La postura de los grupos que formaron de la pasada Cumbre de Ginebra, dejó ver que las aristas para construir lo que algunos llaman la Sociedad de la Información, parte de la promoción de un modelo de mercado para la sociedad cuyos cimientos comienzan a construirse, a través de generación de un salto importante en el desarrollo tecnológico e informático de los país, particularmente en las comunidades más marginadas de sus respectivas sociedades.
Al salvar la brecha digital existente y con la ampliación de la conectividad y convergencia tecnológica, se pretende lograr la capacitación y desarrollo de la cultura digital entre las bases sociales de los países latino americanos.
Ahora bien ¿Cómo lograr tan ambiciosas metas que no hacen más que proponer el repentino arribo a nuestros países de la llamada Sociedad de la Información?
En este sentido, la idea es lograr la promulgación de leyes e implantación de propuestas que permitan proporcionar conectividad (voz y datos) a todas las comunidades como uno de los motores principales de desarrollo económico, social y humano, en esta nueva sociedad donde no encontramos en las organizaciones mejor capital que el conocimiento; es decir, la comprensión de sus fortalezas y debilidades ante una sociedad netamente competitiva.
Sin embargo, nos volvemos a preguntar ¿Cómo se construirá en nuestros países la Sociedad de la Información que necesita?; ciertamente no será a partir de esas políticas que frenen el avance de la brecha digital, la cual se suma ya a las previas desigualdades existentes, ni mucho menos se logrará con la visión etnocentrista, que ha guiado las acciones gubernamentales en el rubro, sino que debe considerarse como proceso la construcción social que incluya acciones y estrategias más allá de lo tecnológico y tocar, entre otros planos, el cultural, y el social.
Por el contrario, en el contexto de dependencia tecnológica, retardo educativo, deterioro del poder adquisitivo y desigualdad social en la cual nos encontramos, no es como puede generarse el ingreso a la Sociedad de la Información de sectores limitados de la población, con la exclusión de los grupos mayoritarios, mismos que históricamente han tenido acceso a las innovaciones tecnológicas en materia de telecomunicaciones.
En este sentido es mejor, plantear y poner en marcha políticas que, por una parte, atenúen los desequilibrios en la materia y, como se hace en otras latitudes, darse a la búsqueda de caminos alternos que frenen el desarrollo disparejo de la Sociedad de la Información para lograr una mayor equidad social en este ámbito.
Así, entre las acciones a seguir están, por ejemplo, la realización de “un diálogo estructurado por las partes interesadas” para “elaborar ciberestrategias encaminadas al logro de la Sociedad de la Información e intercambiar prácticas óptimas”.
Asimismo, se recomienda que en la definición e instrumentación de estrategias nacionales, los sectores correspondientes contemplen las necesidades e intereses locales y regionales, así como apoyar los proyectos que combinen el uso de los medios “tradicionales” y de las TIC’s.
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