Cap V

Graduación

Los maestros de la academia de Graikoi se sentían muy orgullosos de la última generación que graduaban en sus aulas; el Alto Consejo ya había asignado su función en el Reino a cada uno de los aspirantes y dentro de pocos días dejarían de vivir en la academia para habitar cada pareja en una nueva residencia. La mayoría habían sido destinados a permanecer en Graikoi, sólo Hermias y Medea, fueron enviados a una de las ciudades más cercanas a los Mares del Oeste.

Mas, el orgullo de los Maestros no residía en ver a sus pupilos asumir responsabilidades importantes sino en la laboriosidad que estaban manifestando en sus últimos días estudiantiles. Acostumbrados a ver a los graduados aprovechar sus últimos momentos para divertirse y holgazanear, se maravillaban de que esta generación hacia todo lo contrario: Los Hechiceros pasaban largas horas practicando un hechizo en conjunto; los Sabios revisaban las crónicas más antiguas de la ciudad de Graikoi; los Científicos elaboraban un nuevo tipo de cristal, muy útil seguramente, y los guerreros se entrenaban con más empeño.

El corazón de los Maestros se ensanchaba al ver los frutos de su labor en aquellos muchachos. Habían hecho un buen trabajo y se felicitaban por ello. Estaban lejos de imaginar que el motivo de aquella actitud no era el sentido de la responsabilidad ni nada por el estilo, el verdadero motivo de la conducta de los aspirantes era... ¡la venganza!.

Sí, ellos deseaban vengar a sus compañeros Edilia y Calistenes, cuyas mentes habían quedado severamente dañadas por los Zogos...¡Toda una vida limitada en pleno florecimiento!...Todos deseaban hacer algo que aliviará la sensación de impotencia que les embargaba. Eliminar a los Zogos parecía la mejor opción, así que comenzaron a trabajar en equipo para hallar la madriguera de aquellas criaturas y destruirlas.

Lo que también estaban lejos de imaginar la mayoría era que estas acciones eran parte del plan que Vleis había tramado cuidadosamente. El joven Sabio había manipulado el sentimiento común del grupo y, sugiriendo por aquí y por allá, había movido a todos a tomar tales determinaciones. Jugaba un juego de ajedrez en el que sus amigos eran las piezas, esto le mantenía tenso e incluso le llenaba de remordimientos.

_ ¿Han terminado el Hechizo?- preguntó a Safo cuando se reunieron en su habitación./ _ Sí. Y también estamos listos para transportar a cualquiera.

_ ¿Y qué hay del cristal?

_ Estamos seguros de que no fallará. - le respondió Cárax.

_ Los guerreros sólo esperan que señalemos el día... y nosotros ya tenemos toda la información que necesitamos. Por tanto... - Vleis cerró sus ojos puso un acento extraño en sus palabras, parecía contrariado - Lo haremos esta noche.

_ ¡Bien!- exclamó feliz Cárax - ¡Ya era hora!

_ Tenemos que ser muy cuidadosos... si uno de nuestros compañeros sale herido por los Zogos no me lo perdonaré jamás...

_ Sería mejor si ellos supieran a lo que nos enfrentamos. - sugirió Safo quien también temía por sus amigos.

_ Sí... - declaró Cárax, - así tendrán más cuidado... y también más deseos de darle una lección al Consejo destruyéndoles sus mascotas - Estaba cegado por el deseo de venganza.

_ No, definitivamente no. Los pondríamos en peligro como estamos ahora nosotros. El que los Altos Señores fueran capaces de usar algo tan terrible como los Zogos nos dejó ver lo que son capaces de hacer. Podemos esperar lo peor si se enteran de lo que sabemos.

_ Es verdad. Todavía me estoy preguntando por qué fueron tan drásticos con Edilia y Calistenes; la solución que sugirió Cárax hubiera arreglado todo.

_ Supongo que no les gusta que se les contradiga. Por lo menos a mi padre es peligroso llevarle la contraria.

_ Debe haber una razón de más peso. Pero he investigado en las crónicas sobre el sistema de selección de parejas y todas dicen que existió desde el principio de nuestro Reino. Aunque, es muy extraño puesto que nuestra actual organización social se creó hace sólo 2500 años, y las otras formas de gobierno que precedieron al Alto Consejo parecían tener tal control sobre las relaciones sociales. Es una gran incoherencia en las crónicas, el que digan que existió la selección de parejas pero no aparezca quién se encargaba de tal cosa ni cómo lo llevaban a cabo.

