La Página de Orestes 


El Arte de la Comunicación

 
 
Recientemente la Cámara de Representantes de EE.UU. ha pedido perdón a los afroamericanos por la esclavitud[1]. El día 29 del presente mes de julio de 2008, en lo que algunos medios de prensa calificaron como "decisión sin precedente", la referida cámara aprobó la iniciativa presentada por el senador (blanco) Steve Cohen, representante por el distrito de Menphis -Estado de Tennessee, cuya mayoría poblacional es precisamente de origen afroamericano- en la que pide disculpas por los años de esclavitud que sufrieron los afroamericanos en el país.

Dicen que es la primera ocasión en que una rama del Gobierno de la Unión norteamericana pide disculpas por los tiempos de la esclavitud y que Cohen apuntó que la tal resolución constituía un reconocimiento explícito a "la injusticia, crueldad, brutalidad y falta de humanidad de la esclavitud y el Jim Crow (período  1865-1960, en el que después de que la esclavitud fuera abolida, a los afroamericanos se les negó el derecho al voto y a otras muchas libertades civiles y fueron legalmente separados -segregados- de los blancos)".

También se ha informado que la resolución subraya que "Los afroamericanos continúan sufriendo las consecuencias de la esclavitud y la era Jim Crow mediante numerosos daños y pérdidas, ambos tangibles e intangibles", y que entre los perjuicios, el documento destaca "la pérdida de la dignidad y la libertad, la frustración en la vida profesional y la pérdida desde hace mucho tiempo de ganancias y oportunidades".

Con anterioridad -mes de abril de 2008- el Senado norteamericano había aprobado otra resolución en la que se disculpaba con los nativos norteamericanos (los "indios malos" en las películas de "cowboys") por "los muchos casos de violencia, malos tratos y abandono"; y ya lo había hecho con anterioridad, cuando en 1993 pidió perdón por la participación de EE.UU. en el "derrocamiento ilegal" del Reino de Hawai un siglo antes.

Pero también con anterioridad -en 1988, durante el gobierno de Ronald Reagan[2]-  se había pedido disculpas a las decenas de miles de norteamericanos de origen japonés que fueron internados en campos de concentración creados y ubicados en los propios Estados Unidos en el año 1942 por las ordenes número 9066 y 9102 del presidente F. D. Roosevelt, mediante las cuales se llevó a cabo el mayor traslado forzoso de la historia del pueblo nipón.  John Rankin congresista por Missisipi, una semana después del ataque a Pearl Harbour,  intervenía en la Cámara de Representantes: "Propongo que se capture a todos los japoneses de América, Alaska y Hawai y se les interne en campos de concentración; y se les envíe cuanto antes hacia Asia. Esto es una guerra racial. La civilización del hombre blanco ha entrado en guerra con el barbarismo japonés. Uno de los dos habrá de ser destruido. ¡Condenémosles! ¡Deshagámonos de ellos ahora!" (Ten Broek, pag. 87). Otro miembro del Congreso propuso la esterilización de todos los japoneses. Cerca de 120.000 personas fueron internadas en los denominados campos de "reubicación". 77.000 ciudadanos norteamericanos de origen japonés -los Nissei- y de 43.000 japoneses -Issei- de los Estados de California, Washington, Oregon y Arizona. Los 23.000 japoneses que vivían en la costa oeste del Canadá, de los cuales tres cuartas partes eran ciudadanos canadienses, fueron perseguidos también. No se les permitió volver a la Columbia británica hasta marzo de 1949, siete años después de la evacuación y tres y medio después del fin de la guerra. El Departamento de Estado obligó a los países de la América Latina para que acorralaran a los japoneses que vivían en ellos. Aproximadamente 2.000 japoneses fueron embarcados desde doce países hacia diferentes campos de concentración en los EE.UU. La mayoría fueron enviados por el Perú, que quiso eliminar a todos los japoneses que allí se encontraban y aún después de la guerra rechazó la entrada de aquellos que habían sido deportados a los EE.UU. Brasil, Uruguay y Paraguay establecieron sus propios programas de internamiento. Argentina y Chile, no rompieron relaciones diplomáticas con el Eje hasta casi el final de la guerra,  pero en sus territorios los japoneses no fueron ni detenidos ni internados).

Bueno, me parece bien que los "campeones de la democracia" hayan ido pidiendo perdón por las barbaridades y atropellos cometidos con sus minorías, pero..... ¿Cuándo pedirán perdón por sus actividades ilegales en todo el mundo -a través de sus servicios especiales como la CIA y de Organizaciones que siempre hacen lo contrario de lo que su nombre indica, como la Fundación Nacional para la Democracia, "NED"[3] por sus siglas en inglés-, sus decenas de intervenciones globales[4] y los derrocamientos de gobiernos legalmente constituidos incluyendo el asesinato de sus dirigentes, como el caso de Salvador Allende en Chile[5], por sólo mencionar a uno?

¿Y cuando pedirán perdón al pueblo de Cuba por su criminal guerra sucia que incluye un bloqueo cuya aplicación -según el titular de Relaciones Exteriores cubano, Felipe Pérez Roque, al presentar, en conferencia de prensa, el Informe de Cuba sobre la Resolución 61/11 de la Asamblea General de Naciones Unidas, documento que posteriormente fue discutido, el 30 de octubre de 2007, por decimosexta ocasión en el pleno de la Asamblea General- “ha alcanzado niveles de esquizofrenia en el intento de rendir por hambre y enfermedades a nuestro pueblo” y que ha sido rechazado por la casi totalidad de los países miembros en todas las votaciones llevadas a cabo al efecto en la ONU desde 1992?

[1]La Vanguardia
[2]Información complementaria en wikipedia: Campos de concentración en los Estados Unidos
[3]Las redes de ingerencia "democrática"
[4] El 17 de diciembre de 1962, el entonces Secretario de Estado Dean Rusk, a fin de justificar la invasión armada a Cuba, presentó al Congreso un informe en el que mencionaba las veces que los EE.UU. había intervenido militarmente en otros países entre 1798 y 1945. El informe de Rusk registraba 158 intervenciones en ese período. Domínguez Lima, Roberto. "Alberdi, el vasco". ISBN-13: 978-84-611-6242-0. Las Palmas de Gran Canaria, 2007. pag. 23
[5]En el libro Estado villano, William Blum analiza en el capítulo 17 ("Una historia concisa de las intervenciones globales desde 1945 hasta el presente"), 67 intervenciones norteamericanas en el período 1945-1998. Blum, William. Estado villano. ISBN 959-210-354-2. La Habana 2005