KENDOU -EL FILO DEL HONOR
Muchas veces, al ver un anime ambientado en la historia pasada del Japón, uno se pregunta qué hay de ficción y de verdad tras los diferentes nombres de escuelas, técnicas y guerreros. Por ello, la presente información es referente al arte del manejo de la espada más conocido como kendou o kenjutsu y te ayudara a comprender un poco más sobre el mismo. Ésta es gracias a la colaboración de Gato666 que me proporcionó la información de este artículo. ^_~ Arigato!!
Conceptos Básicos
Las artes de combate se dividen en dos partes:
La parte externa, el
aspecto técnico, consiste en aprender golpes básicos, movimientos, ceremonias,
etc. Es decir, se aprende a combatir. La parte interna, por decirlo de modo
simplista, es la filosofía del combate heredada del budismo zen. Es aprender a
pensar, a considerar las cosas, a volverse uno con la técnica, con la espada, a
ver las cosas no solo con los ojos físicos, sino también con los ojos del
espíritu para despertar al guerrero que está dentro de todos nosotros.
En las escuelas de combate, el sufijo jutsu (arte o técnica) se aplica cuando en el estudio predomina la primera, la técnica, y el sufijo dou (camino o vida) cuando se inclina hacia lo segundo, la interiorización espiritual. Pese a que el entrenamiento debe equilibrar ambas partes, en el Japón Feudal se dio más importancia a la primera, y después de la II Guerra Mundial, a la segunda. Por eso, como acuerdo general, al hacer referencia a las artes de combate antiguas, uno las llama bujutsu (el arte del combate) y a las modernas, budo (el camino del combate). Aplicando esto al manejo de las espada, resulta en kendou, unión de los dos kanjis de ken (espada) y dou (camino). Estos mismos sufijos se aplican a todas las demás artes, y así tenemos aikujutsu-aikidou, kyujutsu-kyudou, etc.
Por su puesto eso no quiere decir que en los tiempos feudales no se les llamase también con el sufijo dou, que de hecho era la forma de referirse en general a toda actividad relacionada con el aspecto mental. Por otra parte, es necesario resaltar que algunos jutsu no llegaron a tener su equivalente dou, quizás porque su propia naturaleza lo impidiera. Tal es el caso del ninjutsu, "el arte de la furtividad", mediante el cual los ninjas aprendían sus habilidades; quizás porque el jutsu mencionado no sobrevivió a la Restauración Meiji.
Siguiendo con un poco de nomenclatura cuando uno
menciona a un practicante de artes marciales, suele añadir el sufijo
"ka" al nombre del arte. Así nombramos "karateka" al que
practica karate, "aikidouka" al que practica aikidou, "kendouka"
al que practica kendou. Este sufijo también está incorrectamente aplicado,
pues solo se usa para denominar a aquellos que han logrado la excelencia en la
practica de un arte de combate. De esa clase de personas hay muy pocas. En
Japón se usa muy raramente, y fuera de él ni siquiera deberá usarse. La forma
correcta de nombrar a alguien es, sencillamente, "practicante".
Entonces quien se entrena en kendou debe se llamado "practicante del kendou".
Para nosotros los occidentales, las artes del
combate, que nombramos incorrectamente como "artes marciales", son
algo que creemos conocer relativamente bien. Debido a la influencia de las
películas de acción, creemos que si sabemos artes marciales nos podremos
enfrentar a ocho tipos con metralletas y ganarles a todos sin dejar de contar
chistes ni ensuciarnos la ropa. Nada más lejos de la verdad. Si bien es cierto
que un hábil guerrero es capaz de vencer "a diez millones de
hombres", en palabras del maestro espadachín Musashi Miyamoto, las artes
marciales no son sólo golpear y ganar. Es más, ni siquiera deberían ser
llamadas artes marciales. Lo que aquí conocemos con ese nombre es en realidad
sólo el arte del combate, el bujutsu, ya mencionado arriba.
El estudio del combate no solo es aprender a combatir, es aprender a vivir. Por eso el budou, el camino del combate, es un arte y no un deporte competitivo. El objetivo de cada persona que lo practica es entenderlo y practicarlo así, es entender el arte del vivir, solamente entonces uno merece llamarse practicante del budou. Sólo entonces uno adquiere el derecho de empuñar, un arma, una espada. Ignorar la filosofía del budou es convertir los doujos en escuelas de asesinos, y a quienes practican en ellos a luchadores sanguinarios. Normalmente, cuando uno se entrena en algún arte de combate, la primera parte del entrenamiento se enfoca hacia el aspecto físico y a medida que uno asimila las diferentes técnicas y progresa, poco a poco pasa a enfocarse hacia el aspecto mental, el mismo que da al practicante de artes marciales su verdadero poder.
