Los bosques y prados ponen el color a este ondulado paisaje. En Podgrad vemos una iglesia, edificio del que carecían los pueblos de ayer. Cambiamos los últimos billetes eslovenos e invertimos la calderilla en plátanos. Desde que cruzamos la frontera por La Junquera hasta ahora, he comido más de esa fruta que el resto de mi vida. En la frontera ni nos miran el pasaporte. ¡Nasvidenje Slovenija! (Adiós Eslovenia)
Un pequeño descenso nos lleva hasta la aduana croata (Republika Hrvatska). Como bienvenida, un pinchazo para Cholula que tiene la negra, siempre le toca a ella. Tampoco aquí nos sellan el pasaporte, tan sólo le echan un vistazo y a circular. La señorita policía o no es muy simpática o está cabreada por algo. Los siguientes Km. son casi una continua bajada hasta Rijeka, una gran ciudad donde sólo paramos a cambiar moneda. De momento veremos lo que dan de si 200 euros. Los semáforos antes de pasar a verde se enciende el ámbar. Curioso. Desde lo alto vemos, en una bahía, un bonito pueblo y como es hora de embuchar algo allí nos dirigimos. Bajamos una empinada cuesta a riesgo de tener que volver por el mismo sitio. El pueblo se llama Bakar. No tiene autocamp y tras comer y devolver los cascos de las "pivos", seguimos adelante. A unos 5 ó 6 Km. hacemos una parada y nos damos un baño. Un checo, que también viaja en bici con su mujer, nos indica sitios de interés que nos esperan en el camino, pues viene de Split que es hacia donde nosotros nos dirigimos. Nos dice un sitio tranquilo donde podemos dormir de gorra pero no lo encontramos y terminamos en Crikvenica donde nos damos otro baño. En frente de la playa hay una pequeña península que esa noche hace las funciones de hotel. Durante nuestro primer día en Croacia hacemos 106 Km. acompañados por un agresivo cartel publicitario del helado Magnun.
Jueves 25 de julio
Crikvenica - Novalja 100 Km.
Por la noche nos ha visitado el huracán "Mich". Gorgo ha saltado del saco para atar unos vientos al viejo chasis de un remolque que había tras el iglú. Aún así no sé como no hemos salido volando. También ha caído algo de agua. ¡Y yo que quería dormir al raso!. Todos los días igual y no aprendo. Como dice Gorgo, "en el mundo llueve, lo raro es en Ciudad Real donde nunca llueve".
Por la mañana toca un lavado de gato salado. Al resguardo de la tienda siempre vienen caracoles, chinches o cortapichas pero hoy han aparecido arañas lobo. Suerte no haber tropezado con sus quelíceros. Nos ponemos en marcha y cruzamos de nuevo el paralelo 45. Lo que no recuerdo es en que parte de Italia lo dejamos al sur. Otra vez llega Eolo soplando desde el continente hacia el mar. Unas veces nos da de cara, otras de espalda, pero la mayoría nos da de costado. Me río yo del "mistral francés". En algunos tramos nos ha obligado a bajarnos de las bicis, ¡quijoputa!. Hacemos una parada en Senj donde nos comemos unos helados y paseamos por la zona vieja. Ya lo dijo Gorgo, "en Croacia me voy a hinchar". Aquí cuestan 3 kuna (1 euro = 7,2 kuna) y no 3 euros como en Venecia. ¡La diferencia es chica!.
Subimos la cuesta que ayer nos avisó el checo. Nos dijo que en la cima había 1000 m. pero no vemos ningún cartel que lo indique. En nuestro mapa hay un pico cercano de 1624 m. Da igual los metros que tenga pero entre el desnivel y jodío viento me obligan a utilizar el plato pequeño más de lo habitual. Las señales de peligro con "la cometa" se suceden una tras otra. Desde lo alto se ve muy bien parte del archipiélago que hace de barrera sobre la costa continental croata. Lo que pensábamos sería un pueblo donde parar a comer son sólo una o dos casas. Por fortuna, un poco más adelante, encontramos un solitario restaurante donde saciamos el hambre. Después, en un cuarto de hora, un transbordador nos cruza a la isla de Pag (48 kuna). Lo primero que hacemos nada más llegar es subir un cuestecita de 3 Km. con un tramo final del 9%. En el descenso la Roci se pone a 66 Km/h. Cruzamos esta isla a lo ancho hasta llegar al pueblo de Novalja. En su playa tampoco se nos pega la arena a los pies. El aseo personal y la colada lo hacemos con agua salada. Hablamos con un simpático bigotes de Zagreb que pasa aquí sus vacaciones. Nos regala un mapa de carreteras y nos enseña algunas palabras en su idioma: hvala liepa (muchas gracias), dobro jutro (buenos días antes de las 10), dobor dan (después de las 10), dovidenja (adiós), molin (por favor). Nos aconseja visitar Zadar, la ciudad a la que posiblemente lleguemos mañana.
Viernes 26 de julio
Novalja - Zadar 100 Km.
Hoy ni lavado de gato. Después de desayunar, "desokupamos" el chalet en primera línea de playa que involuntariamente nos ha prestado su dueño.
Otro día más para olvidar el plato grande. Una solitaria rutera me hace una pasada bestial en un repecho. Ya en la cima adelanta también a Gorgo. En el pueblo de Pag, con sólo 30 Km., hacemos una parada de descanso. Una señora no coge la indirecta que Gorgo le lanza acerca del agua. Para unir esta isla con el continente hay un altísimo puente de más de 300 m. de largo. Si en tierra firme soplaba fuerte el viento, allí arriba ni lo cuento. Tuvimos que cruzarlo andando y para colmo el muy cabrón nos arrebató el mapa que nos regaló el colega del bigote. Decimos "dovidenja" a la isla de los corrales de piedra. Al checo rutero le gusto mucho sobre todo la parte sur donde predomina el paisaje desnudo. Tal vez esté cansado de ver tanto bosque en su tierra natal.
Llegamos al cruce de Zadar. En dirección opuesta hay un pueblo, Razanac, a tan sólo 500 m., pero que en la práctica fueron más de 1000. Bajamos una empinada cuesta y llegamos al puerto. Allí se encuentran los restos de dos torres y de una muralla, y enfrente, la montañosa costa croata que tanto nos hizo sufrir ayer. La iglesia del pueblo no tiene campanario aunque sí tres campanas al alcance de cualquier cachondo. Gorgo tiene hoy hambre. Pasamos al Bistro Nina con música nacional de ambiente. En la carta del menú vienen marcados los gramos de comida de cada plato. Esta costumbre no da lugar a engaños. Tras comer contribuimos a aumentar el pinar que rodea el cementerio. El viento nos ha soplado toda la mañana por el costado izquierdo, y ahora giramos 90º a la derecha. Lógicamente nos tendría que refrescar las espaldas, ¡menos mal!, esta vez la lógica ha funcionado. De esta forma las rampas del 8 y 9% que nos comemos no son del todo mal recibidas.
La parte histórica de Zadar está en una península y tiene bien conservada parte de su ancha muralla (el tráfico circula sobre ella). Entre las numerosas iglesias destaca una que hay junto a los restos de un foro romano. El alto campanario tiene cuatro arcadas superpuestas y está coronado por un techo en pirámide. Los restos romanos están muy deteriorados. Una enorme y solitaria columna es el elemento predominante. Las losas que forman el suelo de las calles están muy pulidas. Frente a la ciudad está la isla de Ugljan, y entre ambas, una piscina olímpica natural que no se la cruza ni David Meca. ¡Qué bañito tan rico!. Minutos antes se lo había anunciado a Celia (vía postal) que está en Spanjolska. En el plano de la ciudad hay marcado un camp, en un extremo de la península. Lo buscamos a ojo, o mejor dicho a bulto, pues no veíamos carteles indicativos, cosa que nos mosqueaba. Al llegar sólo encontramos el cadáver. Nos dirigimos al pueblo más cercano donde el gerente del camp nos pide 70 kunas. Las pintas del sitio asustan y hacemos el ademán de irnos. Baja a 60 kunas y nosotros a 50, no hay acuerdo. Nos vamos a la playa y la compartimos con una joven pareja de mochileros.
Sábado 27 de julio
Zadar - P.N. Krka 88 Km.
Eolo no está ausente del todo pero parece que bocea menos. Los bosques continentales de Slovenija y norte de la costa croata, han dejado paso al matorral mediterráneo. Esta zona es menos montañosa. Hay un lago de agua dulce muy cerca del mar y pueblecitos costeros que sólo vemos de pasada. Queremos llegar a Sibenik a comer y luego bañarnos en la cascada que tanto gustó a nuestro colega checo. Hoy cumple 24 años nuestra hermana pequeña y compramos una tarjeta prepago para llamar a Spanjolska y felicitarla. Intento nulo, nadie coge el teléfono. Lo mismo no ha vuelto de Mallorca y los demás están en Fontanarejo.
Eolo comienza a subir el tono de voz. ¿Para qué habré hablado?. Otra vez nos obliga a bajarnos de las bicis para cruzar un altísimo puente. Esta vez vamos prevenidos y no nos roba nada. Estamos en Sibenik, ciudad desconocida pero de gran atractivo. Desde el castillo descienden los viejos edificios de piedra, por estrechas y escalonadas calles, en busca del mar. La ciudad tiene enfrente una isla, como casi todas las ciudades croatas costeras. La catedral, de limpia fachada, está rodeada por una cenefa con esculturas de cabezas. La puerta lateral está custodiada por dos leones de formas irregulares y sobre ellos, sendas columnas que sostienen a los supuestos Adán y Eva. Sobre la cúpula hay una pequeña estatua dorada que me recuerda a las anteriores vistas en Avignon y otras ciudades francesas. La fachada principal está en restauración y el interior conserva el color gris que, a mi juicio, le da más encanto a los viejos monumentos, no como el crimen que le han hecho a la catedral de Burgos con ese exagerado lavado de fachada. Tiene arcos ojivales y de medio punto, y sus altas bóvedas son de medio cañón. Hay que descender algunos peldaños para acceder al escondido batisterio. Este templo es una pequeña joya para esta bella ciudad. Gorgo sigue aumentando su colección de etiquetas de "pivos", ¡y comiendo helados!. Razón tenía en Venecia cuando afirmaba que aquí se iba a desquitar.
Unos 15 o 20 Km. nos separan del parque nacional Krka. Nos apetece un baño y que mejor sitio que una bonita cascada. La entrada cuesta 45 kunas por barba y merece la pena desembolsarlas. El río Krka salva el desnivel del terreno en una sucesión de saltos de agua que incluso ahora en verano son caudalosos. ¡Menudo baño nos damos!. Al atardecer la gente hace mutis pero de pronto comienzan a llegar coches llenos de globos y pitando. Sin duda se trata de una boda y los solteros ondean una bandera croata con un gallo vivo colgado boca abajo.
De nuevo sopla el viento y buscamos un lugar lo más protegido posible para instalar nuestra tienda. El esquimal dueño de "el iglú verde" ha hecho dinero con el restaurante y ahora ha abierto un pequeño hotel. De momento sólo dispone de una habitación pero si siguen aumentando los beneficios puede que amplíe la oferta.
Domingo 28 de julio
P.N. Krka - Primosten 45 Km.
Hoy cumplimos un mes de viaje. La noche ha sido tranquila pues en el parque nacional no quedó ni una rata y el sonido de las cascadas nos ha acunado. ¡Así da gusto!, ¿dónde hay que firmar?. El día amanece nublado y como no, ventoso. El 100% exceptuando el día de entrada, ¡qué cruz!. Me hubiera gustado darme otro baño en la cascada, pero viendo el panorama... Decidimos volver a Sibenik y dar un paseo menos fugaz que el de ayer. Esta ciudad mola un mazo y es de fácil orientación. Hacia arriba llegas a los restos del castillo y el singular cementerio en balcones, y si bajas, terminas topándote con el puerto. No hay perdida. Todas las callejuelas tienen encanto. Es una pena tener que morir sin el suficiente tiempo de ver todos los anónimos lugares, que como éste, habrá en el mundo. A mi amigo Chiquito le gustan mucho las cascadas y por eso le mando una postal de Krka. Seguro que le gusta el lugar, ahora, lo de bañarse ahí es otro cantar.
