c) DE LA FIDELIDAD EN LA LITURGIA
22. La fidelidad tiene un campo importante de acción en la liturgia; en la liturgia se expresa y se manifiesta la fe común que profesamos y se afirma y robustece la unidad. Eviten toda clase de arbitrariedades en esta materia. Las arbitrariedades en la liturgia suelen ser consecuencia de desviaciones doctrinales, de ignorancia de las normas, de descuido o menosprecio de las mismas; pero todas estas cosas inducen a falsas concepciones de la vida cristiana, repercuten negativamente en la vida de los fieles y no fomentan la unidad de la comunidad de los creyentes.
23. Serán fieles al espíritu y a la letra de la liturgia renovada; huirán de la arbitrariedad y del fixismo, de la creatividad caprichosa y del inmovilismo rutinario. Todos los que están obligados a usados estimarán, cuidarán y tratarán con veneración los Libros Litúrgicos aprobados por la Iglesia, que son los únicos que usarán en las celebraciones, y repasarán periódicamente las Ordenaciones del Misal Romano, de la Liturgia de las Horas y los Prenotandos de los Rituales Sacramentales.
24. El incondicional ha de valorar y enseñar a valorar a los cristianos las 'propias tradiciones en la liturgia y las devociones, sabiendo que responden adecuadamente a las necesidades del espíritu humano, si se viven correctamente. Han de valorar los gestos, los símbolos, las bellezas de las celebraciones litúrgicas y de la devoción popular.
Desde una liturgia bien vivida y hecha vida, el incondicional anunciará la sabiduría divina, la armonía con Dios y con toda la creación, la felicidad que es preparación para la bienaventuranza eterna, la paz que el mundo no puede dar, y valorarán la experiencia cristiana, que no es información intelectual. Así haremos también que no tenga peso la promesa de sabiduría, paz, armonía y autorrealización que prometen los nuevos movimientos religiosos que tanto daño hacen a los cristianos.