IV
DECEPCIÓN
La celebración de
los compromisos continuó con un opulento banquete, en el que todos los
jóvenes tuvieron que disimular su estado anímico para no desentonar
con la formalidad de sus familiares.
Afortunadamente
el siguiente paso del rito era que cada pareja hablara a solas mientras
sus familias hacían acuerdos y planificaban su futuro. Era en ese momento
en que muchos se echaban a llorar o reían a carcajadas.
En el caso de esta
generación no hubo carcajadas. Ni siquiera Vleis y Safo estaban del
todo contentos. Con la alegría de haber sido destinados a permanecer
juntos se mezclaba las frustración de tener que separarse de Cárax.
_ Él acertó. -
dijo Vleis - Lo han comprometido con una aspirante a Señora de las Ciencias.
Seguramente los enviaran a los dos a las Cámaras Vitales.
_ ¿Y nosotros?-
preguntó Safo inquieta.
_ Bueno, Tú eres
aspirante a hechicera, así que iras a las Cámaras de los Arcanos y yo
iré a las Cámaras de los Ancestros. Así que aunque no vivamos juntos,
los tres seguiremos en la misma ciudad.
_ Y llegaremos a
ser Altos Señores... - intervino alegremente Cárax acercándose al rincón
de la terraza donde sus compañeros hablaban.
_ ¡¿Qué haces aquí?!,
- le dijeron sorprendidos- se supone que debes estar con tu pareja...
_ Ya hablamos bastante.
Además ella está tan triste como yo de dejar a sus amigos y se fue a
hablar con de ellos.
_ Al menos te comprenderá.
_ Sí, es una chica
agradable, siempre me pareció simpática pero... -abrazó a sus compañeros-
odio dejarlos muchachos. Hasta Akai está deprimida... - su pequeña dragón
se acercó llorando, Aoi y Shiroi saltaron a su lado para consolarla.
_ ¿Qué nos pasa?-
exclamó Vleis para ahuyentar la tristeza- ¡Aun falta tiempo para que
nuestros compromisos se concreten, aun nos queda algún tiempo juntos!...
¡aprovechémoslo al máximo!
_ ¡Sí! - apoyó entusiasmándose
Cárax- y para empezar, ¿Por qué no nos largamos de una vez?, esta ceremonia
me tiene aburrido.
_ ¿Y tu prometida?
_ Ella dijo que
volvería a su habitación dentro de poco. Ya nos despedimos hasta mañana
en que tendré que ver a su familia y ella irá a ver a la mía.
_ Lo mismo tendremos
que hacer nosotros.
_ Entonces, démosle
algo de qué hablar nuestras familias mañana...
A esta invitación
de Vleis los tres chicos se lanzaron fuera de la terraza con sus dragones.
Estos se transformaron en enormes pájaros que los sujetaron con sus
garras, hasta que estuvieron lo suficientemente lejos para que nadie
los viera transformarse en animales más grandes y apropiados para el
paseo nocturno que querían dar: Godaliscos, animales semejantes a caballos
emparentados con murciélagos, ya que poseían alas y un sonar natural
que les permitía orientarse en la oscuridad.
A la mañana siguiente
los tres jóvenes aspirantes estaban tan agotados que olvidaron levantarse
con el amanecer. Es probable que hubiesen seguido durmiendo hasta el
mediodía si Hermias no hubiera llegado a visitarlos con Medea, su pareja.
_ Cárax, despierta-
dijo el guerrero al Ciéntifico que no le escuchó porque estaba todavía
en lo más profundo y agradable de su sueño- Hum, parece que necesitaré
ayuda.Kurai,
encárgate por favor.
Kurai saltó
sobre Cárax, pero fue interceptado por Akai quien no tenía sueño a la
hora de defender a su amo. La pequeña pelea entre los dos dragones terminó
por despertar a todos.
_ ¿Sabes dónde
están Edilia y Calistenes?- fue la pregunta que hizo Hermias sin preámbulos.
_ Anoche los dejé
juntos...- Cárax trataba de terminar de despertarse, ordenar sus ideas
y comprender por qué estaba Hermias interrogándolo- ¿Qué haces tú aquí...?
