UNA HISTORIA SIMPLE
Alejandra despertó con la sensación
de que algo grandioso ocurriría ese dia, sentía una extraña
inquietud. No llegando a explicarse el objeto de esos nervios, se fue
a la ducha como todos los dias, para tomar su desayuno e irse a
trabajar. El agua tibia sobre su cuerpo, logró despejar un poco su
ánimo.
Miró las noticias como siempre, mientras tomaba su café. No se daba
cuenta de lo que hablaban, tampoco escuchaba la voz de los suyos
cuando éstos decian algo, era tan raro que le hablaran, ya no le
parecía extraño, tan acostumbrada estaba al silencio. La miraron
curiosos, su hijo preguntó:
._ Qué te pasa mami ? Estás muy
distraida esta mañana.
Su esposo comentó, que era debido a la
hora tan tarde en que se iba a dormir.
Ella sonrió, sin contestar nada.
Encendió un cigarrillo, sin percatarse que ya había encendido uno
que se consumía en el cenicero...
Esa mañana, Alejandra puso mucha
dedicación al escojer la ropa que se pondría. Optó por un vestido
azul, que sin ser atrevido, enmarcaba y hacia lucir su cuerpo esbelto.
Su amatista, pendiente de una cadena de plata, lucía hermosa, y parecía
tener destellos especiales. Cepilló sus cabellos, y los dejó sueltos
en una melena que caía suave sobre sus hombros. No olvidó unas
gotitas de perfume tras sus orejas. Se miró complacida, a pesar de su
edad, lucía muy atractiva.
Se despidió de su hijo y esposo,
saliendo a tiempo para tomar el bus. Aún era temprano. La mañana
espléndida hizo que diera un rodeo para llegar a la parada del bus.
El aire matinal, la llenaba de energía, aunque a decir verdad, esa mañana
no la necesitaba, pues una sonrisa iluminaba sus ojos siempre tristes.
Pensó en alguien. No quería hacerlo, se había prometido a si misma,
no volver a pensar en él. No tenía caso. Muchas barreras los
separaban, mucho en la vida de ambos, como para seguir haciéndose
ilusiones. No se conocían, quizás nunca llegaran a conocerse, pero
se amaban, aunque nunca se lo confesaron, ella sabia que el la amaba,
tanto como ella a el. Pero se habían encontrado muy tarde, cuando ya
sus vidas estaban formadas. El se habia alejado poco a poco de ella,
no porque no la quisiera, si no, porque el amor que los unía, nunca
llegaría a cristalizarse.
Llegó a la parada del bus, justo a tiempo. Se sentó junto a la
ventana, el mirar afuera, la distraía de
sus pensamientos. A su lado se sentó una mujer ya anciana, china, que
la miraba curiosa con sus ojillos rasgados. Alejandra la miró entre
curiosa y sonriente. La anciana, respondió con un gesto amable, y le
dijo;
"la luz que llevas en los ojos, me
indica que hoy será un dia especial, no pienses en nada, la felicidad
siempre llega a nuestra vida, solo hay que esperar el momento preciso..."
Alejandra la miró incrédula, la mujer
al notarlo le dijo;
"Solo una mujer enamorada, tiene
ese brillo en los ojos, aunque no cubre la tristeza que los empaña..."
._Enamorada yo ? preguntó; ¿ por qué
me dice eso ?
._Ya no tengo edad para enamorarme, ademas, no soy
libre.
._ Entonces no me he equivocado, dijo
la anciana, no eres libre, pero el amor ha llegado a tu vida, el que
no seas libre, no es un impedimento para que te enamores de alguien
que quizás ha llegado a ser, el compañero de tu alma, y eso, no hay
cadenas que puedan impedirlo.
._ Nerviosa, Alejandra se puso de pie,
y despidiéndose de la anciana, se bajó del bus.
Caminaba distraída, no entendía esa
conversación con una extraña, ni como ella se habia dado cuenta de
lo que sentía.
Los libros que llevaba bajo el brazo, pesaban, se detuvo a
arreglarlos, pero con tan mala suerte, que
calleron todos al suelo. Se agachó a recogerlos, pero una mano se había
adelantado. Aún agachada, miró al hombre que también la miraba con
asombro.
._Perdón, dijo ella, fui muy descuidada, y muchas gracias por
ayudarme, no debió haberse molestado.
La mirada de el, seguía fija en su rostro, una expresión entre asombrada y
risueña, ponía en su boca,
una semi sonrisa...¿ irónica ?
De pronto ella sintió que una oleada
de sangre le subía a las mejillas, se sintió una colegiala ruborizándose
asi. Vió su mirada, la misma que tantas veces imaginó, le miró las
manos...!! Sus manos !! ! Era el !
Sin encontrar las palabras, solo atinó
a decir;
._ ¿ Eres tu ? ¿Qué haces aqui
? ¿Cuándo has llegado ?
El definitivamente se rio, con una risa
suave y entrecortada...
._Me preguntas, o me abrazas ?
Cayeron de nuevo los libros y se
abrazaron en mitad de la calle, mirándose, bebiéndose con los ojos,
murmurando sus nombres.
La mañana abría hermosa, brillante,
plena de sol. Caminaron tomados de la mano, hablando sin descansar,
queriendo saberlo todo.
._ ¿ Recuerdas que un dia me dijiste,
que lindo seria poder sentarnos a tomar un café y charlar hasta
quedar sin aliento ?
._ Si, lo recuerdo, y tu dijiste, ¿sólo
a tomar café y charlar ?
.- Y tu respondiste...si, y algunas galletas...
Se rieron a la vez...el café mas caro
del mundo...y la felicidad mas grande del mundo, también....
Lyly
enero-25-2002