En el garito que comemos tienen a Tomb Raider en la tele. Cuando vea la peli seguro que recordaré este momento. Seguimos adelante con "las niñas" y así nos quitaremos unos Km. para la etapa de mañana. Carteles de "sobe, zimmer, camera" se suceden en todos los pueblos que atravesamos. Incluso hay mujeres que lo anuncian cartón en mano. "Aparmat y camp" se suman a la oferta para pernoctar. Nosotros de momento seguimos utilizando la "piltra libre" que es la forma más económica de pasar la noche. Llegamos a Primosten con mucho calor. Pillamos un banco a la sombra a diez metros de la playa y al lado de una tienda abierta (es domingo). Lo que más apetece, además del baño que nos vamos a dar, es una "pivo" fresquita. Y que haya gente pagando el triple en los bares cercanos, ¡viva el botellón!. Vemos las últimas jugadas de un partido de waterpolo y por la noche, en la plaza del pueblo, oímos cantar a "los Deltas", grupo que triunfaba en Fontanarejo por los 80.
Lunes 29 de julio
Primosten - Omis 92 Km.
Anoche teníamos las estrellas como techo en nuestro particular balcón al lado del mar. Esta mañana al abrir los ojos son nubes lo que vemos. Increíblemente no sopla el viento y nos ponemos en ruta bastante contentos. Carteles con la foto aérea de los pueblos invitan al turista a hacer un alto en el camino para conocerlos. Cerca de Split llamamos a casa y Marce nos informa de la cuarta victoria consecutiva de Armstrong y el segundo puesto de Beloki. ¿Será porque no ha corrido Ulrich?. Como no espavile alguno, el año que viene, el americano igualará a Indurain.
Split es la segunda ciudad del pais. Los del barça tienen buen recuerdo de la Yugoplastika, el equipo local de baloncesto. Por esta razón mando una postal a mi amigo Pep. El centro histórico se encuentra en una zona que estubo amurallada. Actualmente se conservan sólo algunos tramos. No parece una muralla defensiva, sino más bien como paredes de altos edificios llenas de ventanas y torres en cada vértice. El interior es peatonal y sus enlosadas calles están limpias como la patena. ¿Tendrá algo que ver la prohibición del paso de perros?. El paseo es agradable y la presencia de turistas amplia. Vemos los primeros españoles y, como no, japoneses. Destaca un alto campanario y una no muy grande catedral de planta octogonal que tiene debajo una cripta. En los restos romanos de fuera han acondicionado un escenario donde se representa "Aída", según parece. No encontramos lugar apropiado para alojarnos por lo que seguimos camino. El río Cetina parte en dos una mole de roca inmensa. A sus pies está el pueblo de Omis donde encontramos aposento en una playa cercana.
Martes 30 de julio
Omis - Gradac 83 Km.
Los borrachines polacos (de Polonia) se han hospedado en el mismo hotel que nosotros. Pasan olímpicamente de los mosquitos durmiendo en sus sacos a la intemperie. Sobre las 11:30 nos adelantarían tras recuperarse un poco de la tajada de anoche. Hacemos una parada en Markarska donde nos hincamos una "pivo" fresca. El pueblo mola y antes de continuar damos un paseo por sus calles. Tiene una zona antigua y otra turítica. La iglesia domina una plaza de varios niveles. En el centro hay una estatua de un religioso. A comer nos detenemos en Drvenik. Aquí no viene la cantidad de comida en el menú, por lo que la tortilla de queso no me llena como la que sirvieron a Gorgo días atrás. No tiene capuchino y lo sustituyo por un bollo con mermelada que pillamos en el Diskount que hay cerca. La pequeña playa está al 100%. Tiene grandes árboles que la sombrean casi por completo. No me apetece bañarme y espero a mi hermano sentado en un banco. Me puede la pereza pero en un último esfurzo nos ponemos en Gradac y descansamos un rato en el "rompeolillas" del puerto. Y digo "rompeolillas" porque la costa continental croata tiene una calma sorprendente. Supongo que el inmenso archipiélago es el encargado de amansar al Adriático. Elegimos la playa más retirada del pueblo para darnos el último baño del día. A sus espaldas hay un gran pinar en balcones que nos servirá para sobar (los truenos que oíamos a lo lejos hicieron que descartásemos la playa). Los 83 Km. de hoy me han hecho sufrir más que los días anteriores.
Miércoles 31 de julio
Gradac - Zaton 106 Km.
El pinar parecía un sitio tranquilo hasta que nos despertó la música de una especie de discoteca de verano cercana. Creemos que superaba los decibelios permitidos por la OMS. Lo bueno es que no estuvo hasta altas horas de la madrugada como pasa en España. Por la mañana salimos en la misma dirección de siempre. Lo que parecía lo lógico nos cuesta dar la vuelta en busca de la carretera principal. ¡Para una vez que arriesgamos...!. Perdón, la segunda. Y las dos nos han costado pedaladas extra. Subimos un puerto y desde lo alto divisamos una zona con pequeños lagos. El paisaje es tan flipante que lo plasmamos en una fotografía. En uno de los lagos hay un "campo" de waterpolo. Con este son varios los que ya hemos visto. ¡Así como no iba a tener una buena selección la antigua Yugoslavia!. Después de la fracturación no sé que tal andarán, o mejor dicho, nadarán. Un poco más adelante veo un "mogote" que me recuerda a los del Valle de Viñales que vi en Cuba hace ya seis años. Cruzamos el ancho río Neretva. Ahora ya sabemos que Rijeka, además de ser una ciudad, significa río. Por eso en el mapa de italia, aquella ciudad venía marcada como Fiume-Rijeka. La vega formada por este río es rica en árboles frutales. Hay tropocientos puestos de sus frutas al pie de la carretera y todos ellos la enfrían con un constante chorro de agua cayendo sobre ellas. ¡Cómo les pusieran un contador seguro que no desperdiciaban tanta!, comenta algo enfadado mi Gorgo. Esta zona llana hace que pedaleemos con energía aunque luego nos toca escalar un puerto antes de volver a encontrarnos con el mar. Nuestro paso por Bosnia-Herzegovina ha sido anecdótico. En los pocos Km. que hay hasta volver al lado croata, solamente existe un pueblo, Neum, donde hacemos una parada a tomar algo que nos dé alas, un "red bull" de cebada que es lo mejor para el dopaje. Descartamos la visita pues hay que perder altura y además parece un pueblo turístico de "playa". El avituallamiento está en Slano, situado en una bahía. Parece que hoy habrá aquí fiesta. Las "pivo" y el capuchino son algo más caras de lo normal pero nos devuelven a favor en la cuenta. No decimos nada pues es la eterna guerra entre empresarios y clientes. Unas veces te la dan ellos y otras, las menos, gana el consumidor. La experiencia te va espavilando "piano piano", como les dicen a los italianos.
La playa es de cantos rodados es somera por lo que el agua toma bien la temperatura. ¡Qué relax y qué a gusto nos quedamos!. Gorgo coge un puñado de conchas de caracol del fondo. ¡Se mueven!, dentro residen los cangrejos ermitaños. Sesteamos sobre las "cómodas" canicas pétreas antes de seguir camino.
Gorgo pertenece a la categoría de los nómadas recolectores. Moras, higos, ciruelas y hasta melocotones que nos solucionan el postre en más de una ocasión. Nos cruzamos un patrol de la guardia civil. Como vea alguno parado les diré algo, que para eso estuve 18 meses en el Cuerpo. Hoy no me pasa como ayer, voy hecho un toro sobre Rocinanta. Me veo con fuerzas de llegar a Dubrovnik esta tarde pero nuestros planes eran hacer noche unos Km. antes y darle asalto por la mañana temprano, y así lo hemos hecho. En Zaton, otro pueblo más situado en una bahía, una pareja de "simpáticos" nos da la "dovro dosli". No queremos discutir, entre otras cosas porque no nos íbamos a entender. No quieren que hagamos acampada libre donde sacan a cagar a su caniche. El perro no tiene la culpa pero me dieron ganas de hacer un ensayo de rutbi con él y darle un involuntario bañito.
La casa de dios (con minúsculas pues es un nombre común) es la casa de todos y esa noche nos da aposento.
Jueves 1 de aosto
Zaton - Dubrovnik 18 Km.
Nos encontramos muy cerca de Dubrovnik. Una ligera lluvia nos recuerda que viajamos a la intemperie. Antes de las 8 de la mañana tomamos la ciudad consiguiendo así la primera llave, por hacer un símil con los juegos electrónicos a los que soy aficionado. A partir de ahora entramos en el segundo nivel cuya segunda llave se encuentra en Estambul. No me gustaría ver antes las palabras "game over". De todas formas vamos salvando las partidas cada "X" Km.
Una dependienta nos dice que el camp está cerrado. Mal vamos, y encima lloviendo. No abren la oficina de información hasta las 9 y para hacer tiempo nos tomamos unos capuchinos y destomamos la fruta que cenamos anoche. Resulta que la oficina no era esa y que la verdadera estaba abierta a las 8. Ya da igual, lo importante es que nos encuentran alojamiento, y además dentro de las murallas. El albergue juvenil estaba lleno. Nuestro "sobe" está en el 9 de la calle Petilovrijenci, en todo el centro del casco histórico. La ciudad amurallada, Patrimonio de la Humanidad, está atravesada por "Placa-Stradun" una ancha calle con locales comerciales. Perpendicular a ella ascienden, hasta la muralla mediante escalones, estrechas callejuelas, entre ellas la nuestra. Calles y edificios son de piedra. En la zona centro, más llana, están la catedral, la mayoría de las iglesias y las plazas. Dubrovnik nos ha impresionado y tan sólo acabamos de llegar. La calle Prijeko está minada de restaurantes que han arrebatado la vía pública a los peatones. Los camareros acosan a los turistas igual que los moros en los zocos. Aquí hablan varios idiomas, entre ellos el nuestro. Para que nos quedemos en uno, la camarera nos invita al vino o la cerveza. Mientras vemos la carta nos sirve un vermut y un par de ricas tapas con queso tierno. La factura llegó sin sorpresas.
En un plano de la ciudad están señalados los daños causados por el ejército yugoslavo de Servia y Montenegro durante los años 1991 y 1992. Hay numerosos impactos directos sobre tejados y pavimento. También están marcados los daños causados en tejados por granadas e incendios de edificios. Actualmente los daños pasan desapercibidos. Hubiera sido un crimen terrible el destrozo de esta increíble ciudad. Enfrente de la gran fontana que nos sirvió esta mañana de cuarto de baño y fregadero, hay dos iglesias. Dentro de la pequeña, Crkva Sv. Spasa (1520), hay una exposición de pintura religioso-psicodélica de un tal Vedran Remetín. ¡Vaya imaginación!, y encima pinta bien. En la fachada de la grande hay una piedra que sobresale. Los aspirantes a equilibristas intentan quitarse y ponerse la camiseta subidos en ella sin caerse. Hay un "piano piano" que lo consigue mientras su compañero lo intenta y lo intenta pero sin resultados positivos. Antes habíamos subido hasta la fortaleza que hay enfrente de la ciudad (Lovrijenac XV-XVI). La entrada son 5 kunas, poco más de los antiguos 20 duros españoles. ¿Cuándo nos acostumbraremos a pensar en euros?. Sentados en lo alto de las murallas contemplamos extasiados la ciudad que acaba de enamorarnos.
Viernes 2 de agosto
Dubrovnik
Más de un mes llevamos sin dormir en una cama, pero aun recordábamos como se hace. Es como montar en bicicleta, nunca se olvida. Como clavos estamos a las 9 en las puertas de las murallas. 15 kunas te permiten completar el perímetro defensivo de Dubrovnik. Desde lo alto vemos la fusión entre los nuevos y los viejos tejados. Estos últimos, posiblemente, escaparon de las bombas yugoslavas. El paseo, a pesar de los escalones, es agradable y obligatorio. Gracias a que el precio no es abusivo (poco más de 300 cucas), también nosotros disfrutamos de este privilegio. ¡Lo mismito que en Italia!. Los adoradores del euro nos deben varias visitas. Empleamos dos horas y media en completar el circuito. Se puede hacer en muchísimo menos tiempo, pero se pasarían por alto detalles camuflados.
Anclados cerca del puerto hay dos grandes barcos de crucero. Con pequeños botes acercan a tierra a los turistas que pasarán aquí el día. Para abrir el apetito nos damos un buen chapuzón y tras saciarlo damos rienda suelta a nuestras dotes artísticas. Somos aficionados al dibujo y dedicamos el rato de la siesta a esta grata actividad.
