Mensaje recibido desde la delegación de justicia y paz de la congregacion

Queridos hermanos,
Saludos de Paz!!!
El trabajo preparatoria para el quinto Foro Mundial Social a Porto Alegre (26-31 Enero 2005) esta ya en camino...

Para mejor prepararse en el FMS que viene, los partecipantes de Mumbai FMS compartiraron las experiencias y reflexiones sobre los desafios de WSF 4...

Lindomar Dantas, OMI de Brazil escribe...

Los OMI en el FSM 2004 – perspectivas y desafíos de hacernos ‘ciudadanos’ de ‘otro mundo posible’.

1. Introducción:

“Sin duda, después del FSM 2004, la sociedad civil mundial no es más la misma, pues amplió sus dimensiones más allá de sus raíces brasileñas o latinoamericanas; ahora es mundial!”

Partiendo de esta constatación, comparto con ustedes la experiencia vivida por la Delegación de 14 Oblatos (Brasil, Bolivia, Roma, India, Filipinas, Bangladesh y Sri Lanka) que representó la Congregación en el Foro Social Mundial, en Mumbai, India. Motivada por la Comisión de Justicia y Paz de los Oblatos, se trató de una extraordinaria oportunidad de comunión con los misterios de las culturas que fomentan esperanzas y sueños del pueblo asiático.

En este contexto, averiguando los ‘daños’ provocados por la globalización de mercado y por la política neoliberal en la vida de los “pobres del mundo”, nosotros, Oblatos de Maria Inmaculada, reafirmamos la conciencia y el deseo de tornarnos ciudadanos de ese “otro mundo posible”.

2. El Foro: sentimientos, ideas y esperanzas

Enfrentar la pimienta de la cocina indiana (pudiendo, en respeto, esforzarse para comer sin cubiertos), caminar por las calles y barrios de Mumbai sin sufrir asaltos — aunque bajo el asedio de numerosas personas que piden limosnas; comprar el boleto de metro y, sin entregálo a ninguno fiscal, hacer el viaje programado (¡en respeto al principio de la honestidad, como dicen!); participar de talleres, conferencias, caminatas e manifestaciones de calles que proclamaban “otro mundo”; o, de entre los muchos colores, olores e paisajes, disfrutar aún de la sonrisa y de la acogida del hombre, de la mujer y del niño indiano, son algunas de las huellas de una experiencia que permanecerá viva en la mente de quien pudo vivenciar la intensidad del FSM en una realidad que nos sorprendió y enseñó algo nuevo cada día.

En el contexto de la crítica sistemática a las consecuencias de la globalización neoliberal, se observó que el FSM trajo a la superficie la crueldad del sistema de castas que somete 70% de los indianos a la más absoluta miseria y exclusión. Tratase de más de 360 millones de personas excluidas de una economía que crece 7% al año. Esta fue la realidad que acogió el FSM y los movimientos que cada día consolidan sus voces y prácticas por lo testimonio de que “otro mundo es posible”.

La universalización del FSM, desplazándose del contexto brasileño en que fue concebido para se firmar como ‘espacio’ de aglomeración mundial, se tornó realidad en el contexto de Asia, donde vive más de la mitad de la población de todo el mundo. Fue en Mumbai, India, que los “ciudadanos del mundo” ampliaron horizontes y perspectivas, averiguando aún el inhumano contraste entre la dimensión de la riqueza cultural y religiosa de diversos pueblos y su sumisión a las infinitas y terribles consecuencias de la globalización y del neoliberalismo.

En este contexto, la articulación mundial de numerosos movimientos, organizaciones y entidades de la sociedad civil que hacen frente a las políticas neoliberales e imperialistas (de los EUA, FMI y OMC) — sostenedoras de la globalización del mercado y de la pobreza — consolidó el espacio del FSM como plataforma para el debate de ideas y la búsqueda de ‘alternativas’ para las crisis que afligen toda la humanidad. Percibimos aún, que “otro mundo es posible, necesario y urgente”.

En la realidad del FSM la concepción de la ‘ciudadanía’ supera su sentido técnico-formal. Hace surgir el individuo político que, asumiendo la condición de ciudadano publico mundial, informase acerca de los acontecimientos de repercusión global y busca conocimientos y acciones capaces de mejorar la vida en el planeta. Aunque implicado en preocupaciones de su cultura, estado o etnia, esto mismo individuo tiene conciencia de que esa ‘aldea global’ es el ‘espacio’ para su activismo. Por eso, empeñase en temas relevantes para el futuro de la humanidad.