_ ¿Y si las crónicas se equivocan?

_ Imposible, durante milenios, los sabios del Reino han dedicado su vida a crear y proteger las crónicas.

_ Entonces... ¿Por qué se contradicen...?

_ No tengo idea... ¡Ah!, - suspiró dándose por vencido- ¡cuando entre en la Cámara de los Ancestros espero descubrir la respuesta a todas mis preguntas!

_ Conociéndote, estoy seguro que lo averiguaras antes. Así que, por ahora, concéntrate en eliminar a los Zogos... - los ojos de Cárax centellearon con fiereza- ¡Al fin recibirán lo que merecen!.

Las palabras de Cárax pusieron fin a las vacilaciones del equipo y los impulsó a seguir adelante con el plan. Esa noche 22 jóvenes fingieron irse a dormir como todos los días y a media noche se encontraron en la terraza de su torre residencial. El momento había llegado. Cada grupo había puesto sus talentos al servicio de su meta común y ahora expondrían los frutos de sus esfuerzos.

_ Comencemos- dijo Vleis y todos se colocaron sus túnicas ceremoniales.

Los Sabios formaron un circulo en el centro de la terraza. Eran cinco jóvenes: Vleis, Sófocles, Daira, Emelena y Dámaris. El sexto miembro del grupo era Calistenes quien, lógicamente, no podía acompañarlos.

Al tomarse de la mano emanaron su poder en forma de una columna de agua. Las cinco columnas se unieron y comenzaron a formar un solo torrente de agua que giró en el centro del circulo hasta condensarse en forma de una réplica de hielo de la ciudad de Graikoi.

Este era el resultado de arduos días de trabajo. Habían estado investigando en las antiguas crónicas sobre las estructura arquitectónica de la ciudad de Graikoi. Los planos de la ciudad eran información clasificada, así que tuvieron que recoger datos para realizar su propio plano.

Los Sabios se separaron y uno de ellos, llamado Sófocles, explicó.

_ Sospechamos que los Zogos se encuentran ocultos en algún túnel subterráneo.

_Nos corresponde a nosotros comprobarlo - dijo Safo impaciente por hacer su parte. Los demás hechiceros no se hicieron de rogar. Se reunieron con Safo alrededor de la figura de hielo y extendieron sus manos hacia esta. Emanaron su poder en forma ráfagas de viento que rodearon la ciudad en miniatura hasta desarmarla en muchos pedazos que giraron vertiginosamente hasta que volvieron a juntarse y a reproducir la ciudad en miniatura.

La misión de los Hechiceros consistió en crear un hechizo capaz de localizar a los Zogos y transportar a los guerreros a su guarida. Parecía un trabajo simple, algo que un solo hechicero hubiera resuelto, pero la cuidad estaba protegida por los Altos Señores y los hechiceros guardianes, debían vencer sus barreras sin que estos se dieran cuenta, allí residía el grado de dificultad. Afortunadamente los aspirantes fueron lo suficientemente hábiles y lograron su objetivo.

_ Los hemos encontrado- dijo Medea, quien la hechicera de más edad - estamos listos para transportarlos.

_ Entonces, llegó nuestro turno - dijo Cárax triunfante.

Los científicos formaron también un circulo, pero no alrededor de la pequeña ciudad de hielo, sino a un lado. Todos pusieron sus manos una sobre la otra, y concentraron su poder. Al abrir sus manos un remolino de tierra se formó en el centro del circulo y giró hasta condensarse en una piedra brillante, un cristal del tamaño de la palma de una mano.

_ Bastará con detonarlo. -dijo Cárax examinándolo- Pero deben asegurarse que los Zogos estén dentro de un radio de dos kilómetros.

_ Tomaremos las medidas necesarias - dijo Hermias acercándose a la replica de hielo- ¿Dónde se encuentran exactamente?

_Observa - le respondió Safo mientras, extendiendo su mano, dividió la ciudad en dos y señalo una cavidad bajo la torre principal.

_ ¿En el centro de la ciudad?...- exclamó extrañado Sófocles- ¿Sólo allí?

_ Sí, no hay rastros de más criaturas en otras zonas de Graikoi.

_ Que extraño...

