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LA REVISTA ON LINE DE LOS HINCHAS DEL FÚTBOL Febrero 2001 - Número 0

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El partido más esperado terminó en la batalla no deseada. La barra brava de River chocó con la Policía durante 18 minutos. Hubo 26 heridos (15 hinchas y 11 policías) y 23 detenidos.

Era espectacular el marco. Como nunca, en el fútbol de verano se habían juntado 30 mil personas para ver el clásico. Lejos quedaban las 23.423 entradas vendidas en los otros cinco encuentros juntos. El marco estaba. El clima también, porque todo era folclore, calor y color. Pero, sorpresiva e irracionalmente, la fiesta se transformó en guerra. A los 20 minutos del primer tiempo se desató una batalla entre gran parte de la barrabrava de River y la Policía. Durante 18 minutos hubo gases lacrimógenos, balas de goma y represión de parte de la Policía. Y piedrazos, restos de tres puestos de venta de gaseosas y panchos y hamburguesas usados como proyectiles y mucho odio de parte de los hinchas. Todo duró 18 minutos (en los que desde los parlantes se insistía convocando al público a quedarse porque el partido iba a seguir) y cuando el humo de los gases se disipó, quedó el campo arrasado y muchas preguntas flotando, la mayoría sin respuesta. ¿Qué pasó? ¿Por qué pasó? Un colaborador de la sala de videos donde se controlan las cámaras del estadio aseguró desde el anonimato que Javier Castrilli le reclamó a la Policía que retirara una bandera (tendría 5 metros por 4) ubicada en el propio corazón de la barra de River. Otro colaborador del organismo de seguridad de la provincia aseguraba que Castrilli no pidió nada y cuando todo se calmó habría murmurado: "Me lo hicieron a propósito." Luego en la conferencia de prensa Castrilli aclaró el límite de sus facultades y la Policía reconoció errores. Lo cierto, además, es que la Policía actuó bajo una orden y no hay muchos que pudieran darla. Lo cierto es que esa batalla parecía no terminar nunca, con testigos atónitos: la multitud que colmaba el resto del estadio marplatense. De esa multitud se separaban padres llevándose a sus pequeños hijos. Ya no querían quedarse allí. Y se separaba esa mujer buscando a su hijita de 3 años, perdida en la popular de River. Ya cuando comenzaba el segundo tiempo desde los altavoces se convocaba a los padres a que fueran a retirar a 12 chicos perdidos en el desorden y las corridas. Parecía mentira. Si todo estaba controlado, según se decía. Ya desde temprano, en los accesos de la tribuna de Boca, todos los controles tenían los identikit de los hinchas que tienen prohibido el acceso a los estadios por decisión de la Justicia. El fútbol de verano supuestamente estaba preparado para afrontar su primera noche en serio... Aun con los riesgos que siempre hay en un Boca-River. Se sabía que el estadio iba a estar a pleno. Tanto que el sábado ya se habían vendido 18.000 localidades. Y ayer al mediodía se agotaron las populares de Boca y una hora antes del choque no había más populares de River. Cuatrocientos policías controlaron los accesos a Mar del Plata desde el sábado. Y otros seiscientos se apostaron en el estadio y sus alrededores, para sumar un operativo de mil efectivos. Pero no hubo caso. Volvió a ganar la violencia.

LA VIOLENCIA DE SIEMPRE: EL JEFE DEL OPERATIVO, DERALDO LUZIAGA, DICE QUE ACTUO SIN MALA INTENCION "Sí, yo di la orden"

El comisario admite que se comunicó desde la otra tribuna con quien custodiaba a la hinchada de River para que retiraran la bandera de la discordia. El comisario inspector Deraldo Omar Luziaga, fue quien dio la orden de retirar la bandera de la popular de River. Por ese motivo, quedó como el gran responsable de los incidentes ocurridos en el estadio Mundialista. Dentro de las esferas policiales y políticas, además de haber dado esa orden "sin motivo suficiente", a Luziaga se lo responsabiliza también por no haber armado un rápido operativo para rescatar al grupo de Infantería que quedó en medio de la barra brava de River y de no haber asumido inmediatamente su error.

—¿Por qué dio la orden? —Yo estaba dentro del campo de juego, a unos metros de la hinchada de Boca, retirando algunas banderas, y veía a varios hinchas exaltados que nos avisaban que había una bandera de Boca en la popular de River. Cuando yo vi esa bandera, me comuniqué con la persona encargada de la otra tribuna, el comisario inspector D''Amico, y le dí la orden para que la retirara.