El día es caluroso y apetece refrescar el cuerpo, y más en un lugar como este, protegidos por altas murallas y con la verde isla de Lokrum al fondo. Los barcos de crucero que había esta mañana han levado anclas. Poco tiempo de visita han disfrutado sus pasajeros. Como dice Gorgo, es mejor alquilar un yate con tripulación y decidir tú el lugar y el tiempo para atracar en cada puerto. Mucho lujo "pa" nuestros bolsillos rotos. Ajustamos cuentas con la dueña del "sobe" (400 kn por dos noches, unas 9000 cucas), la pagamos y nos invita a zumo de naranja. Lo tomamos en la terraza que tiene el viejo edificio y desde la que hay una buenísima vista de los tejados de Dubrovnik. Antes de cenar damos el último paseo por las increíbles calles de esta ciudad ya que mañana seguiremos nuestro camino hacia el este.
El pastel de coco no es lo que esperábamos y lo acompañamos por el enésimo cucurucho, que aquí en Croacia, ha sustituido de nuestra dieta al plátano. Cuando Gorgo quiere algo lo consigue, al menos lo de hincharse a helados así ha sido.
Hay cola para quitarse la camiseta encima de la piedra por lo que ni lo intentamos. Mientras enfrente del fuerte iluminado, un grupo, que atrona los oídos de los que están cenando, toca su versión de "Bailamós" de nuestro paisa Enriquito. Cholula y Rocinanta han tenido un ocioso día, cosa que también les ha venido de perlas a nuestras, o mejor dicho, a mis fatigadas piernas. ¡Es que luego Gorgo se mosquea!.
Jugoslavija (Yugoslavia)
Sábado 3 de agosto
Dubrovnik - Budva 99 Km.
Decimos "dovidenja" a Dubrovnik y "dovro jutro" a los del crucero Costa Atlántica. A unos 20 Km. está Gruda, el último pueblo croata que nos pilla de camino. Nos bebemos una "litrosa" de dos piezas de las que se estilan por estos lares y gastamos las últimas kunas en provisiones. El país nos despide con una rampa del 7%. El verde paisaje está salpicado de numerosos cipreses que le dan aún más encanto. En la frontera yugoslava de Montenegro si que nos sellan el pasaporte (pag. 8). Nos preguntan que hacia donde vamos y contestamos que hacia Albania y Grecia. Luego preguntamos nosotros: ¿Albania problem?. A lo que responden: "locos". Pero no sabemos si se refieren a los albaneses o a nosotros. En la oficina de información de Dubrovnik nos dijeron que no habría problema para entrar en Montenegro y que posiblemente sí en Servia, la otra república yugoslava. Esto nos hace pensar si habrán partido los trastos. De momento nosotros seguimos adelante. Nuestra intención era comer en Kamenari pero vemos en el puerto que el transbordador que cruza a la cercana orilla opuesta se dispone a salir. Cogerlo nos evitaría rodear la bahía que son muchos Km. Gorgo pregunta el precio. Las bicis pasan gratis, ¡increíble!, el primer medio de transporte que no sólo no las descrimina, sino que las otorga privilegios. Curiosamente sólo pagan los vehículos sin importar las personas que viajen en ellos. Hay cuatro transbordadores en funcionamiento y tienen los mismos nombres que los pueblos de la zona: Igalo, Kamenari, Lepetane y Perast, que es el nuestro. En cinco minutos llegamos a Lepetane, donde no hay cambio de divisas ni aceptan la visa. Nos damos un baño y buscamos una sombra para comer algo de lo que llevamos en el zurrón. Nos adelantan una pareja de colegas, ambos de distinta generación. Pienso que serán padre e hijo. Los autobuses circulan con la puerta delantera abierta, ¡buen aire acondicionado!. Vemos otro restaurante que tampoco quiere visa pero no le hace ascos a los euros. Antes habíamos olvidado preguntar por ese detalle. En la carta tienen pizza y espaguetis pero no en la práctica. Pedimos calamares (10 euros) y ensalada. La fuente es de buen tamaño y quedamos satisfechos. Allí en España son chipirones. El dueño nos da una tarjeta: "Restoran TIVAT - Opatovo". ¿Vista comercial?.
Llegamos con buena hora a Buvba pero perdemos el tiempo ganado en buscar el escondido autocamp, ¿se llamará zulo-camp?. El larguirucho de la recepción nos dice que son 14 euros y ponemos cara de caro. Nos dice que las caravanas son para cuatro personas. Pero es que nosotros traemos nuestra propia tienda, le respondemos. Se va a llamar a su jefe pues tienen otro lugar con espacio para nuestra tienda. Mientras llega nos pregunta qué desde donde venimos y se sorprende cuando le decimos que desde Barcelona. Lo primero que hace cuando llega su jefe es contárselo. Éste, bizco con bigote y cara del malo de las películas, también pasa la bola. Se conoce que poca gente rutera pasa por aquí, y no me extraña porque para encontrar este lugar hay que ser un lince. Nos presenta a su mujer. No saben cuanto pedirnos y al final se deciden por 5 euros y nosotros encantados. Montamos las dos tiendas bajo unas higueras y enfrente de las parras. El edificio de los servicios está a medio acabar. Seguro que esta es la primera temporada del "huerto-camp"
Domingo 4 de agosto
Budva - Tuzi 93 Km.
Después de ascender un kilómetro rectificamos ruta ya que la otra alternativa, sobre el papel, parece mejor. Gorgo quiere fotografiar Sv Stefen, un pueblo que ocupa una pequeña isla unida al continente por una carretera "flotante", pero la "policija" le manda circular. Unos metros más arriba se olvida de las órdenes policiales y utiliza su "samsung". Queríamos evitar un puerto y tal vez hayamos cruzado por otro peor. Algo más de 8 Km. con rampas del 10%. Muchos conductores nos dan ánimo mientras sudamos como pollos. Nos caen unas gotas de lluvia para aliviarnos un poco. En la cima no hay ningún cartel con el nombre del puerto ni nada por el estilo. De bajada hay 12 Km. y al final, un lago gigantesco (Skadarsko) que yo confundo con el mar.
- ¿Cúantas coberteras has visto tú en el mar?, me pregunta mi hermano.
Tiene toda la razón pero es que mirando al horizonte sólo se veía agua y más agua.
Llegamos a Podgorica, una gran ciudad que no da miedo pero impone respeto. Ya se ve esto de otra manera, aunque sigue siendo zona euro. Los edificios, de forma irregular, tienen las fachadas "puercas" y no están unidos formando manzanas. En una plaza hay una antigua y solitaria torre con tejado en lugar de almenas. También vemos una mezquita nueva cuyo minarete tiene un "cucurucho" dorado. A primera vista es una ciudad con poco interés. Mucha gente nos mira extrañados y uno que nos ve perdidos se acerca para ayudarnos. Nos indica la dirección hacia Albania y que allí tendremos problemas con los euros. Todo esto con señas pues el inglés se usa poco aquí.
Comemos en un local llamado Pod Volat. Dos cervezas, también de julio de 2002, dos ensaladas, dos platos de carne y dos cafés por 10 euros. Los cafés son raros, no traen cucharilla y el fondo esta lleno de posos. ¡Qué se lo pregunten a Gorgo!. El local está decorado con cuadros de dibujos a tinta negra de los que a mí me gustan.
Nos ponemos a buscar alojamiento y como no vemos "sobe" anunciados tenemos que ir preguntando. En el Hotel Montenegro piden 240 euros, ¡buena cantidad para empezar a regatear!. En el Hotel Podgorica ya son sólo 120 y dejando la habitación a las 8 de la mañana nos lo bajan hasta 90. Con ver el recibidor de ambos se adivinaba que no nos íbamos a quedar en ninguno. En la estación de autobuses un tipo nos ofrece una habitación por 50 euritos que luego baja hasta 40. Nos arriesgaremos en el próximo pueblo. En el Motel Montenegro, muy bien camuflado y único alojamiento de Tuzi, piden 30 euros "irregateables". Como es la mejor oferta que hoy hemos tenido, aceptamos. Al final nos quedamos sin televisión, ¿mala leche?. Desde la habitación oímos como el muecín llama a los fieles a la oración. La mezquita tiene dos minaretes, uno alto y otro chato, ambos con el dorado "cucurucho". En los arrabales está el cementerio musulmán. Por el otro lado se encuentra la iglesia, con torres gemelas. Lo curioso es que dicen la misa al aire libre, a la sombra de los árboles. La gente, bien arreglada, va llenando los bancos. Muchos llegan en coche. Hay muchos jóvenes. Me choca que sean tan practicantes. Mientras escribo estas líneas el muecín vuelve a llamar a los otros fieles. ¿No habrá conflicto entre las dos "aficiones"?. También hemos visto una boda de albaneses que han llegado tocando el claxon de sus vehículos, ondeando la bandera roja con el águila bicéfala negra y han tomado por completo el bar de nuestro motel.
Shqipëria (Albania)
Lunes 5 de agosto
Tuzi -
Shköder 50 Km.Nos acercamos a un nuevo país. La carretera me recuerda a la de las "Camachas" cuando de pequeñejo la recorría con el camello que heredé de mi padre. Es estrecha, sinuosa, con mal firme y recorre un paisaje similar a los Montes de Toledo. Cerca de la frontera está prohibido hacer fotografías por ser una zona militar. Lástima pues el lago con las montañas albanas de fondo, merece la pena una instantánea. Tenemos que pagar 10$ cada uno de "tasas" para entrar en Albania (Shqipëria). Es la 7ª frontera que atravesamos, la 2ª en la que nos sellan el pasaporte y la 1ª en la que nos cobran. Rodamos por una zona llana con el firme de la carretera pésimo. A nuestra izquierda se elevan las montañas que más tarde o más temprano tendremos que atravesar. Sólo vemos Mercedes viejos y grandes furgones que funcionan como taxis colectivos. La gente los coge a pie de la carretera y el chófer para tantas veces como haga falta.
Shköder es la primera ciudad grande. Su acceso está en pésimas condiciones. La travesía es un gran bullicio de tráfico rodado y peatones que la comparten de forma caótica. No hay señales reguladoras de ningún tipo por lo que la anarquía circulatoria es total. Las aceras rebosan de mercancías para todos los gustos. El parecido con el resto de Europa no existe. Mientras Gorgo cambia divisas en el Banco Árabe Islámico Albanés, por la calle pasan dos escandalosas bodas, a pesar de ser lunes. El de la videocámara siempre en primera posición y el resto tras los novios tocando el claxon. Los 150 euros se transforman en 20.000 lek. No tardamos mucho en usar la nueva moneda. Un mapa de carreteras del país (1000 lek), caro si lo comparamos con los 1200 lek que pagamos en el hotel Rozafat por una habitación doble. No tiene ducha pero las señoras de la limpieza se enrollan y nos dejan pasar a otra, que sí tiene, antes de prepararla para el próximo cliente. Antes habíamos subido innecesariamente con las niñas al hombro hasta la habitación nº313 pues en realidad las llaves eran de la nº102 a pesar del "cachondo" llavero. ¡Cosas que pasan!.
Damos un paseo buscando un sitio para comer. Muchas tiendas tienen motores de combustión para generar electricidad. No sé si será más económico o porque haya continuos cortes de suministro. Comer nos cuesta algo menos de 1000 lek (unas 1200 pts) y pelarnos 400. El calvo barbero quería 100 lek de propina, evidentemente no nos conocía. 500 pelas por dos cortes de pelo es económico pero en Australia nos pelaron por 500 pelas menos. Así que no se queje con los dos clientes "extra" que le han caido pues era la tercera berber (barbería) que veíamos. Como curiosidad voy a decir que la máquina cortapelo era de última generación (manual y mellada). Al terminar la faena te da una ligera colleja y como decía el tío Edelmiro: ¡tan fresquete!.
El edificio vecino a nuestro hotel es una mezquita nueva similar a las turcas. Tiene dos minaretes y una gran cúpula de la que cuelga una gigante lámpara. Paseando sin bicicletas también llamamos la atención de la gente, tal vez sea porque aquí sólo llevan pantalones cortos los "rapaces" o porque llevamos las únicas barbas de la ciudad. Los bancos del parque están todos ocupados y el césped también. Las terrazas de los cafés tienen las mesas completas. Gorgo piensa que tal vez sea fiesta y por eso hay tanta gente alternando. Encontramos sitio en un restaurante-pizzería. Es más caro que el de esta mediodía pero es que no hay otro sitio libre. Sentados en la terraza no parece que haya ninguna diferencia con ninguna otra terraza española. Chayane, Julio Iglesias, Santana... han debido poner el disco "sabor latino". ¡Es curioso, estamos en Albania cenando pizza y escuchando rumbas!. También suena el omnipresente Enrique Iglesias y para hacerle competencia, el muecín. Antes de ir a dormir hago un rápido dibujo de la mezquita a la luz de las apagadas farolas.
