La Página de Orestes 

 

 


El Arte de la Comunicación

Yo soy de donde hay un río (II)

En el tomo I de "Nuestros abuelos canarios" editado por la Asociación DEPACA, su autor también nos habla del héroe nacional de Cuba José Julián Martí Pérez, hijo de la Canaria Doña Leonor Pérez Cabrera; y de él recoge varias expresiones ("Pero no hay valla al valor del isleño, ni a su fidelidad, ni a su constancia, cuando siente en su misma persona, o en la de los que ama, maltratada la justicia o que ama sordamente, o cuando le llena de cólera noble la quietud de sus paisanos. ¿Quién que peleó en Cuba, dondequiera que pelease, no recuerda a un héroe isleño?. ¿Quién de paso por las islas, no ha oído con tristeza la confesión de aquélla juventud melancólica? Oprimidos como nosotros, los isleños nos aman. Nosotros, agradecidos, los amamos")1.

Como es conocido, Martí desarrolló una gran parte de sus actividades, en pro de la independencia de Cuba, en los Estados Unidos de América y entre los tabaqueros cubanos que trabajaban en la Florida, especialmente en Tampa, recogió fondos para la adquisición de armas y pertrechos para la que llamaría "Guerra necesaria". Allí fue precisamente donde tuvo lugar el encuentro entre aquellos dos "pichones de isleños" que cuenta Silvio Rodríguez en su canción "Yo soy de dónde hay un río" y de la que refirió en cierta oportunidad en que un periodista2 inquirió sobre el tema:

"La anécdota de mi abuelo [Félix Domínguez] está muy ligada a mi niñez. Yo recuerdo que desde muy niño él me contó que había estado en Tampa, que había emigrado por razones económicas y que allí, en una bodega, conoció a Martí. Se le acercó un hombre y al darse cuenta de que él tenía acento cubano le preguntó: ¿tú eres cubano? Sí, yo soy cubano. 
¿Tú estudias o trabajas?... Le dijo que no, que él estaba de aprendiz de torcedor en una tabaquería de Tampa. ¿En cuál? Mi abuelo le dijo donde era. "Yo tal día voy a pasar por allí". Y ese era Martí, quien luego fue a la tabaquería y habló; entre el público estaba mi abuelo".

"Esa anécdota se cuenta en mi familia materna desde que yo tengo uso de razón3. No sé hasta qué punto es mi primera referencia sobre Martí; seguramente no, pero sí está muy ligada a mis nociones iniciales sobre él".

Las raíces canarias de José Martí se pierden en la noche de la historia. La investigación nos lleva a la Isla de Gran Canaria donde en Santa Brígida D Juan Pérez Montes de Oca y D Brígida Navarro de Ortega contraen nupcias y tienen un hijo al que nombran Salvador Pérez Navarro; el 15 de abril de 1782 D Salvador contrae matrimonio con D Leonor Monzón en la Iglesia Parroquial de Santa Brígida, quedando asentado en el libro 4, folio 112. Se registran como vecinos de la Vega de San Mateo (Gran Canaria), en La Bodeguilla. De esa unión nacerá, entre 1790-1791, quien sería el padre de D Leonor Pérez Cabrera, Antonio Pérez Monzón (en su hoja de servicios, fechada en La Habana el 20-3-1847, consta que había nacido en la Vega de San Mateo y que era hijo de Salvador Pérez y de Leonor Monzón). El 1 de mayo de 1816, D Antonio Pérez Monzón (abuelo de Martí) sienta plaza en la Brigada de Artillería en Santa Cruz de Tenerife, en clase de tambor y por plazo de 8 años. Antes había prestado servicios en los regimientos de las milicias de infantería, cerca de 12 años, parte de ellos en el de Las Palmas de Gran Canaria y el resto en La Laguna. Se había incorporado al primero de tales regimientos en el Batallón provincial que de estas milicias se levantó a sueldo en la última guerra con los ingleses. En la madrugada del 17 de diciembre de 1828 en Santa Cruz de Tenerife, nació quien seria la madre de José Julián Martí Pérez. Fue bautizada al día siguiente en la Iglesia Parroquial Matriz por don Miguel de Gálvez Coloma, capellán cura párroco de la Brigada Veterana del Real Campo de Artillería, con el nombre de Leonor Antonia de la Concepción Micaela Pérez Cabrera. Los abuelos paternos: Salvador Pérez y Leonor Monzón. Los abuelos maternos: Diego Cabrera y Mariana Carrillo. Los padrinos: Juan Manuel Morales y Antonia Ramos. El 8 de septiembre de 1842 se le aprueba a Don Antonio Pérez su petición para pasar a prestar servicios en la Brigada de Artillería de La Habana. El 15 de noviembre de 1843, la familia Pérez Cabrera embarca para La Habana y llega el 18 de diciembre de ese mismo año. El 7 de febrero de 1852 D Leonor contrae nupcias con D Mariano Martí. El 28 de enero de 1853 nace José Julián Martí Pérez.