—¿Considera que la medida fue apresurada? Iban apenas 20 minutos... —Sí, lo pensé y también vi que estaba bastante tranquila la situación y como tantas veces lo hemos hecho, le dije al otro jefe de sector que tratara de retirarla.

—¿Está arrepentido de su decisión? —Estaría arrepentido si hubiese actuado con mala intención. Al contrario, la Policía trata de mantener el orden y de que no ocurran estos lamentables incidentes.

—¿No cree que más que preocupación por sacar la bandera, el personal debió haberse encargado de que esa bandera no haya ingresado? —Sin dudas. Ese es el trabajo que se realiza en la zona de acceso al estadio. A veces los elementos no ingresan por la hinchada. Pueden filtrarse por otro lado.

—Se escucharon muchas bombas de estruendo en la hinchada de Boca, ¿Cómo puede ser que esos explosivos estuvieran dentro de la cancha? —Esas bombas son muy pequeñas y desde afuera del estadio pueden ser arrojadas hacia adentro sin ser advertidas.

—¿Se siente solo o respaldado? —Nunca estuve sin respaldo de mis superiores y no lo voy a estar ahora. Se verá en definitiva después el grado de responsabilidad de cada uno.

—¿Por qué siguió el partido? —Se reanudó porque ya había cesado el inconveniente en ese sector. Creo que fue prudente no haber retirado las hinchadas en esa situación.

—¿Volvería a dar la orden de retirar la bandera? —Esperaría hasta el entretiempo.

—¿No la sacaría a los 20 minutos? —No, no.

"Crónica de una noche de Violencia"

Un fiel testimonio de lo que pasó escrito por Martín, simplemente un hincha indignado como todos lo estamos.

