EPIGRAMA


En un pueblo, he conocido
Un médico tan vulgar,
Que, en vez de curar enfermos,
Se dedicaba a ordeñar
El bolsillo de los pobres.
¿Señor, no es fatalidad?
Pero mucho ha mejorado,
Según me han dicho. Es capaz...,
Porque cura mucho y cura...
Y bien curado, además:
Curó tan bien, su bolsillo
Que ya no volvió a enfermar.