Martes 6 de agosto
Shköder - Tirana 127 Km.
Se ve que es un buen año de sandías. Hay bastante tráfico de carros de tracción equina. La carretera carece de señalización vertical y la horizontal hace tiempo que se borró. Los albaneses buscan cualquier excusa para hacer sonar el claxon. Casi la totalidad de los que nos adelantan lo hacen, unos para avisarnos y otros para que les abramos paso. A la entrada de Lezhë se ha formado un embudo de vehículos. Para las bicicletas no hay mayor problema. Buscamos una sombra para tomar un piscolabis. Para remojar los cacahuetes pelados que traemos desde la isla de Pag (compramos 1 Kg.) yo me bebo la dosis habitual de cerveza, 1/2 litro, y Gorgo cambia hoy a refresco de cola. ¡Litro y medio que se mete "pal" cuerpo!. Sudaba como un pollo. Un chavalín con una camiseta con la foto de Raúl nos observa detenidamente. No quiere cola ni cacahuetes, sólo mirar.
A partir de aquí mejora algo el estado del firme. Pensamos comer en Laç, pero llegamos a una bifurcación: izquierda Laç, derecha Tirana. Unos lugareños nos aconsejan que vayamos por la derecha, por la "estrada". Tenían razón. La cosa cambia como de la noche al día, lo malo es que no pasa cerca de los pueblos y necesitamos un lugar para comer. A la derecha vemos un restaurante de carretera y no dudamos. Los clientes y la plantilla al completo se arremolinan a nuestro alrededor. No todos los días paran dos barbudos ciclistas que vengan de tan lejos. No tienen carta y dudan cuantos lek pedirnos por los macarrones. Pido café o capuchino pero sólo tienen frapé. Cuando Gorgo ve la pinta que tiene el vaso pide otro para él, pero llega tarde. El camarero enseña el bote vacío.
La cuenta asciende a 600 lek, unas 750 pts. por comer dos personas ¡así da gusto!. La lógica falla más que las escopedillas de la feria. Creíamos que la estrada llegaría hasta Tirana, pero no. Cuando se acabó el presupuesto cortaron por lo sano, en este caso por lo no sano, y de nuevo a dar votes. Dice Gorgo que ni en África ha visto carreteras en estas condiciones, y mucho menos tan cerca de la capital.
Una vez en Tirana lo primero que hacemos es buscar alojamiento. El más barato es cuatro veces superior al hotel de ayer y preferimos seguir buscando. Dos horas dando vueltas y tan sólo encontramos uno algo, tampoco mucho, más barato, pero hasta las ocho y media no estará libre la habitación ¡claro claro!. Acabamos en el de las 6.000 pelas del principio. La habitación es doble y no cuádruple, por lo que Cholula y Rocinanta se quedan en la calle. A partir de las 8 y hasta las 7 de la mañana, como favor, nos las guardarán en el bar. No sólo perdimos tiempo en la búsqueda de hotel, sino también en la búsqueda de mercado. Hoy el horno no ha quedado para hacer bollos. La etapa ha sido larga, 127 Km., de los que más de 10 han sido por las calles de Tirana buscando un inexistente hotel asequible.
Miércoles 7 de agosto
Tirana
Tenemos que dejar la habitación entre las 10 y las 10 y media y recoger a las niñas a las 7. Como tantas veces las encadenamos y nos damos un garbeo a pie. Sin buscar aparecen supermercados y hoteles. Pedimos presupuesto en uno. 1.500 lek por noche, cuatro veces menos que el Anea Center. ¡Y estaba a menos de 500 metros!. Está claro que si buscas algo de forma urgente la desesperación te ciega los ojos. Aunque hemos desayunado bien, una especie de churros dulces guiñan el ojo a nuestros estómagos, ¡qué ricos!. Hoy parece que vemos las cosas con mejor color. Después de llamar a casa pensamos pedalear hasta Elbasan, pero una repentina tormenta cambia nuestros planes. Un fuerte viento arrastra el polvo que inunda las calles no sólo de Tirana sino de todas las ciudades albanesas. No son las 10 de la mañana y ya parece de noche. Esperamos bajo el balcón del hotel que deje de llover y el recepcionista nos invita a un café en el garito donde han dormido las bicis. No era un bar sino un Euro Bet, un local donde se hacen apuestas. Decidimos que hoy nos quedaremos en la capital pero en distinta cuadra.
En el centro de la ciudad hay una amplísima plaza presidida por la estatua de un bárbaro a caballo con cara de pocos amigos, y rodeándola, enormes edificios, el alto hotel Tirana Internacional y una curiosa mezquita. La parte que sostiene la cúpula está pintada de amarillo. Tiene un porche acristalado sostenido por columnas unidas por arcos de medio punto y cubierto por teja árabe. El único minarete es de piedra gris y el "cucurucho" es plateado pero con poco brillo. La plaza está llena de cambistas y nos preguntamos ¿a quién le cambiarán el dinero?. Los edificios nuevos tienen fachadas curiosamente policromadas, pero también abundan los viejos bastante desastrosos con los que comparten las calles, muchas de ellas llenas de escombros y basura y con profundos agujeros en el suelo, trampa para los peatones despistados. Centenares de chavales vendiendo tarjetas telefónicas y cajetillas de cigarros incluidos los de Karelia, la enigmática rubia que nos recibió a la entrada del país. Pensábamos que en una gran ciudad pasaríamos más desapercibidos, sin embargo la policía nos detuvo ayer en la calle para identificarnos. ¿Tanto cantamos?.
Los kebahs que vemos durante el paseo despiertan nuestro apetito. Elegimos un local de comida rápida llamado Everest que se encuentra en un semisótano. El camarero habla algo de inglés y nos avisa que la carne es de cerdo. Pelonchos y barbudos musulmanes seguros (es lo que habrá pensado). Para beber pedimos cerveza. Cerdo y alcohol, ¡menudos musulmanes!. Los precios anunciados fuera no coinciden con los de la carta pero al final eran los válidos. Por 700 lek (menos de 1000 cucas) nos inflamos de kebahs incluyendo medio litro de birra por barba, musulmana. Después buscamos sin éxito las breuas que sustituimos por dos cucuruchos ¡y pensaban los italianos que nos íbamos a quedar con las ganas!. Los sanos plátanos han pasado a la historia.
Hoy por fin vemos algún que otro guiri suelto. Mientras dibujo la mezquita se nos acerca una curiosa medio flipada. Como no fumamos nos da un caramelo. Nos enseña a dar los buenos días en su idioma, "min les", y las gracias, "fale mindeli". En el restaurante Venecia cenamos unos espaguetis a la boloñesa que estaban buenísimos.
Jueves 8 de agosto
Tirana - Elbasan 70 Km.
Terminamos de desayunar y cuando tenemos preparadas las alforjas comienza a llover, pero con ganas. Esto retrasa nuestra salida. Mejora el estado del firme. No es que vayamos a tirar "cobetes" pero nuestro zarandeado cuerpo lo agradece ya que los días anteriores fueron una tortura. El contacto con la montaña era inevitable y que mejor que un puerto de 11 Km. con tramos del 10 %. Los negros frutos de la zarzamora nos aportaron energías para afrontar estas duras rampas. Desde lo alto se ve medio país, e incluso el mar. Durante varios kilómetros vamos peinando la cresta de la montaña sin perder ni ganar altura. Nos cruzamos con otra boda. Da igual que día sea, aquí no esperan a fin de semana como en España. Al pie de la carretera están expuestos los productos de la tierra en espera que alguien se detenga para comprarlos. Llegan aquí transportados en pequeños burros que recuerdan a los de un belén. Un descenso de 13 Km. nos deja en Elbasan.
Comemos en el Rest. Kristoforidhi. El camarero dice que no tienen carta y no le damos importancia pues ya nos pasó el día que llegamos a Tirana y no hubo problema. Como no entiende lo que queremos al final saca la carta. Esto nos da que pensar que su intención era utilizar los clavos que tiene guardados en una caja por si llega algún extranjero desprevenido. No sabemos identificar la mitad de las cosas que hay en el menú y pedimos una que nombra algo de kebahs. Era una rica salsa de carne. La música mora y los cuadros de las mezquitas de Estambul y La Meca nos hace pensar que el dueño es musulmán. Es extraña la forma que tienen de negar las cosas estos albaneses: dicen que no a la vez que afirman con la cabeza. Es una cosa rara que te deja en duda.
Después de repeinar la ciudad buscando hotel barato, un policía nos dice que sólo hay dos: el alto, que es de la misma ornada que el de Shkodër, pero bastante más caro que aquel, y el de la entrada, nuevo y aunque del mismo precio (3.500 lek), tiene baño completo, televisión y aire acondicionado. Es el mejor de los que hemos estado, aunque nosotros preferimos menos comodidades y un precio más "lai".
El guardia que custodia la puerta del banco nos dice que si no hemos visto las tres piedras alineadas que hay en el suelo. Es un cachondo que tiene marcada la frontera de su territorio.
Cambiamos nuestros últimos euros en una oficina de las muchas que existen en todas las ciudades. Nos quedan menos de 5.000 lek. Demasiado apurados vamos, tendremos que echar mano de nuestros mimados dólares, ¡qué remedio!. A la sombra de las deterioradas murallas los jubilados juegan al tute albanés. Uno de ellos con gorrillo y pinta de judío, nos da la mano y nos dice unas palabras incomprensibles. En la ciudad hay muchas salas de billar, lo que nos recuerda a como Paul Newman se embolsaba los dólares que nosotros vamos a necesitar.
Cenamos en una pizzería pija, con forma de pirámide. El techo está formado con parqué donde hay empotrados focos alógenos que dan una luz tenue al local. La barra está en el centro y tiene forma circular. Los camareros llevan uniforme negro y atienden también las mesas de la terraza. Todos los clientes van bien arreglados menos dos. El negocio debe funcionar bien pues el sitio está abarrotado.
De los 70 Km. de hoy, 10 han sido buscando alojamiento por las calles de la ciudad.
Viernes 9 de agosto
Elbasan - Podradec 88 Km.
Me siento más ligero, ¿serán los gramos de barba menos que se quedaron anoche en el hotel?. La variante de Elbasan parece una pista de motocrós abandonada. La carretera asciende por el verde valle que forma el río Shkumbin. El firme puede pasar, en términos albaneses. A unos 30 Km. está Librazhd, el pueblo donde hacemos la parada de las cañas. La "litrosa" viene en un envase de plástico y con medio litro extra de cerveza. Los chavales nos miran curiosos. Los numerosos cambistas pululan en la calle. Estamos intrigados con este negocio. A la salida del pueblo nos encontramos con una carretera decente: aglomerado en caliente, señalización horizontal y vertical, biondas, 7 m de anchura, vamos, un lujo. Eso sí, se han excedido con las señales del 7 % de desnivel. Lo bueno dura sólo 20 Km., luego pasamos por un tramo en obras que vuelve a ralentizar nuestra marcha. Un chaval nos acompaña un rato, quería intercambiar su bici. Se interesa, como otra gente antes, por nuestras "gomas". Al verlas tan lisas piensan que están desgastadas. Salvamos un duro puerto de al menos 4 Km. y llegamos al gran lago Ohri, compartido con Macedonia. El restaurante Feniks fue el elegido entre los muchos que arañaban la orilla del lago. Todos tienen pescado a 600 lek. Los camareros quieren elegir lo que vas a comer y te niegan los platos que económicamente no les conviene. Muchos no tienen carta y los que la tienen, no tienen todos los platos que incluye. ¡Muy listos!, pero con nosotros van listos. Antes de sentarnos hemos rechazado tres o cuatro locales por no cumplir nuestros requisitos. El café de los posos se llama café turco.
Muy cerca de Podradec está el hotel restaurante Panorama. Los 1.500 lek que cuesta la habitación nos convencen para quedarnos. Está a la orilla del lago donde nos damos un baño tras instalarnos. Allí conozco a un griego, Cristo Chipro, que me da una paliza verbal. Por el olfato adivino que se ha tomado bastantes birras. Me cuenta que Ribaldo deja el Barça para irse al Milán y que Ronaldo viene al Madrid. Le digo que este año jugarán la final el Madrid y el Panatinaikos y se emociona. Me da su número de teléfono pero como no sabe español ni yo griego la cosa está más que clara, ¿catalabés?.
