AIGRESIADE SAN CLEMENTE |
OS NOSOS SANTOS ORIXINAIS
A NOSA IGRESIA
PROGRAMA RELIGIOSO |
DIA |
HORA |
ACTIVIDADES |
DIA11 | 09:00 |
Misa pola maña |
20:00 |
Misa pola tarde | |
DIA 12 | 09:30 |
Misa pola maña |
12:00 |
Misa solemne en honor de San Clemente | |
DIA13 | 09:30 |
Misa pola maña |
12:00 |
Misa solemne no peirao en honor da Virxe do Carme Procesión Marítima e Ofrenda Floral |
HISTORIA DO NOSO SANTO
San Clemente fue el tercer sucesor de San Pedro (después
de Lino y Cleto) y gobernó a la Iglesia desde el año 93 hasta
el 101.
El año 96 escribió una carta a Los Corintios, que es el documento
Papal más antiguo que se conoce (Después de las cartas de San
Pedro). En esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer siempre
al Pontífice de Roma (Entre otras cosas dice: "el que se conserva
puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de
Dios y no una conquista nuestra").
Por ser cristiano fue desterrado por el emperador Trajano a Crimea (al sur de
Rusia) y condenado a trabajos forzados a picar piedra con otros dos mil cristianos.
Las actas antiguas dicen que estos le decían: "Ruega por nosotros
Clemente, para que seamos dignos de las promesas de Cristo".
San Ireneo (que vivió en el siglo segundo) dice que Clemente vio a los
santos apóstoles Pedro y Pablo y trató con ellos. Las Actas antiguas
añaden que allá en Crimea convirtió a muchísimos
paganos y los bautizó. Los obreros de la mina de mármol sufrían
mucho por la sed, porque la fuente de agua más cercana estaba a diez
kilómetros de distancia. El santo oró con fe y apareció
allí muy cerca una fuete de agua cristalina. Esto le dio más fama
de santidad y le permitió conseguir muchas conversiones más.
Un día las autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él
dijo que no adoraba sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y
para que los cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado
al cuello un hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su
cadáver a la orilla.
San Cirilo y San Metodio llevaron a Roma en el año 860 los restos de
San Clemente, los cuales fueron recibidos con gran solemnidad en la Ciudad Eterna,
y allá se conservan