¿Y qué pasa con Edilia? - la chica era su pareja.
_ Creo que se ha
marchado de Graikoi con Calistenes - sollozó Medea
_ ¡¡¿Qué?!!- el
sueño abandonó a Cárax y a sus compañeros de inmediato.
Medea, Edilia y
Calistenes formaban un equipo. Así que al amanecer la chica quiso reunirse
con sus amigos antes de marcharse a casa de Hermias, pero sólo encontró
un cristal con un mensaje.
_ Ellos no querían
separarse, así que pidieron al alto Consejo que los dejara ser pareja.
Esperaban que su súplica hubiera sido escuchada y al ver que no fue
así decidieron marcharse al desierto... - Medea se echó a llorar.
_ Nunca se ha conocido
en nuestro Reino que alguien escoja a su pareja, - razonó Vleis- es
lógico que el Alto Consejo rechazará la petición. Por otro lado, ¿por
qué marcharse al desierto si de todas formas iban a vivir en la misma
ciudad?.
_ Ellos no soportan
compartir su vida con nadie más. Eso es lo que me decían siempre y fueron
las últimas palabras que me dejaron...
_ ¿Qué te dijeron
exactamente, Medea?
_ El cristal dice
que prefieren morir que separarse...
_¡Vaya ocurrencia...!
- Ni Vleis ni los demás podían entender que aquellos jóvenes llegaran
a tales extremos, a pesar de encontrarse prácticamente en su misma situación.
Ellos tampoco eran felices con su compromiso, pero, por sus cabezas
no se asomaba la idea de revelarse contra el Consejo. Las cosas siempre
han sido así en su Reino... Era impensable intentar cambiarlas, aún
si ese era el deseo más grande de su corazón.
_ Bueno, el asunto
es fácil de resolver. Que el Consejo comprometa a Edilia con Calistenes
y me de a mí la pareja de él. ¿Acaso hay otra solución más fácil?...
_ El problemas será
plantearlo al Consejo, y que este acepte...- declaró Vleis.
_ Si hablamos con
ellos, seguramente accederán...- Medea se tranquilizó a sí misma con
estas palabras, para ella los Altos Señores eran dioses protectores.
_ La única forma
de saber si aceptaran o no es hablando con ellos, además, necesitamos
encontrar a Edilia y Calistenes antes de que se alejen demasiado de
Graikoi. Saldría a buscarlos con mi equipo de inmediato, pero necesito
la autorización del Consejo... - Hermias se consumía en impaciencia.
Sabía que el desierto del Este no era un lugar para vacacionar. .
_ Entonces, está
decidido, iremos ante el Consejo...- Safo se encaminó a la puerta decidida,
los demás la siguieron. Sabían que se arriesgaban a terminar amonestados,
pero por sus compañeros de generación valía la pena.
Pidieron audiencia
y curiosamente les fue concedida de inmediato.
_ Es extraño, se
supone que nuestros padres deberían estar en casa esperando la visita
de nuestras parejas - dijo Cárax
_ Lo mismo estaba
pensando. - respondió Vleis- Creí que tendríamos que esperar hasta el
anochecer para ser atendidos.
_ Mis padres no
fueron a casa anoche - les informó Medea quien, como niña buena, había
marchado a su casa después de la ceremonia de compromisos, en lugar
de hacer alguna extravagancia como nuestros amigos.
_ Me preguntó si
los míos tampoco pasaron la noche en casa...- murmuró Safo, quien rara
vez ponía un pie en su residencia familiar.
_ ¿Habrán tenido
una reunión de emergencia anoche? - continuó Cárax
_ ¡¿Eso qué importa?!
- replicó Hermias impaciente y preocupado.
_ Cierto, lo que
importa es que ahora nos escucharán. - Vleis asumió ese aire de líder
que le caracterizaba- Debemos medir nuestras palabras ya que lo que
pediremos va contra nuestras tradiciones. Por otro lado, podrían terminar
castigando a nuestros amigos por salir de Graikoi sin autorización.
