El Poeta del Viaje Interior

Texto impreso en 1963 en la publicación "Psychedelic Review", consistente en colecciones de artículos relacionados con el uso de sustancias alteradoras de la percepción.En este artículo, Timothy Leary (profesor de psicología en Berkeley y Harvard), y el escritor Ralph Metzner (profesor de psicología en el Instituto de California para Estudios Integrales) intentan dar una visión general de la obra del escritor Hermann Hesse

Pocos escritores han hecho una crónica con tal lucidez desapasionada y honestidad sin miedos el progreso del alma a través de las etapas de la vida. Peter Camenzind (1904), Demian (1919), Siddharta (1922), Steppenwolf (1927), Narciso y Goldmundo (1930), Viaje al Este (1932), El Juego de los Abalorios (1943) -- distintas versiones de autobiografía espiritual, distintos mapas del camino interior. Cada nuevo paso revisa el dibujo de todos los pasos anteriores, cada experiencia abre nuevos mundos de descubrimiento en un esfuerzo constante para comunicar la visión.

Tal y como se enorgullece John Cage de recordarnos, escribir es una cosa y leer es otra. Todos los escritos, todos los autores, son malentendidos. La mayor parte de los hombres sabios no escriben porque saben esto. El hombre sabio ha penetrado a través de la cortina verbal, ha visto y conocido y sentido el proceso de la vida. Le debemos nuestra gratitud cuando permanece con nosotros e intenta inducirnos a compartir el gozo.

El gran escritor es el hombre sabio que se siente empujado a traducir el mensaje a palabras. El mensaje está, por supuesto, alrededor y dentro de nosotros en todo momento. Todo es una pista. Todo contiene el mensaje. Pasarlo a símbolos es innecesario, y aun así quizá el más grandioso trabajo del hombre.

Los hombres sabios escriben (deliberadamente) sobre lo esotérico. Es el camino para fabricar una rosa o un bebé. La forma exotérica es maya, la fachada alucinatoria. El significado se encuentra dentro. La grandiosidad de un gran libro descansa en lo esotérico, la semilla con significado oculta detrás de la red de símbolos. Todos los grandes escritores escriben el mismo libro, cambiando tan sólo las trampas exotéricas de su tiempo y tribu.

Hermann Hesse es uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Escribió "Finnegan's Wake" en varias versiones en Alemán. Además de ser un hombre sabio, pudo manipular las palabras lo suficientemente bien como para ganar el Premio Nobel.

La mayor parte de los lectores no advierten el mensaje de Hesse. En trance gracias a la bella danza del argumento y la temática, pasan de largo por la semilla. Hesse es un bromista. Como la naturaleza en abril, viste su código de un decorado plumaje. El lector literario toma la fruta, la devora, y tira el núcleo al suelo. Pero la semilla, el mensaje eléctrico, el código, está en este núcleo.

Tomemos Siddharta - el texto elemental para jóvenes Bodhisattvas, escrito cuando Hesse tenía cuarenta y cinco años. Observemos al viejo mago preparándose para su trabajo. Se nos presenta a un hombre jóven y orgulloso, fuerte, atractivo, ágil, airoso. Siddharta es jóven y ambicioso. Busca obtener el mayor premio de todos -- la iluminación, la unidad cósmica. Domina cada uno de los juegos del otro mundo. Los Vedas. El ascetismo. Iguala con su astucia al Buda mismo. Éxito mundano tántrico. "Encontramos consuelos, aprendemos trucos con los que nos engañamos, pero la cosa esencial -el camino-, eso no lo encontramos". "La sabiduría no es comunicable". "Puedo amar a una piedra, Govinda, y a un árbol y a un trozo de corteza. Esto son cosas y uno puede amar cosas. Pero uno no puede amar palabras... Nirvana no es una cosa; sólo está la palabra Nirvana". Entonces, en las últimas páginas del libro, Hermann Hesse utiliza las palabras para describir la maravillosa iluminación de Govinda, quien

