Procedimientos formales específicos de la literatura posmoderna
Ningún formato de escritura carece de procedimientos formales específicos. Sería lógico pensar entonces que para solucionar si el experimento posmoderno ilustra un tipo de texto específicamente distinto al formato de escritura moderno, con soporte material en el libro y característica de escritura lineal, o se trata en todo caso de una pequeña variación al formato actual y eterno de literatura reside en demostrar aquellos procedimientos que lo diferencien de otras producciones verbales.
Por un lado tenemos el procedimiento formal que conlleva la libre elección de lectura. Escribimos cada texto sabiendo que es parte de un todo, pero redondeando en él una historia condensada que valga la pena leer por separado. En la fragmentación reside, según creemos, la clave que explica por qué muchas personas leen gran cantidad de pequeños textos que conforman una masa enorme de escritura y sin embargo no soportan leer un libro de principio a fin. La computación nos ha conducido a un mecanismo perceptivo distinto al que la literatura debe adaptarse. Nuestros textos permiten la opcionalidad. Cada opción equivale a una línea de fuga que se desprende de textos en los que no hay centralidad ni jerarquía. Todo es igualmente significante en la conformación de un todo que no es igual a la suma de sus partes. Cada texto permite varias opciones. Sólo se garantiza la coherencia si se lee por opciones linealmente, es decir, sin volver atrás ni retomar a cada rato. Claro que esa linealidad se diferencia de la moderna en que es una linealidad de libre elección para el autor. No hay un camino correcto. Todas las posibilidades son igualmente valiosas.
La descentralización conlleva al fenómeno de la repetición. El logro del texto posmoderno es que esa repetición, siempre y cuando no se vuelvan a elegir una y otra vez las mismas opciones, lo que llevaría a mantener una lectura circular, no vuelve a ser repetición verdadera porque el nuevo contexto en el que aparece un texto por segunda vez sirve para resignificarlo. No es por ende el texto en sí mismo lo que cambia, sino los conocimientos previos del lector. Dicho fenómeno obliga a escribir los textos con un mayor grado de ambigüedad, lo que da sin duda al estilo de escritura un carácter particular.
La literatura posmoderna permite también la inclusión de elementos ajenos a la literatura pero que se pueden fundir bien con ella. No vamos a explotar esta posibilidad en este experimento, pero el soporte material computacional permite poner canciones como fondo a cada página, colores, dibujos y hasta videos. Todos estos elementos pasarían a interpretarse como una especie de paratextos y se fundirían en un todo en el que cada uno influiría sobre la instancia de lectura a su modo, permitiendo entonces al lector de ese entramado narrativo posmoderno una experiencia literaria única que ningún otro formato de escritura anterior puede brindar.
Otro procedimiento formal de la literatura posmoderna es aquel que provisoriamente podríamos llamar figura de los senderos que se bisurcan. Su objetivo sería el de escindir claramente caminos alternativos de lectura excluyentes entre sí. La lectura de uno imposibilita al lector leer los otros, permitiendo entonces generar varias historias excluyentes, conllevando por ende que cada lectura del E.N.P. sea personal.(1)
Tales procedimientos formales no nos dejan a nosotros lugar a dudas. El formato literario posmoderno es diferente a los otros tipos de literatura.
(20/08/07)
Notas
(1) Para ver la explicación consultar Figura de los Senderos que se Bifurcan