Citas de Woody Allen Pág 1 - 2 - 3 - 4 - 5
En Beverly Hills no tiran la basura, la convierten en televisión.
En Estados Unidos no se acuerdan de la guerra con
España de 1898. Lo más viejo allí tiene diez años.
En mi casa mando yo, pero mi mujer toma las decisiones.
En realidad, prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre Dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire.
¿Existe el Infierno? ¿Existe Dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Ah, no olvidemos lo más importante: ¿Habrá mujeres allí?
Hay dos tipos de personas: los buenos y los malos. Los buenos duermen bien, pero los malos parece que se lo pasan mejor cuando están despiertos.
Hay peores cosas en la vida que en la muerte. Si has pasado una tarde con un vendedor de seguros sabes a lo que me refiero.
Hoy soy una estrella. ¿Qué seré mañana? ¿Un agujero negro?.
Hoy vi un crepúsculo rojo y gualda y pensé ¡Qué insignificante soy!. Naturalmente, también pensé eso ayer, y llovió. Me sentí asaltado por el odio hacia mí mismo, y proyecté de nuevo suicidarme... esta vez aspirando hondo cerca de un vendedor de seguros.
La CIA no se la juega, parte de sus hombres luchan con el presidente y otros luchan contra él.
La diferencia entre la muerte y el sexo es que la muerte es algo que puede hacer uno solo y sin que nadie se ría después de ti.
La mayoría del tiempo no me divierto mucho. El resto del tiempo no proporciono ninguna diversión a los demás.
La muerte de Freud, según Ernest Jones, fue el incidente que causó la ruptura definitiva entre Hemholtz y Freud, prueba de ello es que en muy contadas ocasiones volvieron a dirigirse la palabra.
La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la estatua de la Libertad.
La única manera de ser feliz es que te guste sufrir.
La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema.
Las mujeres más lindas resultan casi siempre las más aburridas, y ese es el por qué de que ciertas personas no crean en Dios.
Lo asombroso de cuando uno está enamorado es que experimenta un impulso de cantar. Hay que resistirlo a toda costa, y debe procurarse también que el macho ardiente no recite las letras de las canciones.
Lo que más odio es que me pidan perdón antes de pisarme.
Los estudiantes que logran la unidad no podrán luego salir por la puerta de clase.