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Núm 16, II Época  - Agosto 1998 - Edita FE-JONS  -   Director: Gustavo Morales


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El mercado de las ideas y la imagen

5 de octubre de 1967. En las próximidades de La Higuera (Bolivia), un grupo de guerrilleros insurgentes es apresado por miembros del ejercito del general Barrientos. Cuando están siendo cercados, uno de ellos se dirige al soldado que le encañona. "No tires. Para tí valgo más vivo que muerto". Dos días más tarde la imagen del cadaver de un Ernesto Guevara famélico, sucio y desaliñado dará la vuelta al mundo.Los servicios de propaganda de la Inteligencia estadounidense pretendían con esa imagen acabar con la figura mítica del argentino. Pocos días más tarde, Gian Giacomo Feltrinelli, un editor milanés recientemente expulsado de Bolivia y que ya había publicado algunas obras del revolucionario cubano, hace escala en Cuba antes de regresar a Europa. Alguién le regala otra fotografía del guerrillero. En Milán, Feltrineli edita un millón de ejemplares de un poster. Pocos meses más tarde, por las calles de París, la cara del Che se convierte en la imagen de la revolución de mayo. En los pasillos de la Sorbona, en las aulas de Berkley, en las casas de los clandestinos madrileños, todo aquel que pretenda llamarse revolucionario ha tener en su poder una imagen del comandante Guevara. Curiosa es la historia cuando se conjugan dos estrategias erróneas. El intento de desmitificar la figura del guerrillero por medio de la presentación de su cadaver a los medios de información tuvoel efecto contrario al que buscaban los propagandistas yanquis. En lugar de perder un guía, los revolucionarios de los años sesenta encontraron un martir y modelo. Por el contrario, quienes pretendieron promover la doctrina de Guevara, sus afines, consiguieron la mitificación de una efigie y la mistificación del héroe, pero de sus ideas, sus escritos, en definitiva, las cosas que hicieron de él un mito en vida, rien de rien.El Che murió en Bolivia, no así su imagen, reproducida en millones de camisetas, pegatinas, carteles, discos, libros, pines, chapas, posters, platos, jarras, posavasos vendidos en todos y cada uno de los rincones del orbe. ¿Cuántos de los poseedores de una imagen de Ernesto han leido jamás una de sus obras?. Eso es márketin. Márketin de las ideas. Guevara murió en Bolivia, era el 7 de octubre de 1967. Tal vez, con él, el último inconformista.

Borja Castellote

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