Arqueo Aegyptos

Iunu

La Ciudad Del Sol


 
 

Texto por Amenofhis III

La ciudad de Iunu, la Heliópolis de los antiguos griegos, fue una de los tres pilares del Antiguo Egipto, junto con Tebas y Menfis. Fue la capital del nomo XIII del Bajo Egipto, y no solo fue la ciudad donde se formó la primera teoría de la creación en la Historia de la Humanidad, sino que fue como la Salamanca de Egipto, donde se aprendía astronomía, ciencias y se formaban los mejores y más destacados sabios de todo el reino. Desde las primeras Dinastías, el centro religioso de Iunu fue el lugar de donde partiría la herencia faraónica. No obstante, del legado que abarca el predinástico hasta el período romano, no se ha podido conservar ni una sola ruina de esta ciudad solar. Sabemos por referencia, como los Santuarios Solares de Abu-Gurob el modelo aproximado del aspecto de los santuarios y los edificios principales. Eran un reflejo de Iunu del cual solo el Faraón era el beneficiario.

A lo largo de su historia, Abydos no solo formó parte del culto a la creencia de un Más Allá, sino que cuando los derechos que otorgaban la inmortalidad llegaron hasta el pueblo llano, y tanto el rey como todos y cada uno de sus súbditos podían beneficiarse de ese privilegio, Abydos se engrandeció de forma señalada. Los sacerdotes de la VI Dinastía tuvieron allí sus moradas para la eternidad. Los vestigios que nos están llegando gracias a los trabajos arqueológicos van desde las ruinas de los complejos de Senwosret II hasta los edificios levantados por Ramsés II. Toda una herencia de riqueza incalculable.

Los Santuarios que se levantaron durante la V Dinastía fueron sacados de los modelos que había en Iunu. Su característica fundamental es el podium con forma de mastaba, que recordaba el montículo primigéneo de donde surgió la creación. Sobre esta mastaba, que estaba construida en piedra caliza, se erigía un obelisco, el símbolo del culto solar. En lo alto del obelisco, se habrían colocado una especie de objeto cónico que recibía el nombre de ben-ben, y que hasta nosotros nos han llegado algunos ejemplos, como el que se halló en la pirámide de Amenenhat I, y que estuvo recubierto de electro. Junto al obelisco, había un gran altar de piedra, rodeado de cuatro bloques en forma del jeroglífico "Hotep", y estaban orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. "Hotep" se puede traducir por "paz", "satisfecho" ó tambien por "ofrecimiento". Jugando con la dualidad de la palabra, tan común en el Antiguo Egipto, podemos deducir que el altar se llamaba "Ra está satisfecho".

Una vez llegado el Imperio Nuevo, Iunu se vio retirada a un segundo plano por la ciudad de Waset, Tebas. Aún así, siendo Amón la divinidad suprema de Egipto, necesitó la ayuda de Iunu para poder gobernar en las Dos Tierras, pasando a ser Amón-Ra. Durante el Imperio Nuevo, fueron algunos los monarcas que vieron el peligro que suponía conceder todo el poder a la casta sacerdotal, como Thutmosis IV, Amen-HotepIII, el propio Ajenatón ó Ramsés II. Sin embargo, cuando finaliza el reinado del último ramésida, la ciudad de Iunu declinó hasta su destrucción en el año525 a.C, con la llegada de los persas, que asolaron la ciudad. Durante los períodos griego y romano, algunas de las estructuras fundamentales y sobre todo su reputación como sede primigénea, estaban reconstruidas, pero ya nunca volvió a ser lo mismo. Strabón la visitó en el Siglo I a.C, y dos tercios de la población ya habían abandonado la ciudad. En el Siglo I d.C, los santuarios y obeliscos que cantaban la grandeza y obra de Atum-Ra, habían viajado hasta Alejandría. El resto de la ciudad se expandió por todo Egipto, y sobre todo, en El Cairo, puesto que a Egipto habían llegado los "desmanteladores", que piedra a piedra, terminaron de derruir el sueño de los dioses.

 

 

 
 

© 2005, AmenofhisIII (Luis Gonzalez Gonzalez) Amenofhis_29@hotmail.com