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   Cibernética   Finalmente tuve oportunidad de visitar
  (y bajar) canciones a través del servicio que ofrece Apple Computer.
  Completísimo y sin complicaciones de uso, sólo ofrece un pero para los
  más radicales. Todas las canciones son legales. SEPTIEMBRE, 2005. "Donde otros ven
  pérdidas, yo veo una oportunidades", ha dicho muchas veces Steve Jobs,
  el creador de Apple Computers y, después de Bill Gates, el personaje más
  poderoso en el mundo de la computación.    Quién lo dude sólo necesita repasar la
  aportación que Jobs ha hecho en el mundo de la informática: confiar en que
  las computadoras personales se popularizarían por millones cuando otros
  pensaban que su uso era tan complicado que nunca saldrían de los
  laboratorios; crear un software facilísimo de utilizar, con ventanas, iconos,
  caras y figuritas en sustitución del sistema anterior y al cual sus
  detractores calificaban de "infantil" (y que, claro, Windows
  copiaría al poco tiempo); haber perdido su empresa en un virtual golpe de
  Estado, fundar una nueva compañía de computación cuyo fracaso hubiera
  desalentado al más optimista y, al final, regresar a Apple luego que la
  empresa llegara a estar al borde de la inanición ante la ausencia de Jobs.   Autoritario, excéntrico, ególatra y terco son
  algunos epítetos que le han endilgado a Steve Jobs desde que junto con Steve
  Wonziak fundaran Apple en un pequeño garage. Pero nadie duda que el tipo es
  brillante y que es casi imposible que se deje vencer. Y su filosofía es
  cierta, la mayoría de sus colosales éxitos fueron construidos sobre los
  comientos de un fracaso previo.   Poco después que Napster fuera obligado a
  dejar la red, las compañías disqueras veían las cosas con pesimismo; los
  intentos anteriores por guardar música legalmente de la red, como CDNow y
  YourCD habían experimentado pérdidas terribles ante el embate de la música
  bajada ilegalmente. El problema, razonó Jobs, es que aquellos sitios
  complicaban lo que debería ser sencillo: al consumidor le importaba poco que
  los derechos de las disqueras no permitieran combinar géneros o bien no poder
  incluir grupos que, por cuestiones contraactuales, el sitio no permitía
  mezclar con otros artistas. Era el caso de la música de Creedence Clearwater
  Revival, que en CDNow no podía ser adquirida con un artista más.   El segundo error fue el querer hacer las
  listas musicales rigoristas para el consumidor. Esto es, si alguien escogía
  como género favorito el pop de Britney Spears, no podía escoger música
  clásica o una canción de country por tratarse de "géneros
  distintos". "Era una absoluta tontería", dijo Jobs hace
  algunos años, "esa mentalidad de mantener formatos cerrados es lo que
  está matando a la radio y estaba aniquilando la venta de música por Internet;
  finalmente nuestra música favorita depende de lo que nos gusta, no de que sea
  hard-rock, rap, reggae o Mozart".   ¿Cuál era la solución, entonces? La música
  "bajada" sin permiso en la red no desaparecerá, dice Jobs, pero al
  usuario se le pueden dar alternativas y convencerlo de que al utilizar un sitio legal cuenta con
  garantías de que su música será de excelente calidad, libre de posibles virus
  y, sobre todo, garantizada y a precios accesibles. Fue este el leit motif de
  ITunes, la tienda virtual de música que Apple Computers puso en línea en el
  2002.   Agrega Jobs: "Las disqueras están
  acostumbradas a manejarse en un mundo de negocios que en la red no puede
  repetirse. Hubo reticencias para convencer a los ejecutivos en torno a las
  ventajas de ITunes. Algunos de ellos preguntaron 'bueno, pero nosotros qué ventajas
  tenemos' o 'yo sólo veo pérdidas; sería mejor no participar' hasta que les
  respondí 'miren, la verdad es que ustedes fueron invitados a participar en este
  juego sin pedirles permiso. Esta es la mejor manera que tienen para no
  perderlo todo'. No fue fácil, pero al final la mayoría aceptó la
  realidad".   Desde entonces ITunes ha mantenido un
  liderazgo en la música bajada por la red. Al principio el servicio únicamente
  podía ser utilizado mediante computadoras Apple pero desde el año pasado ya
  se abrió al sistema Windows. Además del ahora legalizado napster.com y sistemas
  como Real One, Launch.com, subsidiaria de Yahoo y otros más, la música de
  paga parece haber dejado atrás la debacle de las otros puntocom.   Experiencia
  propia
    Cuando Jaime, un amigo, dijo que contaba con
  el servicio de ITunes no lo pensé más. Una tarde de sábado lo visité para ver
  cómo funcionaba, cuáles eran sus ventajas y si en realidad Steve Jobs