_ Bueno, es una gran cueva, es lógico que escogieran ese lugar como madriguera- Vleis quería evitar que la mente despierta de su amigo sacara conclusiones peligrosas.

_ La cueva tiene cinco posibles vías de escape para los zogos, - dijo Hermias reunido con los demás guerreros ante la imagen de hielo- Esto hará las cosas más difíciles. Si son tan rápidos como recuerdan nuestros dragones tendremos que sellar esos caminos antes de entrar a su madriguera.

_ Nuestros escudos de fuego deben ser suficientes- dijo Clidia, compañera de equipo de Hermias

_ Y si no lo son, haremos emanar todo nuestro poder hasta derretir los muros- enfatizó otro guerrero llamado Cosme- . Ya que si los Zogos escapan y se extienden por la ciudad, causaríamos una tragedia.

_ Por supuesto - contestaron a unísono los demás, gesto muy valiente ya que eso significaría prácticamente enterrarse vivos.

_ Entonces, - Hermias, como el guerrero de mayor edad, asumió el mando- Cosme y Melena se encargaran de los conductos que van hacia el norte; Dafne del que va hacia el Este; Clidia se encargará del que está al sur y Eneas del que va a la superficie. Yo llevaré el Cristal al centro de la madriguera.

_ ¿Iras solo? - Vleis se alarmó

_ Sí, no habrá problema. Kurai me apoyará y detonaré la bomba apenas me transporten.

_ Yo iré contigo - dijo el Sabio transformando su túnica en una armadura azul.

_ De ninguna manera Vleis, es peligroso.

_ Acepta Hermias, - intervino Sófocles- así reduciremos tus riesgos. Y, para asegurarnos de que nada malo les pase a los dos, yo también voy - sin dejar tiempo a replicas transformó su traje.

_ Supongo que no puedo negarme ahora. - respondió Hermias sonriendo.

_ Somos del grupo de los más antiguos- les dijo acercándose confidencial a Vleis y Hermias- tenemos el deber de cuidar de los más jóvenes. ¡Vamos a cumplir con ese deber!.

_ De acuerdo. - le respondieron los dos compañeros que le admiraban como a un hermano mayor aunque tuvieran la misma edad.

_ Les explicaré como funciona el cristal. - indicó Hesíodo, uno de los científicos mayores- Esta programado para destruir sólo a los Zogos. No importa cuantas otras formas de vida estén en la zona, ninguna se verá afectada. Por lo tanto, no duden en detonarlo.

_ Entendido.

Hermias recibió el cristal y se colocó entre Vleis y Sófocles. Los Hechiceros se prepararon para transportarlos junto con los demás guerreros. Todos estaban nerviosos, era una misión suicida en cierta forma, su única oportunidad era aquel cristal.

Para crearlo los científicos habían invertido mucho de su tiempo y habilidad, y vencido muchos obstáculos. El primero era la falta de información sobre el enemigo; afortunadamente Cárax tuvo la genial idea de descifrar el ADN de los Zogos a partir del análisis de los rastros de su veneno encontrados en la sangre de sus compañeros y en la suya propia. De esta forma lograron programar el cristal y también ratificaron, claramente, su teoría: los Zogos no eran animales comunes, sino criaturas artificiales... Nadie imagina cuánto tuvo que inventar Cárax para distraer la atención de los demás científicos de este pequeño gran detalle.

Ya puestos en acción, los hechiceros transportaron a los cinco guerreros antes que a los portadores del cristal. Cada uno de los guerreros apareció en un pasillo y obstaculizó el paso emanando su poder en forma de una espiral de fuego, sus dragones se encargaron de cubrirles las espaldas.

Luego le tocó el turno a Vleis, Hermias y Sófocles. Los hechiceros los hicieron aparecer justamente en el centro de la zona donde su magia les había hecho percibir a los Zogos. Los tres valientes se quedaron perplejos al ver el lugar. No se trataba de una cueva oscura y sucia, como imagina cualquiera la madriguera de un animal. Era más bien una cámara redonda con una gran bóveda por techo, sus paredes eran de piedra blanca muy pulida, y en todas estas había nichos dentro de los cuales podían ver claramente a una criatura durmiendo.