Sábado 10 de agosto
Podradec - Korçe 43 Km.
Da pereza abandonar la cama, pero Gorgo no perdona, es el que tira del carro. Pedaleamos los 2 Km. que nos separan de Podradec en busca de nuestro desayuno. Gorgo pregunta en varias tiendas donde no tienen leche. En una la encuentra, pero a granel dentro de botellas de coca-cola. Vemos un repartidor que las transporta en su bici dentro de una caja de botellas de vino. Frente a una iglesia ortodoxa encontramos nuestra Parmalat y un banco a la sombra donde degustarla. El lago Ohri está rodeado de montañas, lo que significa que para abandonarlo tenemos que cruzar una. La distancia no es larga, 3 Km., pero sí tiene rampas duras. Me daban ganas de agarrarme al trastocillo que subía algo más rápido que yo. A partir de ahí el terreno es casi totalmente llano, por lo que no tardamos en llegar a Korçe.
El presupuesto del primer hotel no es de nuestro agrado. El segundo tiene pinta de ser barato pero está cerrado por limpieza. Nos quedamos en el tercero, que es cutre pero barato, 1.000 lek. El dueño habla francés. No tenemos suficiente dinero para pagarle y como es sábado los bancos están cerrados, así que recurrimos a un cambista. Por 20 dólares nos da 2.700 lek. Después de pagar la cama nos sobran 2.000 lek que debemos administrar para comer y cenar hoy y desayunar mañana. Nos quedan menos de 40 Km. hasta la frontera griega y no queremos guarrear más con cambios.
Esta ciudad tiene una bella iglesia ortodoxa. Las calles más viejas están empedradas, su aspecto es bastante mejor de lo que hasta ahora habíamos visto. Hay otra iglesia ortodoxa pero se quedó sin terminar. Parece que ahora están pintando la fachada. Seguro que sería el hotel de Jorge Sánchez si pasara por aquí. La mezquita no tiene minarete y parece abandonada. Nuestra cutre habitación de nuestro cutre hotel, da a una terraza con vistas a la concurrida calle. El mantel que cubre la mesa no se lava desde el día en que se confeccionó. Nos sentamos un rato antes de cenar mientras la música que suena en la terraza de abajo juega con nuestras orejas. Esperemos que esta noche no se hunda el sospechoso suelo, cubierto por una sucia alfombra, que hay bajo las camas.
Hellas (Grecia)
Domingo 11 de agosto
Korçe - Kastoria 89 Km.
¡Vaya lujo de carretera que llevamos hoy!, tiene hasta un arcén de metro y medio. Lo malo es que el viento no ha sido nada perezoso. Al principio nos daba de costado pero luego nos ha guanteado la cara. Incluso ha caído un poquito de lluvia. Vemos más setas de hormigón que de costumbre (búnkers). Puede ser a causa de la cercana frontera, que ahora atravesamos con menos burocracia que a la entrada. Adiós Albania (se me olvidó preguntar a la flipada de Tirana como se dice en albanés).
Mi hermano dice que, como país pobre, Rumania se lo pareció más. El Ministerio de Asuntos Exteriores no recomendaba la visita a esta nación y no sabemos el porqué. Hemos pasado seis días aquí sin ningún tipo de problemas. La gente te observa al pasar pero no hay bandoleros en los caminos como se podría pensar.
En la frontera griega nos cuelan al ver nuestra nacionalidad. Hay un pueblo a 3 Km., Kristalopigi, es muy pequeño y no nos detenemos. A partir de aquí la carretera pica hacia abajo. Mejor así porque Eolo sigue sacudiéndonos en la jeta. El verde valle se estrecha hasta formar una garganta. Para salvar el obstáculo es cuando la carretera nos obsequia con una cuestecita. En los arcenes están sembrados una especie de buzones (tipo yanqui) de índole religiosa. Algunas casas tienen hasta ermita propia, ¡esto si es afición!. Otro repecho y llegamos a Kastoria, la ciudad de las 70 iglesias, que se encuentra a orillas del lago del mismo nombre. Es domingo y no tenemos euros. En un banco a la sombra acabamos con las provisiones. Una griega mellada nos aconseja el camping de Mesopotamia por localizarse en un "biutifol" lugar.
En la playa artificial, aún en obras, nos damos un refrescante baño con el permiso de los pelícanos. Lo extraño es que estamos solos. ¿Dónde están los chavalejos con las bicis?, ¡si hubiéramos pillado en nuestro tiempo este charco en lugar del de la Olla!. Vemos sólo un par de torres sobresaliendo de los tejados, ¿setenta iglesias?, parecen muchas. Atamos a las nenas y nos vamos a contarlas. Un apretón sirve para comprobar que tomaremos pocos cafés en Grecia. 250 pesetas son muchas pesetas por un par de sorbos de agua negra. La música ambiental nos traslada el pensamiento a un futuro cuando viajemos por Jamaica
Continuamos con nuestro aleatorio paseo. Sorprendentemente se nos van cruzando escondidas iglesias bizantinas y empezamos a creer lo de las 70. Encontramos una abierta, la del santo apóstol Elelousas, que no es de ladrillo visto como las anteriores, sino que está jalbegada con cal, excepto en algunos restos de frescos que originariamente la decoraban. El interior es flipante. Del techo de madera que parece se va a desprender, cuelga una lámpara de cristal. El irregular suelo lo forman rojas baldosas hexagonales de distinto tamaño. En las paredes hay frescos representando distintos personajes religiosos. Si llega a estar el cura le pedimos permiso para dormir aquí.
Una columna de soldados desfila hasta la bandera que ondea en un parque y presentan armas mientras ésta baja, luego vuelven al camión que les ha traído. Al caer la tarde nos vamos al encuentro de las encadenadas. ¡Sorpresa!, Rocinanta ha pinchado tras más de 3.000 km. Le damos aire a ver si aguanta y salimos pitando hacia las afueras de la ciudad donde hay un pequeño parque junto al lago. Montamos la tienda a "la luz" de la luna nueva y nos encamamos, los curiosos gatillos también querían pasar.
Lunes 12 de agosto
Kastoria - Perea 96 Km.
La primera tarea del día es arreglar el pinchazo de mi Roci y después buscar el desayuno. Sorprendentemente no hay leche en el Lidl. Compramos un litro de zumo para cada uno, un par de plátanos y un pastel de kiwi, ¡vaya jartón!. Subimos un puerto de unos 9 Km. y el premio fueron más de 20 casi en continuo descenso. En estas montañas debe haber osos pues en uno de los pueblos que atravesamos hay un centro de información sobre úrsidos. No hacemos parada hasta Amindeo, donde comemos. Unos curiosos chavales se nos acercan, de los cuales uno sabe algo de inglés, y se ofrecen a guiarnos hasta el lago Petron. Como se retiraba algo de nuestro camino seguimos hasta otro lago, el Vegoriti, de mayor tamaño. Perea es un pueblo que según el mapa está en la misma orilla. Negativo. Hay que subir una cuesta hasta él y luego bajar otra de un desnivel impresionante. El viento hace que haya oleaje. La orilla está desierta. Cuando nos acercamos vemos que el agua arrastra muchos sedimentos dándole un color casi negro y pasamos de bañarnos.
Empujamos las bicis hasta una ermita que había quedado entre el pueblo y el lago. Tiene una fuente con una goma que hace de improvisada ducha. También hacemos la colada, que no tarda en secarse con el viento que sopla. Tenemos intención de hacer aquí noche y como no venga ningún barbudo de alto gorro, larga sotana y prodigiosa barba, dormiremos en el interior del templo.
Avanzada la tarde comienzan a llegar beatas de forma escalonada. Seguro que debe haber misa hoy. Poco a poco se van juntando los feligreses. Llega un "seminarista" con pelo largo recogido en una coleta y más tarde dos barbudos con sotana. Nos sentamos en un banco exterior mirando el horizonte. Las montañas vigilan el lago. Cuando acaben la ceremonia cenaremos, pensamos, pero nuestros buches piensan otra cosa. La misa se va alargando, Niko hace sonar las campanas por segunda vez. Nunca hay dos sin tres, o sea que esto va para rato. Anochece y el fresco viento nos obliga a rebuscar en el fondo de las alforjas las olvidadas sudaderas.
Un hombre de unos 60 años quiere hablar con nosotros, pero sólo sabe heleno. ¿Catalabés?, me pregunta siempre al final, cosa que me recuerda al chaval del baño en el lago macedonio-albanés. Ante la insistencia entramos en la ermita, donde a la luz de las velas, sacerdotes y feligreses entonan por turnos cánticos ininteligibles. Nosotros nos quedamos en la antesala con Niko, el viejo "Catalabés" y unos chiquillos. Gorgo aprovecha para terminar su dibujo de "San Jordi" y yo leo un rato la novela del "Gran Hermano". La gente se interesa por la cualidad de dibujante de mi hermano.
Llevan más de dos horas de ceremonia y como no sabemos cuanto les queda nos salimos a dormir fuera. Anda si nos esperamos a cenar. Tendemos las esterillas y nos metemos en los sacos. Miles de estrellas decoran nuestro techo. Su luz junto con la de los pueblos circundantes al lago plasman en nuestras retinas una bellísima imagen. Al poco rato se acaba el duradero rito. Niko y el "seminarista" nos dicen que cuando salgan los "papas" pasemos dentro a dormir. También nos obsequian con pan y vino. El "seminarista" me enseña donde se apagan las luces y se marcha con el resto de la gente. La estancia queda tenuemente iluminada por las velas y nosotros plegamos los párpados hasta mañana.
Martes 13 de agosto
Perea - Nea Pella 76 Km.
Los 30 Km. que nos separan de Edessa caen fácil y rápidamente ya que la mayoría son en descenso. Mi hermano tiene marcado este pueblo en su mapa porque tiene unas cascadas. En torno a ellas hay un sombreado parque y un conjunto de escaleras facilitan el acceso. La zona más antigua de la ciudad se llama Varosi. Entramos en una gran iglesia cuya belleza interior supera a la exterior. Hay pinturas de tipo bizantino cubriendo la totalidad de los muros del templo. En la cúpula está Cristo, en el ábside la Virgen con el Niño, y en las paredes personajes y escenas bíblicas, como por ejemplo la última cena y el bautismo de Cristo. Llama la atención un gran trono de madera cuyos brazos son dos carneros alados y el respaldo un águila bicéfala con una gran corona. Los fieles tienen la costumbre al pasar a la Iglesia, además de persignarse, besar las imágenes que hay en la entrada. También colocan en un arenero largas y finas velas que nunca llegan a consumirse, pues alguien se encarga de apagarlas y tirarlas a una bolsa o cajón.
Continuamos camino hasta Nea Pella, el pueblo elegido al azar para pasar la noche. Una ermita rodeada por jardines y árboles tiene aspersores y una fuente. Está claro, hoy toca otra ducha gomera. Este pueblo debe vivir de la agricultura, pues en cada casa vemos un tractor. Paseando buscamos alojamiento. Vemos una iglesia, la escuela, un parque, el campo de fútbol y un instituto de enseñanza, el cual terminó siendo el elegido. Aunque estamos bajo techo montamos la tienda para olvidarnos de los mosquitos.
Miércoles 14 de agosto
Nea Pella - Agios Vassilios 79 Km.
Hay tramos que rodamos a 25 Km/h. Llevamos el turbo puesto. Damos una pasada de vértigo a un tractor como revancha de las que nos daban los de su especie en las cuestas albanesas. El tiempo ganado lo perdemos en los semáforos de Salónica. Nuestra visita a esta ciudad tiene como finalidad conseguir un permiso para entrar en el Monte Athos, una península habitada sólo por monjes y donde tienen prohibida la entrada las mujeres. Tras muchas vueltas (no hay información turística) y dos llamadas telefónicas vemos nuestro gozo en un pozo. La visita no es posible hasta el 22 de septiembre. Este contratiempo nos va a obligar a volver a Grecia, ya que ese pedazo de tierra, con dos mil y pico de altura, rodeada por el Egeo, es un tesoro que debemos descubrir.