  realmente proclamaba las virtudes de I-Tunes como decía.   Mi amigo había contratado el servicio mediante una tarjeta de
  crédito internacional. "Esto es parecido a esos clubes de discos que
  había hasta hace unos años", dijo, "la diferencia es que aquí tu
  escoges la música que quieres porque cuando comprabas un disco había canciones
  de relleno que de todos modos pagabas por ellas. Pero si quieres aquí puedes
  bajar el disco completo".   "¿Y cuanto cuesta cada canción?",
  pregunté.   "Varía de 85 centavos de dólar hasta 99
  centavos dependiendo de la antigüedad de la canción. Por ejemplo, si quieres
  bajar completo el nuevo disco de los Rolling Stones te saldría como 16
  dólares, mucho más barato que en una tienda. Otra ventaja es que aquí puedes
  bajar canciones o discos a veces antes que lleguen a las tiendas; desde hace
  rato está disponible un sencillo del nuevo disco de McCartney y eso que el álbum
  va a salir hasta mediados de octubre".   Otra razón de peso es que el trato es
  directamente entre consumidor y vendedor; ITunes es el único intermediario,
  algo que abarata notablemente los precios pues en una tienda hay discos que
  cuestan hasta 18 dólares, mismos que en México son vendidos a más de 200
  pesos. Un caso: el nuevo disco de Oasis, que en tiendas cuesta 230 pesos, se
  encuentra en ITunes completo por sólo 16 dólares, es decir, unos 175 pesos.   "Aquí te dan la oportunidad de escuchar
  completa una canción como streaming, o sea que no la puedes guardar en
  tu disco duro, algo así como cuando vas a una tienda de discos, te pones los
  audífonos y escuchas la música", refiere Jaime. "Si te gusta y la
  compras marcas tu password para que te lo carguen automáticamente a tu
  tarjeta. Entonces bajas la canción se queda en el disco duro y ya puedes
  hacer con ella lo que quieras, grabarla en un IPod, quemarla... ya es
  tuya".   Otra ventaja adicional es que con ITunes uno
  puede bajar la música que desee sin que quede uno limitado por los géneros. "Me
  parece idiota que no puedas comprar de los Cranberries, Beatles, Maná o hasta
  Rigo Tovar al mismo tiempo", dice Jaime. "¿A poco cuando vas a la
  tienda de discos te dicen 'lo siento joven, si usted compra algo de Nirvana
  no puede llevarse nada de Paulina Rubio o de Pedro Infante'? Con ITunes no existe
  ese problema, puedes mezclar todos los géneros aunque eso sí, están divididos
  por idiomas; si quieres algo de Shakira en español tienes que irte a la sección
  de canciones de Shakira en inglés y escogerlas, pero no tiene mayor
  ciencia".   ITunes ofrece una enorme cantidad de artistas
  latinos, tanto así que se trata casi de otro sitio. Aquí es posible bajar
  desde Carlos Gardel hasta Soda Stereo, Héroes del Silencio, rock en español,
  gruperos, boleros, salsa, mariachi, tríos, tropical y hasta el pop más
  ultraligero. El mercado latinoamericano de la música experimenta un boom
  enorme en Estados Unidos, con un agregado al que las disqueras no le hacen el
  feo: la mayoría de los consumidores latinos en aquel país prefieren comprar
  su música legalmente.   Ahora bien, pregunté de nuevo, ¿era ITunes tan
  completo como para encontrar grupos y canciones sumamente raras o de plano
  olvidadas?   El catálogo del sitio debe andar en las 500
  mil canciones, y crece cada día. Un plus de las disqueras ha sido incluir
  material que por cuestiones de marcadotecnia no habían vuelto a lanzar en CD.
  Así pues, primero tecleé klatuu, grupo canadiense del que alguna vez se dijo
  eran los Beatles con seudónimo. Ahí estaban. ¿Qué tal esos discotequeros de
  peso como Poussez? Ahí estaban también, ofrecidos por la disquera Rhino. ¿Y un
  tal Randy Capp, quien en 1976 tuviera un hit pasajero con "Twistin' and
  Shoutin'"? ¡Bingo! ITunes no contaba todavía con ese artista.   Como a las 10 de la noche mi paseo por ITunes
  había concluido. Quisiera haber bajado más de 150 canciones pero allí se
  habría ido buena parte de mi salario. Más tarde y en vista de las virtudes
  del ITunes pensaba si acaso este tipo de servicios no representaban ya una sentencia
  de muerte contra las tiendas de discos y que en el futuro la mayoría de las
  nuevas producciones serían ofrecidas únicamente en la red. No sabría decirlo.
  El Internet quizá sea el invento más impredecible creado por el hombre. Pero
  quizá algo de verdad hay en ello; de otro modo Steve Jobs no se la hubiera
  jugado en una empresa donde los demás sólo veían pérdidas y calamidades. Yo,
  en lo personal, sí añoraría estas tiendas, aunque creo que aún falta tiempo
  para ese momento.                        |