Los tres sintieron un frío de muerte invadiéndolos. Estaban rodeados de miles de criaturas horrendas, semejantes a Sapos gigantes de color oscuro y piel babosa. Si eran atacados por ellos con tanta desventaja, terminarían con sus mentes trastornadas como Calistenes y Edilia... Había que detonar el cristal de inmediato, pero ninguno de ellos era capaz de moverse; igual ocurría con sus dragones, quienes permanecían inmóviles y alerta sobre sus hombros.

Vleis sondeó la mente de los Zogos y descubrió que eran autómatas, no tenían mente propia por lo que sólo actuarían si alguien, con el poder de los Sabios, los controlaba. Eso significaba que no había peligro, se relajó un poco. Mas, al recordar que Sófocles también podía descubrir esto, envió un mensaje telepático a Hermias.

_ ¡Hazlo ya! - escuchó el guerrero en su cabeza y, recuperándose de su asombro, estrelló el cristal entre sus manos.

Una fuerte luz invadió el lugar y los Zogos se fueron desintegrando como si fueran figuras de arena azotadas por el viento. En pocos minutos los nichos estaban vacíos y los tres muchachos, con sus dragones, ilesos.

Los Hechiceros los transportaron de inmediato, junto con los otros guerreros.

_ ¿Están seguros de que sólo allí había Zogos? - les preguntó Hermias

_ Absolutamente- le respondió Medea en nombre de sus colegas.

_ Parece demasiado fácil... - murmuró el guerrero.

_ Sí... además ese lugar parecía un laboratorio - intervino Sófocles- Creo que alguien creó ahí esos animales.

_ ¿Un laboratorio bajo la torre Principal de Graikoi...? se supone que no había nada en ese lugar.- exclamó Daira, una de los sabios.

_ Debemos regresar y revisar a dónde conducía el pasillo que yo custodié.- Pidió Eneas, el otro compañero de equipo de Hermias- Si lleva a la superficie de Graikoi, debe haber sido usado por quien creo a los Zogos.

_ Estamos sacando conclusiones sin fundamente. - intervino Vleis tratando de disimular su preocupación por lo cerca que estaban de la verdad sus compañeros- Es probable que si fuera un laboratorio estuviera abandonado y los Zogos se apoderaran de él. Recuerden que no sabemos nada del nivel de inteligencia ni de la forma de vida de estos animales. Quizá se organizan en colonias y esos nichos fueron hechos por ellos...

_ Es verdad...- apoyaron Cárax y Safo.

_ Además, debemos irnos de inmediato antes de que alguien nos descubra.

Con este último argumento Vleis logró hacer que pospusieran el asunto y se marcharan a sus habitaciones. Fue una calma momentánea, pues al día siguiente enfrentarían las consecuencias verdaderas de sus actos.

Cuando el Consejo se dio cuenta de la desaparición de los Zogos no tardó mucho en averiguar que había sido obra de la última generación de aspirantes de la Academia. Su rabia e indignación era casi incontenible, pero, conscientes de que estaban en desventaja, decidieron tomarse las cosas con calma y averiguar primero cuánto sabían los chicos para tomas medidas represivas.

Como todo en Graikoi tenía un protocolo, llamaron a los mayores de la generación, los que nacieron durante el primer año de sus Triduo de la Fertilidad. Así que, alrededor del medio día, se presentaron ante el Consejo, con sus túnicas ceremoniales, Vleis, Sófocles, Hermias, Cosme, Medea,Emelena, Daira y Dámaris. Todos estaban preparados para asumir su responsabilidad valientemente y tratar de salvar a los más jóvenes del castigo.

Para Vleis esta entrevista iba a ser todo un reto, ya que debía bloquear, sin que lo notaran, una parte de su mente para que ni el Rey ni su Madre, los dos Sabios del Consejo, descubrieran que sabía toda la verdad sobre los Zogos. Afortunadamente no tuvo que encargarse de explicar nada, los demás, en especial Sófocles y Hermias, expusieron a los Altos Señores los motivos que tuvo toda la generación para acabar con los Zogos, estos motivos se resumían en dos nombres: Calistenes y Edilia.

El Consejo se vio desarmado, no podía reprender a los muchachos por lo que realmente estaban molestos: el haber destruido a todas sus útiles criaturas. Por lo que se limitaron a regañarlos por haber arriesgado su vida y advertirles que en próximas ocasiones debían dejar todo en manos de su guardia personal.