Cita:


ya no veía la cara de su amigo Siddharta. En su lugar vio otras caras, muchas caras, una larga serie, un flujo contínuo de caras -- cientos, miles, las cuales todas venían y desaparecían y aun así todas parecían estar ahí al mismo tiempo, que todas cambiaban y se renovaban contínuamente y que aún eran todas Siddharta. Vio el rostro de un pescado, de una carpa, con una tremenda boca dolorosamente abierta, un pez moribundo con los ojos turbios. Vio la cara de un niño recién nacido, rojo y lleno de arrugas, preparado para llorar. Vio la cara de un asesino, le vio zambullir un cuchillo en el cuerpo de un hombre; al mismo momento vio a este criminal arrodillándose, y su cabeza cortada por un ejecutor. Vio los cuerpos desnudos de hombres y mujeres en las posturas y transportes del amor apasionado. Vio las cabezas de animales, jabalíes, cocodrilos, elefantes, bueyes, pájaros. Vio a Krishna y a Agni. Vio todas estas formas y rostros en mil relaciones unas con otras, todas ayudándose, amando, odiando y destruyéndose y naciendo otra vez. Cada una era inmortal, un ejemplo doloroso y apasionado de todo aquello que es transitorio. Y aun así ninguno de ellos murió, sólo cambiaron, siempre renacían, continuamente tenían un nuevo rostro: sólo el tiempo separaba un rostro y otro. Y todas estas formas y caras descansaban, fluían, se reproducían, dejaban atrás nadando y se mezclaban unas con otras, y sobre todas ellas había continuamente algo delgado, irreal y aun así existente, alargado a través como cristal o hielo delgados, como una piel transparente, una concha, forma o máscara de agua -- y esta máscara era la cara sonriente de Siddharta que Govinda tocó con sus labios en ese momento. Y Govinda vio que esta sonrisa como de máscara, esta sonrisa de unidad sobre las formas que fluyen, esta sonrisa de simultaneidad sobre los miles de nacimientos y muertes -esta sonrisa de Siddharta- era exactamente la misma que la calmada, delicada, impenetrable, quizá craciosa, quizá burlona, sabia, con mil pliegues, sonrisa de Gotama, el Buda, como había percibido con admiración cien veces. Era de esta manera, supo Govinda, que el Uno Perfecto sonreía.

Aquellos que han tomado alguna de las drogas psicodélicas reconocerán la visión de Govinda como una secuencia clásica con LSD. La confrontación directa visual con la unidad de todos los hombres, la unidad de la vida. Que Hesse pueda escribir palabras como "unidad", "amor", "Nirvana", es facilmente comprensible. Todo libro de texto hindú te da la jerga. Pero esta descripción de los detalles visuales de la visión cósmica, lo específico a la retina, es más impresionante. ¿Cómo llegó Hesse a estas sensaciones concretas? La similaridad con las experiencias de expansión de consciencia a través de drogas son sorprendentes. La concreta "ello-dad" del momento iluminado habitualmente se escapa al filósofo abstracto del misticismo. ¿Llegó por sí mismo Hesse a este estado visionario? ¿A través de la meditación? ¿Espontáneamente? ¿Utilizó el novelista H.H. el camino químico hacia la iluminación?

La respuesta a estas cuestiones es sugerida en la siguiente lección del maestro: El Lobo Estepario; una novela de crisis, dolor, conflicto, tortura,... al menos en la superficie. Hesse escribe en una carta: "Si mi vida no fuera un experimento peligroso y doloroso, si no estuviera constantemente al borde del abismo sintiendo el vacío bajo mis pies, mi vida no tendría sentido y no habría sido capaz de escribir nada". La mayor parte de los lectores sofisticados en psicodinámica reconocen el drama presentado; el conflicto entre "ego" e "id", entre espíritu y civilización material, los "instintos satánicos, lobunos, que se esconden dentro incluso de nuestros yoes civilizados", como indica el texto de la edición de bolsillo. "Estos lectores [escribe Hesse] han ignorado completamente que por encima del Lobo Estepario y su vida problemática existe un segundo mundo, más alto, sin tiempo ... que contrasta el sufrimiento del Lobo Estepario con un mundo transpersonal y transtemporal de fé, que el libro ciertamente habla del dolor y el sufrimiento, pero es la historia de un creyente, no un cuento de desesperación".

Como en Siddharta, Hesse sumerge al lector en su cuento fantástico, sus ideas, sus acrobacias mentales, sólo para mostrar al final que toda la estructura es un juego mental ilusorio. La alfombra mental se retira de repente de debajo del confiado lector psicodinámico. Este truco Zen es evidente al menos en dos niveles en el Lobo Estepario. Primero, en el pequeño "Tratado", un brillante retrato de Harry, el hombre con dos almas. El hombre -refinado, sabio e interesante-, y el lobo -salvaje, indomable, peligroso y fuerte-. El tratado describe sus cambios de humor, sus explosiones de creatividad, su ambivalente relación con los burgueses, su fascinación con el suicidio, su incapacidad para reconciliar los dos yoes conflictivos. Un análisis psicológico que corta el aliento de lo sutil. Entonces, el juego de manos:

Cita:

... Hay ... una falsa ilusión fundamental a dejar clara. Toda interpretación, toda psicología, todos los intentos para hacer las cosas comprensibles, requieren como medio las teorías, mitologías, y mentiras; y un autor consciente debería... disipar estas mentiras tan lejos como esté en su poder... Harry consiste en cien o mil yoes, no en dos. Su vida oscila, como lo hacen todos, no meramente entre dos polos, tal como el cuerpo y el espíritu, el santo y el pecador, sino entre miles,...........
El hombre es una cebolla hecha de cientos de envolturas, una textura hecha de muchos hilos. Los antiguos asiáticos sabían esto muy bien, y en el Yoga Budista una técnica exacta fue fabricada para desenmascarar la ilusión de la personalidad. El humano ve muchos cambios; la ilusión que costó a la India el esfuerzo de miles de años desenmascarar es la misma ilusión que el Oeste ha trabajado con el mismo empeño en mantener y fortalecer.

La autoimagen dualista es descrita -la fascinante y llamativa metáfora freudiana- y luego se muestra como una falsa ilusión, una perspectiva limitada y lastimosa, un juego mental. El segundo ejemplo de este truco ocurre al final del libro. Hemos seguido a Hesse en sus descripciones de Harry, a medida que corre a través de una serie de vanos intentos por conquistar su desesperanza -a través del alcohol, del sexo, de la música, a través de la amistad con el exótico músico Pablo-; finalmente entra en el Teatro Mágico, "Precio de Entrada, tu Mente", en otras palabras, una experiencia de pérdida de esta.

Cita:

De un receso en la pared [Pablo] tomó tres vasos y una extraña y pequeña botella... llenó los tres vasos de la botella y tomando tres delgados cigarrillos amarillos alargados del paquete y una caja de cerillas del bolsillo de su chaqueta de seda nos dio fuego,... su efecto era inconmensurablemente vital y enormemente agradable, como si uno fuera llenado con gas y no tuviera ya gravedad alguna.

Pablo dice:

Cita:

¿Estabas luchando por una salida, no? Tienes un anhelo de abandonar este mundo y su realidad y penetrar en una realidad que te sea más nativa, en un mundo más allá del tiempo... sabes, por supuesto, donde se esconde ese otro mundo. Es el mundo de tu propia alma el que buscas. Sólo dentro de tí existe esa otra realidad que anhelas... todo lo que puedo darte es la oportunidad, el impulso, la llave. Te ayudo a hacer visible tu propio mundo... Este... teatro tiene tantas puertas en tantas cajas como desees, diez o cien o mil, y tras cada puerta está exactamente lo que buscas... sin duda has adivinado desde hace mucho que la conquista del tiempo y la escapada de la realidad, o como quiera que que hayas elegido describir tu anhelo, significa tan sólo el deseo de ser liberado de la carga de eso que llaman personalidad. Esa es la prisión en la que te encuentras. Y si entras en el teatro tal como eres, verás todo a través de los ojos de Harry y los viejos espectáculos del Lobo Estepario. Se te requiere por tanto dejar estos espectáculos a un lado y ser lo bastante amable como para dejar esa personaldiad que tienes en tan alta estima en el ropero, donde la encontrarás de nuevo cuando lo desees. El agradable baile del que acabas de venir, el tratado sobre el Lobo Estepario, y el pequeño estimulante que hemos compartido en este momento imagino servirán para prepararte lo suficiente.

Parece claro que Hesse esté describiendo una experiencia psicodélica, una pérdida del yo inducida por drogas, un viaje al mundo interior. Cada puerta en el Teatro Mágico tiene un cartel en ella, indicando las posibilidades interminables de la experiencia. En uno en que dice "Gran Cacería de Coches", se inicia una fantástica orgía de destrucción mecánica en la que Harry se convierte en un lujurioso asesino. Un segundo cartel dice: "Guía en la Construcción de la Personalidad. Éxito Garantizado", que indica una especie de juego de ajedrez en el que las piezas son partes de la personalidad. Psicoterapia cósmica. "Demostramos a cualquiera cuyo alma se haya roto en pedazos que puede reorganizar esas piezas de un yo anterior en el órden en que desee, y por tanto llegar a una multiplicidad sin fin de movimientos en el juego de la vida". Otro cartel dice: "Todas las Chicas Son Tuyas", y lleva a Harry a inagotables fantasías sexuales. La crisis del Lobo Estepario, sus conflictos internos, su desesperanza, su morbosidad y anhelo sin satisfacer se disuelven en los rápidos giros de un caleidoscopio de alucinaciones. "Sabía que los todos los cientos de miles de piezas del juego de la vida estaban en mi bolsillo. Un vistazo a su significado había revuelto mi razón y estaba determinado a empezar el juego de nuevo. Probaría otra vez sus torturas y temblaría de nuevo ante su falta de sentido. Atravesaría no una vez más sino a menudo, el infierno de mi yo interior. Algún día tendría mejores cartas en la mano para jugar. Algún día aprendería a reir. Pablo me esparaba, y Mozart también."


