La
tierra que nada
sabía de tí
Esas calles
que nada sabían de tí
me miraban pasar solitaria
oliendo la tierra de Agosto,
mirando los cerezos en flor
alzando sus brazos al cielo,
en una temprana primavera.
Y esos cerros
que no sabían tu nombre
ni del color de tus ojos
lo supieron cuando te nombraba,
y mis ojos
se mimetizaban con los tuyos
en ese caminar que no conociste.
El frío
del invierno que luchaba por quedarse
helaba mis manos, que buscaban las tuyas
en una caricia infinita,
para calmar esa tristeza que me envolvía,
en ese caminar angustioso
que me llevó a la tierra
que nada sabia de ti...
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