A Vleis le parecía que todo iba saliendo bien. Podía sentir cómo eran sondeadas las mentes de sus compañeros y la suya por los Altos Señores. Esperaba que, al no encontrar nada que representara un riesgo para ellos, los dejarían marchar. Pero Sófocles complicó todas las cosas.

_ Con el permiso de sus Majestades, - dijo el joven dando un paso adelante- quisiera pedir que se siga investigando acerca de estas criaturas y su aparición en la ciudad. Cuando bajamos a su guarida me dio la impresión de que se trataba de un laboratorio. Sospecho que estos animales fueron manejados por alguien, además, no parecen ser criaturas naturales de An-Ki y...- el joven continuó hablando sin darse cuenta de que hacia un paseo suicida sobre una cuerda floja.

Mientras, la desesperación de Vleis crecía con cada palabra que pronunciaba su amigo. Agradecía tener puesta su capucha para disimular su nerviosismo. De pronto se llevó un gran susto al escuchar una voz en su mente:

_ Él representa una amenaza...

_ Debemos evitar que averigüe más sobre los Zogos...- Contestó alguien también dentro de su cabeza, dejándolo más confundido.

_ Hay que hacer algo para que olvide todo este asunto...

Esa última voz le fue familiar: era su madre. Comprendió que estaba escuchando los pensamientos de los Altos Señores, más aún, estaba escuchándolos comunicarse telepáticamente, pero... ¿cómo?. Ellos poseían mentes más fuertes que la suya, esto no era posible... ¿Acaso su mente era capaz de tal hazaña?. Sin embargo, todo había ocurrido sin que él lo quisiera, ¿era posible violar las barreras mentales de los Altos Señores sin querer...?

Fuera cual fuera la respuesta, ahora debía tratar de salvar a Sófocles a toda costa.

_ ¡Por favor, Sófocles! - le interrumpió con un tono algo socarrón - ¡no hablaras en serio!. Sólo estuvimos unos segundos en ese lugar. Además, recuerda que esos Zogos nos son completamente desconocidos.

_ Pero Vleis...

_ Piensa en que ya están eliminados; lo demás corre por cuenta del Conseja, al que ya le hemos quitado mucho tiempo. Y...- Vleis se distrajo, alguien había entrado en su mente y lo estaba violentando. No era su madre ni el Rey, tampoco era uno de sus compañeros... entonces ¿quién...?. ¿Qué haría?, si continuaba así, quedaría en evidencia su bloqueo mental. - Y... Además... Yo pienso...- quien fuera el intruso no buscaba información sino hacerlo quedar en ridículo ya que estaba tratando de desordenarle las ideas.

En otra ocasión el joven hubiera vencido con facilidad este ataque, pero tenía a dos Altos Señores sondeándolo y una barrera que ocultar y un discurso que hacer coherente y creíble. También estaba el hecho de que oía las comunicaciones telepáticas de los miembros del Consejo, en resumen: la cabeza de Vleis se llenó de tanto ruido que ya no podía escucharse a sí mismo y casi perdió el equilibrio. Sófocles lo sostuvo.

_ ¿Qué te pasa?_ le quito la capucha y vio que su amigo tenía los ojos desorbitados y el rostro bañado en sudor

Vleis no pudo contestar, ahora escuchaba los pensamientos de Sófocles, Hermias y los otros compañeros, además de los guardias y algunos asistentes del Consejo que se encontraban en una Sala contigua. Estaba a punto de perder su concentración, y dejar en evidencia todo lo que resguardaba en su mente, cuando sintió una fuerte presencia, una mente que tomaba control de la suya manteniendo su barrera psíquica y echando al intruso que le violentaba, a la vez parecía saber evitar que lo notaran su Madre y el Rey. Había algo tan familiar en esa presencia que Vleis se dejó en sus manos.

_ ¿Vleis, qué te pasa? - Sófocles le tenía todavía abrazado y los otros lo rodearon preocupados.

_ Lo que te decía, que todos estamos muy agotados... olvidemos ya este asunto, tenemos suerte de haber exterminado a los Zogos y de que el Consejo no nos mande de paseo a la Tierra... - y en un tono más confidencial, le suplicó - por favor, deja las cosas así...

_ Esta bien... Vamos, te llevaré con los Curadores...

Se despidieron del Consejo y dejaron la Sala para llevar a Vleis a la Torre Terapéutica, pero él se negó alegando que sólo se trataba de cansancio. Le condujeron a su habitación, donde toda la generación se reunió y recibió la gran noticia de que no serían castigados.