Así, Harry Haller, el Lobo Estepario, tuvo su sesión psicodélica, descubrió en lugar de una realidad, infinitas realidades dentro del cerebro. Es admitido en el selecto grupo de aquellos que han atravesado la cortina verbal hacia otros modos de consciencia. Se ha unido a la hermandad de los iluminados.

¿Y entonces qué? ¿Desde ahí, donde vas? ¿Cómo puede mantenerse la sensación sagrada de unidad y revelación? ¿Se hunde uno de nuevo en el mundo sonámbulo de mecánica pasión, acción automática, egocentrismo? El afilado grito del ex-miembro de la Liga, H.H.: "Que casi todos nosotros -y también yo, incluso yo- debería perderme de nuevo en los desiertos sin sonido de la realidad cartografiada, tal y como oficiales y dependientes que, tras una fiesta al salir un domingo, se adaptan de nuevo a la vida de cada día". Esto son problemas encontrados por cualquiera que haya llegado a una experiencia trans-egoica profunda. ¿Cómo podemos preservar la frescura, iluminar cada segundo de la vida siguiente? ¿Cómo podemos mantener la unidad extática con los otros?

A través de los tiempos se han formado grupos místicos para proveer estructura y apoyo social a la trascendencia. El círculo mágico. A menudo secreto, siempre perseguido por la mayoría caminante en sueños, estos cultos se mueven silenciosamente en las sombras de la historia. El problema es, por supuesto, la cantidad de estructura que rodea la chispa mística. Mucha y demasiado pronto, y tienes rituales y clérigos en tus manos. Y la llama se ha ido. Demasiado poco, y la función de enseñanza se pierde, la unidad interpersonal deriva en gaseosa anarquía. Los bohemios. Los beats. Los solitarios arrogantes.

Libre de apego al yo, a los juegos sociales, al humanismo antropomórfico, incluso a la propia vida, el alma iluminada puede sostener la alta carga de energía liberada por las experiencias trascendentes. Pero tales hombres son raros en cualquier siglo. El resto de nosotros parece necesitar apoyo en el camino. Quienes intentan seguir el camino psicodélico por su cuenta, subestiman el poder y alcance del sistema nervioso. Una variedad de accidentes de LSD se despluega en síntomas como ruptura, confusión, grandiosidad, individualismo narcisista, excentricidad desorganizada, auténticas bribonadas, y la retirada al conformismo. No tiene mucho más sentido echar la culpa a la droga por tales accidentes que lo que sería culpar al proceso nuclear por la bomba. ¿No sería más adecuado lamentar esas presiones tribales primitivas nuestras hacia el poder personal, éxito, individualismo?

Huston Smith ha destacado que del camino de ocho pliegues del Buda, el noveno y mayor es la Asociación Adecuada. El grupo transpersonal. La comunidad de expansión de la consciencia. Rodéate tras la visión, tras la sesión psicodélica, con amigos que comparten el objetivo, que pueden elevarte a través del ejemplo o el amor que une; que pueden ayudar a reinstaurar la iluminación.


La sociología de la trascendencia. Hesse toma el problema de la comunidad transpersonal en la forma de la Liga de Viajantes del Este.

"Era mi destino unirme a una gran experiencia. Habiendo tenido la buena fortuna de pertenecer a la Liga, se me permitió ser partícipe de un viaje único". El narrador, H.H., cuenta que el lugar de partida del viaje era Alemania, y la época poco después de la Primera Guerra Mundial "...nuestra gente en aquellos tiempos era perseguida por muchos fantasmas, pero también habían muchos avances espirituales reales. Habían sociedades de danza bacanales y grupos anabaptistas, había una cosa después de la otra que parecían apuntar a lo que era maravilloso y se encontraba más allá del velo". También habían grupos científicos y artísticos inmersos en la exploración de drogas capaces de expandir la consciencia. La monografía de Kurt Beringer, "Der Meskalinraush", describe algunos de los experimentos científicos y las aplicaciones creativas. La novela de René Daumal, Le Mont Analogue, es un registro simbólico del viaje de una liga similar en Francia. Los participantes estaban experimentando ampliamente con drogas como hachís, mescalina, y tetracloruro de carbono.