En Thessaloniki vemos unos baños turcos "guaisers" y una iglesia con varias salas subterráneas. En el mercado-zoco compramos medio kilo de "uguas" para así recuperar las que no tomamos en año nuevo. Las vendedoras de tabaco (aquí no son niños como en Albania) salen a uña cuando llega una pareja de policías. Nos embuchamos unos kebahs y nos largamos, a trancas y barrancas, de la ciudad griega "favorita" de mi hermano.
Durante nuestro largo pedalear son muchos los perritos que han salido a saludarnos con no buenas intenciones. ¡Cómo tuviera su destino en mis manos, qué poquitos iban a quedar!.
Terminamos la jornada en Agios Vassilios, pero no hemos llegado por la carretera principal, sino por una secundaria. Vaya cuestecita, y la bajada no quiero decir nada. Un 14 % de desnivel. ¡Está la ruta para hacerla en sentido contrario!. Le hemos cogido el gustillo a las duchas gomeras y aquí en San Basilio nos damos la tercera consecutiva. Mientras se seca la colada escribo el parte del día y mi hermano hace un dibujo de Grecia en su cuadernillo de viaje. Una ráfaga de aire le vuela la postal de la que está copiando el mapa.
- Entre perros, aire y mosquitos me tienen frito - sentencia.
Hoy tenemos como opciones para dormir: la iglesia, un colegio y la ermita del cementerio. Al lado de ésta, en un parque, hay unos bancos unidos formando un hexágono con una mesa dentro. Un buen sitio para cenar. Damos cuenta del segundo pan que nos regalaron los paisanos de Perea, mientras tres jubilados hacen apuestas sobre nuestra nacionalidad. Por los altavoces de la iglesia suenan los cantos de los barbudos con coleta. Todos los días hay misa, ¡y será que son cortas!.
Cae la noche y para pasar lo más desapercibidos posible entramos al cementerio por la parte trasera. Casualmente en ese momento pasa la procesión. No queríamos que nos viese nadie y nos vio todo el pueblo.
Jueves 15 de agosto
Agios Vassilios - Nea Kerdilia 79 Km.
La noche ha sido tranquila pues en un cementerio nadie quiere entrar y los que están dentro no pueden salir. A las seis suena el reloj, llega una beata a colocar velas, ¿a qué hora se habrá levantado?. Recogemos y nos vamos al kiosco de madera a desayunar mientras los madrugadores preparan para hacer lo que parece una caldereta. Creo que si va a tener tiempo de cocerse la carne.
Rodamos a buena velocidad ya que la carretera y el tiempo lo permiten. En las dos primeras horas superamos bien los 40 Km. El velocímetro llega a los 27 Km/h en muchos tramos. Las iglesias por las que pasamos rebosan de fieles que escuchan los cantos de los "papas". Con la velocidad que está imponiendo el galgo Pantani no tardamos en llegar a Asprovalta, ya en la costa del Egeo. Gorgo ya estuvo aquí en su anterior viaje por Europa. Hasta ayer no había coincidido la ruta ni un solo metro. A partir de Salónica repetirá algún tramo hasta llegar a Estambul, punto donde se encuentra la segunda llave. En Asprovalta hacemos poco ruido, nos bebemos una birra nacional con cacahuetes y seguimos unos kilómetros más. Comemos en Nea Kerdilia, donde mi hermano se mosquea porque piensa que en la panadería, además del pan (1,50 euros), le han cobrado las velas que el panadero y su mujer encienden en la iglesia para pedir perdón por cobrar de más a los forasteros. A un kilómetro hay una playa desierta. Nos refrescamos en el Egeo. Al fondo nos parece ver la península del Monte Athos. Me había hecho demasiadas ilusiones y ahora me da un poco de rabia. Volvemos al pueblo pues aquí no hay sombras y Lorenzo abrasa nuestro pellejo, además esta playa tampoco es del otro mundo.
"El recolector" se encarga de aligerar peso a un solitario melocotonero que hay detrás de un restaurante. Ya tenemos postre para la cena. Hace calor y decidimos no continuar por hoy, mañana está sin empezar. La escuela se encuentra dominando el pueblo en la parte más elevada. Éste es un sitio tranquilo por lo que descartamos la iglesia para dormir.
Viernes 16 de agosto
Nea Kedilia - Nea Karvali 84 Km.
La carretera sigue la costa a base de falsos llanos. Otro día que nos ponemos el uniforme de galgo hasta que llegamos a los toboganes más pronunciados de Kavala. Un accidente de tráfico provoca una cola de vehículos de varios kilómetros de longitud. Ya vimos otro similar en la costa croata. Kavala es una ciudad grande a los pies de la sierra y bañada por el Egeo. En las puertas de un super un tipo nos saluda.
- Hola, ¿sois españoles?.
- Si, ¿tú también?.
- No, yo soy griego.
Su nombre es Constantinos y habla muy bien porque pasó 5 años en Madrid. Ahora viaja con su mujer en una pequeña motocicleta y se dirigen a Thassos, la cercana isla que hay frente a la costa.
Desde Dubrovnik no vemos un paisano, y ya han pasado días y países. La ciudad vieja ocupa una pequeña península bastante poco llana. Hay un viejo acueducto que Gorgo no recuerda haber visto. La liga antitanga censura los cartelas publicitarios de Bodyline. Desde las murallas del viejo castillo vemos un adelanto de los tejados del palacio Topkapì. En el parque anejo destaca la estatua ecuestre de un turco. Con lo mal que se llevan griegos y turcos nos extraña que nadie haya atentado contra ella. Nos damos un chapuzón y seguimos hasta un pueblo cercano a Nea Karvali. Casi seguro que dormiremos en los aledaños de su iglesia, pero como es temprano nos acercamos a la playa a refrescarnos y descansar. Por la noche, ya encamados y entre sueños, oímos música típica griega con un sonido parecido al de la bandurria.
Sábado 17 de agosto
Nea Karvali - Porto Lagos 73 Km.
A algo más de 40 Km, está Xanthi, un pueblo de buen tamaño. En el Lidl llenamos la despensa y nos vamos al centro. La iglesia, funcionalmente está acabada, pero la ornamentación tanto exterior como interior está a medias. Es bonita y cuando esté finalizada lo será mucho más. La religión musulmana debe estar extendida por aquí, pues hay numerosas mujeres vestidas de tal forma que sólo dejan ver sus caras y manos, ¡pasaran calor las pobres!.
El mercadillo del sábado está concurrido y nos perdemos un rato entre los puestos y la numerosa gente que viene de compras o simplemente a curiosear como nosotros. Hacía tiempo que no comíamos espaguetis. A lo mejor es temprano para comer porque todas las terrazas están llenas pero los clientes sólo beben, la mayoría cafés gigantes como el que me tomé cerca de Tirana (frapé).
Compramos un zapato nuevo a Cholula por 7 euros. Vemos de nuevo a Constantinos, que se dirige a Estambul. Con su motillo dice que puede hacer unos 200 Km. por día. Llegará bastante antes que nosotros, pero puede que volvamos a encontrarnos.
En Porto Lagos hay puerto de mar y un lago, pero además, millones de mosquitos. Las someras aguas de su playa cogen temperatura rápidamente pero lo malo es el cieno del fondo. Hay un pinar que da una buena sombra y si no fuese por los mosquitos el lugar sería de lo más recomendable. De momento estamos a salvo dentro de nuestros iglús. Mañana nos esperarán fuera para acribillarnos.
Domingo 18 de agosto
Porto Lagos - Nea Hili 96 Km.
Esta mañana no había tantos mosquitos esperándonos en la puerta como pensaba. Bastante fue ayer tarde cuando un retorcijón de tripas me obligó a salir de la madriguera para "jiñar". La nube de mosquitos que me rodeaba me acribilló el culo a picotazos. No me respetaron ni el "pijo". ¡Cuándo quieras vuelves!, me decían los muy "joeputas".
El pequeño bote de leche condensada La Lechera, no era leche condensada, sino líquida. No sé entonces para qué marcan el contenido en gramos. Nada más comenzar el pedaleo, a unos 3 Km., hacemos una parada para ver dos iglesias "flotando" en el agua. El acceso es mediante pasarelas. Son las 8 de la mañana y en la primera de ellas el cura está ya cantando misa. Son madrugadores estos ortodoxos. La segunda, más molona, tiene una tabla atravesada en la pasarela que conduce a ella. Suponemos que no está permitido pasar, nos aguantamos y seguimos nuestro camino. Yo siempre guardando las espaldas a mi hermano, o también se puede decir de otra manera, haciendo de lastre.
Paramos en la ciudad de Komotini. En su iglesia también hay misa. Estos curas en vez de repartir hostias dan pan de verdad. ¡El mismo cuerpo de Cristo que el de los agarrados católicos!. Mi hermano recuerda que tras el reparto de pan no queda mucha ceremonia, por lo que esperamos que termine para visitar el templo. Hay andamios en la bóveda para que trabaje el pintor "bizantino". Tiene que ser flipante ver una iglesia completamente llena de estas curiosas pinturas.
El llamativo nescafé frapé cuesta la friolera de 2'50 euros, nos quedaremos con las ganas, pues no está el presupuesto para gastar 400 calas en ese innecesario lujo.
Llevamos un par de días nublados, pero como no llueve nos viene bien para pedalear sin calor. Seguimos hasta Sapes donde paramos a comer. El pan que hemos comprado en Komotini ha costado 0'50 euros, tres veces menos que el que nos vendió el panadero ladrón de Nea Kerdilia. Hay que tener jeta y arriesgarte a que te llamen ladrón por robar un euro. Aunque en realidad no es un euro sino un euro por atraco. A muchos atracos, muchos euros. Pensará que así, algún día, podrá dejar la tienda y vivir de la fortuna amasada. Después de la minisiesta y el arreglo del pinchazo de Cholula (creo que debería estrenar ya el mocasín nuevo) nos ponemos de nuevo en marcha. Para llegar al mar hay que cruzar unas no muy altas sierras. El paisaje es parecido al de nuestra provincia natal. Ponemos la meta en Nea Hili, un pueblo cercano a Alexandroupolis. Uno de los porches de la iglesia se presenta como el más firme candidato para cobijarnos esta noche. Resuelto este tema bajamos a la playa para el aseo personal y como está nublado y sopla algo de viento no aguantamos mucho rato sobre la arena y volvemos a la iglesia donde hacemos las tareas de literatura y dibujo.
Enfrente hay una pizzería que nos viene de perlas para cenar. Nos ponemos de etiqueta para la ocasión: chanclas, pantalón corto y camisa de manga larga con alguna mancha difícil de quitar con el lavado a mano que le hacemos. ¡Vaya pintas!. El local es cómodo y acogedor pero nos cambia la cara cuando vemos que la cuenta trae un plus de 300 cucas, o 1'80 euros como debemos acostumbrarnos a pensar. Creemos que será el queso que nos ofreció el camarero para los "macarroni" (espaguetis en mi pueblo).
- ¿Van a tomar postre?
- No gracias, comeremos higos de ahí enfrente que son gratis.
Y camuflados por la oscuridad de la noche desvalijamos la higuera del cura.
Türkiye (Turquía)
Nea Hili - Kesan 83 Km.
Grecia nos despide con viento, ¡y anda que no se hacen duro los kilómetros con este compañero!. Nos adelanta un convoy del ejército. Esperamos que no haya comenzado la guerra greco-turca. No sólo hay movimiento de soldados sino también de grandes aves. La primera impresión me parecieron buitres, pero eran demasiados, luego pensé en grullas y finalmente, al medio ver el color blanco y negro, apuesté por cigüeñas. Lo raro es que hay cientos de ellas tratando de agruparse en el cielo.
El río Evros hace frontera entre griegos y turcos. En el puente hay dos líneas paralelas, una azul y otra roja, que pertenecen cada una a un país, y guardándolas hay soldados en garitas a ambos lados. Menos de 20 m separan a los chavales armados. Un cruce de cables y se puede formar un lío gordo. Es la primera frontera que vemos tan militarizada. Con el cambio de país superamos los 4.000 Km. de viaje.
Tras pagar la visa (10 euros) nos vamos a la taquilla "giris entry" para que nos sellen el pasaporte. Ya está todo en regla para entrar legalmente en Turquía (Türkiye), pero antes cambiaremos algo de dinero. Por 100 euros conseguimos 160 millones de su moneda. ¡Por fin somos millonarios!. No necesitamos ningún maletín para llevar tal cantidad de dinero, pues con 16 billetes de 10 millones nos han arreglado.