Debemos se prudentes para no meterlos en más problemas queriendo ayudarlos.
_ Entonces te dejamos
el discurso... - dijo Cárax
_ Como siempre...
- bromeó Safo apoyando la iniciativa.
Hermias también
estuvo de acuerdo, así que Vleis sólo sonrió con sencillez y aceptó
el encargo. Medea guardó silencio, no le vio la gracia a la propuesta;
para ella Hermias era más capaz que Vleis, y se enojó un poco al ver
que su pareja aceptaba que otro fuera el vocero del grupo en lugar de
asumir el mando.
El Alto Consejo
esperaba a los muchachos con impaciencia. Vleis ya había adelantado
algo del asunto que venían a tratar al pedir audiencia, y fue esto lo
que determinó que los atendieran con tanta rapidez. Cuando le dieron
la oportunidad, el muchacho explicó la situación y la propuesta de Cárax.
También pidió que se enviara a alguien a buscarlos lo más pronto posible.
Planteó las cosas de la mejor forma posible y quizá hubiera obtenido
el resultado buscado si el Consejo no hubiera tomado su decisión antes
de que ellos se presentaran.
Los ocho venerables
Altos Señores se guardaron muy bien de mostrar su acuerdo o desacuerdo
con la propuesta de Cárax. Aplazaron el asunto hasta encontrar a los
dos fugitivos de manera que ellos mismos expusieran su caso.
Hermias se ofreció
a organizar la patrulla de búsqueda, los líderes agradecieron y rechazaron
su generosidad, preferían que su guardia personal se encargara del asunto.
Los muchachos sólo debían volver a la academia y esperar.
Vleis no quedó muy
satisfecho; notó algo en la esencia vital de los miembros del Consejo,
algo que, aún sin sondear sus mentes a profundidad, podía percibir y
le hacia inquietarse instintivamente. Si unimos esto a su insaciable
curiosidad, comprenderemos por qué se decidió a realizar una acción
temeraria.
_ ¡Ey! ¡¿Dónde está
Aoi?!- chilló Cárax unos minutos después de haber llegado a su habitación,
luego de despedirse de Medea y Hermias.
_ Me alegro de que
no lo notaras antes. - suspiró Vleis- Tienes que ser más discreto...
- y le dio un golpecito en la frente con su mano.
_ ¿Discreto?...
¿Por qué...?
_ Porque me hubieras
causado un gran problema...
_ No entiendo...
_ Yo tampoco - intervino
Safo
_ Si me haces el
favor de levantar una barrera en la habitación lo explicaré...
_ De acuerdo - Safo
obedeció en el acto. Le encantaba hacer hechizos difíciles, así que
nunca había que pedírselo dos veces. La barrera que pedía Vleis era
un hechizo especial que requería mucho poder. Con él se podía "blindar"
mágicamente un lugar. De esta forma ningún Sabio podía sondear sus mentes,
ningún Científico podía verles a través de un cristal, ningún Hechicero
podía transportarse al lugar y los Guerreros se encontraban con una
pared invisible que no podían romper. Semejante magia era todo un reto
para cualquier aspirante mas, para Safo, era algo sencillo.
_ Dejé a Aoi en
la Sala del Consejo - dijo con simpleza el joven una vez instalada la
barrera.
_ ¡¿Qué?! - sus
amigos estaban perplejos - ¡Hay que ir a buscarlo...!
Los dos chicos ya
se encaminaban a la puerta arrastrando a Vleis cuando él terminó de
explicarse.
_ ¡Calma!... Lo
dejé allí para que espiará al Consejo...
Los dos chicos lo
miraron en silencio por un momento y luego saltaron y aplaudieron de
alegría.
_ ¡Eres un genio!
- le felicitó Safo abrazándolo- ¿Por qué no lo hiciste antes de la Ceremonia
de Compromisos...
_ Sí, hubiéramos
sabido todo con anticipación... Pero- Cárax pasó de la alegría al espanto-
... Si lo descubren los dragones del Consejo, ¡Podrían desterrarte...!