Hesse nunca menciona explícitamente drogas en sus escritos, pero los pasajes citados anteriormente sobre El Lobo Estepario son bastante inequívocos al manifestar que había alguna sustancia química de por medio y que tenía una relación bastante directa con la experiencia subsiguiente. Ahora, tras esta primera iluminación, en "Viaje al Este", H.H. cuanta acerca de subsiguientes visitas al Teatro Mágico.

Cita:


No sólo vagamos a través del espacio, sino también del tiempo. Nos movimos hacia el Este, pero también viajamos a la Edad Media y la Edad de Oro; nos movimos sin propósito por Italia o Suiza, pero a veces también pasamos la noche en el siglo X y estuvimos con los patriarcas o las hadas. Durante los tiempos que permanecí sólo, a menudo encontré de nuevo lugares y gente de mi propio pasado. Vagué con mi antigua prometida a lo largo de los lindes del bosque del Alto Rhin, bebiendo con amigos de mi juventud en Tübingen, en Basle o en Florencia, o era un chiquillo e iba con mis amigos de la escuela a cazar mariposas o a observar a una nutria, o mi compañía consistía en mis amados personajes de mis libros;... puesto que nuestro objetivo no era sólo el Este, o más bien el Este no era sólo un país o algo geográfico, sino que era el hogar y juventud del alma, estaba en todas partes y en ningún lugar, era la unión de todos los tiempos.

Más adelante, el enlace entre la liberación con drogas del Lobo Estepario y la Liga se vuelve más específica:

Cita:


Cuando algo precioso e irrecuperable se pierde, tenemos la sensación de habernos despertado de un sueño. En mi caso este sentimiento es extrañamente correcto, puesto que mi felicidad de hecho surgió del mismo secreto que la felicidad en los sueños; surgió de la libertad de experimentar todo lo imaginable a la vez, de cambiar hacia-dentro y hacia-fuera facilmente, de mover el Espacio y el Tiempo como escenas en un teatro.

Hesse es siempre la mano esotérica, pero parece haber pocas dudas de que bajo la superficie de su alegoría oriental se encuentra la historia de una hermandad psicodélica en la vida real. Las experiencias visionarias descritas en Viaje al Este se identifican por localización y nombre de los participantes. Una biografía recientemente publicada traza las conexiones entre estos nombres y localizaciones y los amigos y actividades de Hesse en aquel momento.

Cita:


Y una y otra vez, en Swabia, en Bodensee, en Suiza, en todas partes, conocimos gente que nos entendía, o que de alguna forma estaba agradecida de que nosotros y nuestra Liga y nuestro Viaje al Este existiera. Entre los caminos de tranvías y los bancos de Zurich llegamos al Arca de Noé guardado por varios perros viejos todos llamados del mismo modo, y que eran guiados valientemente a través de las peligrosas profundidades de un periodo de calma por Hans C., el descendiente de Noé, amigo de las artes.

Hans C.Bodmer es el amigo de Hesse a quien este libro se encuentra dedicado, y que más tarde compró la casa en Montagnola para Hesse. Vivió en aquel tiempo en una casa de Zurich llamada "El Arca".

Cita:


Una de las experiencias más bellas era la celebración de la Liga en Bremgarten; el círculo mágico nos rodeaba de cerca allí. Recibido por Max y Tilli, los señores del castillo...

El castillo Bremgarten, cerca de Berna, era el hogar de Max Wassmer, donde Hesse era un invitado a menudo. El "Rey Negro" en Winterthur se refiere a otro amigo, Georg Reinhart, a cuya casa, "llena de secretos", Hesse era invitado a menudo. Los nombres de artistas y escritores que aparecen en Viaje al Este son o bien directamente los nombres de personajes existentes o inmediatamente derivados de ellos: Lauscher, Klingsor, Paul Klee, Ninon (la mujer de Hesse), Hugo Wolf, Brentano, Lindhorst, etcétera. En otras palabras, parece razonable considerar que las escenas descritas estén basadas en las experiencias de un grupo muy cercano de amigos que se encontraban en sus casas en la Alemania del Sur y Suiza y perseguían el viaje a lo que era "no era sólo un país o algo geográfico, sino que era el hogar y juventud del alma, estaba en todas partes y en ningún lugar, era la unión de todos los tiempos".