Un turco se interesa por nuestra procedencia y se sorprende de que hace menos de dos meses que salimos de Barcelona y que vamos hacia Istanbul, del que nos separan ya tan sólo 247 Km. En el cruce del primer pueblo hay varias gasolineras y restaurantes. Echamos el ojo a los precios de los platos y todos superan el millón. La carne llega hasta los 5 millones. ¡Vaya baile de millones!. Para nuestras cuentas le quitamos los 4 ceros a las cifras y nos quedan las pesetas (de toda la vida) aproximadas. Sopa de tomate, potaje de habichuelas y verduras, acompañado de arroz y de postre, un té (çay). No está como el té a la menta marroquí pero ya nos acostumbraremos a este nuevo sabor.
El que hizo el proyecto de la carretera no se complicó mucho. Ayudado por una regla dibujó una recta en el plano y mandó trabajar a las máquinas. El resultado: una montaña rusa que sube y baja continuamente. Lo peor no es esto, sino el jodío viento que no se cansa de soplar. Por fin llegamos a Kesan, una ciudad de considerable tamaño. De lejos destaca una mezquita con dos minaretes gemelos. Casualmente el hotel que pillamos está al lado (otel Can). Las nenas dormirán en el sótano y nosotros en el 2º piso. Los servicios y las duchas son compartidos. La habitación tiene tres camas, paredes empapeladas, suelo enmoquetado, pero no para pisar descalzo, y televisión con mando. Este lujo nos cuesta 25 millones (ya llevamos gastados 40). A este ritmo nuestra vasta fortuna pronto se esfumará.
Oímos al muecín cantar desde la cercana mezquita, que tiene un súper debajo. Repartidas por la ciudad hay varias esculturas de Mustafá Kemal (Ataturk), el padre de la moderna Turquía. Aún quedan algunas viejas casas de planta baja rodeadas de algunos edificios. Ya de noche, en la habitación el canto del muecín marca el inicio de nuestro merecido descanso.
Martes 20 de agosto
Kesan - Tekirdag 86 Km.
Vemos en televisión que hoy puede haber tormenta por la zona que andaremos. ¡Mal empieza el día!. Además, por la ventana, observamos como se mueven las ramas de los árboles, lo que significa que el incordiante viento de ayer continúa con la misma música. El recepcionista está sobao, dejamos la llave en el mostrador y bajamos al "cerrado" sótano a buscar a la Cholu y la Roci. Un vejete se interesa por el estado de la "goma" trasera de Cholula y nos dice que él tiene repuestos. Gorgo se acerca y resulta que son de segunda mano, o tercera. Al final lo convence y compra una por 300 cucas.
Al viento y a los toboganes hay que sumar la discontinuidad del buen estado del arcén, que hasta ahora es de una anchura envidiable. Probamos el melón que nos ofrece un chaval de los muchos que venden fruta al lado de la carretera. Gorgo salva la vida, de momento, a una tortuga que trata de cruzar la carretera. Ayer fueron bastante las que vimos aplastadas.
Lentamente van cayendo los kilómetros y a mediodía llegamos a Inecik, un pequeño pueblo con dos mezquitas; la vieja, que parece en desuso, es de piedra y la nueva, de hormigón. Los chiquillos salen de la "catequesis". Las niñas llevan pañuelo en la cabeza. Buscamos un sitio para comer y un niño parece decirme que le siga. Llega Gorgo y casualmente me lleva a la casa del chavalín. Sik Kasap es un pequeño local con tres o cuatro mesas, una nevera para guardar la carne, una báscula para pesar la que te vas a comer y una chimenea para evacuar el humo de la parrilla. Para completar el menú te asan unos pimientos verdes y te pican un tomate en un plato. Para beber tienen agua del grifo y coca-cola. Serik Sik, el pequeño, se encarga del tomate y su hermano Tahir Sik atiende las parrillas. El padre, Adnan Sik, les enseña el oficio. Éste me da una tarjeta. Comemos por 6'5 millones (unas 700 pelas), çay incluido y antes de irnos nos obsequian con un pan.
Tekirdag se encuentra a orillas del mar de Mármara. En la pronunciada bajada adelantamos a los pesados camiones que lentamente nos pasan en las subidas. Los 26 millones que nos piden en el hotel Yat nos parecen razonables para no andar perdiendo más tiempo buscando algo más económico. Al ver la habitación intuimos que ayer nos engañaron, pues la diferencia es abismal por sólo 20 duros más. La habitación es amplia, con moqueta limpia, televisión, teléfono, escritorio, sillón y mesa, terraza y baño completo.
Salimos con pantalón largo para así poder entrar en las mezquitas. Cerca del hotel hay una; nos descalzamos y pasamos. Nos sentamos sobre el suelo alfombrado mientras van entrando cada vez más fieles, es hora de la oración y nos salimos. Me sorprendo al ver que entran dos mujeres.
Como merienda nos zampamos un par de roscas de pan de sésamo y un té que, según la guía del Trotamundos, es bebida nacional y buenísimo. El precio del vaso es de 20 pelas, por esa razón pueden tomarlo a todas horas. ¡Anda y pide uno en Italia!.
Entre los edificios quedan viejas casas de madera deshabitadas. Tal vez en el pasado fueran todas así. No encontramos cámara de boquilla fina para Cholula, a ver si tenemos más suerte en Istanbul. Hay muchos locales de los que exhiben la comida para que elijan los clientes. En otros, un rollo de carne gira lentamente mientras se va asando. Gorgo empieza a tener hambre y volvemos al hotel a cenar, pues tenemos que ir acabando el excedente de pan que llevamos en las alforjas.
La recepcionista a cambiado de edad y de sexo, pero nos espera con la llave de la habitación en la mano. El botones nos abre la puerta del ascensor. No estamos nosotros acostumbrados a tantos mimos. En televisión vemos que hay inundaciones en alguna zona de Turquía, pero nuestro desconocimiento del idioma nos impide averiguar donde. Como vean estas noticias en España seguro que se acuerdan de nosotros.
Miércoles 21 de agosto
Tekirdag - Silivri 72 Km.
El pronóstico del tiempo es de lluvia en Estambul y como no esperamos llegar hoy no pensamos en sacar los olvidados chubasqueros. La rueda trasera de Cholula está pinchada y Gorgo decide cambiar de cámara y de cubierta. La que compró en Francia, y que ahora se queda junto a la papelera, seguro que llega a la llanta de otra bicicleta. A ver cuanto le dura a la Cholu la que estrena hoy de segunda mano.
A las afueras de Tekirdag vemos una mezquita guapa y paramos a fotografiarla. Gorgo dice que nos pongamos los cuatro, pues cuatro venimos juntos desde España. Está ubicada en una zona alta y subimos para verla de cerca. Un coche con dos individuos se detiene a nuestro lado. Son policías sin uniforme que nos piden el pasaporte. Uno parece muy nervioso e insiste en ver la cámara de fotos, y nosotros insistimos que "no foto". Hace una llamada telefónica y acto seguido "nos invitan" a acompañarlos a comisaría, que sólo estaba 150 m más abajo. Temían que hubiéramos tomado fotos de las instalaciones, o eso suponemos. No tuvimos mayor problema que esperar un buen rato dentro de un despacho. Allí se juntaron varios policías, también de paisano, y hablamos del Fenervache, Galatasaray y del Real Madrid mientras nos tomamos unos çays. Sacaron fotocopias de nuestros pasaportes, nos los devolvieron y seguimos camino tras estrechar las manos.
De nuevo vemos centenares de cigüeñas revoloteando, tal vez se estén agrupando para emigrar a África. La etapa se está dando mejor que ayer ya que hay menos cambios de rasante y el viento sopla con menos intensidad. En el camino nos sacamos otras dos fotos junto a mezquitas, mirando antes alrededor no vayamos a tener otro "percance". Llegamos al cruce de Edirne. A partir de aquí Gorguito vuelve a repetir camino. La meta está en Silivri, un pueblo junto a un río del mismo nombre y a orillas del mar de Mármara. Atamos las bicis en una plaza y buscamos el pienso diario. En lugar de çay, para postre, se nos antoja el contenido de una cazuela de barro. Era una especie de arroz con leche buenísimo y muy barato, sólo un millón. Al terminar, el camarero nos moja las manos en agua de colonia. Por menos de mil pelas comemos los dos y por mil más pasaremos la noche arriba, en el hotel Çiçek.
La habitación tiene dos camas, una mesa y un lavabo. El baño y la ducha están fuera, es un sitio viejo pero limpio. Como consigamos siempre estos precios poco vamos a pisar los campings. Muy cerca del hotel hay una vieja mezquita. Por lo visto, hasta ahora abundan más las nuevas. Nos descalzamos y meditamos un rato sobre su roja alfombra. La cúpula, de la que cuelgan ocho lámparas, está decorada con dibujos geométricos. El repetido diseño de la alfombra marca los lugares que deben ocupar los oradores. Exteriormente está rodeada por jardines con altos árboles que dificultan la admiración de sus formas. Gorgo tendrá que esperar mejor oportunidad para tomar una foto, y seguro que la tendrá, ya que mezquitas hay unas pocas.
Bañamos las manos en el mar de Mármara no sea que no tengamos otra ocasión. A pesar de ser pequeño no se logra ver la otra orilla.
Jueves 22 de agosto
Silivri - Estambul 72 Km.
Cualquiera se va sin pagar del hotel, ya que el recepcionista tiene chapada la puerta de salida y nos vemos obligados a despertarlo. Casi la totalidad de la etapa discurre por terreno urbano, pues las ciudades están prácticamente unidas hasta llegar a Estambul. El intenso tráfico abarrota los dos y tres carriles de cada sentido. Los "minibuses" hacen su carrera particular y tenemos que andar con mucho cuidado. Siguen los cambios de rasante, algunos muy pronunciados. Rocinanta alcanza los 67 Km/h bajando uno de los toboganes con más desnivel. Un vehículo nos lanza un chorro de agua al adelantarnos, es la segunda vez que nos pasa. No sé si son graciosos o nos desean buen viaje, como explica la guía del Trotamundos.
Después de muchos semáforos, cruzamos las antiguas y deterioradas murallas de Constantinopla. Ya hemos conseguido la segunda llave. Unos 4.300 Km. de pedaleo para unir las "agujas" de la Sagrada Familia con los minaretes de Santa Sofía y la Mezquita Azul. Nos hacemos unas fotos para inmortalizar el momento y nos dirigimos al Simbad Youth Hostel. Esta noche dormiremos en una habitación doble por 8 dólares cada uno y mañana nos cambiaremos a un dormitorio compartido por 5. Tres dólares por barba son 1.000 cucas menos por noche. Nos colocamos nuestros pantalones a prueba de mezquitas y salimos a callejear por la exótica Istanbul.
Probamos uno de esos bocadillos callejeros que preparan in situ. Después de 20 días vemos los primeros españoles, que por aquí son muy abundantes. Nos damos cuenta que lo de "giris" no se refiere a los extranjeros, sino que significa "entrada". Prácticamente dedicamos toda la tarde a deleitarnos con la Mezquita Azul (Sultanahmet camii). A las 5 pasamos al patio para oír al muecín. Son cinco veces al día las que llama a la oración: al alba, al mediodía, hacia las 4 de la tarde, al crepúsculo y dos horas más tarde. Mola ese cante "jondo", por lo menos a nosotros. El sultán Ahmet, quien la mandó construir, quería que fuese más grandiosa que Santa Sofía y pidió al arquitecto diseñarla con 6 minaretes. Entonces sólo la de La Meca tenía esa cantidad y para acallar a los contrarios ordenó alzar una séptima torre en ésta. Seis años se tardó en terminar el majestuoso templo. La altísima cúpula está sostenida por cuatro pilares de 5 m de diámetro y rodeada por cuatro semicúpulas, y éstas a su vez, por otras tres más pequeñas. Todas están pintadas con dibujos y letras árabes. En Turquía, afortunadamente, los no musulmanes podemos disfrutar de estas obras de arte. Las mujeres, además de descalzarse y tapar sus piernas, deben taparse también el cabello.
En las noches de verano hay un espectáculo gratuito con esta mezquita como protagonista. Como no vemos más que el movimiento de los trompos que los chavales intentan vender a los turistas, nos dirigimos a ver Santa Sofía, y es entonces cuando vemos una multitud de gente sentada en los bancos esperando el comienzo. Los imitamos y a los pocos minutos empieza el espectáculo de luz y sonido que ya no esperábamos. Lástima que la narración sea en inglés. Gorgo pilla muchas cosas pero yo tan sólo: "blue mosque".