Volvió a abrazarlo
e igual hizo Safo. Sólo que esta vez no querían felicitarlo sino protegerlo
_ ¡No lo permitiremos...!
_ ¡Si te destierran
a ti tendrán que desterrarnos a nosotros también!...
_ ¡Les aseguro que
no van a descubrirlo!. Lo transformé en un animal de la tierra, un bicho
al que llaman sanguijuela y lo oculté entre los relieves de las paredes,
así que los otros dragones no lo captarán. Además, Aoi sabe ocultar
muy bien su Esencia Vital.
_ Ahora sí que podemos
decir que eres un genio...
_ Me alegra que
se den cuenta. - bromeó Vleis- Sin embargo, hasta los genios necesitan
de sus amigos, por lo que debo pedirles que me ayuden a sacar a Aoi
de la Sala.
_ ¿Qué debemos hacer?
_ Necesito que crees
un cristal que sincronice con los cristales que controlan la Sala del
Consejo y así podamos saber el momento en que termine su reunión.
_ Ahora mismo- dijo
Cárax poniéndose manos a la obra, literalmente hablando: Juntando sus
dos manos, activó sus brazaletes y concentró todo su poder en ellas,
al separarlas apareció un cristal. Lo hizo brillar y proyecto en la
pared una imagen de la sala del Consejo vacía.
_ Se han marchado.
_ Ahora Safo, necesito
que teletransportes a Aoi...
_ Dalo por hecho.
Efectivamente, en unos segundos una sanguijuela apareció en las manos
de Vleis.
_ ¡Ay!- exclamó
asqueado Cárax - ¿Cómo pudiste transformarlo en algo tan feo...?
_ ¿Feo?, ¡nada
de eso!. No importa que animal sea, Aoi siempre sigue siendo el Dragón
más hermoso y talentoso de An-Ki...- y dicho esto convirtió a Aoi en
Dragón y lo besó.
_ Eres modesto para
todo menos para ufanarte de Aoi... - Le acusó Safo Hubieran empezado
a bromear discutiendo cuál de sus tres dragones era el mejor, pero Aoi
no estaba para bromas y urgió a Vleis para que le dejara informar de
lo que había visto y oído cuanto antes. Parecía muy angustiado. Vleis
colocó una placa piedra en el suelo, Aoi puso sus manos sobre ella y
la llenó de grabados transmitiendo la información, de la misma forma
en que su amo solía hacerlo.
_ ¿Qué haría el
Alto Consejo si supiera que Aoi sabe transmitir su memoria como los
sabios? - preguntó Safo instintivamente al ver la habilidad del dragón.
_ Supongo que lo
mismo que haría si supiera que Shiroi sabe hacer los mismos hechizos
que tú y que mi Akai puede crear cristales tan efectivos como los míos.
_ Lo que sea, cuidémonos
bien de averiguarlo. - sentenció Vleis preocupado- Está prohibido enseñar
a los dragones cualquier ciencia y habilidad, y nosotros desobedecimos
esta ley por lo que podemos esperar lo peor si nos descubren.
_ No entiendo por
qué nos lo prohíben si los dragones tienen capacidad de aprender. -
Cárax, como científico veía irracional toda ley que limitara el conocimiento-
Es más, su esencia vital no es la de un animal inferior, sino que es
muy semejante a la nuestra.
_ Pero nos han enseñado
que son animales inferiores y que por esto no pueden ser instruidos
ni transformados
en formas superiores, como, por ejemplo, seres humanos.
_ Sí, ya lo sé,
Safo preciosa. Los Maestros dicen que si los transformamos en humanos
morirán. ¡Estoy ansioso por entrar en las cámaras Vitales para probar
que eso no es cierto!.
_ Dejemos eso para
después. - les pidió Vleis, intrigado por la angustia con que su dragón
seguía insistiendo en que leyera la piedra - Veamos qué averiguó Aoi.
Los tres muchachos
con sus dragones se sentaron en el suelo alrededor de la piedra grabada.
Luego, cada uno, incluyendo los dragones, la tocaron y escucharon y
vieron lo que antes Aoi había presenciado en la Sala del Consejo.
