Agua Buena
Lyly
Mayo-2-2002
Hoy he vuelto a recorrer tus calles de tierra, pueblo de mis recuerdos. Sólo cerré los ojos, y me remonté en el tiempo.
Allí, en esa casa lejana, donde se sentía la vida, donde todo tenía un diferente color. Mis quince años, plenos de vida, los ojos brillantes, la sonrisa que me acompañaba, las canciones que nunca se silenciaban. Quince años, cuando la vida aún era tan simple, tan llena de sueños.
El primer amor, la primera caricia furtiva, cuando aún se ponian rojas las mejillas por un beso robado. Cuántas veces mi nombre y su nombre quedaron grabados en un tronco de árbol, y cuántas veces nos vió aquella vieja iglesa silenciosa, caminar por sus jardines tomados de la mano.
Agua Buena, si hasta el nombre es bello.
Pueblo pequeño pegadito a la cordillera, mañanas en las que se siente el pasar de los caballos, las carretas arrastradas por bueyes, llevando las gavillas de trigo, o trayendo leña del monte.
Recuerdo a la querida tía, ya levantada a las 5 de la mañana..tiki tiki tiiiiiiiiki! el llamado a las gallinas, que llegaban corriendo, batiendo sus alas para recibir el grano. Carnaval de plumas, y cacareos locos, como comadres acordándose de alguna vecina...peleas y estrellones, hasta que llegaba don gallo y ponía orden. Luego el llamado a nosotros que nos negábamos a dejar las sábanas blancas y perfumadas a hierba buena...
.- Ya ya.....levantarseeeee!!! .- Tienen que ir a tomar la leche fresca ! Resongando salíamos de la cama, nos íbamos a la acequia para bañarnos......bbbbrrrrrr que agua fría! Pero que bien nos sentíamos después...
La tia esperaba, ya con sus baldes en la mano para buscar la leche que ella misma sacaba. La primera sacada, tibia, espumosa....ante las miradas indignadas de los pobres terneros que imagino rogaban que les dejáramos algo.
De vuelta a casa, el fogón ya encendido, el agua hirviendo, y la olla de greda negra, esperando para recibir la leche fresca. Aquella cocina de totora, con sus utensilios colgando de sus paredes barnizadas de humo.
El ruido que hacía la cuchara rústica de madera, revolviendo esa olla con leche, era para mí la mejor parte del rito del desayuno. El pan caliente, la mantequilla hecha en casa, los huevitos frescos...
.- Estos niñitos tienen que alimentarse bien .
Recuerdos.....vida que disfruté, ilusiones que forjé tantas veces sentada bajo un sauce, mientras veía correr el agua, agua perfumada, jugando entre las piedras....A los recuerdos se ha sumado la idealización que trae la lejanía. Pero esa lejanía, no distorsiona las imágenes, quizás si las hace mas claras y queridas.
Llegan hasta mi, voces, colores y perfumes. Ternuras que se fueron quedando en esa calle polvorienta. Calle de mi juventud, la parte mas hermosa de mi vida.
Debo volver a recorrer aquello, buscar mi nombre junto a otro, en los árboles
añosos. Mirar aquél estero en el que se bañaban los sauces....caminar buscando tesoros imaginarios, mirar el sol nacer allí, en la cordillera, recorrer la iglesia silenciosa, cuyos tímidos vitrales de tantos colores reflejaban los rayos del sol, la pequeña escuela...la adolescencia...la vida.
Agua Buena. San Fernando. Chile