Viernes 23 de agosto
Estambul
El truco del hotel completo: las habitaciones dobles son más caras que los dormitorios y casi todo el mundo los elige quedando libre las primeras. El engaño consiste en decir que los dormitorios están completos y que al día siguiente se va un grupo dejando camas vacías, debiendo esa noche dormir en una doble. Pues en nuestro caso pudo salirle el tiro por la culata ya que pedimos presupuesto en otro "hostel" y si hubiera sido más barato habrían perdido dos clientes por varias noches. El caso es que ya estamos en un dormitorio con tres literas y cero taquillas. La peña tendrá que dejar sus cosas tiradas por el suelo. De momento estamos solos, pero más sola estuvo la habitación anoche, ¡cómo picamos el anzuelo!. Este albergue es similar a los backpackers australianos. Abajo, junto a la recepción, hay un bar y servicio de internet. Tiene tres plantas de habitaciones, cada una con dos duchas, un lavabo y una taza. Habrá que evitar las horas punta. Arriba está la terraza con restaurante, donde puedes dormir en el saco por tres dólares. Lo malo es que llueva. Anoche había varios hippies que incluso habían montado las tiendas.
La primera tarea de hoy es ir al consulado de Irán a resolver lo de los visados y como es viernes, el día festivo musulmán, nos citan para mañana entre las 8'30 y 11'30 h. En principio parece que no hay problemas, tan sólo tardará 10 días y lo podremos recoger en Ánkara. Mañana veremos que pasa.
Queremos subir a la torre Gálata para tener una vista general de la ciudad y para ello debemos cruzar el Cuerno de Oro, un brazo de mar que penetra desde el estrecho del Bósforo. Hay cuatro puentes, el primero y más cercano, es el Yeni Galata Köprüsü, invadido por pescadores. Nos imaginábamos que había que pagar, pero no tanto: 600 pelas por asomarte a una terraza es demasiado abuso, y siempre que podemos los evitamos. Marcha atrás.
Este barrio parece una medina, donde la mayoría de los puestos son ferreterías. Entramos en lo que creemos es un antiguo caravasar, hoy transformado en taller. En turco, mezquita se dice camii. En Yeni camii está colgado el cartel de "no visit" y pensamos que es a causa del viernes. Nos vamos entonces al bazar egipcio o de las especias. A la entrada hay guardias que usan detectores de metal en las bolsas de los que pasan dentro. Hay muchos puestos de especias, pero muchos más de otros productos. Son dos calles techadas formando un ángulo recto. En los aledaños se han sumado incontables puestos "descapotables" además de los vendedores "móviles". Un estrecho laberinto de callejones nos conduce a Rüstem Pasa camii. Su interior está alicatado con azulejos florales. Ésta sí que es una mezquita azul. Como casi es la hora del rezo, no nos permiten estar dentro el tiempo que hubiéramos querido. Desde lo alto del patio observamos a un chavalín que prepara bocadillos vegetales. En una pequeña mesa plegable coloca los panes, huevos duros, una bolsa donde lleva perejil, cebolla y tomate, y otra donde deposita los desperdicios. También lleva unos quesitos y especias. En unos minutos nos prepara un par de bocatas por sólo 20 duros. Llevan tomate, cebolla, perejil, y un quesito ó un huevo duro. Higiénico no es, pero barato, ya me dirás. Con una rueda no anda un carro, así que, en la "cocina flotante" pedimos un bocadillo de pescado (150 cucas). Nos sentamos en las sillas de la "guardería" mirando el mar y ensilamos los desconocidos peces.
Volvemos a Yeni camii, pero ahora no podemos pasar ni al patio pues está lleno de fieles postrándose ante Alá. Haremos la digestión paseando. Süleymaniye camii es otra de las grandes mezquitas de Estambul. Tiene 4 minaretes, dos con dos balcones y los otros dos, más altos, con tres. En su construcción trabajaron 3.525 artesanos, de su cúpula, con 27 m de diámetro y 48'5 de altura, cuelga una lámpara de círculos concéntricos, similar a la de la Mezquita Azul, que ilumina una roja alfombra desde 3 m. Los creyentes se lavan cara, brazos y pies antes de entrar y luego oran de una forma gimnástica.
En Beyazit camii, la mezquita imperial más antigua de la ciudad, escuchamos en directo un concierto a capella de un muecín, y después nos paseamos por las concurridas calles techadas del Grand Bazaar, donde hay más españoles que turcos. A pesar de ello, el espectáculo nocturno de la Mezquita Azul, se alterna en turco, inglés, francés y alemán. ¡Qué se le va a hacer!.
Como casi esperábamos, el dormitorio sigue con sólo dos inquilinos. Por nosotros que siga así mientras estemos por aquí.
Hoy hemos cenado lahmacun (especie de pizza) y ayran (yogur líquido). El restaurante ha sido la calle. Estambul es una ciudad en la que hay que comer en la calle. Es inevitable pues los cientos de puestos callejeros, fijos y móviles, con la comida a la vista, hacen que uno no resista la tentación de probarla: carne, pescado, maíz, dulces, pan... de todo y por todas partes.
Los kilómetros que hemos hecho han sido a pie, pues Cholula y Rocinanta tienen permiso mientras permanezcamos en "la puerta de oriente".
Sábado 24 de agosto
Estambul
Volvemos al consulado de Irán. Rellenamos por duplicado una instancia, sacamos una fotocopia del pasaporte y junto con tres fotografías (que traíamos de España), es todo lo necesario, de momento, para solicitar el visado. A partir de 10 días podremos recogerlo, pero pedimos que sea en Ánkara, y nos dicen que no habrá problema. Allí nos tocará desembolsar los dólares americanos.
Nuruosmaniye camii, junto al Gran Bazar, está de reformas. El patio es distinto a todas, pues uno de sus lados forma un semicírculo. En el interior se aprecia el paso del tiempo en paredes y alfombras. Atravesamos el Gran Bazar que a pesar de su gran tamaño es de fácil orientación, ya que casi todas las calles son paralelas a lo largo y a lo ancho. Las bóvedas están decoradas con llamativos dibujos, y el suelo limpio como una patena.
Laleli camii tiene dos minaretes sin tejado. Un limpiabotas en edad infantil, como todos lo que vemos por aquí, nos acompaña con la esperanza de limpiarlos el calzado. No sabe, o no quiere saber, que este tipo de botas no necesita betún.
Valide Sultan camii, también de minaretes sin cucurucho, tiene el interior pintado al completo con dibujos de estilo islamista. Dentro la temperatura es ideal, la corriente que entra por las ventanas da la frescura que apetece un día caluroso como hoy.
Buscando un local de "habichuelas" terminamos en uno de pizzas. La carta refleja unos precios demasiado turísticos. Pedimos dos ensaladas y acto seguido nos traen una carta con precios rebajados. ¡Qué cachondos!. Seguro que cumplían las órdenes de su avaro jefe. Turista se asocia a dinero, y los turistas convencionales, para una vez que salen al año, no reparan tanto en gastos.
Fatih camii es otra de las grandes. Su arquitecto fue recompensado con la amputación de una mano y posteriormente de la cabeza. Y todo porque su cúpula tenía menos altura que la de Aya Sofía. Estos sultanes eran la hostia, total por unos metros de nada. Un supuesto profesor, de bastante edad, nos da unas explicaciones sobre esta mezquita. Dice que la zona que está en reformas es a causa de un terremoto (1.999) que la deterioró. Ahora pide una contribución para ayudar en su restauración. Sea verdad o mentira, más bien lo último, nos hacemos los duros. Podríamos apostar la vida a que dicha contribución es para su bolsillo. Cuando acaba con nosotros empieza con un moreno brasileño que acaba de llegar.
Delante de las mezquitas hay cementerios y mausoleos con sultanes enterrados. Al entrar en uno de ellos, el "paisa" de la puerta nos pregunta que de dónde somos y nos pide un donativo. Otro que se lleva un chasco. Encima que tiene un chollo de trabajo, todo el día sentado cuidando sólo que los turistas se descalcen y cubran el cabello, quiere dinero extra por ello. ¡Cómo que a mí me tiran billetes desde los coches cuando estoy pasando frío o calor currando en la carretera!.
Saldamos la deuda con Yeni camii. Tras la oración de la tarde, entramos y descubrimos que es de las mejores. Sus gruesos pilares están alicatados de arriba abajo con grandes azulejos florales, y su cúpula, semicúpulas y arcos, pintados con dibujos árabes. En el centro, como en todas las grandes, flota una gran lámpara de "globitos" de cristal. ¡Es alucinante!.
Los creyentes se sitúan con la cabeza baja frente al mihrat, el cual indica la dirección de La Meca. Con las manos extendidas, se llevan los pulgares a la parte trasera del lóbulo de las orejas, después bajan los brazos y cruzan las manos. Inclinan el tronco y apoyan los brazos sobre las rodillas. De nuevo arriba y luego se arrodillan de cabeza al suelo, se sientan sobre las piernas y otra vez la cabeza al suelo. Finalmente se ponen en pie y vuelven a empezar, exceptuando "las cosquillas" en las orejas. El ritual se repite cuatro veces acompañado, supongo, de una oración. En la última sentada giran la cabeza a la derecha, a la izquierda y se llevan las manos a la cara pasándolas de los ojos hacia abajo.
Los döner se sirven en medio chusco de pan relleno de carne asada, tomate, cebolla, pimiento y especias. El de los helados artesanos nos aprieta el impuesto turístico (en cuanto te descuidas un instante).
Sultanahmet camii es nuestro imán de Estambul. Todos los días acabamos frente a ella para darle las buenas noches. En el dormitorio tenemos dos nuevos compañeros, son dos mochileros belgas que llevan tres semanas en Turquía.
Domingo 25 de agosto
Estambul
Desayunamos en el parque frente a nuestra mezquita favorita y nos retratamos con ella al fondo. Detrás de Aya Sofía hay una calle con casas de madera pegadas a las murallas del palacio Topkapi. Una de ellas fue honrada por la visita de la reina Sofía (13-16 mayo 2000).
Animados por el "Trota" nos decidimos a visitar Topkapi. Gorgo pasa gratis con el carnet de estudiante y yo debo pagar la tarifa de adulto (1.500 pelas). Si se quieren ver el tesoro y el harén son otras 3.000 cucas. De los 36 sultanes de la dinastía otomana, 30 vivieron aquí, y cada uno hizo nuevas aportaciones a este palacio. A pesar de que "Trota" lo califica de uno de los más asombrosos del mundo, nosotros no salimos muy convencidos de ello. Como curiosidad, Gorgo traduce una carta del profeta expuesta en una sala:
"De Mahoma, el sirviente y Profeta de Alá, para Muqavas, jefe de la tribu Coptic; Hay seguridad para aquellos creyentes que siguen el camino correcto. Así pues, te invito a aceptar el Islam. Si lo aceptas, hallarás seguridad para tu trono, y ganarás dos veces más recompensa por haber introducido el Islam entre tus seguidores. Si rechazas la invitación, el pecado y la calamidad esperan a tu pueblo..."
En Santa Sofía no perdonan los 5 millones a Gorgo y yo vuelvo a cotizar 15 millones, pero si quieres ver la galería de mosaicos se deben pagar otros 15 más. Nada, que han visto filón y seguramente, dentro de algún tiempo, cobrarán hasta en las mezquitas. Aya Sofía fue el primer gran templo cristiano. Tras la toma de Constantinopla por los otomanos (1453) pasó a ser mezquita, y más recientemente (1935), Ataturk la convirtió en museo. Este templo es impresionante. Su cúpula de 32'5 m de diámetro se eleva a 56'6 m del suelo. No puedo describir con palabras su grandeza. Hay que verla in situ para apreciar de verdad su hermosa magnitud. Parece mentira que exteriormente parezca tan basta y luego guarde tanta belleza en su interior. El edificio original se quemó en el año 532, durante el reinado de Justiniano, quien mandó construirla de nuevo y sólo en cinco años fue abierta de nuevo al público. Los arquitectos fueron los griegos Artenio de Tralles e Isidoro de Mileto.
Como todas las noches, para volver al hostel, tenemos que cruzar la plaza del hipódromo, donde tan sólo quedan dos obeliscos que se salvaron de los saqueos tras la toma de Constantinopla. Los caballos que vimos en la basílica de San Marco en Venecia, procedían del palco imperial de este hipódromo.