La actitud de los
Altos Señores cambio de serenidad a impaciencia al retirarse los muchachos.
_ Ellos también
están enterados - dijo Danae, la madre de Safo- tendremos que evitar
que hablen sobre esto a alguien más.
_ ¿Cómo?, están
muy inquietos - preguntó la Madre de Caráx, llamada Caliope
_ Es obvio que los
Zogos son la opción más adecuada. - respondió su esposo el general Agorácrito
_ Pero no los dejaremos
en el mismo estado que Calistenes y Edilia. - refutó el Rey Arcesilao,
el padre de Safo.
_ Por supuesto,
no es necesario. Bastará con borrar sus memorias de la ultima semana.
- dijo Jasón - En el caso de los otros dos requerimos borrar todos los
recuerdos que tenían juntos para eliminar la atracción entre ambos.
_ Pero Medea fue
testigo de esos momentos, - afirmó el padre de la chica, Calistrato
- será necesario borrar sus recuerdos también.
_ Ella es muy dócil,
- intervino Evelia, la madre de Medea, aunque no la movían sentimientos
maternales sino su sentido práctico- bastará con hacerle lo que ha dicho
Jasón y luego decirle que no conviene que recuerde a sus compañeros
de equipo nada de su pasado.
_ Mejor así, perderíamos
años de entrenamiento y educación- dijo Egle, la madre de Vleis, expresando
el sentir y pensar de todo el Consejo.
_ Es un hecho lamentable
que ya hayamos perdido a dos aspirantes de esta generación - se lamentó
el Rey
_ Aún se pueden
usar...- recapacitó su esposa llenándose de esperanzas.- La chica aún
puede ser la pareja de Cárax y dar a luz un nuevo ciudadano.
_ ¡Cierto! - El
padre de Cárax sonrió ante esta posibilidad.
_ Lo importante
es que el desorden sea corregido cueste lo que cueste - concluyó Evelia
_ Si dejamos que
se sepa este "asunto", otros pueden tomar la misma iniciativa y revelarse
contra nuestro sistema de selección de parejas- acotó Jasón con su frialdad
acostumbrada.
_ Es vital mantener
el orden establecido... - afirmaron a una voz todos.
_ Entonces procedamos.
- Ordenó el Rey- Caliope y Calistrato se encargaran de preparar a los
Zogos y Jasón y Danae los transportaran las habitaciones de los aspirantes.
En una hora todo terminará y podremos estar tranquilos.
Dicho esto, cada
Alto Señor se marchó a cumplir su parte del trabajo. Los muchachos retiraron
sus manos de la piedra y se miraron estupefactos.
_ ¿Qué... qué son
los Zogos? - fue lo único que logró decir Safo
_ Son animales venenosos
- respondió Cárax tratando de no mostrar pánico- son capaces de causar
amnesia a quien sufre su mordida.
_ ¡¿Existe semejante
animal en An-ki?!
_ Sí, eso temo.
¿No oyeron hablar de una colonia de agricultores, ubicada al Oeste de
nuestro Reino, que fue atacada por ellos?
_ No lo recuerdo
- Vleis sólo olvidaba aquello a lo que no daba importancia, ahora se
lamentaba de no haber prestado atención a ese evento.
_ Todos perdieron
la memoria. Algunos olvidaron una parte de sus vidas pero otros olvidaron
hasta los conocimientos más básicos y quedaron con la conciencia de
un niño recién nacido. _ Eso es terrible
_ Entonces el Consejo
puede hacernos olvidar que Edilia y Calistenes se marcharon de Graikoi...
_ Sí... y según
escuchamos ya usó los Zogos contra ellos... - Cárax estalló indignado-
¡Esto es brutal...! Nunca pensé que el Alto Consejo actuara de esta
forma...
_ Tenemos que ponernos
en movimiento. - se levantó resuelto Vleis- no podemos enfrentarnos
al Consejo así que... - caminó de un lado a otro mientras calibraba
sus posibilidades y buscaba opciones- ¡Protejamos nuestros recuerdos!