Llegué al estadio unos 30 minutos antes de las 22. Me sorprendió que el playón de acceso estuviese dividido para ambas parcialidades por una valla, increíblemente la Policía de Provincia de Bs. As. había descubierto que el hecho de que ambas parcialidades hagan las filas de ingreso una al lado de otra traía aparejada la posibilidad de que se produjeran incidentes. Al seguir caminando pude observar que el cuerpo de Infantería cortaba la fila para dejar pasar a la gente por tandas. Obviamente, como era de esperarse, para cortar la fila utilizaban todas las técnicas de "arreo de ganado" existentes excepto los buenos modales. Para completar la imagen unmiembro del cuerpo de infantería estaba parado sobre una paltaforma más elevada con su arma dispuesta a disparar gases lacrimógenos en cualquier momento que se le presentase la "gran oportunidad". Esta última imagen terminó de recordarme una película de la Segunda Guerra Mundial basada en el escape de un grupo de judíos de un campo de concentración. Al instante identifiqué a este sujeto con el guardia alemán de una torre del campo. En fin, creí hasta ese momento que era pura idea mía.... Al pasar el cacheo me encontré con algo insólito. Llevaba una bandera que siempre llevo a todos lados, que dice mi nombre MARTIN, como única leyenda agresiva y en contra de la paz, y la ley. El policía que me revisó me hizo leerle lo que decía y pude observar que evaluaba qué tan agresiva era la palabra MARTIN en un gesto de su cara, para cerrar el colmo, me permitió ingresar mi bandera pero con la condición que le saque los piolines que ésta tenía para ser atada, acción que cumplí a su lado y guardando los piolines en mi bolsillo, para luego poder pasar (total incoherencia). Después de eso me pregunté qué tipo de arma representaban los pobres piolines. A los 15 minutos de colgar mi bandera en la platea descubierta, personal policial me hizo sacarla, obedeciendo una orden del marginado comisario Deraldo Luziaga que se encontraba dentro del campo de juego. Pude identificar a éste después de que salió en todos los medios. Mientras tanto banderas de Boca, entre ellas la de San Justo, seguían colgadas flamantes en la baranda de la platea del mundialista. No son la reglas parejas para todos? Encima, la bandera de Boca era el doble que la mía, y que todas las de River que hicieron sacar. Después de eso todo lo que ya sabemos, la guardia de infantería, clara exposición de la ineficiencia de estos animales que se hacen llamar "Policías Bonaerenses" lanzando gases y balas de goma en plena tribuna al segundo de empezar a reprimir, para sacar una simple bandera que no cumplía con las medidas reglamentarias, ya que al solicitarle a los hinchas que no mostrasen la bandera de Boca de "Munro" lo hicieron. En general se debe recurrir a esto después de un buen rato de que los incidentes no cesen. Consecuencia, hinchas desaforados, y con mucha bronca, como todos los que estábamos en el estadio ese día, que se tomaron revancha "echando" a la policía de la tribuna y siguiendo una guerra al mejor estilo Vietnam en al playón de acceso detrás de la misma. Acto seguido, la ineficiente policía lanzó nuevamente gases desde fuera del estadio que cayeron a un costado de la popular y la platea, donde había niños, abuelas, abuelos, madres y padres. Es verdad, un niño de 5 o 6 años perdido representa un peligro latente que hay que reprimir con balazos y gases, como ese que se encontraba al lado mío y había perdido a su tío (al que gracias a Dios después encontramos en la popular) como tantos otros, y que lloraban desconsolados (era desgarrador ver este espectáculo). Colmo de todo esto: la falta de unicidad de criterio de la policía. Por ejemplo, me pueden hacer problemas a mí para entrar con mi pequeña bandera mientras que la otra hinchada puede entrar con banderas largas y de otros clubes. Esto se observa a menudo en los estadios bonarenses. Por ejemplo vayan a un partido de la B y van a ver cuántas banderas "antireglamentarias" hay. El mismo policía que un Domingo te deja ingresar la bandera, al Domingo siguiente quizás si no tiene ganas no te la deja ingresar. Esto es una clara falta de desorganización y en definitiva también incita a la violencia, porque a quién voy a matar con mi bandera? Más colmo. Ver la cara de los policías al reprimir. Disfrutan el poder de tener un arma en la mano y reprimir a la gente, niños, niñas, padres, madres, etc. Se creen todopoderosos sobre los caballos o pegando palazos, o disparando un arma. Disfrutan el hecho de tratarte mal, como me sucedión en la cancha de Lanús en Diciembre pasado y como otras tantas veces. Conclusión, así no vamos a ningún lado. Estoy en contra de la violencia en el fútbol, pero las actitudes policiales terminan generando violencia en contra de los efectivos en, hasta hinchas como yo, que queremos la paz en las canchas. Te da bronca que te traten mal, que te "arreen como ganado" en lugar de facilitarte el acceso al estadio. Que un Domingo puedas pasar con tu bandera y que al siguiente no porque no. Que te trate como delincuente al hacer el cacheo. Que te repriman así porque sí como en el Superclásico del 3-0 el año pasado en la Boca. Que las leyes no sean parejas para todos. Que no sepan prevenir antes que reprimir. Que te insulten mientras te hacen el cacheo esperando tu reacción para reprimir como me pasó a mí y a tantos otros hinchas, incluso le pasó hasta a amigos míos hinchas de otros equipos, en la cancha de Chacarita. Que sean o parezcan tan ineficientes para desterrar la violencia de los estadios. Que entren en una tribuna y te repriman si vos lo único que querés es ver un partido de fútbol y alentar a tu equipo. Hay que hacer una distinción que es un claro indicador de la actitud de la policía. La hinchada de Boca al ver los incidentes que se producían con los hinchas de River amagó a salir para ayudarlos y defenderlos. Finalmente dejaron un hueco en la tribuna solidarizándose con la gente de River, hecho que la parcilidad millonaria aplaudió. Abandoné el estadio en el entretiempo, ya que partía mi micro rumbo a Bs. As. y no había podido conseguir otro pasaje más allá de las 0.20 y debido a que corría el riesgo si había más incidentes de perder el micro y no poder ir a trabajar al día siguiente, pero créanme que el clima que se respiraba en el estadio no era de una fiesta del fútbol como un superclásico, sino más bien que parecía una ciudad después de un bombardeo en plena guerra, desolación, tristeza, llantos, etc. A esa altura lo que menos me importaba era lo futbolístico en sí. Poco me importaba el resultado, alguna jugada de Aimar o el Burrito o algún lujo de Saviola. Pensé que me estaban cargando al escuchar al otro día las declaraciones incoherentes de Gallego, el jefe de policía, y tantos otros. También pensé que me estaban cargando cuando la voz del estadio en el medio de tremenda batalla campal decía que no se vayan porque el partido iba a seguir, claro había que vender toda la publicidad del entretiempo y del segundo tiempo. Malditos empresarios. Ellos contaban su dinero mientras otros contaban que habían salvado su vida en la sala de un hospital. También me sorprendió que los jugadores continuaran jugando y que al salir nuevamente a la cancha hicieran oídos sordos a quienes les pedíamos que se retiraran desde lo más bajo de la platea a gritos. En fin, espero que esta barbarie algún día se termine, y que los policías reflexionen acerca de su accionar. Será mucho pedir? Saludos a todos, Martín

