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Juan de Frías ( ).
Fue el Obispo de San Marcial del Rubicón en Lanzarote, el principal
impulsor de la primera parte de la conquista de Gran Canaria con la
ayuda de la Religión Católica.
Trabajó la Bula Papal para recabar fondos eclesiásticos destinados al
establecimiento de la Iglesia en Gran Canaria y fue quien adjuntó a Juan
Rejón, el Deán Bermúdez.
Según describen algunos historiadores, "llegó a tratos con Tenesor
Semidán (Fernando Guanarteme), y a él se debe, sin duda, la
conversión al catolicismo de este personaje".
En vista de la importancia de la conquista y de las mejores
posibilidades que para la iglesia ofrecían los nuevos
"fieles", el Obispo Frías hizo todo lo posible y consiguió
el traslado de la sede del Rubicón a la nueva del Real de Las Palmas.
Se le atribuye la defensa y protección de los aborígenes, la mayoría
de los cuales habían firmado paces con los castellanos y a los que
"se debía respetar como españoles"; a otros injustamente
perseguidos por Pedro de Vera
después del asesinato de Peraza; y a los de La Palma, Tenerife y otras
islas llevados como esclavos a la Península como falsos prisioneros de
guerra, en muchas ocasiones.
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