_ ¿Cómo ?. Nadie
ha logrado capturar a un Zogo para estudiarlo, no sabemos cómo defendernos
de su veneno.
_ Quizá un conjuro...
- sugirió Safo- aunque no tengo idea de cuál...
Aoi señaló la piedra
labrada y chilló a su amó sugiriéndole una idea.
_ ¡Es verdad!,
buena idea pequeño. Podemos grabar nuestros recuerdos, luego los leeremos.
_ Sí, eso es. Y
si lo hacemos en cristales en lugar de una placa será más fácil esconderlos.
Nuestros dragones
pueden cuidarlos, hasta que salgamos de la torre de curación, ya que
el efecto de los Zogos no sólo nos hará perder la memoria, también nos
dejará inconscientes por un tiempo.
Shiroi se quejó,
él no dejaría que Safo y los muchachos fueran mordidos. Se enfrentaría
a los Zogos, fueran estos lo que fueran. Igual afirmaron los otros dos
dragones y lanzaron sus gritos de guerra.
_ ¡Nada de eso!
- les regañó Vleis- Si el Consejo falla esta vez intentará algo peor.
Además los Zogos podrían envenenarlos a ustedes.
_ Es verdad, Shiroi
. Por favor no intervengas.
_ Tampoco tú Akai.
Si quieren ayudarnos, defiendan estos cristales
Dicho esto, Cárax
creó tres cristales. Uno blanco para Safo, otro azul para Vleis y uno
rojo para sí mismo. Los tres grabaron en ellos los recuerdos de toda
su vida, sus memorias más preciadas de las experiencias compartidas
durante muchos años; aquello que los hacia ser quienes eran y quererse
unos a otros entrañablemente... Luego, sus dragones se encargaron de
esconderlas tal y como habían acordado.
Cómo también querían
proteger a Hermias y a Medea, Cárax creó un cristal negro y otro blanco
para ellos. Vleis se tomó la tarea de entregárselos. Era exponerse a
que el Alto Consejo descubriera que los habían espiado así que no permitió
que sus amigos lo acompañaran. Intentó dejar a Aoi pero el dragón se
negó a obedecerle.
En cuanto Vleis
salió, Safo retiró su hechizo protector. Ahora sólo quedaba aguardar
el ataque de los Zogos, y estos no les hicieron esperar mucho... Unos
instantes después Shiroi y Akai sintieron la presencia de "algo" en
la habitación y tuvieron que quedarse mirando, por orden de sus amos,
mientras unas veloces sombras negras herían en el cuello a Cárax y Safo
y los dejaban inconscientes.
En la misma situación
se encontró Aoi en uno de los pasillos de la torre residencial: tras
advertir a su amo del enemigo este le tomó en sus manos con fuerza para
impedirle actuar, mientras el Zogo salía de la nada como un rayo, rozaba
el cuello de Vleis, y volvía a la nada. Imposible ver su aspecto, sólo
podían ver las consecuencias de su paso: Los tres jóvenes inconscientes
en el suelo mientras sus dragones lloraban desconsolados.
Dos semanas después,
Shiroi, Akai y Aoi vieron llegar a su fin los días más angustiosos de
sus vidas: sus amos al fin despertaron. Habían permanecido inconscientes
todo ese tiempo sufriendo fiebres altas y escalofríos. Afortunadamente
la única secuela fue la amnesia parcial. Los tres volvieron a su habitación
sin tener la menor idea de lo que habían vivido días antes, pero sus
dragones sí que lo sabían y, en cuanto Shiroi lanzó un hechizo protector,
se encargaron de poner al tanto a sus amos.
_ ¿Qué les pasa?...-
dijo Cárax fastidiado, quería dormir.
Los dragones sacaron
los cristales de sus escondites y los entregaron a los muchachos.
_ ¿Y esto?... -
preguntó Vleis desconcertado- ¿Cómo que son nuestras memorias...?
_ ¡Genial...! -
exclamó feliz Safo- ¡Ahora podremos saber qué sentimos cuando nos comprometieron!.