Escuelas de Combate
En Japón, concretamente en el período feudal, existían centros de instrucción sistemática donde el practicante podía aprender la teoría y la práctica del combate individual, sea con determinadas armas o sin ellas. Las crónicas japonesas del siglo IX en adelante, especialmente las del período Edo, coinciden en llamar a estos centros como "escuelas de técnicas del combate", en japonés bujutsu-ryu. Esta definición se aplica principalmente a los centros de instrucción a los cuales acudía el guerrero feudal, el bushi o samurai.
En sí, la definición, exacta de ryu es de una
escuela donde un experto reconocido públicamente enseñaba el uso de una
determinada arma, con un estilo particular y según unos determinados conceptos.
Esta definición no implica un único maestro por ryu. Las más conocidas y
frecuentadas, debido a su tamaño, eran dirigidas por un selecto grupo de
maestros enseñando el estilo de una escuela, incluso con el uso de diferentes
armas. Por ejemplo, la reconocida escuela Shinkage (escrito según la tradición
japonesa como Shinkage ryu), no sólo enseñaba el manejo de la espada, sino
además el de la lanza. El origen de los nombres con que cada escuela se
identificaba era diverso. Algunas recibían el nombre de su fundador, otras
adoptaban el nombre del clan que las patrocinaba. También solían tomar un
nombre, por lo general muy imaginativo, que se pensaba describiera su estilo y
estrategia o principio esotérico que era su distinción de los demás. Una
traducción aproximada del nombre de la famosa Ni To Ichi ryu, fundada por el
legendario gran maestro Musashi Miyamoto (probablemente el espadachín más
hábil de todos los tiempos), y que fue la primera que desarrolló técnicas
efectivas de combate con dos espada; vendría a ser precisamente "Dos (ni)
espadas (to) una (ichi) escuela (ryu)", o más precisamente "Una
escuela de dos espadas". Como nota de la habilidad y la fortaleza de
Musashi, basta decir que murió teniendo más de 60 años, en una época en la
que un guerrero no pasaba de los 30 y en la que una persona no combatiente ni
vivía más de 50 años.
Origen y Desarrollo de las Escuelas
La cultura japonesa feudal, eminentemente
marcial, fomentó la aparición de una gran cantidad de escuelas. La época
entre los siglos IX y XVIII, de grandes desórdenes, fueron el elemento que
hacía propicio y hasta necesario el nacimiento de las ryus. Esos fueron los
tiempos más gloriosos de la espada japonesa. Gilbertson, un conocido observador
occidental, aún conociendo el respeto que Europa rendía a la espada, las cuales llegaban a recibir nombres propios, señaló: "quizás no existía
un país en el mundo en donde la espada, esa arma caballeresca de todos los
tiempos, haya recibido en su época tanto honor y renombre como en
Japón". Los archivos japoneses registran que a finales del período
Tokugawa (fines del siglo XVII) existían en actividad más de 200 escuelas de
kenjutsu, junto con las de las artes derivadas de él: el tojutsu (otro nombre
del kenjutsu), el iaijutsu (el arte del desenvaine mortal de la espada), el
battoujutsu (el arte de cortar) y el tantojutsu (referido al manejo del la daga
corta), todas con gran número de estudiantes, principalmente afiliadas a algún
clan, o contratadas por los grupos rebeldes. En estas escuelas se enseñaba a
manejar la espada según los principios de su fundador, que muchas veces
variaban de una escuela a otra, especialmente en lo referido a posturas de
combate y técnicas específicas.
Precisamente, el estilo de combate del legendario
Kenshin Himura es una combinación de battojusu, iaijutsu y kenjutsu, cuyo
ataque básico es el corte largo (kiri) al cuerpo. Por otra parte, el estilo de
su eterno rival, Hajime Saitou, es una variante perfeccionada del estilo Mugen,
y combina las más poderosas técnicas del tipo estocada horizontal (hiratsuki)
con las del ataque rápido frontal, gracias a los cuales aplica muy hábilmente
su famoso Gatotsu. Cada uno de los estilos usa una de las dos formas básicas de
ataque con la espada, el corte y la estocada como elemento principal de combate,
sin que eso signifique que uno sea peor que el otro.
Tampoco una ryu se limitaba aun solo dojo.
Generalmente, las escuelas más grandes y conocidas tenían muchos dojos, comúnmente afiliados a los clanes más extensos que pagaban a los maestros por
la enseñanza adecuada de sus guerreros. Este sorprendente número de dojos
responde, como se ha señalado antes a las exigencias de esos duros tiempos en
los cuales la ley imperante solía ser la del más fuete. La vida, el honor y el
destino de cada uno se regía por la habilidad con que la katana fuera
empuñada. En esta época, desarrollar estilos y probarlos inmediatamente en
combate, a la vez que difundirlos era la clave para sobrevivir.