Momentos de una noche de barbarie (por un periodista)

La cabeza se asoma al playón superior de la tribuna de River, mientras el cuerpo hace equilibrio en una puerta de alambre. La primera imagen que recibe el cronista es grotesca. Cuatro policías corren arrastrando a sus ovejeros alemanes para no sucumbir a la horda desenfrenada. ¿Quién dijo que sólo vuelan las aves? Piedras, chapas, lo que venga se desplaza por el espacio aéreo de la tribuna Norte del estadio José María Minella. Al fondo se ven dos ambulancias. Adelante se plantan los más pesados. "Mirá, ése es el Turco, el jefe de la barra", señala uno con su brazo derecho. Una mujer le baja el índice para no delatar al flaco de remera blanca y suéter en la cara. Una baldosa se rompe en diez futuros objetos voladores identificados. Se va la Policía y quedan los caídos en combate. Se llevan a Julio Tapia, el policía más golpeado, con un cuello ortopédico. Minutos antes estuvo a punto de ser decapitado por un animal. "¿Está grave? ¿No? Bueno, mejor", se alivia un hincha. ¿Dónde estará su arma reglamentaria? "...con una nueve milímetros por la calle Juan B. Justo", se le escucha decir a un guardia de Infantería. Uno de los 12 que entraron a sacar la bandera de la discordia. Primero a palazos, después con gases lacrimógenos y al final con balas de goma. Una pintura del terror. Un pibe camina con la mano derecha ensangrentada. Es León, que dice: "Me cayó una chapa. Me pasaron los gases ahí nomás y yo no cazaba un fulbo (sic)". Un pelilargo rubio grita: "Yo ya perdí un dedo, no quiero perder otro". Parejas jóvenes se van con hijos en brazos. Un nene sonríe. Habrá pensado con inocencia que recién habían terminado los fuegos artificiales. Los hinchas se apilan en los costados. Otros pasan por una escalera caracol a la platea cubierta alta. "Viejooo", grita un pibe desde arriba. Peor la pasa esa madre adolescente que no logra saber dónde está su hija de tres años. Todo queda registrado en las ocho cámaras del estadio. Pero la memoria también almacena la barbarie.

LOS HINCHAS DE RIVER PROTESTAN

Más de lo mismo, la Policía causó una batalla campal por una bandera Inentendible. Incomprensible, estupido, demente...no hay palabras para describir el accionar de las autoridades. ¿Algún día van a entender que las banderas son parte de la fiesta del fútbol?... no pierdan más tiempo prohibiéndolas. Ocúpense de que en las populares no haya cuchillos y armas. Heridos e imágenes espantosas fueron causadas por este capricho del Juez Victor Perrota y de Javier Castrilli. Vergonzosa la represión policial

POLICÍA REPRESORA Reprimern sin discriminación, espantando a la familia de las canchas, basta ya!!! Inentendible. Desastrozo el procedimiento. Vergonzosa la actitud de dirigentes y jugadores de River que hicieron la vista gorda y siguieron jugando un "amistoso de verano" cuando sus hinchas estaban en medio de una batalla campal con la policía. Donde chicos, chicas y familias enteras de todo el país que fueron a ver el partido tragaban y sufrían esos gases lacrimógenos. Los jugadores en vez de acercarse a la tribuna y pedir calma como lo hacen el 99% de los equipos con sus hinchas, no les importó nada y se fueron hacia el vestuario como si se tratara de una situación totalmente ajena. Eso sí, cuando volaron un par de butacas al campo de juego el partido se suspendió en el acto, pero cuando en la tribuna todo era descontrol y pánico no. ¿Qué pasa señores dirigentes y señores empresarios de la televisión? Sólo les importa facturar...¿no? ¿Qué se va a hacer con el irresponsable festejo del carnicero Barihjo, eso acaso eso no es provocar aún más violencia, señores del inexistente tribunal de Disciplina? Los hinchas estamos mal con esto que pasó. Día a día la gente tiene más temor de acercarse a los estadios y con este incidente otros miles de hinchas no pisarán más una cancha de fútbol en sus vidas. Gracias Perrota, gracias Castrilli, gracias "Yutas", por espantar a la gente de las canchas y por hacer todas las reglas al revés.

Agradecimientos a www.ultras-atleti.com por facilitarnos la voz de los hinchas. Otra fuente Clarin.