Arqueo Aegyptos Las Moradas Para La Eternidad De Los Altos Dignatarios Del Antiguo Egipto
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Localización: Ajetatón, moderna Tell El-Amarna |
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La morada para la eternidad de Ahmose |
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Nos hallamos ante un funcionario que sirvió a las órdenes de uno de los faraones más increíbles del Antiguo Egipto. Ahmose era "Porta abanico a la derecha del rey", "Intendente del estado de Ajetatón" y "Escriba Real" de Su Majestad Neferjeprure Waen're Ajenatón.
Los años que vivió este funcionario, fueron los años dorados de la Ciudad del Horizonte de Atón, y su morada para la eternidad se halla en el área de Amarna. Consta, principalmente, de un pasillo alargado pero estrecho. Tallada finamente, es una de la moradas que primero se construyeron en la ciudad del sol.
Así como nos adentramos en ella, nos recibe Ahmose, el cual nos enseña las fórmulas que debemos pronunciar, así como los títulos que poseyó en vida. Tristemente, hoy día apenas se puede apreciar nada.
Un pasillo alberga a Ahmose adorando unos textos. Son los jeroglíficos que constituyen una versión corta del Himno a Atón. Ahmose aparece con el abanico sobre su hombro. Se puede apreciar la fiel silueta típica del arte amarna.
Nos asalta ahora una especie de azotea, cuyas superficies fueron revestidas con yeso blanco, aunque los artistas no terminaron de decorarla. Sin embargo, el pasillo tallado nos enseña al faraón Ajenatón, su esposa Nefertiti y tres de sus hijas adorando al disco solar, mientras que en la pared de enfrente, las escenas tan solo fueron esbozadas por el dibujante. Se nos muestra también una representación del palacio real. Vemos aquí efigies de Ajenatón y su esposa, situadas ante dos altas columnas. Un altar se coloca en el centro de la sala, mientras que tras ellos, se hallan una cohorte de músicos y bailarines.
También podemos admirar una representación de una división del ejército de Ajenatón. Un funcionario, en señal de adoración, se halla ante el carro real. En frente de cada línea de soldados, se hallan una formación de soldados nubios, sirios y libios. Un oficial. portando una trompeta, y otro con un bastón de mando se colocan ante cada hilera de combatientes. Sobre este registro, y aún en tinta roja, se ve a la Doble Pareja real. El faraón monta a caballo, mientras la reina está sobre su carro.
Otro registro inacabado nos muestra el palacio real. En un extremo, se halla el dormitorio del rey, y en el centro, un grupo de mujeres tocando instrumentos musicales. Vemos a una de las hijas sentada en el regazo de la reina.
En otro punto, una estela tallada se nos muestra ilegible. Al fondo, podemos ver un serdab en el centro de la estancia. La estatua sedente es de Ahmose, aunque está irreconocible. Vemos un pilón reservado para hacer las libaciones, situado frente a la estatua.
Lo más atenuante, son las pintadas en las paredes, y que datan del período griego. Durante los años ptolemaicos, tuvo lugar una avalancha de visitantes, rozando la imbecilidad, que no tuvieron otra cosa mejor que hacer sino dejar constancia de la estupidez que los movió a llevar a cabo semejante acto.
Pese a todo, Ahmose debió ser un hombre fiel a su rey, y desde luego su rey, Ajenatón, tuvo que quedar muy satisfecho de los servicios que el funcionario tuvo con su país. Por ello, su morada para la eternidad es digna de todo un alto dignatario del Antiguo Egipto.
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Arriba, Ahmose adorando al Himno a Atón. Abajo, reconstrucción de escena.
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Una división de soldados.
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Una estatua de Ahmose en su serdab |
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-Amenofhis |