El origen de una ryu era muy diverso. En las primeras épocas del kenjutsu, una escuela comenzaba con un guerrero, generalmente veterano, que usaba la experiencia adquirida en el campo de batalla para desarrollar las técnicas y las estrategias básicas de su propio estilo de combate. En este punto era donde se diferenciaba a un maestro de quien no lo era. Hubo muchos guerreros con grandes habilidades, pero una ryu sólo podía sobrevivir si el que desarrolló sus patrones de combate era capaz de enseñarlos adecuadamente a sus discípulos, para que estos discípulos, una vez probados éstos métodos pudieran enseñarlos a otros. Es mucho más difícil enseñar que aprender. Pasado el tiempo, se volvió una práctica común entre los guerreros deseosos de ser maestros el estudiar en diferentes escuelas para luego enseñar sus propias interpretaciones estratégicas y conocimiento especializado. El futuro maestro, una vez completado el programa de instrucción de su clan, solicitaba un permiso para viajar y entrenarse, el cual era entregado junto con una carta de recomendación para facilitarle el camino, y a cambio hacía la solemne promesa de regresar a enseñar lo aprendido.
Este
guerrero ansioso de aumentar su prestigio y habilidad que le permitiría abrir
su propio dojo, fuente de sustanciales ingresos y posición social, viajaba de
localidad en localidad, desafiando a los más reconocidos maestros de cada
escuela, y si era derrotado, se declaraba alumno del vencedor para aprender de
él, hasta el momento en que hubiera obtenido el reconocimiento necesario para
ser considerado maestro. Por eso, se puede considerar que muchas escuelas
tenían estrategias y tradiciones similares, precisamente porque los maestros
coincidían en que éstas eran las definitivamente correctas. Un elemento
básico para la supervivencia de una escuela era la transmisión de su estilo de
combate, como se ha hecho notar antes. El discípulo que recibía el
conocimiento completo del estilo solía ser el hijo más capacitado del maestro.
Un niño nacido en una familia de maestros tenía la solemne obligación de
estudiar los principios de la escuela, con el fin de reemplazar eventualmente a
su padre. Ésta es una de las características básicas de una escuela: el
conocimiento jamás se pierde, ya que pasa de padres a hijos durante
generaciones. En el caso de que el maestro no tuviera descendencia, o que
por algún motivo su hijo no pudiera sucederle, la práctica común era la
adopción del discípulo más hábil, quien heredaba los documentos de la
escuela y su tradición, así como el nombre del profesor.
La Enseñanza de las ryus
En lo referente al programa de instrucción de
cada escuela, la costumbre en épocas anteriores a los Tokugawa era incluir la
enseñanza de los lados prácticos de un estilo, como las diferentes posturas y
los desplazamientos que eran la base de las técnicas para el combate, junto con
un entrenamiento especial para desarrollar elementos como el control mental, la
voluntad, la decisión y la extrema concentración que permitieran al samurai
desempeñarse adecuadamente en el campo de batalla. El objetivo era el
desarrollo total, de modo que el samurai pudiera luchar en cualquier terreno,
con cualquier arma disponible o sin ellas, contra cualquier número de enemigos,
sin tener problemas para ejecutar adecuadamente sus estrategias de combate. En
resumen, preparar al guerrero para todas la posibilidades del siempre
imprevisible combate real. Tras la llegada al poder de los Tokugawa, esto dio
paso a un enfoque más limitado, pero más especializado, del programa de
instrucción, de modo que el guerrero podía terminar a veces conociendo el uso
de sólo un arma, sea la espada o la lanza, pero su uso de tal arma era
soberbio.
Este énfasis en la especialización trajo un problema en el programa, pues la instrucción en algunas ryus fue afectada de tal modo que terminó favoreciendo a los aspectos externos del arte, como las posturas y las técnicas, a los internos como el control mental, la concentración, etc. Sobre la base de lo antes mencionado, se puede esbozar el programa de una escuela. Es de notar que en sí es similar al de los actuales dojos de kendo. En el especto externo y considerando que cada tema comprende teoría y práctica, incluiría ceremonias; conocimiento, mantenimiento y forma de llevar de las armas, desplazamientos, posturas básicas, técnicas básicas de ataque y contraataque. Luego vendría estrategia básica, ataques combinados y uso de la armadura, todo ello en intensos y repetitivos entrenamientos. Después se pasaría a combates de práctica, para finalmente iniciar el aprendizaje de técnicas más avanzadas al tiempo que se inicia la introducción a disciplinas especializadas, como el iaiajutsu y battojutsu. Todo ello completando un esquema integral: manejo de la espada (kenjutsu), desenvaine rápido (iaijutsu) y formas efectivas de cortar (battoujutsu).
