Al acabar el día en San Francisco

Dime por qué lloras, hijo mío

Sé que estás asustado, a todos nos pasa.

¿Acaso te asusta el lejano trueno?

¿Te ayudaría que estuviera muy cerca de ti?

Aquí me tienes

Eran los años 60 y Peter, Paul and Mary cantaban canciones que algunos todavía llevamos en el coche e, incluso, las escuchamos cuando los pasajeritos de atrás no nos imponéis las vuestras. Estos últimos tres años una de esas canciones ha tenido un significado especial. ¿Y qué se hace cuando somos los padres y las madres los que tenemos miedo?

En la APYMA San Francisco hemos tenido clara la respuesta: trabajar. Y vosotros os habéis dado cuenta. Muchas tardes no hemos podido estar con vosotros en la plaza porque estábamos reunidos, otras veces, por el contrario, os habéis tenido que venir de kalejira cuando lo que os apetecía era seguir en los columpios.

Notabais que algo no iba bien. Al principio, lo confieso, os intentábamos ocultar la verdad. Si vamos a Teresianas, os decíamos, no os preocupéis que haremos que sea un muy buen colegio. No creíamos entonces que el proyecto pudiera seguir adelante. Pero seguía y varias puertas en las que llamábamos se nos cerraban. Y a medida que veíamos que gente e instituciones que debían darnos su apoyo nos lo negaban, nuestra preocupación iba en aumento. Ya no os hablábamos de que Teresianas iba a quedar bonito, sino de que, sencillamente, no ibais a ir. La verdad es que no sabíamos cómo podríamos evitarlo una vez dieran la orden de traslado, pero ya os explicábamos que esto de la seguridad era algo muy importante y no podíamos admitir que no se cumpliera.

Sí, las cosas no siempre iban bien. Varias puertas en las que llamamos se nos cerraron injustamente. Afortunadamente había mucha más gente que nos iba dando su apoyo. Al principio algunos no entendían por qué no queríamos Teresianas, ese edificio tan bonito, pero luego nos escuchaban, pensaban y, finalmente, nos apoyaban. No teníamos el poder que da estar en puestos de decisión pero como aprendimos en otra canción, ésta de un poeta más cercano y de una situación más dura en la que nos negaban la oportunidad hasta de hablar y opinar, nos quedaba la palabra.

Nos quedaba la palabra y la hemos utilizado a conciencia. Con ella hemos conseguido ser cada vez más. Es difícil enumerar a todas las personas que nos han ayudado, las personas que os han apoyado. Pero creednos si os decimos que poco a poco os habéis convertido en un tema importante para mucha gente que nunca os llegará a conocer personalmente. Les debéis mucho, porque sin ellos no hubiéramos podido hacer lo que hemos conseguido.

Dicen que el agua no desgasta la piedra por su fuerza, sino por su constancia. Algo de esto ha pasado en este tema. Con la palabra y la razón hemos acabado siendo más fuertes que otra gente que, esto también es algo que iréis aprendiendo, nunca da la cara pero que tiene la posibilidad de manejar lo que se llaman resortes del poder. Al final hemos ganado, pero todavía no sabemos cómo ha sido posible que por encima de vuestra seguridad y vuestro derecho a una educación en condiciones hayan primado los intereses de alguna empresa privada.

Entre tanto hablar, también ha habido ratos malos entre nosotros. A veces discrepábamos y a veces discrepábamos mucho entre los propios padres y madres que hemos trabajado tanto. Pero hemos conseguido superar esas diferencias y seguir adelante. A fin de cuentas sólo podíamos tener un objetivo: evitar que os metieran en ese edificio tan peligroso. Y nos ha costado, pero hemos sabido seguir trabajando hombro con hombro. No es que seamos uno, como dicen los hombrecillos verdes de Toy Story, sino que por el contrario somos bastantes y bastante plurales. Esto es bueno que sea así, pero a veces cuesta respetarnos. A aceptar esto también hay que aprender.

Ha sido mucho trabajo, demasiado para algo tan evidente. A fin de cuentas, sólo hemos pedido que se respetara la ley y se lo hemos pedido al gobierno. Tanto a vosotros como a nosotros nos querían tratar como súbditos, pero hemos sabido responderles como ciudadanos. Por eso hemos ganado nosotros, los del colegio, y también nosotros, toda la sociedad. Por eso ayer por la noche, al acostaros, os pude cantar el final de la canción de Peter, Paul and Mary. Ondo loin!

Y si tomas mi mano, hijo mío,

al acabar el día todo irá bien

Volver a la página anterior