_ Sí, y yo sabré
lo que sentí cuando supe que mi pareja era Edilia
_ Pero... ¿Por
qué hicimos esos cristales? - Vleis comenzaba a sacar mil conjeturas
en su cabeza- Nos dijeron que nadie sabía que una colonia de Zogos había
invadido la Academia.
_ Es verdad...
- Cárax examinó su propia creación- Además, estos no son cualquier tipo
de cristales. Los hice para que sólo nosotros pudiéramos ver su contenido.
_ Como si supiéramos
de antemano lo que nos iba a pasar... Quizá por un hechizo nos dimos
cuenta del ataque de los Zogos.
_ Sólo lo sabremos
leyendo los cristales.
A esta afirmación
de Vleis los muchachos tomaron sus cristales y miraron a través de ellos.
Enseguida todos los recuerdos guardado entraron como un torrente en
su cabeza... Y lo que descubrieron en sus memorias los dejó sin palabras.
Al día siguiente
Vleis fue a ver a Medea. Ella también había regresado a la academia.
Ahora vivía sola mientras sus compañeros seguían en la torre terapéutica.
_ Es terrible -
dijo la chica tratando de no llorar- Los Zogos nos atacaron a los tres
y sólo yo desperté. Los curadores han dicho que mis compañeros recibieron
una dosis más grande de veneno y que pueden haber perdido todos sus
recuerdos.
_ Al menos uno
de los tres se salvó.
_ No entiendes,
yo no me siento afortunada. Ellos eran mis compañeros, las personas
con quienes más he intimado durante toda mi vida, y ahora yo seré para
ellos una desconocida... y ellos... ellos... ¿qué serán para mí?, ¿acaso
sólo un rostro conocido pero vacío? - No soportó laidea y se echó a
llorar.- Siento que ya nunca más volveremos a ser equipo.
_ Medea... no llores
más, por favor...- Vleis sentía encogido el corazón: ¿cómo consolar
semejante dolor?, él en su lugar estaría igualmente destrozado, no se
le ocurrió otra cosa que abrazarla - Por favor, no te derrumbes... Ellos
te necesitan. Tú eres ahora su única posibilidad de recordar el pasado.
_ ¡Oh, no puedo!
- gritó la chica desesperada- Mi madre me ha advertido que no debo hablarles
de lo que olvidaron o perderán la razón... ¿Te imaginas?... No podré
soportarlo...
_ Quizá tu madre
se equivoca...
_ Ella y el Alto
Consejo saben más sobre esto, Vleis, y yo prefiero que me olviden a
que enloquezcan... ¡No quiero que sufran más!...
_ Medea... dulce
Medea, - Vleis contempló a la chica con inmensa compasión, era victima
de un cruel engaño, pero ¿de qué valdría decirle la verdad?, sólo la
sumergirían en un infierno y la harían correr un terrible riesgo - Lo
siento, si hubiera llegado a tiempo... - terminó murmurando lleno de
remordimiento.
_ ¿Cómo?...
_ Nada, sólo quiero
decirte que puedes contar conmigo y con mi equipo, siempre estaremos
a tu lado - Y la estrechó en sus brazos con más fuerza y más ternura.
Safo por su parte,
fue a ver a Hermias. Quería saber cómo se sentía.
_ Si te soy sincero,
me siento afortunado - le dijo el joven sonriente- Lo único que no recuerdo
es lo que viví unos días antes que nos atacaran esos animales. Así que
no recuerdo el disgusto que debí llevarme al ver que Vleis quedaba comprometido
contigo.
_ ¿Hablas en serio?
_ ¡Claro!. Medea
es una persona encantadora, pero tú siempre serás mi favorita. Además,
Vleis siempre obtiene lo que yo deseo. ¡Algún día tango que ganarle!...
_Hermias - Safo
no había escuchado las últimas palabras de su amigo por estar absorta
en sus propios pensamientos, que ahora revelaba - ¿te gustaría poder
escoger a tu pareja?...
_ ¿Qué...?- el
muchacho se mostró desconcertado- ¡eso es algo inaudito! A nadie se
le ocurriría... imagina qué dilema...