En cuanto al aspecto interno y aunque dependía
de la época, como se ha resaltado antes, el alumno aprendería la doctrina
budista y confucionista, en la medida necesaria, o de la filosofía que la
escuela considerara que se ajustara a sus principios. Es de notar que la cultura
japonesa en general estaba (y sigue) unida fuertemente a principios esotéricos,
que se reflejaban en sus escuelas y se reflejan en gran parte de diversos
animes. En esos tiempos se consideraba que uno no merecía entrar en niveles
más altos si no había ganado la batalla más importante: la batalla contra uno
mismo. Los mejores samurais y maestros lo eran no por la perfección técnica,
debían haber dominado la disciplina espiritual. Esto tenía como meta proteger
al practicante de convertirse en un asesino incapaz de controlarse (como Udou
Jine y
Hitokiri Battousai), y naturalmente proteger a los que lo rodeaban. Este poema
de una samurai anónimo expresa claramente el núcleo de la doctrina:
Creí todo el tiempo |
que estaba aprendiendo cómo ganar, |
pero me doy cuenta ahora |
de que ganar no es más ni menos |
que perder |
Esto puede ser considerado
contrario a lo que comúnmente se toma como el espíritu de un guerrero, luchar
para ganar. Pero lo más valioso que el practicante debe llegar a entender
es que la victoria y la derrota son lo mismo, lo que importa es el combate. Una
vez alcanzado el dominio de sí mismo, con la mente despejada de cualquier tipo
de interés o pensamiento, cuando sólo existe la acción guiada por el
instinto, las técnicas de combate no se escogen, nacen y entonces el samurai se
convierte en su espada y su espada en él. Es en ese estado, al que Musashi
Miyamoto llama el vacío, cuando despierta el guerrero que todos llevamos
dentro, y se hace cargo de la situación. El guerrero no se equivoca, sea cual
fuere el resultado, está perfectamente realizado porque no hay cálculo o
interés en ello. En ese estado nace el ki, aquella extraordinaria energía que
permitió a los samurais atravesar ejércitos esgrimiendo la katana, con una
fuerza y velocidad que incluso sus peores rivales compararon con la de los
dioses.
La enseñanza del bushido (el camino del combate) trata de despertar al guerrero. Aquí, el vínculo con el budismo zen es claro, pues Buda significa "el que está despierto". El desarrollo de ambos aspectos, el bujutsu y el bushido, el arte y el camino del combate, era el objetivo de las ryus y clave para formar a un samurai completo. Sólo después de vencerse a sí mismo era que el samurai podía combatir en las innumerables batallas de su vida. Dos ejemplos notables de guerreros que fueron capaces de asimilar estos principios los encontramos en el filosófico maestro Seijuuro Hiko y en el frío justiciero Hajime Saitou.
Musashi escribe en el "Libro de los Cinco Círculos", en el Círculo del Agua, lo siguiente: hoy vencerás a los hombres de menor valía que la tuya y después, con entrenamiento y siguiendo este libro, vencerás a hombres superiores sin que tu corazón tiemble. Pero esto sólo se logra mediante un entrenamiento riguroso, como el mismo Musashi escribe: el camino está en el entrenamiento y la práctica. El vínculo entre ambos factores está en el kamisa; aquel lugar del dojo que muchos relacionan con el altar. El kamisa es todo, contiene la esencia de la ryu en sí, en él está presente el kami (esencia espiritual, equivalente japonés a un dios) de la ryu y del dojo, y tras él está el lema de la ryu, al pie del cual se coloca el daisho de la misma. Es la zona más sagrada del dojo y ante la cual se sienta el maestro de más alto rango presente. Además del kamisa, otra zona importante es la pared de honor. El kamisa está directamente frente a la entrada, mientras la pared de honor está a la derecha. En ella se colocan tablillas con los nombres de los alumnos, mientras las armas suelen estar en la pared izquierda o cerca del kamisa, al igual que los documentos de la escuela.
El Primer Combate que se debe ganar |
Diálogo entre el héroe nacional japonés Tokimune Hojo (1251-1284) y Kokushi Bukko, maestro Zen (1226-1286) |
Tokimune: Venerable Maestro, el peor enemigo en nuestra vida es la cobardía. Cómo podemos evitarla? |
Bukko: Corta la fuente de donde proviene. |
Tokimune: De dónde proviene? |
Bukko: Del mismo Tokimune. |
Tokimune: La cobardía es lo que más odio. Cómo puede venir de mí mismo? |
Bukko: Vamos a ver qué pasa contigo cuando mates a tu querido Tokimune. Te veré cuando lo hayas logrado. |
Tokimune: Cómo puedo lograr eso? |
Bukko: Silencia todos tus pensamientos. |
Fuente: Artículo de la revista Sugoi, escrito por Mario Rojas G.
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