|
|
CUENTOS DE LA MINA | |
Por Víctor Montoya |
|
LA PICARDIA DEL TIO | |
El
viernes de Carnaval, cuando todos podían ingresar al interior de la
mina, incluso las esposas y las guaguas de los mineros,
entró en la galería del Tío una mujer que no podía tener
hijos. La
mujer, hermosa de cara y de cuerpo, se hincó ante el Tío. Le ofreció
una botella de alcohol y una ch’uspa de coca. Le encendió dos
velas y le dijo: —Tiíto, quiero que conviertas a mi marido en un toro, para que así se acabe el infierno en que me hace vivir este maldito pueblo, donde una mujer casada y sin hijos está vista como una perra sin dueño. El
Tío, nada acostumbrado a este tipo de pedidos, esbozó una sonrisa pícara
y pensó que para una mujer joven debía ser más fácil acostarse sobre
un lecho de víboras y cobijarse bajo un manto de fuego, que convivir
con un impotente que no podía cumplir con su deber de macho. —¿Así
que quieres un marido convertido en toro? —le
preguntó el Tío, bañándola con su mirada de diablo. —Sí,
Tiíto —respondió la mujer. —Está
bien. Haré lo que me pides, pero primero desvístete. —¿Y
para qué, pues? —preguntó ella. —Para
comenzar por los cuernos del toro —contestó el Tío.
|
Copyright © Jhonny Tórrez S. - febrero 2002 |