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El
mercado de las ideas y la imagen 5
de octubre de 1967. En las próximidades de La Higuera (Bolivia), un grupo de guerrilleros
insurgentes es apresado por miembros del ejercito del general Barrientos. Cuando están
siendo cercados, uno de ellos se dirige al soldado que le encañona. "No tires. Para
tí valgo más vivo que muerto". Dos días más tarde la imagen del cadaver de un
Ernesto Guevara famélico, sucio y desaliñado dará la vuelta al mundo.Los servicios de
propaganda de la Inteligencia estadounidense pretendían con esa imagen acabar con la
figura mítica del argentino. Pocos días más tarde, Gian Giacomo Feltrinelli, un editor
milanés recientemente expulsado de Bolivia y que ya había publicado algunas obras del
revolucionario cubano, hace escala en Cuba antes de regresar a Europa. Alguién le regala
otra fotografía del guerrillero. En Milán, Feltrineli edita un millón de ejemplares de
un poster. Pocos meses más tarde, por las calles de París, la cara del Che se convierte
en la imagen de la revolución de mayo. En los pasillos de la Sorbona, en las aulas de
Berkley, en las casas de los clandestinos madrileños, todo aquel que pretenda llamarse
revolucionario ha tener en su poder una imagen del comandante Guevara. Curiosa es la
historia cuando se conjugan dos estrategias erróneas. El intento de desmitificar la
figura del guerrillero por medio de la presentación de su cadaver a los medios de
información tuvoel efecto contrario al que buscaban los propagandistas yanquis. En lugar
de perder un guía, los revolucionarios de los años sesenta encontraron un martir y
modelo. Por el contrario, quienes pretendieron promover la doctrina de Guevara, sus
afines, consiguieron la mitificación de una efigie y la mistificación del héroe, pero
de sus ideas, sus escritos, en definitiva, las cosas que hicieron de él un mito en vida,
rien de rien.El Che murió en Bolivia, no así su imagen, reproducida en millones de
camisetas, pegatinas, carteles, discos, libros, pines, chapas, posters, platos, jarras,
posavasos vendidos en todos y cada uno de los rincones del orbe. ¿Cuántos de los
poseedores de una imagen de Ernesto han leido jamás una de sus obras?. Eso es márketin.
Márketin de las ideas. Guevara murió en Bolivia, era el 7 de octubre de 1967. Tal vez,
con él, el último inconformista.
Borja
Castellote |