Así, que las pistas sugieren que en algún momento en la "realidad histórica", un escritor llamado Hermann Hesse y sus amigos vagaron juntos a través de las representaciones sin límite de la consciencia expandida, a través de los archivos evolutivos. Entonces, aparentemente, H.H. pierde el contacto, se retrae hacia su mente y sus perspectivas egocéntricas. "... el peregrinaje se había roto en pedazos ... la magia se había entonces desvanecido más y más". Ha caído del flujo de vida a la racionalidad robótica. H.H. quiere convertirse en un autor, hacer girar en palabras la historia de su vida. "Yo, en mi simplicidad, quería escribir la historia de la Liga, ¡Yo, que no podría descifrar o entender una milésima parte de todos esos millones de guiones, libros, dibujos y referencias en los archivos!" ¿Archivos? ¿La librería cortical?

¿Qué era entonces, la Liga? ¿Es la sociedad exotérica con un Presidente vestido en oro, Leo, fabricante de linimentos y curas herbales, y un Portavoz, y un Alto Trono, y una extendida habitación de recepciones del consejo? Esto sólo son trampas exotéricas. ¿No es la Liga más bien la "procesión de creyentes y discípulos... incesantemente... moviendose hacia el Este, hacia el Hogar de la Luz"? El flujo eterno de la vida siempre desplegándose. La unidad del proceso evolutivo, demasiado facilmente fragmentado y congelado por ilusiones de individualidad. "... un flujo o derretimiento muy lento, suave pero contínuo; ... pareció que, con el tiempo, toda la sustancia de una imagen fluiría hacia la otra y sólo una permanecería..."

Muchos que han tenido contacto directo con el proceso vital a través de un psicodélico o una experiencia mística espontánea se encuentran a si mismos anhelando una estructura social. Alguna forma externa para hacer justicia a las experiencias trascendentales. Hermann Hesse de nuevo nos provee con las instrucciones esotéricas. Mira hacia dentro. La Liga está dentro. También lo está el archivo histórico de dos billones de años de antiguedad, tu cerebro. Juega con él con aquellos que bailarán contigo, pero recuerda, las formas diferenciadoras externas son ilusorias. La unión es interna. La Liga está en tí y alrededor de tí en todo momento.


Pero ser humano es ser racional. El Homo Sapiens quiere saber. Aquí se encuentra la tensión ancestral. Ser. Conocer. Bien, el mago tiene un hechizo que tejer aquí, también. El intelecto divorciado de la anticuada neurosis, libre del egocentrismo, de la elevación a real de lo abstracto. La mente iluminada por la meditación dispuesta a jugar con el ritmo legal de los conceptos. El Juego de los Abalorios.

El Juego de los Abalorios (Magister Ludi) comenzó a escribirse en 1931, fue terminado once años después, y fue publicado seis meses tras ser completado, pero en Suiza, no en Alemania. "En oposición al mundo presente tuve que mostrar el reino de la mente y del espíritu, mostrarlo como real e inconquistable; así mi trabajo se convirtió en Utopía, la imagen era proyectada en el futuro, y para mi sorpresa el mundo de Castalia emergió practicamente por si mismo. Sin mi conocimiento, estaba ya pre-formado en mi alma". Así escribió Hesse en 1955. El Juego de los Abalorios es la síntesis y el punto final del desarrollo del pensamiento de Hesse; todos los finos hilos comenzados en Siddharta, Viaje al Este, Lobo Estepario, son tejidos juntos en una visión de una sociedad futura de participantes en juegos místicos. Los "jugadores con perlas de cristal" son una élite de místicos intelectuales quienes, análogamente a las órdenes monásticas en la Edad Media, han creado un retiro de montaña para preservar los valores culturales y espirituales. El núcleo de su práctica es el juego de los abalorios, "un mecanismo que está compuesto de los contenidos y valores completos de nuestra cultura". El juego consiste en la manipulación de un complejo archivo de símbolos y fórmulas, basados en su estructura en la música y las matemáticas, por medios por los que todo el conocimiento, la ciencia, el arte y la cultura pueden ser representados.

Cita:


Este Juego de juegos... se ha desarrollado hasta convertirse en una especie de lenguaje internacional, medio a través del que los jugadores pueden expresar valores en símbolos lúcidos y ponerlos en relación unos con otros... un Juego puede originarse, por ejemplo, a partir de una configuración astronómica dada, un tema de una fuga de Bach, una frase de Leibnitz o de los Upanishads, y la idea fundamental despertada puede, según la intención y el talento del jugador, bien ser llevada más lejos y construída o enriquecida a través de asonancias respecto a conceptos relativos. Mientras que un principiante moderado puede, a través de estos símbolos, formular paralelos entre una pieza de música clásica y la fórmula de una ley natural, el adepto y el Maestro del Juego pueden llevar el tema que lo abre hacia una libertad de combinaciones sin límites.

