El
Tabaco.
De Canarias salió para las "Indias", plátanos,
ñames, caña de azúcar, caballos y cerdos. Los
camellos no llegaron a reproducirse. De las
"Indias" viajaron plantas americanas de
todas las especies que se adaptaron perfectamente en
el Archipiélago: papas, tomates, tabaco, maíz,
piteras, tuneras, etc.
Los canarios llegaron a Cuba con una técnica muy
peculiar de labrar la tierra y muchos de sus
instrumentos y medios de labranza los hicieron en
Cuba a la usanza en el Archipiélago Canario. El
tipo de arado y de yugo para los bueyes, la guataca
cabicorta para pegarse más al surco, el pico, la
carreta tirada por bueyes, el taburete, el machete y
el molino de granos, son ejemplos que aún perduran.
Además de las actividades referidas a la producción
de azúcar, y a todas las tareas del agro, todo hace
suponer que los isleños llegados a Cuba ya habían
entrado en contacto con el cultivo del tabaco en sus
islas de procedencia. De ahí, la relativa facilidad
de adaptación que pudieron desarrollar en las
plantaciones de esta aromática hoja desde tiempo
inmemorial.
Según el historiador José R. Lauzán, antes de la
fundación de la Villa de San Antonio, ya el cultivo
del tabaco estaba en manos de los canarios,
constituyendo el primero y el más extendido de los
cultivos existentes. Ese tabaco era de una calidad
tal, que la Casa de Contratación en España daba el
nombre de Govea (barrio ariguanabense), al tabaco en
rama de primera calidad; en esa época aún no se
cultivaba tabaco en la provincia de Pinar del Río.
Por su parte Julio Le Riverend, en su Historia
Económica de Cuba dice de los canarios: "la gran masa de los vegueros son
inmigrantes procedentes de las Islas Canarias, las cuales durante los siglos
XVI, XVII y XVIII tienen el privilegio de comerciar con América y
particularmente con las Antillas, sin necesidad de pasar por el puerto de
Sevilla, centro del monopolio mercantil español. Estos "isleños" son
agricultores en su patria de origen y continúan siéndolo en Cuba, donde ya la
oligarquía se ha apoderado prácticamente de toda la tierra a fines del XVI.
Llegan a Cuba y se internan hacia el interior, buscan tierras fértiles y allí
se instalan, sea en realengas, como sucedió en Santiago de las Vegas, o sea en
latifundios, en cuyo caso tienen que pagar renta. Son buenos agricultores;
trabajadores, sobrios, rutinarios, perseverantes, cuyas virtudes dan el carácter
a la gran masa campesina de Cuba.
Aprenden rápidamente a cultivar el tabaco. Al parecer, la tradición agronómica
de los indios predomina en el cultivo.
A diferencia de lo que sucede en las trece colonias inglesas de la América del
Norte (o sea, en Virginia, actual Estado de los EE.UU.) donde el cultivo del
tabaco se realiza sobre bases latifundiarias y con gran empleo de esclavos, el
cultivo en Cuba se realiza en pequeñas fincas y casi sin empleo de esclavos.
La
razón de estas diferencias puede radicar en el hecho que el comercio del tabaco
de Virginia se organiza desde el principio sobre bases masivas de tipo
capitalista muy definido, mientras que en Cuba la producción primero se destina
al consumo interno y va creciendo lentamente, a medida que aumenta el mercado
exterior. En los actuales Estados Unidos, los que se dedican al cultivo del
tabaco son auténticos terratenientes capitalistas, mientras que en Cuba, donde
los grandes terratenientes prefieren la ganadería y la producción de azúcar,
los que se dedican al tabaco son pequeños agricultores. No pueden por
consiguiente emplear gran número de esclavos.
Por otra parte, los vegueros caen bien pronto bajo la dominación de los
comerciantes y de los hacendados. De los comerciantes, porque los vegueros,
especialmente los de La Habana, dependen de ellos al objeto de exportar su
cosecha; de los hacendados latifundistas porque a ellos tienen que pagarle renta
por las tierras. A veces ese hacendado es la iglesia. Los comerciantes compran
la cosecha para exportarla; de este modo manejan los precios según
conveniencia. Prestan anticipadamente a los vegueros sobre el valor del producto
y, por consiguiente desde una época tan remota, los vegueros están ligados a
determinado comerciante refaccionista, como ocurriría hasta el triunfo de la
revolución
Estos vegueros se caracterizan por su espíritu combativo. Desde fines del XVI
están librando batalla contra los latifundistas. Por eso cuando hacia el 1680,
el fisco se interesa en monopolizar toda la cosecha de tabaco cubano y se
producen las primeras compras globales, los vegueros manifiestan su descontento
y, en algunos casos, dejan de sembrar tabaco. En verdad, el monopolio del tabaco
por parte de la hacienda del rey se basa en el pago de precios más bajos que
los que pagaban los comerciantes.
Más tarde cuando se promulga la real cédula de 1717 que establece formalmente
el monopolio del tabaco, los vegueros se lanzan en contra de las autoridades,
toman La Habana y obligan a los altos funcionarios coloniales a huir a España.
En 1721 y en 1723 se producen dos nuevos movimientos de los vegueros, terminando
el último de ellos por una feroz represión.
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