Tratase, por lo tanto, de la búsqueda de ‘respuestas’ sistemáticas para ‘problemas’ que, mismo de repercusión local o regional, son resultantes de la imposición de políticas trasnacionales. Para la ‘ciudadanía’ que nace de los Foros Sociales Mundiales, en fin, hacer ‘política’ es construir ‘espacios’ y asegurar ‘resultados’ más allá de los marcos de cada etnia.

Por eso, es importante observar que el FSM 2004, realizando 1.039 eventos (la mayoría auto-gestionados) en el espacio de la Nesco Grounds, fue un acontecimiento marcado por la creatividad y participación popular, siendo expresiva la presencia de más de 30 mil dalits y adivasi (indianos excluidos). Además, Mumbai reunió cerca de 120 mil actvistas, siendo más de 80 mil delegados/as de 132 paises que se comunicaron en 13 lenguas oficiales, con la ayuda de 180 traductores.

Por todo eso, como afirman los especialistas, percibimos que la dinámica del FSM nos ayuda a entender que desde la Caída del Muro de Berlín y el Fin del Apartheid en Africa del Sur, por ejemplo, parte de la humanidad ha dado pasos firmes (aunque costosos) en la dirección de “otro mundo posible”.

De toda esa jornada surgen compromisos importantes con valores como: paz, derechos humanos, relación de género, inclusión social, etc.; la relación entre el ‘hombre’ y el ecosistema (preocupación con el medio ambiente y los recursos naturales, etc.); la creación del Tribunal Penal Internacional, y muchos otros.

Sin embargo, como son grandes las transformaciones del siglo XXI, en especial con relación a la nuestra forma de pensar, sentir, consumir, comunicar y gobernar, tenemos conciencia de que el proceso desencadenado con las señales de ese “otro mundo”, desafiandonos a que seamos, en la práctica, “ciudadanos del mundo”.

3. La Delegación OMI en el FSM:

Como afirman las Constituciones y Reglas de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (CCR 9a), testamento misionero dejado por Santo Eugenio de Mazenod, nosotros, miembros de la “iglesia profética”, centramos nuestra preocupación apostólica en el Anuncio de la Buena Nueva de Jesús a los pobres de este mundo. Como Oblatos compartimos la vida, los sufrimientos y las esperanzas de los excluidos (víctimas de la globalización y del neoliberalismo), mientras nos esforzamos para tornar eficaz el empeño de nuestra “presencia” en los lugares en que son tomadas las decisiones que interfieren en el futuro de aquellos a quien consagramos nuestras vidas.

Así, como misioneros de la Iglesia Católica y seguidores de Jesús de Nazaret, sabiendo que Dios nos invita a establecer comunión con los ‘demás’ a quienes le cupo revelar los misterios de la divina sabiduría, tenemos la humildad de reconocer nuestras limitaciones en dar las respuestas de que el mundo necesita. Aprender con los ‘demás’ a quienes Dios nos confía y de quienes cuida (“sin dejar que ninguno se pierda”) es para nosotros el desafío de reconocer que el Servicio de la Justicia y de la Paz es un ministerio que constituye nuestro ser de consagrados y nos impele a estrechar lazos con gente diferente, capaz y abierta a compartir conosotros sus sueños y aspiraciones — como se sucedió en nuestra participación en el FSM, en Mumbai.

Bajo esa perspectiva, podemos alcanzar el don de la fe en lo ‘imposible’, arriesgándonos a vivir en nuestro cotidiano la experiencia del Buen Samaritano. Sí! Aquel mismo que, inspirado por la disponibilidad de su corazón, acercase del ‘otro’ creyendo que su pequeño gesto está salvando la humanidad herida en el camino. ¿Sería esta una de nuestras ‘motivaciones’ para seguir integrando en nuestro apostolado y carisma el ministerio de la justicia, paz e integridad de la creación?

4. Conclusión:

Mismo se persisten ‘indagaciones’ en cuanto a los rumbos del Foro Social Mundial, la evaluación que hicimos de la participación oblata en el Foro de 2004 nos dio elementos para intentar consolidar en la Congregación, a través de la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación, este ‘espacio’ de comunión que nos hace “ciudadanos del mundo” y alimenta nuestro sueño de “Otro Mundo Posible”.

Hno. Lindomar de Abreu Dantas – OMI.

Otras informaciones

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