El viejo sueño de una universitas, una síntesis del conocimiento humano combinando el análisis y la intuición, la ciencia y el arte, el juego del intelecto libre, gobernado por analogías estéticas y estructurales, no por las demandas de la aplicación y la tecnología. De nuevo, en el plano intelectual, el problema es siempre cuánta estructura debería tener el juego mental. Si no hay objetivos o reglas globales, tenemos una especialización y dispersión siempre en aumento, una ruptura en la comunicación, una Babel de culturas, constricciones múltiples del rango en favor de la profundización en el campo especializado. Psicología. Si hay demasiada estructura o una sobre-inversión en los objetivos del juego, tenemos dogmatismo, ahogante conformismo, una trivialidad siempre creciente de las preocupaciones, una adulación de la mera técnica, la virtuosidad al costo del entendimiento. Psicoanálisis.

En la historia del juego de los abalorios, el autor explica, la práctica de la meditación fue introducida por la Liga de los Viajantes del Este en reacción contra la mera virtuosidad intelectual. Tras cada movimiento en el juego se observaba un periodo de meditación silenciosa; los orígenes y el sentido de los símbolos utilizados eran lentamente absorbidos por los jugadores. Joseph Knecht, el Maestro del Juego, cuya vida está descrita en el libro, resume el efecto como sigue:

Cita:


El Juego, tal y como lo interpreto, circunda al jugador cuando concluye su meditación del mismo modo en que la superficie de una esfera rodea su centro, y le deja con la sensación de haber resuelto el mundo caótico y fortuito en uno que es simétrico y armonioso.

Los grupos que intentan aplicar las experiencias psicodélicas en la vida social encontrarán en la historia de Castalia todas las características y problemas que encuentran tales intentos: la necesidad de un nuevo lenguaje o conjunto de símbolos que haga justicia a la increíble complejidad y poder de la maquinaria cerebral humana; la importancia central de mantener contacto directo con las fuerzas regenerativas del proceso vital a través de la meditación u otros métodos para alterar la consciencia: el problema crucial y esencialmente insoluble de la relación de la comunidad mística respecto al mundo en general. ¿Puede la órden permanecer como una fuerza educativa, espiritual en la sociedad, o ha de degenerar a través del aislamiento y la no atención hasta convertirse en un grupo de idealistas desinteresados de lo social y alienados? Cada "renacimiento social" (mayor o menor) ha tenido que enfrentarse a este problema. La respuesta de Hesse es clara: la última parte del libro consiste en tres cuentos, se supone escritos por Knecht, describiendo su vida en distintas encarnaciones. En cada una el héroe se dedica por completo al servicio y la persecución de un objetivo idealista, espiritual, sólo para ver al final que se ha convertido en el esclavo de sus propias falsas ilusiones. En "La Vida India", es donde queda más claro: Dasa, el jóven Brahmin, conoce a un yogi que le pide que le traiga agua; cerca de la corriente, Dasa cae dormido. Después se casa, se convierte en un príncipe, tiene hijos, hace la guerra, persigue el conocimiento, es derrotado, herido, humillado, encarcelado, muere, y se despierta al lado de la corriente del bosque para descubrir que todo había sido una ilusión.

Cita:


Todo había sido desplazado en el tiempo y todo había sido puesto a la distancia de un telescopio en un abrir y cerrar de ojos: todo era un sueño, incluso aquello que había parecido una urgente verdad y quizá todo lo que había sucedido previamente -- la historia del hijo del príncipe Dasa, la vida de su pastor, su matrimonio, su venganza sobre Nala y su estancia temporal con el Yogi. Todo eran dibujos tal y como uno admiraría tallados en la pared de un palacio, donde flores, estrellas, pájaros, monos y dioses pueden verse mostrados en relieve. ¿No se encontraba todo lo que había experimentado más recientemente y lo que quedaba ahora frente a sus ojos -este despertar de su sueño de ser príncipe, guerra y prisión, este estar en pie en primavera, este cuenco de agua que acababa de agitar, junto con los pensamientos que estaba ahora pensando- tejido a partir de la misma materia? ¿No era acaso sueño, ilusión, Maya? Y aquello que viviría en el futuro, que vería con sus ojos y sentiría con sus manos hasta que la muerte viniera, ¿estaba todo eso hecho de otra cosa, de alguna otra manera? Era un juego, una falsa ilusión, espuma y sueño, era el Maya, al completo bello, espantoso, encantador, desesperado caleidoscopio de la vida con sus gozos y penas ardientes.

