Paola
responde
La lideresa de JARC es sólo una de las
tantas víctimas de una campaña de confusión que desean crear los
mineros para desestabilizar a la Iglesia Católica, con cierta
complicidad de algunos tambograndinos.
A Paola Ávila
(foto de la derecha) la espera un pueblo que aún cuestiona una
supuesta aceptación a Manhattan, luego de la visita de uno
de sus funcionarios, como informáramos la semana pasada.
La chica, de 19 años,
es la coordinadora de la Juventud Agraria Rural Católica (JARC),
una organización religiosa que reúne a chicos entre los 17 a 26 años
de edad, para reflexionar sobre su realidad, estudiar la Biblia y
planificar acciones de intervención en el desarrollo comunal.
Esta la primera vez
que asume un cargo de tanta responsabilidad, que incluso la ha
llevado, al cierre de este informe, a finalizar un curso con la
participación de delegaciones JARC de otros países
latinoamericanos, en la ciudad de Lima, de donde debe regresar a
mitad de esta semana.
El solo hecho de
haber aceptado a ambos funcionarios en su casa, le ha valido ser
tachada como colaboradora de la empresa minera, no sin cierta
complicidad de algunos tambograndinos que se especializan en
denunciar todo lo que se mueve, muchas veces, basados en meras
suposiciones.
Ello nos hizo
pensar que detrás de esto habría una campaña dirigida a
desacreditar a la organización juvenil católica, y comenzar un
desmembramiento progresivo del conjunto, cuya cabeza local, Óscar
Cantuarias, fue desagraviado en la marcha del 28 de noviembre
pasado.
No nos equivocamos,
pues el domingo 25 de noviembre, pudimos conversar con otros líderes
juveniles locales, quienes denunciaron que habían recibido
similares “visitas”, por lo que deducimos que hay hasta seis o
siete personas distintas realizando estos ‘acercamientos’.
La JARC ha sido enfática
en dejar bien en claro que “nuestro objetivo es no permitir el
regreso de la empresa minera en Tambogrande, y si esto llegara a
suceder sería la destrucción de nuestro pueblo, el cual no estamos
dispuestos a permitir”.
Y es que al
parecer, cuando a la minería se le acaban los argumentos científicos,
pasa a quererse imponer en base a la intriga y el juego sucio. (NPC
Tambogrande)
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