Así eran los versos de "El manjar", de Crito Barrios, que llegaron a los oídos del Poeta por boca de Beatriz en un bar olvidado, en una esquina soñolienta:

Hay un ardor en mis labios

divergen los sentidos

arrepentidos de probar el manjar

que descansa en una sala vacía

Depués de él sólo hay olvido

olvido del pasado (ni siquiera sé qué significa eso)

El manjar divino que fue tu beso

Y si Prometeo fue castigado por robar el fuego de los dioses

gustoso me tiraré a mil infiernos por probarlo una vez más