_ Es verdad... -
disimuló - ¡Es un disparate que se me ocurrió!. Por favor, no lo digas
a nadie que te mencioné semejante tontería...
_ Por supuesto,
te llamarían loca.
El estado de depresión
de Medea y la reacción de Hermias, convencieron a Vleis y a Safo de
que era mejor no hablarles del complot del Alto Consejo. Se resignaron
a ser los poseedores de una verdad que no podían compartir haciéndoles
pesado el ambiente en la academia. Y aún peor se sentía Cárax, con quien
se reunieron unas horas después. Él había pasado la mañana junto a Edilia,
quien seguía inconsciente.
_ ¿Dónde tienen
al chico? -preguntó Vleis
_ En la habitación
de al lado. Esta igual que ella.
_ ¿Es verdad que
han perdido por completo la memoria? - Safo estaba espantada ante esta
posibilidad.
_ Los curadores
sólo pueden sacar conjeturas...Hay que esperar a que despierten...
_ ...O explorar
su mente... - dijo Vleis asegurándose de que la puerta estaba bien cerrada-
Puedo sondearla y ver lo que ha quedado en ella.
_ Inténtalo, por
favor- Cárax estaba muy afectado y dispuesto a probar cualquier cosa.
Vleis puso sus manos
sobre la frente de Edilia y activó sus brazaletes... unos minutos después
cesó su exploración y miró a sus amigos con una expresión que ellos
interpretaron a la perfección.
_ ¿Esta muy mal?
_ Cómo si entraras
a una cámara vacía... no hay recuerdos, ni conocimientos... nada...
_ Lo supuse... como
si fuera una planta... cuando despierte será como un recién nacido...
¡Pero no dejaré las cosas así! ¡Pagaran por esto, lo juro!
_ Olvídalo, Cárax.
No podemos enfrentarnos al Alto Consejo - Safo tenía miedo de la furia
que mostraba su amigo y aún más temía los métodos de los Altos Señores.
_ Y si descubren
que sabemos todo podrían intentar enviar los Zogos de nuevo.
_ ¡No si los destruimos
antes!. Los Zogos no deben ser criaturas naturales de An-ki, estoy seguro
de que son criaturas creadas por nuestros científicos. Si los destruimos
ya no tendremos que preocuparnos de que nos borren la memoria.
_ Pero...
_ ¡No voy a dejar
las cosas así, Vleis!. No puedo castigar al Consejo, pero si puedo destruir
a esos malditos Zogos...
Vleis miró a los
ojos a su amigo y, sin querer, sondeó su mente. Junto a la indignación
que había nacido en Cárax, se había despertado un deseo de justicia
tan fuerte que el muchacho no se rendiría hasta cumplir con sus palabra.
_ De acuerdo. Destruiremos
a los Zogos y haremos que el Consejo pague de alguna forma su maldad,
pero no será en este momento. Déjame a mí preparar las cosas de tal
forma que no nos metamos en más problemas.
_ Esta bien, siempre
y cuando no tengamos que esperar mucho.
_ Sólo déjame elaborar
un buen plan.
_ Antes elaborábamos
planes para correr aventuras o hacer alguna tontería...- Susurró Safo
con tristeza- ahora lo hacemos para protegernos del Alto Consejo...
¿No es irónico?, se supone que ellos son nuestros protectores, y de
hecho son nuestros padres...
_ Pero ya no podemos
confiar en ellos, han demostrado que son crueles y terribles...
_ sentenció Cárax
_ Afortunadamente
estamos juntos todavía... - Vleis abrazó a sus amigos confortándolos,
sabía que se sentían a la intemperie como él - Nos cuidaremos bien unos
a otros, no importa lo que pase, no nos separarán.
Sintiéndose menos
fuertes que antes para mantener esta promesa los jóvenes abandonaron
la Torre terapéutica. Debían volver a la academia y simular que todo
era normal, que no ocurría nada y que su vida seguía siendo apacible
y placentera...
...Hasta que llegara
el momento de actuar...