Arqueo Aegyptos Grandes Nombres Del Antiguo Egipto Hapuseneb El Soporte De Una Reina |
||
|
||
Texto por Amenofhis III |
||
|
Hapuseneb fue un hombre que vivió bajo los reinados de Thutmosis I, Thutmosis II y la gran reina faraón Hatshepsut. Su procedencia no está demasiado clara, pero sabemos que su familia ya estaba instalada en la corte real. Su padre era Hapu, que era sacerdote lector en la Morada de Dios, que es Karnak. Su madre era Iahotep, y tenía el título de nodriza real. Este era un gran privilegio, puesto que Iahotep estaba encargada de amamantar a los príncipes reales, lo cual les daba un vínculo directo con el faraón y su gran esposa real. Así pues, es sabido que la hija de la nodriza llegaba a alcanzar el título de "hermana del rey", puesto que ese vínculo se había materializado en un acto tan sagrado como el vínculo que tan solo otorga la sangre. Era el hermano de Hapuseneb, un noble hombre de nombre Siamón, que sirvió en el Santuario de Karnak; y una hermana llamada Ahmose. Se cree que pudo haber sido su propia esposa, aunque no está demasiado claro. Sus hijos estuvieron así mismo vinculados al servicio de los santuarios, dos como sacerdotes del culto de Thutmosis I y dos hijas que fueron cantoras de Amón. Hapuseneb ya ocupaba un cargo en Karnak bajo el reinado de Thutmosis I, pero cuando la reina Hatshepsut llega al poder, ésta lo coloca bajo el mando del santuario, concediéndole el título de Inspector de todos los trabajos de la morada de Amón e Inspector de Ipet Isut (Karnak), de la casa de Amón y de toda la tierra de Amón. Así pues, vemos a Hapuseneb convertido en el Primer Profeta de Amón, cargo que ostentó hasta el final de sus días. Sus tareas no solo se agolpaban en el interior de Karnak, una gran extensión, sino que ello implicaba el control de los demás santuarios, incluyendo el de la ciudad de Iunu, lo que lo convertía en el Inspector de los Santuarios e Inspector de los Profetas del Alto y del Bajo País. Bajo su mando recayó la responsabilidad de administrar y controlar los santuarios y los ritos que en ellos se celebraban. Su calidad como controlador le valió los títulos de Noble, Compañero del Rey (Hatshepsut), Gran Compañero, Amado del Rey y Portador del Sello Real. Para llevar a buen puerto su empresa, supo rodearse de fieles subordinados capaces de acatar sus órdenes con la máxima fidelidad. En poco tiempo, Hapuseneb alcanza la máxima cota a la que podía aspirar, siendo nombrado Gobernador del Bajo País y Visir de las Dos Tierras. Con estos títulos, no cabe duda de que Hapuseneb no solo fue un hombre envidiado, sino que su vida diaria debía ser de una gran responsabilidad. Su misión no solo se encerraba en el interior de los muros sagrados, sino que el buen funcionar del país estaba bajo su tutela. Con estos títulos, Hapuseneb debía reunirse diariamente con el Faraón, puesto que ahora formaba parte de su Consejo. De aquí podemos deducir sin temor a equivocarnos, que Hapuseneb ayudó en gran parte, junto con Senenmut, a que los logros llevados a cabo por la reina de Egipto fuesen posibles. El hecho de que Hatshepsut depositara en él tanta confianza, le otorga el derecho a un poder que el funcionario supo utilizar en buen grado. La Morada para la Eternidad de Hapuseneb se halla en lo que es hoy la aldea de Gurna. Posee una única cámara, situada al oeste, donde se pueden leer los títulos del funcionario, así como visionar a los hijos ofrendando al Ka de su padre. Aquí, podemos ver como orgulloso y satisfecho, Hapuseneb cuenta parte de su vida: "Serví la Horus, Señor de las Dos Tierras, seguí las instrucciones que me daba y jamás desobedecí la voluntad del Señor del Doble País, me consagré a sus enseñanzas y jamás fui objeto de reproche por mis cortesanos... Vine aquí con los favores del rey y descanso en el Amenti. Mi alma está en el cielo, mi cuerpo en mi morada para la eternidad; estoy unido a Dios después de haberle sido siempre fiel. He aquí mi voluntad para los que están en la tierra, que inclinen su mano hacia mi, recordando mi nombre y que hagan para mi las más bellas ofrendas que se deben hacer a un hombre de bien..." La existencia de Hapuseneb fue de gran importancia para las hazañas de Hatshepsut, dado que no fue otro sino el propio dios Amón quien la eligió como Soberano de las Dos Tierras, no podía ser de otra forma que el representante del dios no fuese sino un hombre de gran peso e importancia. Dado que los antiguos egipcios no dejaban constancia del momento del fallecimiento, ni las causas debidas a este, no se sabe con exactitud cuando fallece Hapuseneb, pero hay indicios que hacen pensar que bien pudo ocurrir en el vigésimo nono año de reinado de la gran Reina Faraón Hatshepsut. |
|
|
||
© 2005, Amenhotep III (Luis Gonzalez Gonzalez) Amenofhis_29@hotmail.com |