El Consejo se quedó discutiendo varias horas sobre cómo terminar de una vez por todas con este "asunto de los Zogos". Determinaron que Sófocles seguía siendo un factor de riesgo que debían reducir. También repararon en la debilidad de Vleis.

_ Por un lado, - dijo el Rey satisfecho- lo que han hecho nos demuestra que esta generación es la más talentosa que hemos conseguido crear en nuestros años de gobierno.

_ También es la más inquieta y por tanto peligrosa - agregó su mujer - el mayor ejemplo lo tenemos en Safo.

_ Lo que no comprendo es cómo el que considerábamos más fuerte ha mostrado estar más agotado que los demás.- señaló Evelia refiriéndose a Vleis.

_ Como ya he dicho, Vleis no es el más calificado para ser el Rey - Jasón gozó cada palabra que pronunció.

_ Lamentablemente, por lo que hemos visto hoy, parece que tenias razón- se lamentó Egle.

Pero no se crea que su tristeza brotaba de sus entrañas maternas, en realidad ella y los otros miembros del Consejo se sentían defraudados porque el chico era su favorito y constantemente habían apostado por él, ahora Jasón podía reírse en sus caras y esgrimir que su favorito era el más indicado para presidir el futuro Alto Consejo. ¿Quién era este favorito?... pues escúchenlo de sus propios labios:

_ Espero que ahora escuchen mis sugerencias acerca del joven Hermias... Sobretodo porque solucionaremos el problema que nos representa Sófocles al mismo tiempo.

_ Somos todo oídos - dijeron los otros Consejeros muy interesados, las ideas de Jasón siempre eran efectivas, macabramente efectivas.

En su habitación, Vleis estaba sufriendo el peor ataque de jaqueca y nauseas de su vida. Incluso su temperatura comenzaba a subir.

_ ¿Pero qué diablos te hiciste...?- grito Cárax desesperado al ver a Vleis a punto de devolver su desayuno.

_ ¡Cúralo ya Cárax! - le regañó Safo.

_ ¡Pero no esta enfermo!. Cuando llegó aquí, sólo estaba mareado. Después que se fueron los muchachos, intentó entrar en la mente de no sé quien y ya vez en qué terminó.

_ ¡No puedo callarlos!- gritó Vleis...

_ A quien? - preguntaron al unísono los dos chicos.

_ ¡A todos! ¡Tengo toda la ciudad en mi cabeza...! -efectivamente, escuchaba una multitud de voces en su mente y le era imposible distinguir una de otra...

_ ¿Qué vamos a hacer?

_ Llamemos a los otros Sabios... alguno sabrá qué le pasa.

_ ¡Basta....! - Vleis se levantó y corrió hacia la ventana- ¡Ya cállense...!

_ Se va a volver loco...

Aoi no soportó más y tomó cartas en el asunto. Se paró frente a su amo y concentró todo su poder, luego emitió un grito agudo que mantuvo resonando tanto como pudo. Después, se derrumbó inconsciente.

Aquel grito dio resultado, Vleis lo había escuchado en su mente con tal fuerza que ya no pudo escuchar nada más y, lo que fue mejor, sintió que otra mente le ayudaba a pacificar la suya, otra mente amiga. Cuando recuperó el control, se acercó a su dragón y, poniéndose de rodillas, lo abrazó con ternura y gratitud.

_ Fuiste tú quien me ayudó, tanto ahora como en la Sala del Consejo... Aoi, mi pequeño, gracias...- y le besó. Aoi abrió los ojos y lamió la cara de su amo con su delicadeza acostumbrada.

_ ¿Qué fue lo que pasó Vleis?

_ No estoy seguro, en la sala del Consejo pude escuchar las mentes de los Altos Señores sin proponérmelo y, cuando traté de hacerlo ahora, quedé conectado con casi todos los habitantes de Graikoi. No se qué me pasa pero, temo que si sigo así... yo... no podré dejar la academia ni calificaré para ser un Alto Señor...

Vleis abrazó a Aoi con más fuerza mientras sentía su futuro amenazado. Sus amigos se sentaron junto a él y lo abrazaron. Habían creído que seria un día para celebrar por su venganza, ahora estaban llenos de temor por su amigo.

 

 

 

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