La vida de Joseph Knecht es descrita como una serie de despertares desde el momento en que es "llamado" a entrar a la jerarquía Castaliana ("Knecht" en alemán significa "sirviente"), a través de su periodo como Magister Ludi, a su final renuncia respecto a la órden y al juego. Castalia es esencialmente la Liga, congelada tomando forma de institución social. De nuevo, el bromista nos mete dentro de su magnífica visión utópica, el "Juego de juegos", sólo para mostrarnos al final lo transitorio de esta forma, tal y como lo son todas las demás. Habiendo alcanzado el mayor rango posible en la órden, Knecht renuncia a su posición. Advierte a la órden de su falta de contacto con el mundo exterior y apunta que Castalia, como cualquier otra forma social, está limitada en el tiempo. En su el discurso en que se justifica, se refiere a "un tipo de experiencia espiritual que he alcanzado ocasionalmente, y a la que llamo 'despertar'..."

Cita:


Nunca había pensado en estos despertares como manifestaciones de un Dios o un demonio o siquiera de una verdad absoluta. Lo que les da peso y credibilidad no es su contacto con la verdad, su alto origen, su divinidad, ni nada de esa naturaleza, sino su realidad. Son monstruosamente reales en su presencia e inescapabilidad, como un dolor físico violento o un fenómeno natural sorprendente... Mi vida, tal como la vi, sería una trascendencia, un progreso paso a paso, una serie de reinos a ser atravesados y dejados atrás uno tras otro, tal como una pieza musical perfecciona, completa y deja atrás tema tras tema, tempo tras tempo, nunca cansada, nunca durmiendo, siempre consciente y siempre perfecta en el presente. Me había dado cuenta de que, de forma coincidente con la experiencia del despertar, había de hecho tales pasos y reinos, y que cada vez que una etapa vital se estaba acabando se encontraba llena de decadencia y deseo de muerte antes de que me llevara a un nuevo reino, para despertar ante un nuevo comienzo.

Lo místico o visionario siempre se encuentra en oposición a o fuera de las instituciones sociales, e incluso si la institución es la más perfecta imaginable, el Juego de juegos, incluso si es la que ha sido creada por uno mismo, esto también es temporal, limitado, otro reino a ser atravesado. Tras dejar Castalia, Knecht se aleja y vaga a pie:

Cita:


Era todo perfectamente nuevo otra vez, misterioso y con grandes promesas; todo lo que había sido alguna vez podía ser revivido, y también mucho de lo que era nuevo. Pareció que habían pasado eras en ese día, y el mundo había sido tan bello, tan inocente e imperturbable. El gozo de la libertad y la independencia fluyó a través de sus venas como una fuerte poción, y recordó cuanto hacía desde que había dejado esta preciosa sensación, ¡esta hermosa y encantadora ilusión!

Aquí está, pues, la saga de Hermann Hesse. Los críticos nos dicen que Hesse es un maestro escritor. Bien, quizá. Pero la novela es una forma social, y lo social en Hesse es exotérico. En otro nivel, Hesse resulta un maestro como guía hacia la experiencia psicodélica y su aplicación. Antes de tu sesión de LSD, lee Siddharta y Lobo Estepario. La última parte del Lobo Estepario no tiene precio como manual.

Entonces, cuando te enfrentes al problema de integrar tus visiones con la rutina de muñeco-de-plástico de tu vida, estudia Viaje al Este. Encuentra un círculo mágico. Los miembros de la Liga te esperarán en todos los lados. Con más experiencia psicodélica, podrás enfrentarte mejor al problema del lenguaje y la comunicación, y tus pensamientos y tus acciones se verán multiplicados en complejidad creativa a medida que aprendas a jugar con los símbolos interdisciplinares, las metáforas multi-nivel, El Juego de los Abalorios.

Pero siempre -nos recuerda Hesse-, permanece cerca del núcleo interno. La fórmula mística, la Liga, los impresionantemente ricos potenciales intelectuales, son trampas que ahogan si la llama interna no se mantiene ardiendo. La llama, por supuesto, está siempre ahí, dentro y fuera, rodeandonos, manteniendonos vivos. Nuestra única labor es permanecer sintonizados.

Back