Recuperemos el Castillo de Santa
Catalina.
¡Está enterrado!
Con
la creación del Puerto de la Luz, Gran Canaria y también Canarias,
se convierte en un punto de referencia en la exportación frutera,
socialmente se crea una burguesía de exportadores, aguatenientes y
grandes y pequeños agricultores. La
producción cada vez más en auge de los productos hortofrutícolas
para la exportación, aumenta y como consecuencia, el almacenamiento
en puerto ocupando cada año un espacio cada vez mayor. Después
de la Primera Guerra Mundial, nace en la ciudad el deseo de volver
al dinamismo que había antes de la guerra, para ello las fuerzas
vivas de nuestra sociedad luchaban para atraer para el Puerto de la
Luz, el tráfico marítimo. Era de necesidad ampliar la capacidad
del mismo. Desde
1919, el tráfico portuario había de nuevo comenzado a ascender,
lográndose que desde 1923 hasta 1935 se mantuviese el tonelaje por
encima de los 8 millones de toneladas de Registro Bruto.
En 1927, se aprueba
un plan de ampliación del Puerto de la Luz, debido al Ingeniero Julio
Rodríguez Rodas. Se aplaza otro proyecto: el de hacer un muelle
frutero en la zona del Castillo de la Luz.
En
1932, el Ingeniero Antonio Artiles Gutiérrez, redactó el proyecto
de Muelle de Nuestra Señora del Pino, que hoy es la Base Naval, que
arrancaba desde la costa en el inicio del istmo, a la altura del
Castillo de Santa Catalina del que después hablaremos. Consistía
en un muelle en forma de "L" , que habría de proporcionar
800 metros más de línea de atraque, con calado de 8 a 9 metros y
una explanada de 6 hectáreas para zonas de servicios.
Las
obras se inician en 1935 y se terminaron 2 años después. Este
debía ser el muelle frutero para los plátanos y tomates y que
precisamente se sufragaría su coste con un impuesto a estas
mercancías. La construcción de este muelle supuso el
"enterramiento" del Castillo de Santa Catalina.
En
el año 1940, en medio de la conflagración mundial y como medida
militarmente estratégica, se crea en él la llamada "Base
Naval", todavía en uso.
Hoy
se reclama este muelle para destinarlo a la actividad de
"Cruceros ". Volvamos ahora al Castillo de Sana Catalina.
En
el año 1599, la ciudad es asaltada, quemada y destruida por la hordas
del Almirante holandés Van der Does. Las autoridades militares
locales se percataron del punto débil de la Bahía de Santa
Catalina (hoy playa de las Alcaravaneras). A partir de este suceso
se elevó el interés del rey Felipe III en el año de 1600,
ordenando con urgencia una serie de instalaciones militares para la
defensa de Gran Canaria.
En
1640 se finalizaba el torreón-fortaleza de Santa Catalina que
serviría de protección del desembarcadero por aquella playa.
El
astillo de Santa Catalina no ha desaparecido, sino que en la
construcción de el Muelle del Pino, hoy la Base Naval, por estar a
menor nivel, como se puede apreciar en vetustas fotos que circulan
por ahí, se optó por enterrarlo con arena traída de los arenales
próximos al lugar y allí en el subsuelo, está como dormido y eso
si, intacto, esperando que un cambio de planificación de la actual
Base Naval, lo vuelva a poner, como si dijéremos, a flote para
disfrute de nuestra ciudad, ya que uno de los fines de recuperación
del lugar, es para zona de ocio y esparcimiento.
¡Luchemos por la
recuperación de este monumento!.
|