En mi opinión, la personalidad de Martí ha ejercido una gran influencia ética y moral en el cantautor Silvio Rodríguez Domínguez; a la pregunta del periodista "Para usted, ¿qué es lo más esencial de la personalidad de Martí?" responde: 

"Por encima de todo, la bondad, la ética martiana. Eso está dado a través de todos sus textos: su poesía, su periodismo, su misma vida. Ese darle a la vida un sentido y que ese sentido sea para el bienestar de los hombres. Ese desprendimiento tan grande que había en Martí; ese querer que todos fuéramos felices; ese volcarse e indagar en los sentimientos de los seres humanos, y lo bueno que tenían que dar de sí". 

El periodista indaga: "¿Cómo usted se imagina a Martí?" 

Silvio responde: "Ese tratar de completar la imagen de Martí es algo que nos sucede a todos... 
Es como cuando uno lee un libro y trata de identificar un personaje. Yo conocí a María Granados, ella visitaba la casa de mis padres. Cuando yo tenía como 9 ó 10 años le pregunté cómo era la voz de Martí y ella me dijo que no era ni aguda ni grave, era una voz intermedia y hablaba con una modulación muy bonita. Luego leí, en un ensayo de Mañach, que tenía un leve acento mexicano. 

"De manera general, parece que marcaba un poquito la pronunciación, cosa que no es rara en una persona de tanta cultura. Probablemente hablara un poco como escribía y eso tú lo notas en personas como Lezama, que hablaba y parecía que estaba leyendo; o el mismo Alejo Carpentier. 

"Yo me imagino que Martí era un gran conversador, una persona que hilaba perfectamente todas sus ideas, que tenía una gran coherencia en todo lo que decía, comenzaba un tema, lo desarrollaba y lo terminaba. Tiene que haber sido, al mismo tiempo, una persona de muchas ideas atropelladas, todo le venía a la mente y no le alcanzaba el espacio de la garganta, el sonido, el instante para decirlo todo. 

"Hay un anécdota que me contó precisamente Lezama. Su abuelo quien participó en la guerra del 95- llegó un día a una pensión donde vivían dos señoras, -creo que también fue en Tampa-, llegó muy tarde en la noche y le dijeron que sólo tenían disponible una cama en un cuarto y ya estaba ocupado por otro señor, cubano. 

"El abuelo de Lezama no tuvo inconveniente en compartir el cuarto, se lavó, comió y se metió en la cama. Por la madrugada sintió que se abría la puerta, sacó la cabeza de entre las sábanas y miró a aquel pequeñito que entró, prendió dos velas, se puso junto a una escribanía, se quitó la ropa, agarró una pluma, -dice que tenía en las manos un montón de hojas en blanco- y se puso a escribir, pero escribía con tanta prisa que no tenía tiempo para ordenar las hojas, sino que las iba tirando al suelo. Al amanecer andaba en cuatro patas por todo el cuarto buscando las hojas que habían caído debajo de la cama, ordenando todo aquello que había escrito. Se lavó, se vistió y se marchó otra vez. Ese era José Martí. 

"Yo lo imagino una persona así, sin tiempo para nada ni para dormir, pura idea nueva. Debe haber sido más bien nervioso, muy vivaz, muy rápido de mente y de palabra, y seguramente muy inquieto. Era como una idea vibrando". ...

...Y así, vibrando entre ideas y sonidos, historia y música me voy mentalmente preparando, para el próximo encuentro con Silvio en esta tierra Canaria cuya cultura y pueblo tanta influencia no descrita ha tenido en muchos otros lugares del mundo.

1Patria, 27 de agosto de 1892
2Entrevista publicada en el periódico cubano "Juventud Rebelde"
3
El padre del autor del libro nació precisamente en Tampa cuando el abuelo Félix se encontraba trabajando como tabaquero en aquélla ciudad.