Mateo 16:19 Y á ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Nosotros tenemos la clave para llegar al otro mundo y si no proclamamos la Palabra no conducirá a otros al cielo. Si hacemos que la Palabra corra libremente en la tierra, es posible que guíe a otros al otro mundo.
Todos nosotros tenemos diferentes llaves que abren diferentes cosas, pero solo una llave abre la puerta de su auto y de la misma manera solamente hay una llave o fe que abrirá el camino al otro mundo. Existe la fe intelectual, que consiste en: creer en Yeshua de la misma manera que cree usted en la existencia de George Washington. Puede usted creer en Yeshua, desde el punto de vista intelectual, pero no es esa a la clase de fe de la que estamos hablando en este caso.
La fe que salva es confiar en la sangre de Yeshua, sabiendo que es la que nos limpia de nuestro pecado. ¿Cómo es esto posible?
Cuando nos sentamos en una silla, lo hacemos pensando que podrá soportar nuestro peso. Esto es semejante a una fe o una confianza salvadora. Pero en lugar de ello, en este caso depositamos nuestra confianza en la sangre de Yeshua, creyendo que eliminará nuestro pecado. Todo cuanto nosotros tenemos que hacer es confesar nuestro pecado y afirmar nuestra creencia (con un corazón sincero) al Padre de que envió a Su Hijo a morir por nosotros. Esta es la llave que abre la puerta a la vida eterna y nosotros tenemos que declarar esto a otros aquí en la tierra. Aquellos que escuchan este mandamiento tendrán acceso al otro mundo. Sencillamente dígale al Padre:
Padre, te pido que perdones mis pecados, confío en que la sangre de Tu Hijo quita mi pecado. Te entrego mi vida y te doy gracias por Tu misericordia.
Mateo 16:20-21 Entonces mandó á sus discípulos que á nadie dijesen que él era Jesús el Cristo. Desde aquel tiempo comenzó Jesús á declarar á sus discípulos que le convenía ir á Jerusalem, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Yeshua comienza a revelarles el plan completo del Padre a ellos.
Mateo 16:22-23 Y Pedro, tomándolo aparte, comenzó á reprenderle, diciendo: Señor, ten compasión de ti: en ninguna manera esto te acontezca. Entonces él, volviéndose, dijo á Pedro: Quítate de delante de mí, Satanás; me eres escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres.
¡¡Yeshua tuvo que morir una vez por necesidad!!
Mateo 16:24 Entonces Jesús dijo á sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Es preciso que nosotros estemos dispuestos a sacrificar todo lo que podamos para seguir a Yeshua y, por lo tanto, al Padre.
Mateo 16:25-28 Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿de qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y perdiere su alma? O ¿qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará á cada uno conforme á sus obras. De cierto os digo: hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino.
Esto puede representar dos acontecimientos diferentes:
La transfiguración, de la que se habla en el próximo capítulo: Pedro, Santiago y Juan fueron testigos de este suceso.
Fíjese de qué modo lo describe Pedro.
2 Pedro 1:16-18 No os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señ-r Yeshua HaMashiach (Jesucristo) siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos Su majestad, pues cuando El recibió de Di-s Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz, que decía: "Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia." Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
Es posible que también estuviese hablando acerca de Juan, porque Juan habría de tener una visión de la Segunda venida cuando le fue hecha la Revelación de Yeshua.
Apo. 1:10 Estando yo en el Espíritu en el día del Señ-r oí detrás de mi una gran voz, como de trompeta.
Estos creyentes no estaban esperando ver regresar a Yeshua de inmediato y han sido tantísimos los que no han estado esperando Su regreso inmediato durante 2.000 años. Yeshua les dijo claramente que tendrían que hallarse en presencia de otros y que serían perseguidos. Pedro sabía que moriría antes de que regresase Yeshua. (2 Pedro 1:14)
Una de las señales que nos indica que el regreso del Mesías está cercano es: Israel se ha convertido de nuevo en una nación.
Mateo 16:32-33 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, á las puertas.
Mas al respecto en el capítulo 24.